miércoles, 31 de marzo de 2010

Cómo me convertí en hiena

Aunque en el hosóscopo chino soy del año del perro, hoy me siento hiena: defensora de lo mío a base de colmillos. Lo mío es creer en la belleza en todas sus formas y alusiones; apostar por la esperanza; pujar en futuribles; atisbar el potencial y abonarlo. Trabajo muchas horas en todo esto de manera profesional y me dejo la piel a jirones. No hablo de pájaros y flores, sino de proyectos, de seres humanos, de almas transitando el senderito que a cada uno le toca. De vez en cuando me topo de frente con la maldad, el descarnado interés, la perversión de un sistema mental dañado, la injusticia, la falta de respeto. Cero belleza, nada de esperanza, ningún futurible y desgarro del potencial. Sequía. Cuando soy testigo de estas cosas en primera línea de playa (es un decir), cuando estoy muy cerca de las víctimas, me asqueo y el perro oriental del horóscopo chino se transforma en una hiena occidental.

Esta semana han echado a una directiva cuyo delito ha consistido en tener dignidad ante un mobbing perverso tras una maternidad. Esta semana una socia ha traicionado a la otra por un proyecto de mil euros. Esta semana un cliente junco -al que aprecio mucho- se ha roto en mil pedazos de dolor e impotencia. Esta semana sólo ha tenido tres días laborales. Todo ese barro me alcanza y por saturación colma todos los filtros y estrategias de reciclaje emocional, racional, vital, existencial. Colapso por saturación en el sistema. Beep, señales de alarma sonando. Aquí está la hiena mostrando los dientes afilados a la maldad, a la injusticia, al desánimo, a la impotencia, a la traición. Pienso sacudírmelos a dentelladas y recordarles que por naturaleza soy carnívora y que aunque parezco un perro -cuando me transformo en hiena- alcanzo los 90 kilos: no podrán zarandear a mi gente con facilidad.

¿Quién acompaña, alienta, descarga, desahoga, anima y fortalece al Coach? Otro Coach. Esta ha sido la buena noticia de la mini semana laboral: uno de los grandes Coaches europeos me ha pedido que le haga unas sesiones de entrenamiento... Glub... tras pensarlo durante un par de días, y de compartir mis dudas con él... comenzamos la semana que viene. Es todo un aprendizaje de por vida: cuidar a otros y dejarnos cuidar, mostrar los comillos a la fealdad del vivir, y apostar con la fiereza de esos mismos colmillos por la belleza del vivir en un ciclo eterno que se retroalimenta.

domingo, 28 de marzo de 2010

Venta Cruzada

Presto libros a las personas con las que trabajo y -de vez en cuando- sin pedírselo, ellos me los prestan a mí. Cuando algo les ha "llegado" (emocionado, sacudido, despertado, ilusionado) me lo traen voluntariamente para que yo pueda disfrutarlo e incorporarlo a los métodos de entrenamiento del despacho.

Las personas con las que trabajo son un tesoro: les estoy agradecida, ya que no sólo dan sentido a mis esfuerzos laborales, a proyectos increíbles y alianzas más allá de lo imaginable, sino que permiten que viva en libertad siendo dueña de mi tiempo, energía y decisiones. ¿Acaso puede un ser humano pedir algo más, pedir otra cosa?

Libros en castellano, en inglés, ediciones de tirada limitada y de bolsillo, de empresa, de marketing, de humor, de filosofía, de liderazgo... Todo lo que les resulta valioso desean compartirlo. Por este sistema, esta semana me han llegado cuatro libros: uno sobre venta cruzada de Joseph W. Thompson; otro sobre Carl Jung (Psicoterapia y Relaciones Humanas) , un tercero sobre sistemas retributivos (Las mejores herramientas para la gestión de las remuneraciones). El último se titula Conscious Business (Negocios Conscientes) de Fred Kofman, una joyita que acabo de terminar de leer.

Los títulos... ¿Son un mensaje sobre ellos? ¿De ellos hacia mí? ¿Un mensaje para mí? ¿Un mensaje en una botella? Juguemos un poco con las hipótesis. Los libros hablan de ellos ya que los han seleccionado, comprado, leído y disfrutado: son un eco de su momento, personalidad y preferencias lectoras. Son también un mensaje hacia mí: ¡Mira lo que he leído y cuán interesante es! Por último, también es una lección de humildad: yo no lo sé todo (ni siquiera casi todo), ni de mi oficio ni de otras muchas cuestiones.

