lunes, 29 de septiembre de 2008

Otoño en la bahía

Son las ocho de la mañana. Huele a otoño sobre la mansa bahía. La mar, azul, naranja, rosa y morada está plana. Aquí decimos como una "tacita de plata". Bellísima. En las últimas semanas van desapareciendo una a una las embarcaciones de recreo que adornan el horizonte. Dentro de quince días no quedará una.

En la Avenida de la Libertad, una de las tres principales arterias de la ciudad, meca del shopping, los últimos vientos del verano se llevaron los carteles de rebajas. Los primeros vientos del otoño han traído precios monumentales en las tiendas de marca.

Paso en bicicleta, veloz, por las principales entidades financieras de San Sebastián. Están abiertas, y en sus cristaleras desafían al transeúnte con sus depósitos al 5,5, al 6, incluso al 7%. Jamás he visto semejante demanda de dinero en lo que recuerdo de vida adulta.

Bullen las bicicletas rápidas por el carril rojo que atraviesa la ciudad: estudiantes, profesionales, amas de casa, ejecutivos con traje... pedaleamos al ritmo de la mañana que despunta, se eleva y arremolina con las gaviotas que anuncian agua. Nos mojaremos de regreso a casa, de nuevo pedaleando, acompasados por la marea.

Bulle la ciudad de proyectos, de negocios, de investigaciones, de mejoras, de todo tipo. Yo misma participo en algunas. Mi aportación es desde el Coaching.

En un mundo rápido en el que no existen fronteras físicas (acaban de trasladar a Amsterdam a una de mis más queridas directivas, acaban de trasladar a otra desde Bilbao a Barcelona, y un tercer profesional aterrizará la semana próxima en Madrid procedente de Vitoria)... y en el que el tiempo se lo devora la jornada laboral, el llamado "desarrollo de personas" tiene más posibilidades si se realiza dentro del horario de trabajo. Coaching para reflexionar sobre tres preguntas esenciales: de dónde vengo, dónde estoy, y a donde me dirijo.

Las 8.15. Time. Time is gold. Comienza mi jornada.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Líderes - Coaches - Mentores

Para el desarrollo de esta entrada parto de la hipótesis de que los líderes, los coaches, y los mentores tenemos -en mi opinión- algunas cosas en común.

Comenzaré con una fábula popular: la del Patito Feo. Con frecuencia los alumnos, los empleados y los directivos sienten que son los “patitos feos” de su facultad, de su empresa, o de su organización, cuando en verdad se trata de cisnes en pleno proceso de transformación. Como líderes, coaches o mentores nuestro trabajo consiste en ejercer de nítidos espejos del potencial y del talento -acaso infinito- de esos alumnos, de esos empleados o directivos, para que descubran lo que en verdad son: cisnes, bellísimos, cuajados de potencial en espera de ser utilizado para lograr a un tiempo plenitud personal y resultados empresariales. El salto cuántico del Patito Feo al Cisne se produce desde el incremento de la consciencia del propio sujeto sometido al baile de las preguntas, tal y como hacía con sus alumnos el propio Sócrates cuatro siglos antes de Cristo.


En segundo lugar, tanto los líderes como los coaches y los mentores se caracterizan por desarrollar a otros y por hacerlo en sus propios términos, es decir, evitando escrupulosamente la tentación de clonar o el deseo de reproducir en otros y a escala nuestro propio éxito y estilo. Si algo tiene el éxito de grandioso es que se cincela a partir de los propios valores y creencias por lo que estimo que una de las cualidades primordiales de todo líder, coach o mentor ha de ser la humildad en el sentido de orillar el Ego, “tipejo” vanidoso y enredador convencido de poseer todas las respuestas. Vanidoso porque es imposible poseer todas las respuestas, algo así como la verdad absoluta, ya que ni la vida es una fórmula exacta ni la concepción individual del mundo tiene más valor que el que cada uno le otorga y enredador porque aportando las soluciones propias se dificulta que cada cual encuentre las suyas muchas veces más brillantes, correctas o adecuadas a la situación.


