martes, 29 de septiembre de 2009

Toy cansada

Toy cansada, rota. La trilogía de conferencias del mes de septiembre toca mañana a su fin. La agenda de la semana sigue siendo exigente y -ahora- además el plus de hablar ante 140 personas blindadas con masters, licenciaturas, idiomas intergalácticos y empresas varias. Listón alto, altísimo.

Toy agotada. Me pican los ojos del ordenador: hoy 34 emails enviados. Dos sesiones con empresarios, un coffee de cortesía con una directiva, cuatro viajes en bicicleta entre mi casa y el despacho. Nueve horas largas de jornada.


Son las 22.45. Aún me queda el último repaso de la ponencia en voz alta, medir el tiempo, medir el tono, calibrar las pausas, equilibrar la parte soft (emocional) con la hard (intelectual), las metáforas, las anécdotas... e imaginar a tantas miradas clavadas en mi blazer y en mi pelo. ¡Por cierto! me voy a permitir el lujo asiático de ir a la peluquería. No lo hago nunca. Mañana sí: es mi día. Antes mi sesión de estiramientos: treinta minutos en el salón de casa, mirando al mar que se ve desde el ventanal norte. Desayuno con té sencha, croissant a la plancha y un poco de queso brie. A las 17.00 horas entrevista para un diario local. A las 18.00 comienza la función. Después cocktail divinus catering (es la empresa que lo servirá) y mucho intercambio de tarjetas: networking en estado puro. Felicitaciones y quizá algún alma piadosa que te diga lo que piensa de verdad. Alguien se acercará -como ocurre siempre- para que le resuelvas el desafío de una vida en un minuto y con la copa de cava entre las manos. Llevo mi varita -varita mágica- por si alguno cree posible resolver a golpe de ocurrencia la complejidad que es el vivir y el hacer empresa. También llevo bellotas del monte Urgull recogidas este fin de semana. Preciosas. Ya saben lo que dice mi mentor Sir John Whitmore: "... las personas somos como las bellotas... tenemos en nosotros mismos todo el potencial para convertirnos en un poderoso roble..." Entre otras, esa será mañana mi aportación en la Cámara de Comercio de Guipúzcoa. (Ver foto en el álbum Picasa) ¡¡No saben a cuántas personas van inspirando las bellotas que recojo en los montes". Lenguaje metafórico, hemisferio derecho. Jugar, Crear, Servir, Aprender, Enseñar. E ir convirtiéndonos en la mejor versión de nosotros mismos: robles.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Prototipo triunfador

Sigo mi periplo de conferencias: tres en semanas sucesivas durante este mes de septiembre. Inusual interés suscitado entre el empresariado vasco y apoyo institucional: Colegio Vasco de Economistas, Cámaras de Comercio y Adegi, pesos pesados que concitan fobias y filias y centrifugan eventos en los que estoy y me animan a replantearme una y mil veces lo que deseo compartir en voz alta con los agentes productivos de nuestro paisito. Me gusta dar lo más, lo último, la esencia de mis aprendizajes, descubrimientos, pasiones, lecturas, cursos, experiencias y reflexiones de los últimos siete años dedicada al entrenamiento de profesionales de todos los sectores, de equipos de primera, segunda y tercera división, es decir: empresas-bonsái, pequeñas y medianas. Siete años, a jornada completa, decenas de directivos, de proyectos, de organizaciones cada una con identidad propia, construyendo trajes a medida, únicos, artesanales, puntada a puntada con primor.


Retomo apuntes, libros, consejos y estrategias de mi mentor, Sir John Whitmore, un hombre adorable para quien los Coaches hemos de tener el coraje de ser intermediarios del futuro ¡qué responsabilidad John! ¿Sabes? prefiero transformar tu idea en "los líderes han de tener el coraje de ser intermediarios del futuro" ¿qué te parece? Al fin y al cabo el Coaching es un estilo de liderazgo basado en la comunicación empática y eficaz que busca resultados tangibles porque en la empresa lo que no se mide no existe.

