sábado, 24 de enero de 2009

Oleada de robos

Hay una oleada de robos. Deseo que mi mensaje incendiario se extienda por el mundo como una alerta urgente. Oleada de robos en todas partes, en cualquier lugar, país, clase social, entorno y actividad. Nada que ver con la crisis económica. Nada que ver con los inmigrantes que pierden sus empleos en la construcción. Nada que ver con los Expedientes de Regulación de Empleo. Hablo de otra cosa y hoy, fíjense, quisiera que prestasen atención. Me parece importante.



Hay una oleada de robos de sueños.
Ayer impartí en mi despacho un taller para el aprendizaje del diseño de objetivos. Como siempre comencé tratando de hacer conectar a los participantes con un sueño personal. Una vez más se repitió algo que aún no siendo nuevo para mí sigue resultando doloroso: Algunos de los alumnos confesaron no tener sueños. No me refiero a recordar los pasajes nocturnos de nuestra mente (inconsciente) sino a esos anhelos persistentes e inspiradores llamados sueños (consciente). Hasta tres veces, como en la fabula bíblica de Judas pregunté a la misma persona: ¿Cuál es tu sueño? Y la persona, en este caso un hombre de mediana edad, bien formado intelectualmente, con una familia, una casa, control de varios idiomas y algunos amigos fieles repitió las tres veces: No lo sé, Azucena, no tengo un sueño. Me entristecí. Me entristecí mucho y sin decirlo me negué a aceptar la rotundidad de su respuesta, el vacío-desolación que evidenciaba.



Aunque carezco de base científica, estoy persuadida de que nacemos con uno o más sueños cosidos al forro de nuestra alma. Dando esta hipótesis por aceptable... si nacemos con uno o más sueños y en la treintena, cuarenta, cincuentena... ya no los tenemos parece obvio que:


  • Los hemos perdido
  • Los hemos regalado
  • Los hemos pospuesto o
  • Nos los han robado

Desde mi trabajo cotidiano con personas me inclino a pensar en la oleada de robos de sueños. Alguien está haciendo acopio de sueños ajenos para especular con ellos, para venderlos, para exportarlos, para traficar en el mercado negro de las ideas, para explotarlos, para denigrarlos o para fastidiar. Lo peor de todo sería que el robo no sirviese de nada salvo para fastidiar al propietario original. Qué sin sentido...


Yo defiendo mis sueños como si en ello me fuera la vida porque acaso sea eso exactamente lo que ocurre: que en cuanto te roban tu sueño dejas de vivir en plenitud, eres menos tú, pierde tono el arco iris y se desvanece el sentido (sentido último) de cada amanecer. No es algo banal, créanme. Las personas que carecen de sueños se consumen mansa y silenciosamente como una vela hasta que se apagan en forma de depresión, de ansiedad, de tristeza crónica, de apatía... o -en el mejor de los casos- viven muy por debajo de su máximo potencial, de la mejor versión de sí mismas. No es algo a lo que se pueda/deba renunciar sin luchar. No seré yo quien regale, pierda, olvide o posponga eternamente mis sueños. La vida está hecha de tiempo, es todo lo que tenemos y acaso estemos aquí para aportar nuestra especial-única-genuina-divertida-próspera- nota musical a la orquesta planetaria. Así de hermoso. Así de trascendente lo vivo.



Quedan avisados: hay una oleada de robos de sueños. A usted le corresponde decidir qué hará con el suyo recordando que sueño acaso sea sinónimo de Vida (con mayúscula) y de felicidad posible. Me encantará conocer su sueño y su particular método de protección anti-robo.




miércoles, 21 de enero de 2009

¿Qué es lo esencial?

Tres en uno.
Este mediodía he terminado mi jornada matutina un poco refunfuñona. Varios proyectos pendientes (vivos como una ameba en alta mar) cambian de perfil cada media hora lo que exige atención, centramiento, cintura, dedicación y tiempo. Time is gold (el tiempo es oro) ya lo dijo el poeta. Agradecida por lo que la marea existencial va trayendo a mi despacho, a ratos, sin embargo, se colapsa la estructura productiva cuando se agolpan en un "cuello de botella" algunos procesos en marcha, otros incipientes y aún terceros en la incubadora de los sueños posibles.

