lunes, 14 de diciembre de 2009

Desnivel

Caen los primeros copos de nieve sobre la ciudad sin nombre. Conviven ricos y pobres, gordos y delgados, saludables con enfermos, tullidos y atletas, listos y tontos, cultos e ignorantes, creyentes con ateos, hetero con homosexuales, comunistas, capitalistas...

En la ciudad sin nombre caen los primeros copos de nieve. Cero grados. Viento del norte. Golpea la base de la pirámide de Maslow y la base de la lógica: entiéndase, los pobres de bolsillo que no de corazón. Me siento privilegiada de pertenecer al cinco por ciento de la población mundial que tiene colmadas sus necesidades vitales.

Se acumula el blanco en los jardines. Mueren los ciclámenes y las begonias como muere la esperanza de algunas personas cansadas tras la batalla de unos años de sueños que no acaban de cuajar como lo hacen los copos sobre las aceras. Sal en las heridas de los más débiles, sal sobre las aceras de la ciudad sin nombre. Invierno.

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