¡¡Qué bonito lo de intermediarios del futuro!! ¿no les parece? Desde el aquí y el ahora, el presente (en verdad lo único que tenemos) en la dirección del porvenir. Algunos de mis clientes se resisten a definir un objetivo. Otros me hacen trampas y quieren que vayamos a por tres o cuatro a la vez... Bueno... si todos están al norte... o todos al sur... ?? !! Al menos tendremos que priorizar, ordenar, escalonar, dosificar los esfuerzos, el tiempo, el espacio, la energía y las inversiones ¿no?

Estoy leyendo a Joaquin Lorente (Pensar, es gratis) donde explica que el prototipo del triunfador suele tener: una idea, bastante olfato y mucho coraje mientras que el perdedor suele tener: muchas ideas, bastante olfato y poco coraje. ¿Qué les parece? Cuestión de arrestos y de elegir. No le gustará nada a una de mis clientas favoritas cuyo nombre empieza por A.

Ella quiere comerse el mundo ¡ya! a gigantescos bocados. Bien pensado... ¿quién soy yo para cuestionarlo? Intermediarios del futuro: al menos está en singular... un futuro... je je.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Oleada de robos

Hay una oleada de robos. Deseo que mi mensaje incendiario se extienda por el mundo como una alerta urgente. Oleada de robos en todas partes, en cualquier lugar, país, clase social, entorno y actividad. Nada que ver con la crisis económica. Nada que ver con los inmigrantes que pierden sus empleos en la construcción. Hablo de otra cosa y hoy -fíjense- quisiera que prestasen atención. Me parece importante.



Hay una oleada de robos de sueños. Ayer impartí en mi despacho un taller para el aprendizaje del diseño de objetivos. Comencé tratando de hacer conectar a los participantes con un sueño personal y se repitió algo que aún no siendo nuevo para mí sigue resultandome doloroso: algunos de los alumnos confesaron no tener sueños. No me refiero a recordar los pasajes nocturnos de nuestra mente (inconsciente) sino a esos anhelos persistentes e inspiradores llamados sueños conscientes. Hasta tres veces, como en la fábula bíblica de Judas, pregunté a la misma persona: ¿Cuál es tu sueño? Y la persona, en este caso un hombre de mediana edad, bien formado intelectualmente, con una familia, una casa, control de varios idiomas y algunos amigos fieles repitió las tres veces: No lo sé, Azucena, no tengo un sueño. Me entristecí. Me entristecí mucho y sin decirlo me negué a aceptar la rotundidad de su respuesta, el vacío-desolación que evidenciaba.




Aunque carezco de base científica, estoy persuadida de que nacemos con uno o más sueños cosidos al forro de nuestra alma. Dando esta hipótesis por válida, si nacemos con uno o más sueños y en la treintena, cuarentena, cincuentena... ya no los tenemos parece obvio que:

Los hemos perdido
Los hemos regalado
Los hemos pospuesto o...
¡Nos los han robado!

Desde mi trabajo cotidiano con personas me inclino a pensar en la oleada de robos de sueños. Alguien está haciendo acopio de sueños ajenos para especular con ellos, para venderlos, para exportarlos, para traficar en el mercado negro de las ideas, para explotarlos, para denigrarlos o para fastidiar. Lo peor de todo sería que el robo no sirviese de nada salvo para fastidiar al propietario. ¡Qué sin sentido!



Yo defiendo mis sueños como si en ello me fuera la vida porque acaso sea eso exactamente lo que ocurre: que en cuanto te roban tu sueño dejas de vivir en plenitud, eres menos tú, pierde tono el arco iris y se desvanece el sentido de cada amanecer. No es algo banal, créanme. Las personas que carecen de sueños se consumen mansa y silenciosamente como una vela hasta que se apagan en forma de depresión, de ansiedad, de tristeza crónica, de apatía... o -en el mejor de los casos- viven muy por debajo de su máximo potencial, de la mejor versión de sí mismas. No es algo a lo que se pueda/deba renunciar sin luchar. No seré yo quien regale, pierda, olvide o posponga eternamente mis sueños. La vida está hecha de tiempo (es todo lo que tenemos) y acaso estemos aquí para aportar nuestra especial-única-genuina-divertida-próspera- nota musical a la orquesta planetaria. Así de hermoso. Así de trascendente lo vivo.


