jueves, 28 de mayo de 2009

Amor

Les contaré una historia contemporánea: Una sirena de Bermeo ama a un capitán y aunque hace muchos meses que no coinciden en el Cantábrico ella vive para el recuerdo y la emoción de sentir, de sentirLE. Cuando por primera vez ella se hizo a la mar buscando pasión, en verdad halló en el capitán el sabor salitre de la vida. Desde entonces pena por su regreso en forma de ola, de viento, de aroma.

La sirena de Bermeo (recia, hecha a si misma, luchadora y de amplia sonrisa) es amiga mía y juntas -a ratos- disfrutamos mucho mientras tomamos un agua Perrier en la terraza del Sheraton Bilbao. Es una diosa cosmopolita que con naturalidad estira su aleta poderosa sobre el asfalto, los despachos y las playas dejando tras de sí -sin pretenderlo- el inequívoco e intenso rastro de quien es único y de quien descubre (con perpleja tristeza) que brillar pasa factura. Una diosa, una sirena de Bermeo, la tierra de mis antepasados paternos, de pescadores, matriarcado y conserveras.

De pequeña le llamaban My o Myri, diminutivos cariñosos que desconoce el capitán, expresiones tiernas de sus amigos; silabas ya lejanas en el tiempo que hoy ella ha recordado para mí.

Había un compañero de cuadrilla que le llamaba Guremy (en euskera, nuestra My), término que ella añora porque incluye tanto la dulzura de un tiempo que se fue -acaso para no volver- como el sentimiento de pertenencia. Formar parte de algo más grande que uno mismo: una pareja, una familia, un pueblo. Guremy, una sirena, una diosa del Cantábrico que hoy ha lanzado al mar su mensaje encerrado en una botella. Un mensaje de amor escrito desde el corazón para un capitán errante que no sabe, que no intuye, que agita la banderola de su navío acaso negra de pirata, acaso blanca y rendida a los encantos de mi amiga: la sirena de Bermeo.

Quiero compartir un final feliz al que hay que otorgarle tiempo y mareas. Acaso la respuesta llegue en un par de plenilunios y entonces... ¡Prometo compartirlo!

lunes, 25 de mayo de 2009

La amiga de Mikel: Esperanza

Hoy me han dicho una de las cosas más bonitas que un profesional puede escuchar al término de una sesión de "entrenamiento". Él se llama Mikel, es un hombre joven, hermoso, lleno de vida. Toca en dos grupos de rock y lleva una camiseta negra -que le regalaron sus amigos- con una estampación de vampiro espectacular. Busca su destino.

Difícil mantenerme neutra a un lado del camino sin opinar, sin balancear la romana de la existencia hacia el lado de mi mapa mental (jerga de la programación neurolingüística). Difícil no sintonizar desde el primer momento con sus ansias de libertad, de experimentación, de juego y diversión: Vida con mayúscula.

Ha llegado al despacho como casi todos... por recomendación de boca a oreja: otra persona con la que trabajo ha explicado las bonanzas del diálogo estructurado y enfocado al logro de objetivos al que llamamos Coaching. ¡Si Socrates levantara la cabeza! Más de una "toñeja" detrás de la oreja... Pero no levanta cabeza... sigue atrapado en su camposanto criando malvas e inspirando a quienes quieran practicar el arte de preguntar... Una buena pregunta es la mitad de la respuesta.

Y eso me ha dicho Mikel al término de nuestro primer encuentro: que mis preguntas le han ayudado a ordenar su pensamiento. Guauuu ¡¡qué halago!!

Sin embargo, el mayor impacto ha sido su última frase... con la puerta del despacho ya abierta... enfilando el pasillo que lleva hacia el ascensor: - Me llevo esperanza - ha "soltado" desenfadadamente, con esa ingenuidad tan hermosa de quien aún no está maleado por la vida, con minúscula. Y me he quedado callada, mirándole en su belleza de hombre joven alto, fuerte, de ojos marrones profundos... Esperanza... ¡¡Cielo Santo qué estamos haciendo con nuestros jóvenes!!

Gracias Mikel: sigue gozando tu verdad sobre los escenarios de Euskadi mientras hilas tu destino cuajado de esperanza, de sueños realizables y -si quieres- permite que sea testigo de tu grandeza aquí, en esta tierra de posibles.

viernes, 22 de mayo de 2009

Veinte Coaches en Bilbao

Hay pocas cosas que no mejoren rodeada de amigos entorno a un café aromático, unas pastas de calidad y una vajilla colorista. Desde luego mejora el ánimo, se amplía la percepción subjetiva de las cosas, se fomenta el sentido del humor y se comparten con generosidad tanto consejos como soluciones. Vino y manteles (que diría el poeta).