En fin, que estoy muy contenta por este intercambio de saberes, de energía y de ilusiones: agradecida de poder relacionarme con personas, personazas estupendas a través de proyectos ilusionantes. ¡¡Gracias!!

viernes, 26 de marzo de 2010

Link de interés

Desde hace años colaboro con una revista especializada de ámbito internacional y muchos lectores en países hispanos. Se puede acceder a ella de manera gratuita. Les falicito el enlace en el que encontrarán una entrevista realizada a Rafael Echevarría -referente del Coaching Ontológico y sabio con décadas de experiencia en el entrenamiento de personas-. ¡¡Que la disfruten!!

http://www.coachingmagazineinternational.com/

miércoles, 24 de marzo de 2010

Al filo de lo imposible

Al filo de lo imposible es el título de un programa televisivo que apuesta por la aventura en escenarios salvajes. En verdad yo me planteo la vida como una aventura permanente en el asfalto y en el bosque, en la selva de cemento y en las relaciones productivas.

Estos días avanzo por escrito reflexiones, materiales, dinámicas y enfoques para algunos compromisos laborales de los próximos meses. Lejos del día a día y de sus servidumbres, apuro los puentes festivos para profundizar en mis propias conclusiones entorno al entrenamiento de personas. Uno de los apasionantes desafíos que preparo con mimo pasa por la capital aragonesa, donde impartiré enseñanzas de Coaching de Equipos, si me lo permiten -y sin falsa modestia- el más difícil y complejo. Pocos profesionales se han formado en ésta dinámica y aún menos la practican en España. Lo que me propongo es confrontar a mis alumnos con lo imposible: transmitirles -en poco más de ocho horas- todos los rudimentos de este arte, ciencia, método, proceso, y herramienta conceptualizada por Alain Cardon (experto francés del entrenamiento empresarial).

Tras más de diez horas de redondeo de mis propios apuntes, varias decenas de manuales de la última década por el suelo del despacho, y algunas torretas de libros apiladas en diversas sillas, me paro un momento y resumo la esencia de la esencia, de la esencia... de lo que hace un Coach en un equipo de empresa. Lo que sigue es parte de esa síntesis:

Un Coach de Empresa propicia el tránsito de grupo a equipo; clarifica lo que une (un objetivo común) y auspicia el alineamiento de los participantes con esa meta consensuada. También apalanca las fortalezas del equipo al tiempo que minimiza las debilidades o -mediante el feedback- pone en pista para su corrección y mejora. Un Coach de Equipo mantiene el ánimo elevado en las duras y en las maduras, también sujeta con firmeza el timón de la positividad buscando (siempre) soluciones. Por supuesto, escucha a niveles profundos: lo que se dice, lo que se calla, los gestos y su código transparente (metalenguaje llamado sinergología); así mismo observa la circularidad de la energía o intervenciones equilibradas de todos los participantes (otro metalenguaje), realiza preguntas poderosas, desafiantes, abiertas (una pregunta puede ser la mitad de una respuesta, acaso de una solución) y anima, halaga, aplaude, sonríe y reconoce, buscando el fondo de las cuestiones sin perderse en el bosque de Caperucita.

Además, el entrenador de un equipo de empresa se distancia de las posibles proyecciones de los directivos hacia su líder, y siembra -una y otra vez- la certeza de que ¡¡pueden!! mientras ofrece seguimiento de la evolución a lo largo del tiempo aportando feedback o retroalimentación abierta o cerrada, individual o grupal. Por último, el Coach de Equipo apoya a quienes flojean o pasan por momentos delicados: hoy por ti, mañana por mi, y alimenta de manera contínua las líneas de mejora o aprendizaje elevando siempre los estándares o metas alcanzables. De nuevo, al filo de lo imposible.