Los líderes, los coaches y los mentores son expertos en alinear a las personas con los objetivos, a las personas con los proyectos, a las personas con sus sueños. El alineamiento puede realizarse de muchas maneras. Acaso la más popular surge de tres preguntas simples: ¿de dónde vengo? ¿dónde estoy? y ¿hacia donde me dirijo? Los líderes, coaches y mentores insistimos en la necesidad de marcarse metas porque de otro modo llegaremos allá donde nos lleve la marea, sin haber definido previamente si nuestra nave profesional o personal anhelaba la orilla norte, sur, este u oeste. Metas con piernas, es decir, con planes de acción y metas con fecha límite, para diferenciarse de la nebulosa de los sueños. Metas desafiantes que nos motiven, metas alcanzables que vayan jalonando nuestro avance hacia la cumbre: sea un 3.000, un 8.000 o el mismísimo cielo.

Me permito recapitular los factores comunes de líderes, coaches y mentores: son espejos del potencial, desarrollan e inspiran a otros (desde la humildad) alinean con objetivos medibles y planes de acción... para lo cual sobra el cinismo, también la utopía: quedémonos con el sabio camino del medio: soñar en grande, trabajar en pequeño, pertrechados de humor, cualidad del amor y de respeto. Por cierto, todos somos, en alguna medida: líderes, coaches y mentores...

jueves, 25 de septiembre de 2008

Freír al "pollito del miedo"

Estoy asustada ante la ponencia universitaria que he de ofrecer en Madrid a mediados del próximo mes de noviembre. No es nuevo en mi. Ya me ocurría cuando presentaba informativos en RTVE. Lo realizaba a diario, durante casi dos décadas, y, sin embargo, cada vez que se abría el micro, que aparecía la luz roja del directo, allí estaba el desafío de no carraspear, de no tartamudear, de no pronunciar en francés un vocablo inglés, de respirar justo en la coma, en fin... los trucos del oficio. Me pasa siempre que me enfrento a personas, aunque estén sentadas, sean cultas, posean MBAs, lleven traje y en sus tarjetas aparezca un cargo directivo. Acaso me ocurre con mayor intensidad precisamente si hay trajes ilustrados, portafolios de marca y tarjetas de diseño.

Freír al "pollito del miedo" es una de las maneras coloquiales que tenemos los Coaches para expresar: Primero, que todos tenemos miedo ante nuevos desafios. Segundo, que los conseguidores (evitaré la palabra triunfadores) tienen miedo, pisan sobre él como si fueran brasas ardiendo (A.Robbins), y siguen adelante hasta la consecución. Los más miedosos se quedan en la trinchera, bloqueados en sus creencias limitantes, en los peores escenarios imaginables, en sus miedos. Freir "el pollito del miedo" puede ser el principio de la creación de algo interesante en nuestra vida.

En otra entrada compartí -intuyo que con poco acierto- la fórmula mágica del desempeño como la resultante de nuestro potencial menos el ruido interno que nos bloquea. Desempeño = potencial - ruído. El miedo está siempre agazapado en la zona de los ruídos; de hecho, vestido con diez mil disfraces casi todo lo que nos frena, nos bloquea, nos distrae, nos limita es ¡¡miedo!! Entonces... ¡Sres. hagan juego! Es tan sólo un pollito amarillo, pequeño, al que podemos desplumar y freir con nuestro coraje, inteligencia, preparación, experiencia, know-how y sentido del humor.

En verdad un Coach lo que moviliza en sus clientes no es otra cosa sino el coraje, la inteligencia, la preparación, la experiencia, el Know-How y el sentido del humor de cada líder, de cada equipo. En el nucleo duro de mi miedo ante la ponencia universitaria de Madrid laten reiteradamente dos preguntas: ¿Qué ofrecer a un público hetereogéneo que sea, a la vez, práctico, auténtico, sencillo y valioso? y ¿Cómo hacerlo en el limitado tiempo que me otorgan las III Jornadas Empresariales de Coaching & Mentoring?