En ese contexto distendido una veintena de Coaches de Asesco, la Asociación Española de Coaching -nacida en 2000-, nos hemos reunido en Bilbao (junto a la ría del Nervión) en la zona de Abandoibarra -frente al Museo Guggeheim- para reflexionar creativamente en la búsqueda de soluciones a la actual crisis económico-financiera.

Propulsados por las poderosas instituciones, INNOBASQUE y la SPRI (Sociedad de Promoción y Reconversión Industrial), un total de 120 agentes nos hemos citado el mismo día -a la misma hora- en otros tantos lugares de la geografía vasca en busca del Santo Grial. Divertido, se lo aseguro. Didáctico, se lo aseguro y desde luego hemos bebido café -algo que estaba en el guión de la jornada que respondía a la metodología del World Café, marca registrada que reivindica las tertulias como generadoras de creatividad e innovación-.

No quiero aburrirles explicando al detalle la metodología -hay un libro que lo cuenta- si bien es preciso compartir que las personas hemos rotádo de una mesa a otra y por lo tanto hemos cambiado de compañeros al ritmo de la música (sí también hay música) y de las instrucciones que con amable firmeza nos iba transmitiendo Naty (miembro fundador de Asesco). De esa manera se consigue ¡¡fíjense, por favor, en el verbo porque es ciertamente inspirador!! se consigue -digo- "polinizar" los diferentes grupos al transportar reflexiones, ideas, bromas y desafíos de una mesa a otra, de unos compañeros a otros... Polinizar ¡¡no se olviden!! como las abejas y los colibrís que tanto me agradan.

Al final las conclusiones de cada equipo se plasman en un formulario diseñado a tal efecto para que se proceda ¡¡otra expresión que conviene registrar!! se proceda -digo- a la "incubación silenciosa" de las ideas germinales... ¡¡Cielo santo no sé si estoy escribiendo sobre la crisis, la participación de una veintena de Coaches en el World Café de Bilbao o la reproducción de las especies!!

Síganme, por favor, porque ahora trataré de aportar algunas de las conclusiones-soluciones a la crisis que hemos hallado bebiendo café.

  • Aceptar el cambio parece estar en la base del llamado "nuevo paradigma".
  • Recuperar los valores que siempre debieron estar con nosotros y hemos perdido en algún lugar de la estratosfera parece ser otra solución.
  • Ocio sin consumo, es decir sin gasto.
  • Inspiración en figuras referenciales del mundo de la filosofía, las religiones, la sociología, la economía y el deporte junto con la observación del proceso que están empleando los empresarios de éxito quienes ajenos a la crisis siguen haciendo negocio...
  • Y el coaching como una metodología que pone el acento en el equilibrio tanto en las organizaciones como en las personas... Le llaman enfoque sistémico... vale. El Coaching como recuperación del foco en lo que fuimos, somos y seguiremos siendo: personas. Al comienzo de todos los tiempos: personas. En la bonanza: personas. En la crisis: personas. Dejen que haga el spot, please, ya que creo en ello. Creo en las personas.

Veinte profesionales reunidos entorno a un café (ver dos fotos en álbum Picasa), algunas risas y "polinización creativa". Les dejo ahora -solos- en su propia "incubación silenciosa". Je je...

jueves, 21 de mayo de 2009

Necesito una máquina

Vuelo en caída libre y sin motor. Así están algunas personas en el momento en el que su vida se cruza con la mía. Demasiado peso. En ocasiones le damos la vuelta a la historia y -a un metro del suelo- remontamos el vuelo cuan avionetas acróbatas y exhibicionistas del mejor ejército. Superar la desesperanza no es tarea fácil, créanme.

Pagaría cualquier cosa por tener una máquinita que detectase con precisión científica el momento en el que una persona está a punto de romperse. Romperse por dentro ¡claro está! Lo único que de verdad a mi me importa. La carcasa es cuestión de cosmética y eso lo dejo a cargo de los laboratorios Origins, una de mis marcas favoritas (no testan con animales y utilizan vegetales en sus fórmulas para la eterna juventud). No me pagan ráppel por recomendarles. ¡Lástima!

Cuan gomas elásticas algunas personas se estiran y estiran y estiraaaaaaaaaaaaaan hasta límites insospechados por alcanzar la felicidad posible. A veces la felicidad imposible también. Cuando se aproximan al abismo suenan algunas alarmas que sin embargo han aprendido a desoír: Duermen mal, se ríen poco, se les atraganta la comida y -sobre todo- dejan de jugar. Este es un síntoma inequívoco de la cercanía del precipicio. Todo es demasiado importante, demasiado serio, demasiado trascendente.