Tres en uno.

Al mediodía estaba un poco contrariada conmigo misma (a estas alturas de la película tengo bien integrado lo absurdo que es desperdiciar energía culpabilizando a las circunstancias/personas que se cruzan en el día a día). La responsabilidad de lo bueno y de menos bueno me corresponde. Así que sin tener un puchingbol en el que descargar el cri cri de la queja del grillo he tomado un autobús camino de casa (4 grados, viento, lloviendo, imposible hoy en bicicleta).

Al llegar a mi parada, uno de tres: una mujer de mediana edad, ciega, silenciosa, armónica en su movimientos me ha dicho (sin decir) que le ayudara a bajar del autobús y a cruzar la carretera al otro lado de la acera. Más tarde, a menos cien metros del portal de mi casa un hombre y un bastón a solas por la plazoleta en línea recta hacia la fuente... ¡Guaggg! Allá me he ido rauda como el viento al rescate de un golpe seguro.


Al comienzo de la jornada de tarde tres de tres: un niño rubio, bajito, con un perro, a solas por la Avenida de la Libertad, una de las principales arterias de la ciudad. Llovía. Él sin paraguas, con una chamarra negra y unos pantalones beige. Con la cabeza totalmente volteada hacia el suelo (imposible verle la cara) el muchacho iba con un perro amaestrado pero daltónico ya que no distinguía los colores de los semáforos.


Primer round... el muchacho ha tirado de su perro para avanzar juntos en un paso de cebra cuando el semáforo estaba rojo para los peatones y pasaba justo un autobús. Del alma me ha salido un - ¡Nooo!! Está rojo. Dueño y perro clavados en la acera: esta vez a salvo. Mi corazón no ha podido desasirse de la pareja y más adelante -en otro cruce- segundo round: el muchacho y el perro se han parado ante la ausencia de ruido de vehículos cuando el semáforo estaba verde para los caminantes. - ¡Adelanteee!! Está verde les he dicho. Después he seguido mi camino hacia el despacho, menos refunfuñona que este mediodía, más ligera y agradecida a la vida.


Tenían que haber visto a la pareja del niño y el perro ¡qué sensibilidad! ¡qué acompasamiento! ¡qué escucha de alta calidad a toda clase de sonidos! ¡qué vulnerabilidad extrema! y qué coraje para seguir su camino a pesar de...


Tres ciegos en un día en una pequeña ciudad al norte, con apenas doscientos mil habitantes. Cualquier dificultad de esta tarde me parecerá abordable. Cualquier retraso aceptable. Cualquier negativa un juego de azar. Cualquier incompetencia... humana. Cualquier demanda una bendición.

domingo, 18 de enero de 2009

Coaching & Creatividad

Once personas ansiosas por aprender encerradas durante doce horas un fin de semana en un edificio verde -llamado Cemei- frente a un bosque de abetos, un asistente (dos si contamos al guarda de seguridad) y yo misma, maestra de ceremonias de un curso titulado: Cuatro por Cuatro, Compás de Compasillo... que no iba de música sino de enfocar creativamente el Coaching, arte de mejorar la vida y los negocios.



Once personas apasionantes que han dado lo mejor de sí y de las que he aprendido tanto como he enseñado (en verdad compartido) y que me han regalado su tiempo, atención, respeto, conocimientos, experiencias, dudas, zozobras, risas e incluso agradecimiento en su generoso feedback. Quiero rendirles un homenaje desde aquí a todos y cada uno de ellos. Me invitaron incluso al coffee del primer día. Gracias.