De momento quiero desarrollar una idea: El Coaching es el anti-cinismo personal, grupal, organizacional. El Coaching parte de la idea de que el ser humano es valioso en sí mismo y que al igual que una bellota contiene en su interior todo lo preciso para transformarse en un poderoso roble. El Coaching cree en el potencial de las personas más allá de las etiquetas de moda, de los departamentos de las consultoras que, ahora, "desarrollan personas" ¿qué desarrollaban antes, bonsaís? El Coaching se ancla en la certeza de que casi todo es alcanzable en esta vida. Y de que la magia reside en cómo gestionamos, cómo reaccionamos, cómo actuamos más que en el qué nos pasa( victimismo), qué nos limita( foco en la carencia) o qué nos hacen otros (responsabilidad de la propia vida, del propio destino). La persona al volante del coche de su existencia, de su vieje interior y exterior.

Coaching para freir el "pollito del miedo" y Coaching como el anti-cinismo organizacional. Creo en esas ideas como propulsoras de cambios que con frecuencia observo como testigo de lujo en las empresas, y voy a contarlo ante decenas de profesores, alumnos y empresarios. Ojalá no haya cerca una granja de pollitos ?!

domingo, 21 de septiembre de 2008

Mentoring o el arte de compartir

Desde que soy Azucena Vega 2.0, es decir, desde que dejé atrás mi carrera como periodista y escritora, y me re-inventé en 2002 al certificarme como Coach en lo que entonces era una emergente y desconocida profesión en nuestro país, he ejercido de Mentor de una veintena larga Coaches de todos los rincones de la geografía española. Ahora, las Universidades Politécnica y Complutense, ambas de Madrid, me invitan a compartir esta experiencia ante varios cientos de profesores, alumnos y empresarios. Será los días 18 y 19 de noviembre. Antes, deseo avanzar a los internautas y habituales lectores del blog lo que en mi parcial, limitada y acaso excéntrica opinión funciona/no funciona en Coaching.

Amarás tu profesión sobre todas las cosas, es decir, estarás dispuesto a dedicarle tiempo, mimo, recursos financieros, creatividad, contactos, redes, todo lo divino y lo humano para hacer de tu vocación (pasión) una profesión (algo rentable). Este principio sirve para los Coaches profesionales y para cualquier autónomo. Por cierto me han contado un anuncio televisivo que nos alude en clave de humor ¿lo han visto?

No tomarás el nombre del cliente en vano, ni el apellido, ni su estrato social o cultural ni el desafío que desea abordar. El Respeto con mayúsculas es la piedra filosofal de esta profesión. Respeto por sus grandezas y zozobras, miedos, opiniones y creencias aún cuando a modo de espejo tengas la obligación de hacerlas visibles para que la persona crezca, logre, sea la mejor versión de sí misma.

Santificarás todos los ratos que puedas, que, acaso, no sean muchos. Aquí rendiré honores a Covey y su Séptimo hábito de las personas altamente eficaces. Conviene parar a "afilar la sierra" para cortar más y mejores troncos en tiempos en actividad. Hay un chiste que ilustra muy bien este hábito eficaz y que les contaré otro día.

Honrarás la confidencialidad de cuantos secretos te confiese el cliente. Aún cuando sea su empresa la que pague los honorarios del Coaching y el gerente el que te presione para que le cuentes qué estás trabajando con su Jefe de Producción. No matarás la confianza que tu cliente deposita en ti, siendole fiel en los acuerdos, tiempos, pactos, seguimiento, lecturas, apoyos, risas y llantos.

No cometerás actos impuros siguiendo escrupulosamente el Código de Ética de la International Coach Federation (ICF) o de cualquier otra organización internacional de renombre y probada validación. Servirán ASESCO, la Asociación Española de Coaching, AECOP, y la propia ICF, en calidad de miembro asociado.