Vuelo en caída libre y sin motor... así están algunos cuando su vida se cruza con la mía. Entonces -antes del pressing al que obliga mi oficio- me pregunto si ya han traspasado o no el límite que separa la cordura de la sinrazón, la esperanza de la desesperanza, la seriedad del juego.

Gomas elásticas que caminan con maquillaje y apariencia de normalidad en los cafés, parques y restaurantes mientras por dentro se resquebrajan como muñecas de porcelana trasteadas por el destino.

¡¡Por favor!! Construyan cuanto antes una máquinita que detecte con precisión la cercanía del abismo para que no resulte posible desoír las señales de alarma: Pérdida de la risa y el apetito, del deseo de jugar y de dormir a pierna suelta... Para volver a reír, a jugar y amar.
¡¡S.O.S. Científicos!!

domingo, 17 de mayo de 2009

¿Crisis o Palanca Evolutiva?

Seis pájaros se disputan algunos granos de arroz que han sobrado de la paella del mediodía y he volcado en el terrazo. Son simpáticos gorriones gorditos que tras alcanzar su festín juguetean entre las plantas del jardín de la cocina. Hace sol, son las cuatro de la tarde y me he tomado un receso que aprovecho para releer a Albert Einstein. Dice el genio que la crisis es una bendición que trae progreso a los países y que la creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche. "Es en la crisis donde surgen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias."

Esta tarde entreno a un equipo empresarial: tres socios de una pyme vasca del sector del diseño. Son jóvenes, llevan unas playeras flipantes y saben de informática más de lo que yo pueda imaginar. "...La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia -dice Einstein en el texto que releo en la terraza-. El problema de los países y de las personas es la pereza para encontrar las soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es un rutina, una lenta agonía..."


Me levanto para rellenar mi taza con un poco más té See Chung Oolong. Los pájaros -siempre alerta- desaparecen entre las ramas del árbol de azahar plantado hace veinte años por Leo, mi vecino. Miro el reloj: un cuarto de hora y he de partir hacia el despacho. Pienso que algunas de estas frases me resultarán de utilidad con mis jóvenes emprendedores. Garabateo en mi cuaderno Moleskine negro "Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo".

Cinco minutos... último párrafo con la solución: En vez de promover crisis o exaltar el conformismo: trabajemos duro. Acabemos con la única crisis amenazadora: la tragedia de no querer luchar por superarla. Fin de mi tiempo. Fin del arroz. Ya no hay gorriones en el jardín de la cocina. Me levanto, me calzo unas playeras flipantes y voy al encuentro de mis jóvenes e intrépidos diseñadores gráficos.

lunes, 11 de mayo de 2009

Plomo en las alas

Me salen novios. No lo busco, no lo pretendo y -sin embargo- me salen novios de ambos sexos para establecer alianzas de tipo laboral. ¡Plof! Ya se han desmotivado. ¡Vale! Podría haber jugado un poco más con la metáfora y decirles que hombres de treinta años me miran las piernas cuando llevo vestiditos y voy en bicicleta. También es cierto y resulta halagador. Más que halagador gracioso lo mal que calculan mi edad...

Casi cada semana aterriza alguien por el despacho o recibo un Email con algún tipo de coqueteo empresarial. Todos venden. Algunos tienen la honestidad de ser claros en sus propuestas. Otros no tanto. Se parapetan en el dichoso win-win y en realidad sólo hay un win: el suyo. Ni con prismáticos alcanzas a ver qué pudiera aportarte su propuesta: bien al contrario en el minuto uno detectas que -si pueden- se llevan el felpudo del despacho o al menos los caramelos del hall. Igual exagero ¡¡seguro que exagero!! Sin embargo es la sensación que tengo de un tiempo a esta parte.

La piedra filosofal de los negocios, el begin de begin (el comienzo de todo) consiste en el establecimiento de una relación de confianza y esto ¡cielo santo! resulta más difícil de conseguir que el reconocimiento político del Tibet. La confianza a su vez se asienta en ponerse unos segundos en el lugar del otro, "en calzarse sus mocasines" que dicen los indios navajos, y desde ahí preguntarse con honestidad qué puede ser interesante para el otro de la propuesta que nosotros realizamos. Simple como un corcho. Lo sé. Y sin embargo... no ocurre.