Todo esto es certero y me ha costado tiempo, esfuerzo, lecturas, cursos y experiencias llegar a deducirlo sobre el terreno. Sin embargo... ¿saben? No es lo medular. Lo que importa del Coaching de Equipo- en realidad de cualquier trabajo de un entrenador- es La Mirada. La Mirada lo es todo: ver en el embrión el feto, y en el feto el bebé, y en el bebé el niño, y en el niño el adolescente y así hasta el infinito. La Mirada que captura el roble en la bellota. La Mirada que ve el empresario de raza en el emprendedor dubitativo. Esa Mirada sólo puede realizarse desde el amor a las personas, desde la fe en el ser humano, desde el optimismo y la bondad verdaderos porque de otro modo ni el Coach aguanta los durísimos envites del entrenamiento de equipos ni éstos logran sus objetivos. La Mirada. Me bastará si soy capaz de transmitir esto a los alumnos de Zaragoza.

lunes, 22 de marzo de 2010

Conversación con un Tiburón

No hay casi nada que no pueda mejorar un buen café arábigo caliente y un par de magdalenas recién horneadas en un obrador artesano. Aquí estoy, en el centro de la bahía, dándome al vicio, mientras leo El futuro del Management (Gary Hamel) y repaso mentalmente una sesión de entrenamiento ejecutivo en la que un joven tiburón se ha puesto muy rojo y contrariado porque al referenciar una historia en la que aparecía una mujer de mi edad la ha descrito como "una mujer mayor"... Yo no he dicho nada, ni siquiera he parpadeado, pero él ha pedido mil perdones que no tenían sentido de ser: simplemente ha descrito un hecho real, je je... Eso es todo.

Observo mi entorno: hay bastantes "mujeres mayores" y algunas muy mayores incluso. Al verlas, pienso que no son las canas lo que importa, sino llegar a los sesenta con algo debajo de ellas: en el interior del cerebro (algo valioso que compartir con los demás). Tal vez por ello en una ocasión en la que este mismo joven me preguntó cuál era mi sueño le contesté que ser una ancianita sabia y creativa que compartía con el mundo... Amable, correcto y galán -como es- dijo que ya era sabia y creativa... y pensó que ya era mayor... mientras apuraba su helado de té verde. No son las canas lo que importa, sino lo que hay debajo de ellas y en el corazón que ha de permanecer blando y acogedor para sembrar las plateadas semillas del largo aprendizaje.

viernes, 19 de marzo de 2010

Intuición

Dos años y unos meses después he vuelto a coincidir con él. Esta vez en un castillo que mira al mar. No estamos solos, tampoco hace dos años. Hoy, sin embargo, al reencontrarnos se ha producido la chispa cómplice de quienes se reconocen más allá de las apariencias. Dulce sonrisa la suya, y reverencial, la mía. Él es el maestro y yo la alumna, si es que estos roles significan algo (de nuevo) más allá de las apariencias.
Cien personas entorno a un gurú sexagenario que rueda por el planeta tierra en busca de la sabiduría ancestral desde que alcanzó la edad adulta. De origen chino-cubano se expresa con un castellano dulzón, está más delgado que nunca, y conserva la flexibilidad de junco que permenecía en mi memoria.

El castillo permite unas vistas de lujo: yates, veleros, piraguas, patos, gaviotas, robles, hayas, pensamientos de jardinería, pensamientos de los otros y prácticas taoistas en un bosque del siglo XIX. Cien individuos en busca del santo grial, y el maestro que se niega a seguir alimentando la conceptualización de la vida, y apuesta esta jornada por practicar, practicar, practicar.

A la entrada del salón noble un cartel impreso a todo color y realizado por Beñat dice: El guía interno. Parece que se trata de eso, mientras él juega a otra cosa: a compartir sus conocimientos del I Ching cuyo primer exagrama dice: Observa cuanto te rodea, aprende de la naturaleza, y copia cuanto puedas. Ver fotos del blog.

Cuarenta años de estudio dan para mucho si eres aplicado, perseverante, coherente y por eso tiene mucho que compartir. Por ejemplo, que ya Carl Jung habló del Yo, con mayúscula, para referirse a la identidad del ser... La aportación de esta mañana, a puerta cerrada en el castillo, ha sido que tenemos dos egos: uno positivo y otro negativo. El positivo está al servicio del guía interior o aquello que hemos venido a realizar en esta vida; el negativo va por libre y se impone si le dejamos haciéndonos caer en desviaciones de nuestro trayecto original. ¡¡Qué curioso, dos egos!! Jamás se me hubiera ocurrido planteármelo así. Media vida tratando de aplacar bajo el zapato a mi poderoso ego, y ahora resulta que puede ser un fiel sirviente de la tarea a realizar. Interesante.