A pesar de "la fiebre del heno" desatada por cobrar cantidades astronómicas por los servicios de Coaching y por los datos de las últimas estadísticas Sherpa 08 serás honesto y cauto a la hora de establecer tarifas acordes con tu segmento de mercado, es decir, no robarás oportunidades de trabajar contigo a quien lo necesite ni dejarás de lado proyectos que en verdad tengan el potencial transformador de mejorar nuestra sociedad.

No mentirás sobre tus habilidades, títulos, experiencia o logros. No levantarás falsos testimonios que engrandezcan tu Ego y empequeñezcan tu alma ya que -en la práctica- son "pan para hoy y hambre para mañana" como indica el sabio refranero español. No codiciarás los bienes ajenos, los logros ajenos, ni la gloria ajena sino que diseñarás el éxito en tus propios términos e irás a por él a pecho descubierto, con lo mejor de ti mismo, vestido de persistencia, conociendo que el camino está cuajado de baches, acaso de socavones y que una vez superados te harán mejor persona y, por lo tanto, mejor Coach.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Despligue sus flaps

Acabo de llegar, agotada, del espigón de rocas que protege la playa de la Zurriola (San Sebastián) del envite enérgico del Cantábrico. Agotada porque me he aproximado en bicicleta hasta esa bellísima parte de la ciudad y, después, he profundizado a pie sobre los gigantes bloques de piedra unos... ¿trescientos metros? mar adentro: cantos afilados, agudos, altos, bajos, juntos, separados, mirando al cielo sobre el mar con riesgo de resbalar hacia el océano en perpétuo movimiento y lejos del mundanal ruido.

Les diré lo que he visto: surferos con neopreno de brillantes colores practicando una modalidad nueva en la que se alzan de pie sobre la tabla y con un remo avanzan hacia el horizonte, motos acuáticas, barquitos de pesca verdes y azules y lejos... un petrolero en dirección al norte. También he visto personas jugando a pala en la orilla del mar y algunos pescadores. Yo misma me he adentrado en el malecón con el pretexto de pescar y -de paso- he descubierto la conveniencia de desplegar mis flaps.
Hasta ayer no hubiera podido utilizar esta metáfora. Hoy, sin embargo, puedo hacerlo gracias a mi amigo Andrés -experto en aviones- quien anoche me explicó con primor, paciencia, pedagogía y esquemas la importancia de unas pequeñas piezas que se abren y cierran en las alas de los aviones y aseguran la sostenibilidad del aparato en el aire. Son piezas que, vistas desde el interior, en clase turista, parecen insignificantes y, sin embargo, resultan imprescindibles ya que al abrirse incrementan la curvatura interior por la que se desplaza el aire lo que hace posible un despegue o un aterrizaje seguros. De hecho, parece que una de las hipótesis que explicaría el reciente accidente aéreo de Spanair en la T-4 de Barajas sería el fallo de los flaps, literalmente en inglés: piezas de las alas de los aviones que simulan un aleteo.

Se preguntarán qué tienen que ver los flaps con mi aventura sobre el espigón marino de la Zurriola. La cuestión es que para avanzar sobre los gigantescos bloques de piedra encajados con desorden entre sí, lamidos por el mar noche y día, mojados y cortantes hay que desplegar las propias alas para mantener un mínimo equilibro, hay que aletear a ratos calculando peso, pendiente, resistencia, alcance de una ola, riesgo de resbalar sobre el agua, zancada para salvar un metro o más de distancia entre las piedras, altura de salto, flexibilidad de rodillas, tórax y, de nuevo, flaps, brazos, alas extendidas al viento del norte que hoy soplaba manso y saludaba a las estrellas que estos días nos visitan en el 56 Festival de Cine de San Sebastián.

