viernes, 11 de diciembre de 2009

La magia del ¡Aja!

Entreno a un hombre de 38 años -al que llamaremos Josu para preservar la confidencialidad- que trabaja de orientador escolar en un colegio privado de Euskadi y que -en su momento- se licenció en Psicología en la Universidad del País Vasco. Es hijo, esposo, amigo, deportista... y -sobre todo- es filósofo, así que en nuestra cuarta sesión de Coaching dedicamos casi tres horas a bucear en el núcleo duro de su sentir. No estuvimos todo el tiempo centrifugando el pensamiento socrático, el estoicismo y las raíces esotéricas de la Biblia... "sólo" la última hora y media cuando su alma se decidió a emerger como un corcho en la marea de sus pensamientos-sentimientos-anhelos más profundos para el presente-futuro.

Reformulemos el relato. Trabajo con un hombre de 38 años que es un filósofo y al que llamaremos Josu que ocupa el rol de orientador escolar en un centro docente de Vizcaya y que estudió psicología porque ya hace veinte años le apasionaba reflexionar. Tras ocupar diversos puestos de trabajo en varias organizaciones, hace un año aterrizó -casualmente ¡paradojas del destino!- en el colegio en el que estudió siendo adolescente. Ahora que ocupa el cargo de orientador desea llenarlo de contenido para que le renueven el contrato y -según descubrimos juntos- para colmar una vocación que lleva mucho tiempo esperando manifestarse en "la densidad de la materia".

En nuestros entrenamientos hemos definido de una manera Smart el objetivo que persigue y hemos establecido plazos, metas volante, indicadores, planes de acción y casi protocolos ya que Josu se caracteriza -entre otras cosas- por su disciplina y rigor plasmando sus ideas por escrito. Otra cosa es su ejecución, razón por la que le pareció esencial contar con un Coach que anime-apoye-acompañe-estimule-oriente y haga un seguimiento de su desarrollo profesional durante el curso 2009-2010 de manera que culmine con la renovación del contrato y subida salarial.

Y en esas estábamos cuando derivó hacia su anhelo de conciliar lo que es su pasión más profunda: el estudio de la filosofía, la investigación de las religiones más o menos ortodoxas y el pensamiento de la humanidad desde que existen registros documentales, con su actual empleo. Lleva sus 38 años de vida planteándose ambos caminos como irreconciliables senderos paralelos olvidando que toda línea recta acaba encontrándose con otras en el infinito.


En la cuarta sesión se produjo ese maravilloso ¡aja!, ese clic que a ratos vemos los Coaches en nuestras sesiones cuando una persona alcanza a trascender su pensamiento lineal-estructurado-racional-trillado para conectar con una chispa de genialidad que abre un camino de exploración y gozo. Josu pronunció su ¡aja! con ojos brillantes mientras yo le sostenía la mirada y asentía sin decir palabra. De golpe (y por primera vez) comprendió que su vocación más profunda no tiene por qué estar disociada de su trabajo cotidiano; bien al contrario, desde la filosofía, espiritualidad y reflexión podrá trabajar más y mejor transformando su empleo en un cauce donde volcar lo mejor de sí mismo "en la densidad de la materia". Algunos lo llamarán misión -y lo es-, otros vocación -y lo es- e incluso escritores como Viktor Frankl hablarán del hombre en busca de sentido...

Gran día para ambos, culminado con la magia del ¡Aja!

1 comentario:

Socrates dijo...

Pues sí, preciosos y mágicos momentos estos "ajá" :)