Vivimos en la frecuencia del yoismo que se conjuga en yo-mi-me-conmigo y para mi y ¡claro! desde ahí ni te calzas los mocasines ni te planteas cómo resultarle útil-interesante-complementario al otro. La cultura del "sanpara". San-para-mi para ser más exactos. Estoy un poco hasta el pitorro de la boina de estos novios-novias que sólo buscan colocarse. Por favor, los matrimonios de conveniencia al tarro de basura -perdonen es que estoy releyendo a Fritz Perls-. Yo aún creo en el amor. Es más sin amor y sin valores no apetece el desgaste que resulta vivir.

Autenticidad-Simplicidad-Honestidad. ¿Se han fijado en que las tres terminan en DAD? Ni más ni menos: DAD para RECIBIR. Ya lo dijo el buen amigo Covey: Win-Win, Ganar-Ganar y una ración de mocasines y si se descuidan de alas: de valores. Al fin y al cabo -sigamos jugando con las palabras- sólo se trataría de añadir una G = WIN-G.

Yo quiero ir por la vida ligera de equipaje, como los hijos de la mar (que decía el poeta) y la deslealtad huele a plomo, casi a bala.

sábado, 9 de mayo de 2009

Un par de zapatos

Antes de avanzar en la lectura de este post... Por favor -si están en casa- acerquense hasta el armario donde guardan sus zapatos y cuenten los pares. Espero aquí sin moverme hasta que vuelvan. 000000000000000000000000000000000000000000000000000

Vale... ¿Cuántos? Empezaré por mí: dieciséis pares de zapatos si incluyo las chanclas de piscina, las botas de monte, las zapatillas de estar en casa y los de vestir en mejor o peor uso. Es cierto que cuido de maravilla mis complementos. Es cierto que algunos pares tienen... ¿diez años? Es cierto que otros los adquirí a la mitad de su precio en el último coletazo de las mejores rebajas y no es menos cierto que tengo dos pies y ahora mismo dieciséis pares de zapatos. Una sobredosis de opulencia y -acaso-de frivolidad.

Una amiga muy enrollada y controladora de internet me decía ayer que podíamos comprar unas deportivas nuevas de la marca Lacoste por 5 euros en una página de outlet de las muchas que ella controla. Le dije: "No, gracias" al acordarme de la inflación de zapatos de mi armario.

Esta mañana -limpiando el polvo- he conectado con la fotografía de mi abuela situada en la zona más alta y central del salón de mi casa. Ella me regaló los mejores zapatos que tenido en mis cinco décadas de existencia. No era para menos ya que se trataba del regalo "de los Reyes Magos" de una niña de unos... diez años. Increíble pero cierto: a esa edad yo aún creía en Melchor, Gaspar y Baltasar. E increíble pero cierto: aquellos zapatos me fascinaron durante infinitas tardes cuando -merienda en mano- me paraba ante el escaparate de La Palma -en la calle Correo de mi Bilbao natal-. Pegaba la nariz al escaparate y me dejaba fascinar por aquella hebilla lateral, por aquella piel de cocodrilo en tonos marrones y claros... Eran tan caros que resultaban inaccesibles para mi familia.

Ya entonces yo no aceptaba un "No" por respuesta así que busqué la solución escribiendo a los Reyes Magos y eché mi carta en el buzón que instalaban a tal efecto delante de unos grandes almacenes. Les daba todo tipo de detalles para que pudieran encontrarlos: de cocodrilo, en tonos marrones y claros, del 36 y -por supuesto- con hebilla lateral. La verdad es que ellos (a pesar de ser unos impostores -como me enteré unos meses después-) trajeron los zapatos de mis sueños.

No puedo explicar la sensación de verlos sin que mediase el cristal del escaparate, de tocarlos, de saber que eran míos para siempre. Qué decir de la emoción que sentí al calzármelos. ¡Tanta... que los tuve todo el día puestos dentro de casa!

Después... cuando descubrí que lo de los Reyes Magos era un montaje comercial me enteré también de que la abuela Julia había comprado aquellos zapatos. Caros para los años setenta, caros para mi familia y mucho más caros para ella: una pensionista humilde y ahorradora.

Afortunadamente no me creció el pie y pude amortizar aquella super-inversión durante más de tres cursos seguidos correteando los patios mi colegio de monjas. Hoy me he acordado de aquellos zapatos cuyo sentido último trasciende el objeto y su enfoque utilitario. ¿Se dan cuenta...? ¡Cómo voy a querer de igual manera a los dieciséis pares que tengo ahora! Inflación en estado puro. Y frivolidad. No, definitivamente no quiero deportivas Lacoste ¡divinas! a cinco euros en una web de outlet en internet: Ya tengo sobredosis de consumo. ¡Gracias abuela!

domingo, 3 de mayo de 2009

Las hijas de Elena.