Se trataba de un curso de fin de semana integrado en una formación de varios módulos por lo que me he tomado la libertad de aportar creativamente todo lo que sé, lo que soy, lo que me han enseñado, lo leído y lo vivenciado. Cada minuto ha sido valioso para mi: un auténtico lujo y un placer. Deseo reproducir el temario por si puede darles pistas sobre lo bien que lo hemos pasado juntos:


  • cuatro acrónimos sobre el diseño eficaz de objetivos
  • cuatro fuentes de las que bebe y se alimenta el Coaching
  • cuatro cócteles explosivos si se mezclan (consultoría-coaching-mentoring y terapia)
  • cuatro claves para la eficacia profesional de un coach
  • cuatro por cuatro (16) competencias de la ICF
  • cuatro enfoques creativos de una sesión de Coaching
  • cuatro por cuatro más dos (18) apuntes bibliográficos y troncales sobre esta metodología para el cambio.


Y además y todo el tiempo personas. Por encima, por debajo y a los lados del espacio, del tiempo, la teoría y la práctica... personas en cuyo latido se escucha con nitidez las ganas de creer, de asentar con firmeza la esperanza de la felicidad posible, de la mejora continua, de los sueños que se hacen realidad. Con inmenso coraje cada uno de ellos expresó ante el resto su más querido anhelo: Su sueño.



Escuchados con respeto, mimados en cada práctica del taller, los sueños se fueron transformando en objetivos alcanzables y ellos (y yo) y quizá ese trocito de humanidad planetaria que hemos configurado este fin de semana nos hemos sentido acompañados desde el alma. Y de eso se trataba. Justo de eso. Compañía de calidad, aprendizaje y alegría (auténtico elixir de la vida). * Ver instantáneas en el álbum de fotos del blog.



En marzo repetiré el taller en Madrid, crecido y aumentado con lo que estos fantásticos seres humanos han aportado a mi vida. Gracias a todos.

domingo, 11 de enero de 2009

Menos es Más

Esta semana me han hecho una entrevista para la televisión. La intrépida presentadora Vanessa Rodríguez y su cámara Uxue Cilveti consiguieron llegar a mi despacho en coche sobre la nieve y el hielo. Eso sí... con más de una hora de retraso y mi programación de agenda ¡por los aires! Es intrépida porque nada parece desanimarle en su deseo de transmitir a los telespectadores cuáles son las claves que aseguran el cumplimiento de los buenos propósitos que todos nos hacemos al comienzo de cada año.


Ante su pregunta le contesté -con esa pequeña y malvada ironía que aporta los años- que no era Moisés, que no tenía las Tablas con los Diez Mandamientos que aseguran la salvación de los buenos propósitos. Lo siento pero no tengo todas las respuestas ni la vida es una fórmula exacta. Afortunadamente.



Una vez aclarado que no hablaba con Moisés sino con Azucena Vega, Coach, entrenadora de almas en rodaje -la mía la primera- la entrevista transcurrió por los vericuetos clarificadores de distinguir entre sueños y objetivos, entre objetivos estériles y objetivos eficaces y entre la conveniencia de utilizar no sólo palabras sino también imágenes cuando plasmamos nuestros deseos en un papel, una pizarra o en un mapa mental (posible ya por ordenador).



Al filo del minuto catorce de la entrevista me preguntó cómo estaba viviendo la crisis económica a lo que le contesté: Muy bien gracias ¿y usted? No, en serio, me dio por ser yo misma y aunque tenía la cámara de Uxue a unos cincuenta centímetros no me encogí ni un poquito. Mire -le dije- creo que salvando el lado cruel y real de la crisis (las personas que pierden sus empleos, las empresas que quiebran y los magnates Merckle que se suicidan) este momento histórico -aquí respiré en profundidad- tiene su encanto.



Esta flojera económica puede ser una llamada a la cordura y a la austeridad, acaso a la felicidad posible sin consumismo: un paseo por la playa en invierno, un café en compañía de un buen amigo, una lectura sosegada, una visita a la biblioteca municipal donde hay de todo (música- vídeos-revistas-libros) una comida rica en familia, el silencio, escribir, reflexionar...