Quedan avisados: hay una oleada de robos de sueños. A usted le corresponde decidir qué hará con el suyo recordando que sueño acaso sea sinónimo de Vida (con mayúscula) y de felicidad posible. Me encantará conocer su particular método anti-robo.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Mercenarios

De oruga a mariposa.
No quisiera ser pretenciosa... y no sé cómo expresarlo... en fin, ustedes son de confianza... allá va: me siento mariposa y preciso de la libertad en el vivir tanto o más que del oxígeno y la ingravidez (Milan Kundera) o de mis alas soñadoras, digo voladoras.

Hoy, un poderoso centro formativo de Castilla (España) que pone en marcha un curso de Coaching (y desea contratarme) ha querido recortar mis alas y me siento malherida. Por un momento he sentido que todo el peso del régimen feudal caía sobre mis clavículas: imposición-imposición-imposición a un ritmo marcial.


Les aseguro que he argumentado con templanza y aunque no peso tanto como un Buda tengo su paciencia. Con tiento he esgrimido razones pedagógicas, profesionales, teóricas, prácticas, intelectuales, emocionales, asertivas, controlando el tono, la postura y el gesto buscando afanosamente el win-win (ganar-ganar) que aprendí de Stephen Covey... Reino feudal, armadura de hierro y oxidada, insalvable foso, derecho de pernada. ¡¡Por favor!! Así se mata la ilusión, la creatividad, las ganas de contribuir más allá, mucho allá de lo acordado. Se daña el alma: alas heridas, ensangrentadas en lucha contra los barrotes de la cárcel-jaula feudal. No somos mercenarios. No convirtamos nuestras empresas/ departamentos/ proyectos en prisiones medievales porque matamos el talento...

"Así no, gracias". He salvaguardado mi dignidad y auto respeto desde lo que creo, desde lo que soy. Sin embargo, ¿saben? estoy maltrecha... La violencia engendra violencia. La intransigencia ruptura de las relaciones, acuerdos y proyectos. Es triste. Siempre me quedará la duda de si yo hubiera podido hacerlo mejor: mente, corazón, tono, postura, argumentos docentes, profesionales, asertivos, experienciales... ?? !! Ya está. Hecho. Así no. Varios cientos de euros a saco roto ¡plof! El precio de la dignidad... ¿lujo? Nooooooooooo libertad.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Etapas del Tour

Imaginen tres idénticas vasijas de cristal. A la primera le llamaremos Vacía ya que en su diálogo con el mundo no para de pedir que le llenen de atención, de mimos, de comida, de tiempo, de regalos, de sexo, de juguetes y de halagos. Dominada por el deseo -obtenga lo que obtenga de la vida y las personas- es insaciable porque vive para recibir y ese verbo no tiene fin.

Llamaremos LLena a la segunda vasija. Colmada con lo que hay (y esforzándose por alcanzar no que no hay) atesora detalles, saborea cada brizna de hierba y aire, y cultiva un jardín interior en el que siempre florecen salvajes y bellas amapolas. Vive para ser y ese verbo -aun siendo profundo y extenso- contiene los límites que se auto impone.


La tercera vasija desborda sabiduría, generosidad, apoyo, escucha, paciencia y desde el ser fertiliza todo cuanto toca. La llamaremos Plena y se caracteriza por el dar. Son estadios evolutivos del ser humano por los que biológica y/ o psicológicamente transitamos inclinándonos finalmente hacia uno de ellos. Más información: Análisis Transaccional, Eric Berne.