Nueve grados en la bahía, cielo cubierto, las nueve de la mañana. Pelotones con decenas de ciclistas, cascos y maillots de todos los colores dispersos por la ciudad pedaleando a buen ritmo en todas las direcciones. Amigos que corren juntos cada domingo por Miraconcha -al borde de la playa- charlando mientras sudan, disfrutan, conectan consigo mismos y con la naturaleza.

Comienza mi jornada en el despacho de San Marcial 8: he de avanzar tres proyectos pendientes, pendencieros, peliculeros. La bicicleta Trek me espera atada al árbol más cercano: a las doce en punto las dos nos iremos raudas a tomar el cafecito del domingo en el Biarritz -lujo de lugar al alcance de cualquier bolsillo- allí leeré de cabo a rabo EL PAÍS -uno de mis vicios dominicales- y haré el crucigrama que últimamente me sale casi entero.

Tengo tres horas para construir por escrito los mimbres de tres proyectos apasionantes (pendientes-pendencieros-peliculeros) que quiero compartir:
  • La Asociación Española de Coaching a la que pertenezco celebrará en Bilbao una presentación de gala de las virtudes del Coaching en tiempos de crisis para el empresariado vasco. Hay que organizarlo ;-D
  • El llamado tripartito Hobetuz, con financiación europea, propicia un workshop sobre Creatividad e Innovación en el que impartiré una jornada de cinco horas vinculando el Coaching con el abordaje de los desafíos desde un ángulo diferente. Hay que diseñarlo, escribirlo, impartirlo y disfrutarlo ;-D
  • Y por último, un equipo de nueve personas a las que entreno y con las que estoy entusiasmada por su capacidad de reacción y puesta en marcha de lo que van decidiendo tienen un monográfico sobre comunicación interna en su organización este martes día 5 de mayo. Hay que orquestarlo para que brillen con luz propia y los cambios que introduzcan en su organización se queden con ellos muuuuuuuuuuucho tiempo ;-D

Tres eran tres las hijas de Elena y ninguna era buena, decía el cuento infantil. Hoy también es día 3. Tres proyectos y tres horas de creación durante la mañana de un domingo que amanece con movimiento armónico en la bahía: personas que corren, personas con perros, personas que pedalean, personas que acarician el teclado del ordenador. Personas, siempre, al comienzo y al final del mundo. ¡¡Buen día!!

sábado, 2 de mayo de 2009

Manzanos en flor

El norte, mi tierra, está lleno de manzanos que en esta época del año se cuajan de flores semi-blancas-semi-rosa pálido-semi rosa intenso. Un regalo para los sentidos, sobre todo para la percepción visual que predomina en nuestra rápida civilización contemporánea occidental.

Por fin luce el sol en el norte, mi tierra. Durante la primavera ha llovido tanto y durante tanto tiempo que la hierba se alza más de un metro en la mayoría de los campos en barbecho. Las intrépidas cabras que se internan en inhóspitos territorios quedan cubiertas hasta el cuello por el verde. Un espectáculo.

Por fin luce el sol en el norte primaveral cuando los manzanos nos regalan sus flores. No hace falta ir al Jedre. No tengo nada en contra de esa tierra. Sin embargo, deseo hacer apología de lo cercano ¡podemos disfrutar tanto por tan poco con tan sólo estar atentos! La consciencia no es otra cosa que la capacidad de ser en plenitud en el aquí y el ahora, de disfrutar de lo que hay mientras imaginamos, actuamos y nos dirigimos hacia nuestros sueños.

¿Saben? Las personas más felices no suelen ser aquellas que más tienen; bien al contrario, lo son aquellas que paladean cada gramo de logro cotidiano. La felicidad es una percepción subjetiva cuyo control nos pertenece. Estar en el presente ayuda mucho y reconocer lo que hay (lo logrado -poco o mucho ¿quién habrá de juzgarlo?-) contribuye a los estados de fluidez/contento.

También he visto cerezas muy chiquitas y verdes e incipientes higos. El impacto más intenso, hermoso y al mismo tiempo delicado ha sido el de los manzanos. Ojalá no hiele en lo que resta de mayo. Ya saben que en Guipúzcoa hacemos sidra y que hay un pueblo llamado Astiagarraga donde las sidrerías son mucho más que un lugar en el que comer-beber productos de calidad. Si vienen por aquí, por favor, disfruten de los manzanos en flor.