Fuera de contexto estas ideas quizá resulten abstractas, o incomprensibles, por eso aportaré una clave precisa facilitada hace... quince minutos: fíjese en sus niveles cotidianos de energía, incluso en cómo se siente en este preciso momento... sobre diez ¿cuánta energía diría que tiene? A más energía, más y mejor conexión con su guía interno; a menos energía, más distancia con su voz interior. Claro, puedo oírle: es festivo, ha dormido más de lo habitual, está tomando vitaminas para la astenia primaveral, ha desayunado muy bien ¡sí claro eso también tiene algo que ver! Algo.

La conexión entre el ego bueno, je je ¡qué divertido suena! y el guía interior se realiza por la escucha atenta de las corazonadas, los sueños, el olfato interno, la intuición, el instinto... Escuchar. Cada día me resulta más vigoroso este verbo, tropiezo con él en todas partes: por ejemplo, en mi trabajo como entrenadora de empresa la escucha es una de las habilidades de práctica continuada, acaso "la habilidad" por excelencia, y el otro día en Innobasque, la agencia vasca para la innovación (situada en el parque Tecnológico de Zamudio) varias decenas de personas enfrentadas a elegir la primera cualidad de la inteligencia emocional optamos por la escucha. ¡Coincidencias, casualidades! Nooo. Seguramente causalidades. Me gustará saber si he sido capaz de transmitir algo en este post. Les dejo ahora. Comienza el entrenamiento de la tarde en el castillo, a puerta cerrada, mirando al mar.

martes, 16 de marzo de 2010

Espacio, Tiempo y Movimiento

Junto con una compañera, dentro de un mes coordinaré un workshop para la Asociación de Empresarios de Guipúzcoa, ADEGI, la patronal. Se titula ¡Por fin reuniones eficaces! y creo que el título lo explica casi todo.

Jugando con los conceptos, hemos diseñado un guión que se atiene a tres ejes, cuatro claves y cinco roles. No desvelaré todo el contenido para que se mantenga la expectación inicial. Los tres ejes son: el tiempo, el espacio y el movimiento. Las cuatro claves son: reunir, unir, sonreír y decidir. Hemos coqueteado con la sílaba final que se repite en todos los verbos: ir... para reforzar de nuevo la percepción de movimiento en las reuniones eficaces.

Cambio el tercio, por utilizar jerga taurina en honor de mi abuelo materno muy aficionado a "la fiesta Heminwayana". Hoy he estrenado despacho en Bilbao. Por favor, dejen que les cuente lo contenta que estoy: es coqueto y está situado en el centro de la city (Colón de Larreategui). Luminoso, bien decorado y con plantitas tiene hasta un sofa en el que algún mediodía puedo hacer una relajación de diez minutos ¡¡lujo asiático!! Mi nuevo despacho en la capital vizcaína me ha permitido reconectar con la importancia del concepto espacio en relación con los resultados de las acciones. Me explico...

Una reunión de trabajo es una de las muchas piezas del puzzle productivo: no ocurre en mitad de la nada, sino que reproduce a escala las relaciones que se mantienen fuera de la reunión, las luchas de poder, las sintonías y tensiones, las fobias y filias, los grados de eficacia e ineficacia, los mismos códigos gestuales, capacidad de respeto, de sintonía con el otro, de escucha... Vale, frenooooo. En una reunión hemos de tener en cuenta los tres ejes: el tiempo previsto para su desarrollo -que comienza y termina a la hora en punto y se dosifica con rigor- el movimiento que se produce tanto en el intercambio de propuestas e intervenciones como en el tránsito entre el momento inicial y el de cierre acompañado de las correspondientes decisiones que empujarán a las acciones...de nuevo movimiento, y el espacio.

El espacio es puro potencial en espera de ser colmado de sentido. El espacio fértil que he hallado hoy en mi nuevo despacho preparado por Iratxe, custodiado por Libe, acompañado por Sara, María y Lourdes en habitaciones contíguas, ha potenciado tres sesiones especiales de entrenamiento, profundas, en las que junto al arsenal de herramientas que habitualmente utilizamos ha estado presente más que nunca la intuición, esa señora caprichosa que no suele presentarse. El espacio condiciona la circularidad de la energía según Alaín Cardón. El espacio aprieta o libera, potencia o limita, expande o constriñe, conecta o aleja.