Vivir para pedir...

Vivir para ser...

Vivir para dar...

Vocaciones, decisiones, acciones encaminadas al descubrimiento del sentido último del que habla Vicktor Frank. Vasija vacía de niño. Vasija llena de adulto. Vasija colmada que rebosa y fertiliza de padre-maestro-guía o coach que ojalá algún día alcance a ser... ¡Que los dioses del Olimpo me oigan!

viernes, 18 de septiembre de 2009

Un porvenir

Hay días en los que el amanecer trae un porvenir y los desheredados de la tierra apenas pueden creer lo que les pasa. Se tambalean entre la emoción, el vértigo, el miedo, la incredulidad, las ganas de llorar, la alegría y el afilado e invisible cuchillo de cristal del precipicio que rebota el eco del... ¿Será cierto? ¿Me pertenecerá?

Hay días que traen la cosecha de décadas sobre el pentágrama de sus veinticuatro horas naturales. El caminante -acostumbrado a cruzar desiertos sin agua y con la sola compañía de su esperanza y voluntad- acumula jornadas de cansancio y persistencia en la tarea. El solitario y heroico personaje (en el que a ratos nos convertimos todos) encuentra de vez en cuando un porvenir y apenas puede distinguir si es espejismo o realidad. Al borde del agotamiento -nunca de la desesperanza- el alma que llevamos dentro reconoce la esencia del merecido tesoro y finalmente sonríe y acaso suspira aliviada mientras aligera el peso de la nada, la sinrazón, el desconcierto, la fatiga de la incomunicación y otras plagas.

Hay amaneceres que traen un porvenir para los desheredados de la tierra que somos todos y entre el estupor y la alegría merecen una parada para celebrar. Estoy en ello tras la conferencia de ayer en la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao: cien personas (éxito nunca vivido con anterioridad en esa institución) agotadas las tarjetas, los resúmenes de la ponencia, el cava y el rioja; colmada la complicidad y el agradecimiento a la vida, a las personas, a los compañeros de viaje. Y el afilado cuchillo de cristal del eco que pregunta... ¿Será cierto?

jueves, 17 de septiembre de 2009

Un Consejero

La semana pasada se interesó por el Coaching -y vino a mi despacho- un Consejero de varias empresas vascas. Tiene 59 años y un background profesional intenso, apasionante, variado y muy independiente "de lobo estepario", según dijo él. Nos reímos mucho aunque se trataba de nuestro primer encuentro. Al parecer, él me recordaba de un curso realizado hace... cuatro-cinco ?? años. Se quedó con la idea de que era muy vehemente en la defensa de mis ideas, de que gozaba de un bien entrenado sentido del humor y de que mi formación académica era sólida. En aquel entonces no intercambiamos palabra alguna y yo no me quedé con su registro.

Es un hombre poderoso y bien relacionado que prepara cuidadosamente su jubilación según me comentó. Hace remo en un conocido club de San Sebastián y le gusta mucho la playa desde el primer rayo primaveral hasta bien entrado el otoño en la bahía. Le percibí como un canto rodado: esas piedras que a base de trasiego existencial acaban redondeando sus esquinas, siendo más benevolentes consigo mismas que al comienzo de la travesía vital y riéndose de casi todo.

Fue una grata experiencia en la que ambos disfrutamos. En la despedida compartió algo que forma parte de algunos textos inconexos (y aún embrionarios) que a buen seguro terminarán configurando un libro. Cataloga a las personas por tramos biológicos: Entre los 0 y los 30 años... etapa de aprendizaje. De los 30 a los 45 etapa de la inteligencia (se sabe aún poco pero se vende como si se supiera mucho porque hay que pagar la hipoteca, las vacaciones y la ortodoncia a los niños). Entre los 45 y los 65 etapa del conocimiento: sabes de verdad lo que te traes entre manos- desde la experiencia acumulada- y realmente aportas a las empresas con las que trabajas. De ahí en adelante entras en la etapa de la sabiduría, momento en el que regalas lo que has aprendido, lo que sabes, lo que importa, lo que te hubiera gustado que te contasen a los 25 y a los 35... Curiosa teoría la de mi recién descubierto Consejero ¿no les parece?