Desde mi atalaya de rocas se veía el Kursaal, catedral del celuloide en la que durante unos días compiten películas variopintas de todas las nacionalidades. Desde mi atalaya de rocas se veía el Hotel María Cristina en el que se alojan estrellas como Woody Allen, Antonio Banderas, Merlyn Steep, Javier Bardem...

He extendido mis flaps al entrar al malecón... he extendido mis flaps al salir del malecón...ante la mirada atenta de las gaviotas que anuncian lluvia para mañana, que presienten la cercanía del otoño. Ellas sí que saben, y que pescan. Por cierto, yo he regresado a casa sin capturas. ¡Está difícil con marea baja!

domingo, 7 de septiembre de 2008

¿Quiere participar en mi Consejo de Administración?

Soy un bonsai empresarial al norte del país. Quiero que todo el mundo se entere de que lucho entusiastamente por crecer. No es que tenga prisa ni ambición, sino que quiero hacer muchas cosas, soy apasionada, y siento los granos del reloj de arena de mi despacho caer uno a uno insobornables: cloc,cloc,cloc. Es un reloj de arena azul, que traje de Stuttgart en mi última visita. La pretensión era incrementar la consciencia de mis clientes sobre el tiempo de nuestras sesiones para que más-menos se atuvieran a lo concertado: una hora, hora y media,lo que inicialmente hubiéramos pautado. El reloj les encanta, lo elogian, juegan con él y, cuando se ha vaciado en su parte superior, frivolamente lo voltean. Entonces es cuando pasamos ¡al plan de acción! Ellos también hacen trampas, je je.

En fin no quiero desviarme del tema central: soy un bonsai empresarial al norte del país que estoy expandiendo mis servicios de Coaching a base de alianzas estratégicas con otros Coaches formados en escuelas reconocidas por la ICF en las últimas hornadas. Aún tienen poca experiencia en esta novedosa profesión que llegó a nuestro país en 2002, poca experiencia y muchas ganas ¡y en esas estamos!

Este fin de semana he dedicado unas... ¿seis horas? a realizar la Curva de Valor de mi empresa-bonsai. Es una fantástica propuesta del libro La estrategia del océano azul, un manual de gestión escrito por W.Chan Kim y Renée Mauborgne. La curva se traza a partir de una línea horizontal con todas las variables de un sector, desde el precio de sus servicios pasando por la calidad de los mismos (según encuestas de satisfacción de los clientes), el número de horas de trabajo, la ubicación del despacho etc. En la línea vertical uno puntúa su empresa en cada item con respecto al mercado, es decir, a su sector, a sus servicios y similares y ahí aparece una curva a partir de la cual se detecta qué conviene eliminar, reducir, incrementar o crear en tu propia empresa para aumentar el valor que los clientes te otorgan y para crear un "océano azul" (sin sangre, roja, de competencia).

Mi empresa-bonsai está bien posicionada (mi querida abuela Julia murió hace muchos años, ya no puede elogiarme, y he de hacerlo yo misma cuando procede). Sin embargo, tengo un cuello de botella con el tema del tiempo. Algunos de los lectores habituales del blog son o han sido clientes de Coaching, otros no, a todos ellos les invito a participar en mi Consejo de Administración con sus aportaciones-sugerencias-conocimientos sobre el desafío que tengo entre manos y detallo.

Puesto que tengo un número limitado de horas a la semana para trabajar (como casi todos los mortales, excepto mi amigo-consultor Gonzalo) y, por lo tanto, poseo un tope natural de atención a proyectos (particulares, empresas, líderes, equipos)¿qué puedo hacer para crecer?

Soy una creyente convencida de que "el Nosotros es siempre más inteligente y mejor que el Yo". Si pueden, si quieren, aportar algunas ideas -por alocadas que sean- acaso resulte factible crecer manteniendo frescas, sanas y vigorosas las raicillas germinales del bonsai: la ilusión, la alegría, la creatividad y el mimo artesanal a cada proyecto.

Comentarios en el blog y/o en azucenavega_coach@yahoo.es
Gracias.