Tras mi jornada, muy cerca de allí, he buscado entre los arbustos a Blancanieves y a los siete enanitos y una vez más no he podido verlos como hacía mi padre cuando yo llevaba trenzas e iba a echar de comer a los patos del Parque de Doña Casilda Iturrizar. Tampoco hoy he tenido suerte. Para consolarme me he dado al café, droga permitida por mi hígado, de momento... En el Meliá lo sirven con pastitas y una deliciosa galleta de chocolate negro. Después le he tomado el pulso a la jornada anotando en mi Moleskine los asuntos pendientes: mañana será otro día en el que de nuevo -como en las reuniones eficaces y en la vida- habrá tres ejes: el esquivo tiempo, el fértil espacio y el apasionado movimiento quien emparejado con la acción precisa conduce al logro.

domingo, 14 de marzo de 2010

Faltan manos: Remeros

Vivimos fragmentados, o a mi me lo parece. Piezas de un puzzle que no se recompone a falta de links lógicos-ilógicos-mentales-emocionales-espirituales-privados-colectivos-planetarios. La fragmentación atomiza el poder propio mientras intensifica la sombra. Es como si el samurai que somos manejase descompasadamente brazos y piernas, el sable y la cintura, las ordenes de ataque y retirada como una marioneta disarmónica: no vencería nunca a su rival ni -lo que acaso sea más importante- a sí mismo.

Vivimos enrocados en la tiranía de la mente, en la madeja del pensamiento: sabiendo mucho y practicando nada. Faltan manos, remeros en la materia, y acaso todo lo que conocemos y no usamos pese tanto como un saco de piedras atado a la espalda del devenir. ¿Por qué se produce esta desconexión? ¿Cómo recuperar la armonía que acaso no sea otra cosa que unificar el arcoiris que somos? ¿Qué perdemos/ganamos con la fragmentación?

Con frecuencia trabajo con personas hiper-dotadas no sólo por su coeficiente intelectual IE, sino por sus currículums atómicos: licenciaturas, másters, idiomas, cargos y, sin embargo, no consiguen hacer de ello un baluarte al desánimo, a la ineficacia, a la degradación, la controversia, o la desmotivación de sus equipos... ¿Dónde está el gap? Atónita compruebo que conocen al dedillo la teoría de los sistemas, los siete hábitos de las personas altamente eficaces, los rudimentos de la programación neurolinguística, las reuniones delegadas... pero ¡¡¡ No lo aplican en absoluto a la gestión de su día a día!!!

Ya se sabe: sólo las acciones mueven la vida, aquello que hacemos reiteradamente convirtiéndose en un hábito que nos acompaña como una segunda piel y se transforma en nuestra particular marca personal (Branding). La mayoría de ustedes ya saben mucho, acaso demasiado para que se apolille entre las neuronas. Teoría sin práctica es estéril. Quédense con ese concepto filosófico y practiquen, por favor, el bello arte de la acción sin la que no se producen resultados. El mundo precisa manos: remeros ¿se anima?

viernes, 12 de marzo de 2010

Los viejos rockeros nunca mueren

Jamás me ha gustado el rock, quizá porque no lo comprendo o acaso -sencillamente- porque mis tímpanos tienen un limitado cupo de decibelios. Hoy, sin embargo, he me sentido vieja rockera pedaleando sobre mi bicicleta a toda velocidad y permitiendo a la brisa marina sacudir mi rostro tras 24 largos de piscina: el pelo mojado, las playeras de cuero, el vaquero nuevo que no me gusta, el libro en la mochila y el cortadito en la degustación del barrio. Todo antes de las 10.00 de la mañana de un viernes cualquiera. De repente he olvidado mi edad y la conveniencia de ser cuerda (de parecer sensata) y de responder a las expectativas de otros. Quizá nunca me he ocupado mucho de responder a las expectativas de nadie. ¿De nadie? ?? !!