Hemos quedado mañana para comer: yo le aportaré desde el enfoque del Coaching de Líderes y Equipos de Empresa y él siguirá desarrollando el mapa mental de su libro a base de contrastarlo conmigo. Ambos estamos en la época del conocimiento y aunque él no alcanza los 65 todo lo que desee compartir será bienvenido. No olviden que me considero un aprendiz, feliz como una lombriz (post de este blog).

martes, 15 de septiembre de 2009

Volver al Gym

Apuro el último sol del verano paseando a primera hora de la mañana por la playa en compañía de las gaviotas, los pescadores y las olas que lamen mis tobillos. Una hora de paseo durante el que se me ocurren las mejores ideas creativas para los proyectos que ocupan la mesa de mi despacho y mis neuronas... De vez en cuando veo una concha de mar, una piedra de colores, un palito singular llegado del más allá... del Atlántico, de una isla desierta, de un barco pirata o de un naufragio.


A las ocho de la mañana se está bien en la playa. El sol se despereza a unos metros del horizonte y como aquel anuncio antiguo de estufas... calienta pero no quema... Difícil encontrarse con conocidos y, sin embargo, hoy me he cruzado con un antiguo amor. ¡Menos mal que siempre camino con un discreto pareo! El hombre, estupendo, de unos cuarenta y tantos, moreno, con gafas de sol, atlético y con un bañador de cuadritos hasta la rodilla ha sonreído hasta las agujetas, ha estado muy amable y seductor y en la despedida me ha dicho que me encontraba igual de atractiva que hace... ¡veinte años!

Qué cruel es la vida... y que piadoso mi ex. Hubiera dado cualquier cosa por escuchar su monólogo interior al alejarse o al comentar nuestro encuentro con unos amigos tomando unas cervezas. Seguro que sonaría algo así como: monísima... aunque creo que le sobraba medio kilo de galletas... Menos mal que llevaba mi pareo estampado del mercado de Rotterdam. Tengo que volver al gimnasio. Los años, los kilos, el desgaste no perdonan. Mañana me pongo a ello, ¡qué digo mañana! en cuanto me haga la digestión.

Medio kilo de galletas instaladas en la muslera superior... decididamente no quisiera escuchar esa cantinela de mi antiguo amor. En dos horas comienza mi entrenamiento ¿se animan?

jueves, 10 de septiembre de 2009

Cuestión de talla

Down... en los pies... zapatos negros e impecables de charol. ¿Se trata de una boda? ¿un bautizo? ¿un cócktel aristocrático en el consulado francés? ¿un acto institucional en Ajuria Enea (sede del Gobierno Vasco en Vitoria)? Down, zapatos brillantes, más-menos un 44, de cordones. ¡Ah! Es un hombre... Debe de ser alto, elegante, con clase y parece mostrar un respeto casi reverencial por el el acto en el que participa.


Middle... en las manos... un juego de muñeca rítmico, preciso, armónico con el que mueve la sala entera y a un centenar de músicos del este, con una batuta blanca (de madera) y empuñadura de corcho que encaja a la perfección en el hueco de su mano. Hermosa mano que acaricia el piano, el violín y el violonchelo. Es un genio. Nació en 1951 en Budapest. Está ante mí, a un metro: se ha quitado el impecable frac pero aún viste de negro, el color de los artistas, de la creación, del caos y la suma de todos los colores. A un metro.