Ya en 1933 (cuatro años después del crack del 29) John Maynard Keynes -que ha pasado a la historia como genial economista- denunciaba el despilfarro de la sociedad occidental. Por favor relean la fecha: 1933. Hace 76 años Keynes hablaba de "despilfarro" . En un discurso histórico ante el gobierno irlandés Keynes aconsejaba a políticos-economistas y poderosos a invertir en belleza. Como lo oyen. Belleza en forma de árboles, de espacios de uso público, de poesía, de pintura democrática y liberadora, de teatro y deporte. Belleza como sinónimo de creatividad- imaginación y diversión.



En esa onda inspiradora transcurrieron los últimos minutos de la entrevista para la televisión autonómica. Ante la tambaleante economía mundial es posible vivir de una manera auténtica, acaso más sencilla y más austera y no por ello menos satisfactoria. Dentro de un mes saldrá a la venta el libro titulado Disfruta la vida sin cargarte el planeta (editorial Los Libros del Lince) cuya portada muestra un tándem de cuatro personas pedaleando en paralelo a mi bicicleta Trek verde y desgastada. Bellísimo. Recuerda -le dije a Vanessa al despedirnos- a veces... menos es más.

sábado, 3 de enero de 2009

Magia y Amistad

Veinte mil leguas de viaje submarino, un clásico de la literatura universal. Veinte mil pasos en paralelo al río Urumea con marea baja -ya saben que el Cantábrico de cuela mar adentro más de dos kilómetros-. Agua verdosa transparente y hoy ausencia de gaviotas que suelen estar picoteando lombrices en la orilla. Veinte mil risas con mi amiga Itziar quien ha venido a San Sebastián desde Bilbao (70 minutos de viaje por autopista) para traerme un libro de Arno Stern dedicado junto con su incondicionalidad, sus ganas de compartir a corazón abierto y sus lúcidos conocimientos de lo divino y lo humano. Además hoy llevaba una gorra Sherlock Homes total.


Al internarnos juntas en el Parque de Cristina Enea hemos gritado al unísono como niñas malas ¡¡A la aventura!! quinto capítulo del libro de Julio Verne. Eran las cuatro en el reloj de la catedral del Buen Pastor mientras caminábamos leguas al socaire de los vientos y de las miradas humanas no así de los pájaros, las ardillas y los pavos reales (más de una docena, espectaculares y serenos al borde del estanque). Itziar ha fotografiado parte del paisaje urbano e inmobiliario de ese rincón privilegiado que muchos lugareños desconocen.



Veinte mil leguas de viaje submarino hacia el interior de nuestra amistad compartida, complicidad a granel. Submarino porque hay que bucear al fondo de uno mismo para comunicar algo valioso-auténtico a los demás, en este caso ella a mi y yo a ella.



Hacía meses que no coincidíamos y la he encontrado muy guapa: flexible, su principal característica innata y ahora además recia-poderosa en sus extremidades inferiores: bien arraigada a la Madre Tierra. Y claro me ha confesado su secreto: cinco días de gimnasio y movimiento "de dentro hacia afuera y disfrutando" eso ha dicho y le he mirado tan perpleja o más que el pavo real que fotografiaba con su móvil nuevo. Buceando en su filosofía aeróbica resulta que ahora lo disfruta porque lo siente en su interior como algo propio (no impuesto) y desde ese "dentro" mueve músculos, tendones, bíceps, tríceps ¡lo que haga falta! con o sin submarino amarillo, verde o rojiblanco.



A las seis en el reloj de la catedral del Buen Pastor ya era de noche. Veinte mil luces acompasando nuestros pasos, risas y cotilleos de chicos, incluido el propio Arno, un alemán (Kassel) de ochenta años que ha puesto en el mundo el concepto de "Semiología de la Expresión" en la que profundiza el libro precioso-caro-inteligente con el que mi amiga me ha hecho sentir la existencia de los Reyes Magos y aún más me ha hecho sentir querida-apreciada-mimada.



