domingo, 31 de enero de 2010

Temor y Deseo

Aceptemos que en el ser humano habitan dos fuerzas. Una blanca, que tira hacia delante desde el pecho, y otra negra que empuja desde la espalda. Demos esta hipótesis por buena, y consideremos que la que empuja desde el pecho hacia delante es la ley del deseo y la empuja por la espalda es la ley del miedo. Entre esas dos fuerzas nos vamos moviendo (o paralizando) en nuestro zigzageo por la vida, y del dominio de ambas depende en buena parte nuestro Destino. Temor y Deseo.

¿Cuál de estas dos fuerzas se impone con vehemencia en la mayoría de sus decisiones cotidianas? ¿Se deja llevar por el deseo de lograr, de aprender, de avanzar, de reír, de plenitud o -por el contrario- huye de la monotonía, del pesimismo, de la acritud, de la crítica, del aburrimiento... como si se tratase de una peste contagiosa? El primer caso es un partir de estar bien para ir hacia un estar mejor. El segundo es un estar mal para ir hacia un estar bien.

Parece un juego de palabras que no es.

Se trata de ser conscientes de las fuerzas que nos impulsan activamente hacia nuestros sueños y de aquellas otras que -aún provocando apariencia de movimiento- tan solo son huidas hacia la nada, la nada de la indefinición.

Pongamos un ejemplo metafórico simple. Vamos en coche y mientras la fuerza blanca pasaría por la definición precisa del pueblecito de la Toscana en el que deseamos disfrutar del domingo, la fuerza negra pasaría por coger el coche -sin rumbo alguno- dejando atrás una discusión monumental. Ambas escenas conllevan movimiento y sin embargo ¡son tan diferentes! Estas fuerzas propulsoras del ser humano repetidas inconscientemente hasta el infinito llegan a configurar comportamientos que se transforman en hábitos, hábitos que esculpen un Destino... Y es ahí donde tal vez debiéramos pararnos porque la fuerza del miedo es reactiva: responde a algo que nos viene dado; mientras que la fuerza del deseo es activa: va hacia aquello que anhela con intensidad y convicción... ¡¡Adivinen cuál resulta más satisfactoria!!

2 comentarios:

Socrates dijo...

Como decía alguien bastante conocido: "Miedo bueno no es." (Yoda)

A lo que yo suelo añadir: "...salvo en circunstancias extraordinarias muy concretas, en las que aporta un mínimo de tensión necesario para mantenerse en alerta." (opinión propia)

Anónimo dijo...

Hola. Tus comentarios sobre tus experiencias laborales o cotidianas me llenan de tranquilidad. Me gustaría compartir una lectura de un poeta que me aporta paz en cada línea que leo. Me gustaría recomendarlo ya que sus contemplaciones encuentran su lado práctico tanto en trabajadores, profesores, asesores,...
Se llama Antonio Colinas y su libro es Tres Tratados de Armonía.
Lo empecé a leer después de acabar la lectura de la Buena Crisis. Me da la impresión de que existe un hilo de continuidad.
Leyendo a Antonio Colinas me da la sensación de que sentimientos o sensaciones que uno experimenta y no son plasmados en un papel,él lo realiza por ti.

Un saludo