Up... en los ojos... un gris azulado que ha sufrido, que ha sufrido mil batallas y pese a los arañazos del destino aún muestra su entereza y -lo que es mucho más valioso para mi- la ternura del que conoce lo efímero de la avaricia, lo sagrado del espíritu y la conmovedora emoción de la belleza.
Down, middle, up: un hombre de 58 años que lo ha hecho casi todo en música y en la actualidad dirige entre otras: la Filarmónica de Berlín, la Filarmónica de Nueva York, la Sinfónica de Cleveland, la Royal Concertgebouw de Amsterdam, la Filarmónica de los Ángeles, la Orquesta de París... y la Budapest Festival Orchestra con la que se metió al público del Kursaal en el bolsillo hace unos días en la capital guipuzcoana.

Ivan Fischer pisa con garbo dentro de sus zapatos negros de charol. Con precisión mueve el mundo a golpe de muñeca con su batuta blanca y empuñadura de corcho. Mira desde el azul grisáceo de unos ojos de los que emana la extraña e inquietante dulzura de quienes han sufrido a granel.


Grandes personas (Ivan Fischer): tras la batalla, más fuertes, más compasivas, más inteligentes si cabe, más hermosas. Pequeñas personas (cualquiera de nosotros): tras la batalla, más débiles, más arrogantes, más mezquinos, más torpes si cabe, más espeluznantes. No es lo que a uno le ocurre lo que marca un destino, sino la manera en la que nos posicionamos ante lo que ocurre. Todos elegimos cada amanecer: Fischer, usted y yo. Mientras lo piensa, suenan bien alto y por este orden Prokofiev, Béla Bartók y Dvorak -programa con el que Ivan Fischer enamoró en la Quincena Musical de San Sebastián-.

martes, 8 de septiembre de 2009

Hasta los güitillos

No sé si a ustedes les pasa -ya me contarán- pero yo (a veces) estoy hasta los güitillos -que viene de güito, es decir hueso frutal- y que resulta metafórico respecto a la expresión original que no es otra que estar “hasta las narices”.
Por educación tendemos a reprimir nuestro descontento. Más las féminas, la verdad. Por la paz un ave maría y así vamos acumulando bilis en el hígado y en otras zonas del intestino. Cuando la saturación del sistema es excesiva explotamos dañando lo divino y lo humano y más que a nada/ nadie a nosotras mismas.

La gestión de estas emociones -que conlleva su adecuada verbalización- tiene por nombre asertividad o sana expresión de la discrepancia, la negativa, el enfado, las necesidades, los anhelos y los sueños. No estamos educados en esto y cuando llegamos a la edad adulta (y desde luego antes también) -e incluso ocupamos cargos de responsabilidad- este asunto acaba provocándonos algunas disonancias.

Les contaré una anécdota. Cuando trabajaba en los servicios informativos de Radio Nacional de España tuve un director de carácter infernal que me apreciaba mucho. Yo -que entonces también tenía un carácter infernal- entraba de vez en cuando en su despacho y a modo de tsunami lanzaba improperios a diestro y siniestro sobre un sinfín de cuestiones. Honestamente, solía tener más razón que un santo en cuanto al contenido pero no en cuanto a la forma ni a la saturación de mensajes por minuto que lanzaba como una metralleta contra el buen hombre (lo era, pese a sus arranques de cólera).


Un día en el que seguramente el director estaba de mí “hasta los güitillos” me dijo: - Azucena, por favor, cuando "la papelera de tu descontento" tenga un papelito, un ruido, una basurita, ven y cuéntamelo. No esperes a que desborde como la espuma de una cerveza. Fue un gran consejo sobre asertividad, concepto que él desconocía en el plano teórico y que, sin embargo, a su manera formuló como una utilísima sugerencia de la que aún me acuerdo quince años después…


A partir de aquel día cada vez que surgían desavenencias, problemas o injusticias en el equipo de redacción yo acudía a su despacho, y vaciaba "el ruidito" de mi papelera emocional con lo que el tsunami quedaba reducido a la controlada explosión de una botella de cava.