Lo más inquietante de la tarde ha sido su pregunta sincera y desde el fondo del submarino sobre la existencia de lo mágico y lo sagrado. Ahí he derrapado un buen rato sobre mis creencias más o menos contrastadas tanto en mis lecturas-aprendizajes como en mi trabajo diario con personas, con líderes, con equipos... Imposible vivir aceptando tan solo la sordidez de la materia -le he dicho convencida-. Imposible encajar sin enloquecer la vejez, la enfermedad, el abandono, la pobreza o la injusticia sin creer igualmente en lo mágico y lo sagrado ¿no te parece? he añadido. Ella ha afirmado gestualmente con su cabeza sin pronunciar palabra como hace cuando procesa información inesperada-nueva-diferente. Imposible para mi querida Itziar vivir sin la certeza de la magia sagrada de tu amistad.



Después nos hemos despedido con un abrazo de oso. Me he subido a mi bicicleta-voladora camino de casa y he abandonado en la orilla del Urumea el submarino por si otro día queremos darnos otro viaje de veinte mil o más leguas de risas cómplices.

jueves, 1 de enero de 2009

2009 Mi nueva vida

Ras ras ras, splas splas splas... mis botas pisando el monte sobre una cama de hojas secas el primer día de mi nueva vida: hoy, uno de enero de 2009. Ras ras ras, splas splas splas, 16 grados centígrados en la capital guipuzcoana, sol y un silencio de templo Shaolin a las 10 de la mañana. La población durmiendo la resaca de cohetes, de bailongos, de petardos, de alcoholes.


"Naturaleza y silencio, la única medicina" escribí una vez por encargo para un libro de haikus, modalidad japonesa de escritura minimalista que combina poesía con trazos pictóricos hablados, en métrica de 5-5-7 silabas más-menos o 7-5-5 como prefieran. Muy breve. Mario Benedetti tiene un libro precioso de haikus inspiradores para leer en medio del combate: momentos-visagra de reflexión diaria en el metro, a la espera del tranvía, entre conexiones de la T-4.


Ras ras ras, splas splas splas miles de marrones y ocres, miles de especies de hojas secas, miles de diminutos sonidos al pisar en medio del silencio el primer día de mi nueva vida: hoy, uno de enero de 2009. He recordado un paseo similar en la Sierra de Gredos (cercanías de Candeleda) con un grupo de frikies intentando capturar el arte de la felicidad posible. Con su ejemplo más que con su palabra, un monje del templo Shaolín nos instruía en artes marciales.


Un día tras la obligada siesta-reposo-meditación nos reunimos en el salón cuyos ventanales daban al río justo en el momento en el que un inmenso rebaño de cabras negras del valle del Tietar pasaban al otro lado de los cristales ajenas a nuestros afanes mundanos... acaso espirituales... Las más intrépidas se ponían sobre dos patas en el tronco de los árboles cercanos para comerse los brotes más tiernos. Y creemos que son tontas, que carecen de conciencia ?!
En fin, tras el paseo de la mañana, el reposo de la tarde, y la reunión en el salón central donde el fuego de la chimenea nos arropaba a todos comenzó el turno de las preguntas. Desde el fondo de la sala alguien alzó la mano y formuló en voz alta algo que muchos de los participantes en el retiro solían comentar en el comedor, en los pasillos, en los paseos... Maestro, ¿cómo se siente la vida tras la iluminación? Nuestro monje del templo Shaolín sonrió con la dulzura de un niño santo, de un niño sin pecado original, de un niño cuyo grupo sanguíneo estuviera hecho de azucar y caramelo. La sonrisa se prolongó algunos segundos... caso algunos minutos... a lo que ya estábamos acostumbrados. Las últimas cabras empujadas por el pastor y por los perros ya estaban fuera de nuestro alcance visual. Entonces, al cabo de un rato que para los más inquietos pareció una eternidad, el monje dijo: "Antes de la iluminación, limpiar y fregar. Después de la iluminación, limpiar y fregar."

Las reflexiones, prácticas marciales, lecturas, preguntas y ejercicios se prolongaron hasta el atardecer. Tras la cena hice un nuevo y breve paseo montañero: ras ras ras, splas splas splas pisadas sobre hojas secas entonces y hoy uno de enero de 2009, el primer día de mi nueva vida.