Al no esperar hasta el desbordamiento, mejoró la bilis de mi hígado y mi autocontrol emocional. Mejoró la formulación verbal de las cuestiones que me preocupaban y, desde luego, mejoró nuestra relación. Todo ventajas. Se lo aconsejo. Cada vez que estén “hasta los güitillos”, respiren, piensen cuándo dónde y a quién van a decir qué y ¡¡háganlo!! a poder ser de una manera neutra, correcta, informativa, sin herir, sin faltar, asertivamente. Y... cuéntenme cómo les va.

sábado, 5 de septiembre de 2009

¿Qué Europa?

Recuerdo los prolegómenos en los que se gestó la Unión Europea. La complejidad del proceso hizo que se escalonase en lo que entonces se denominó varias "velocidades": primero los países más ágiles, mejor situados, con mayor renta per cápita, producto interior bruto, ratios de inflación etc. Han pasado dieciséis años, hemos igualado las monedas, ya no es necesario el pasaporte y, sin embargo, si analizamos comparativamente algunas realidades económicas me pregunto: ¿Europa? ¿Qué Europa? ¿Cuál de las Europas? Trataré de explicarme.


Por razones laborales o familiares viajo con frecuencia por Europa lo que me permite calibrar sobre el terreno los precios de los alimentos (en los supermercados) de los transportes que utilizo (trenes, tranvías, autobuses y aviones) de los servicios que consumo (restaurantes, taxis, cafeterías, dentistas) y de los inmuebles en venta (suelo ojear los periódicos para integrarme al máximo en la ciudad y en el país). Pues bien, ocurre con frecuencia que los alimentos están más-menos al precio de España, los pisos en general notablemente más baratos que en nuestro país, los transportes públicos igualados en precio pero excelentes en calidad, el paro muy inferior al nuestro y los salarios ... ¡¡ay los salarios!!

Permítanme que referencie datos oficiales de los salarios mínimos en la Europa presuntamente comunitaria... El más alto es el de Luxemburgo, 1.641 euros al mes seguido del de Irlanda, 1.499 euros al mes, Bélgica (1.387), Francia (1.338) ... etc. ¿Saben cuál es el salario mínimo en España? Acomódense en sus butacas, por favor, y abróchense los cinturones: 624 euros. No se queda ahí mi perplejidad porque a este dato hay que añadir otro reciente: dieciocho millones de españoles viven con menos de mil euros mensuales y aún más: tenemos uno de los mayores paros de la euro-zona...


Me quedé estupefacta el otro día al descubrir estas realidades mientras salseaba en Internet en la puerta de embarque del aeropuerto de Schipol. Cuando en 1993 se formaba la Unión Europea se hablaba de velocidades... creo que la nuestra es de caracol, tortuga o flamenco -cuando camina sobre una sola pata-. Seiscientos veinticuatro euros para que viva una familia en uno de los países cuyas viviendas tienen los precios más alzados. ¡¡Por Dios que paren esta noria!! No lo entiendo.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Psicosis

Caen las hojas. Retiran los yates de la bahía. Se llena de paraguas el Boulevard.

Cojo el autobús número cinco camino del despacho. Acabo de desayunar y una miguita de magdalena se cruza en mi garganta: toso dos veces, levemente. Trago saliva. Carraspeo. Vuelvo a toser dos veces, levemente. Medio autobús me da la espalda, se voltea al unísono y a la velocidad de la raqueta de Nadal. Si hubiera peraltaje, el impacto de tantas personas virando su espalda a la vez hacia el mismo lado haría peligrar la estabilidad del autobús. Exagero, desde luego. Psicosis. ¿Qué pensaron al oírme toser? Gripe A. ¡¡Ahhhhh!!

Les aseguro que me he sentido como si tuviera lepra, proscrita, repugnante, maldita. Dos toses en dos tandas, provocadas por una miga de magdalena. ¡Por favor, no me excluyan del reino de los mortales!

Caen las primeras hojas, retiran los primero yates de la bahía y se llena de paraguas el Boulevard. Es tiempo de otoño y se aproximan las hordas de trabajo a destajo... en gajos, je je, perdonen el juego... y la rima en a-o.

martes, 1 de septiembre de 2009

Huella

Tensar la cuerda del pensamiento hasta el país de la incomodidad. Provocar que los cuerpos se inquieten en las poltronas mientras las conciencias reconocen verdades inoportunas que, finalmente, esconden bajo la aterciopelada alfombra de lo convencional. Llevarse un sabor agridulce y contradictorio y un puñado de ideas revolucionarias en los bolsillos... Hablo del botín que regala Koldo Saratxaga en cada una de sus intervenciones, charlas, cursos y seminarios.


Estuve con él hace un par de días. El pretexto era noble: la vigésimo octava edición de los cursos de verano de la Universidad del País Vasco. El contexto era noble: el Palacio de Miramar, y la jornada se cargó (aún más si cabe) de intensidad al conocer que en un salón contiguo al nuestro se celebraba un consejo de gobierno lo que permitía en parte entender que hubiera un ertzaina (policía autónomo) por metro cuadrado y que nos revisasen los bolsos cada diez minutos. Incómodo, como el discurso de Koldo: se lo comenté en persona durante el ratito que compartimos en solitario en el patio exterior, bajo una lluvia típica de nuestra tierra, el txirimiri, en otros lugares llamado calabobos. Perdonen la falta de modestia, pero ninguno de los dos lo somos así que portábamos estupendos paraguas veraniegos que protegían de las miradas indiscretas.


Tiendo a pensar que -en alguna media- a Koldo le gusta la provocación (o al menos eso parece) por el titular que se permitió compartir con Cristina, la periodista del Diario Vasco: "... Las empresas caerán como moscas porque tienen un modelo caduco..." Saratxaga es conocido por su gestión al frente de Irizar, una empresa del grupo Mondragón, si bien él insiste una y otra vez en que lleva cuatro años "liberado" y trabajando desde K2Kemocionando. Es un hombre enjuto, de semblante austero, que tan pronto habla de las estructuras jerárquicas de las empresas basadas en el modelo militar de 1913 como de sus nietas o de su huerta (un terruño de unos noventa metros cuadrados) que cultiva con primor y da mucho de sí ofreciéndole no sólo tomates y momentos de reláx, sino metáforas sobre la necesidad de sembrar y esperar, cuidar y esperar, podar y esperar, abonar y esperar porque las cosechas (como los cambios empresariales) no se producen de la noche a la mañana y porque si hoy nos comemos los "brotes verdes" nos quedamos sin la pera o la ciruela del mañana ...


Es un profesional que despierta grandes fobias y filias tras la lectura de sus libros o intervenciones públicas. En mi opinión (le sigo de cerca desde hace unos meses) está virando internamente del mundo productivo-empresarial al sociológico-ideológico-político aunque lo niegue y le disguste la hipótesis como pude comprobar al comentárselo"... No no que va... estoy más que nunca en las empresas..." Vale, Koldo, es lo que cuadra con tu actual posicionamiento profesional-vocacional y sin embargo -perdona mi osadía en el diagnostico- tu alma de líder visionario va un paso por delante. Recuerdo algo que dijiste: pertenecemos al 0´2 % de la humanidad que mejor vive del mundo y si tú estuvieras en África harías una revolución...


En otro momento me preguntaste: ¿sabes cuál es el puente entre la persona y la creatividad? Caminamos juntos unos metros en silencio, caía txirimiri, el staff universitario te reclamaba, nos dirigimos a la sala central donde impartías tus ponencias... me miraste con cara de interrogación... y justo cuando te dirigías al estrado me dijiste: La libertad. Me senté entre los alumnos de la Universidad del País Vasco, tomé apuntes, escuché atentamente, observé tu camisa y tu cara llenas de sudor, registré tu huella, sentí el fresco aire conceptual que aportas y sin pronunciar palabra te dije: ¡Gracias Koldo!