Acaba de salir del despacho un alto directivo después de entrenar intensamente durante dos horas largas sobre el liderazgo posicional y el ejercicio de la autoridad en el marco de una fundación en la que no se echa a nadie y no hay escalafón para promocionar: poco margen de maniobra para motivar por debajo (tente tieso) ni por encima (promoción). ¡Centrémosnos en no desmotivar! lo que a decir de las paginas sepia -y de los ensayos de management- hacen más del 80% de los directivos españoles.

El liderazgo posicional no es otra cosa que liderar a cada persona de manera diferente: a uno con el halago, a otro con la exigencia, a un tercero por el marcaje de límites, a un cuarto por la posibilidad de iniciativa, y a un quinto dándole órdenes precisas... Una sola organización, un sólo líder, una sola cultura corporativa (misión-visón-valores), y muchos estilos para motivar a cada persona teniendo en cuenta sus propias pulsiones. Está bien estudiado, por ejemplo, que un cerebro (alguien creativo y poco ortodoxo) necesita mucha libertad para aportar lo mejor de sí, mientras que un coordinador tiende a delegar, y un implementador transforma las ideas en acciones... Hay hasta nueve rasgos distintivos que han sido bien estudiados en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) por Meredith Belbin y que permiten mejorar la comprensión, cohesión y desarrollo de los equipos de alto rendimiento en las empresas. No sé si entre los nueve perfiles habrá rockeros, je je, me temo que no. En cualquier caso comienzo ahora mismo el fin de semana que les deseo armónico, sereno, relajante y si es posible divertido.

(*) Meredith Belbin es autor de siete libros, entre otros: Beyond the team, Changing the way we work, y Team Roles at work.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Jugar con el Corazón

De vez en cuando entra una ráfaga de aire fresco en la caja de cerillas del pensamiento ortodoxo, ¿oficial? sí, también. Los cinéfilos recordarán la película El club de los poetas muertos: rebeldía en estado puro con el pretexto de la literatura y la filosofía de fondo en una universidad privada. Es el caso, si bien con un poco más de movimiento... Sobre la cancha, al rebote... ¡Xesco Espar! Brisa del Mediterráneo ayer en la ESTE (Universidad de Deusto, campus de San Sebastián) donde ofreció una conferencia ¿master class? ¿mini-show? ¿streaptease intelectual-emocional? Trataré de poner orden y coherencia en mis ideas. Ya me dirán si lo consigo.
Es un hombre alto y un tanto desgarbado con enorme sentido del humor -vean un par de fotos mientras ideábamos travesuras-. Nacido en Barcelona en 1963, en el seno de una familia humilde, lleva dos décadas vinculado al entrenamiento deportivo de élite siendo entre otras muuuchas cosas profesor del INEF (ahora en excedencia) y primer entrenador del equipo profesional de Balonmano del FC Barcelona logrando la Champions League de 2005, la Liga ASOBAL 2006 y la Copa del Rey 2007. Hasta San Sebastián ha llegado en calidad de coach (motivador), escritor y conferenciante.

Jugar con el corazón (Editorial Plataforma Testimonio) es el título de su libro cuyo segundo mensaje en portada reza: cuando la excelencia no es suficiente. Se trata de un volumen ligero -129 páginas- disfrutable por cualquier persona aficionada o no al balonmano en el que Xesco simplifica la raza humana en tres categorías: las personas que no se enteran de nada; las que sí se enteran; y las que hacen que las cosas ocurran. Primer round: ¿A cuál de estos tres grupos pertenece usted? Cinco segundos de silencio. Párese aquí a responder, por favor. Y decida si su respuesta le satisface o es algo que desea cambiar.

Segunda aportación. Si alguien nos dice que lleva un diario, tendemos a interpretar que registra por escrito los hechos de su vida a posteriori. Sin embargo, existe una versión más original, atractiva y a decir de Xesco eficaz: llevar un diario de lo que queremos que ocurra en el futuro, es decir, dibujar, escribir e idear de antemano, los sueños, las metas, logros y objetivos emocionantes cuya mera contemplación nos ponen los pelos como a Espinete... Dice que él guarda estos diarios de futuribles y que gran parte del momento dulce que vive en 2010 estaba escrito hace ¡una década! Usted, con qué sueña, dónde plasma esos registros, qué imágenes pone en su casa, en su oficina, en la nevera... ¿con qué inalcanzables se atreve a flirtear? Cinco segundos de silencio. Párese, por favor, a responder. Después... sigamos juntos.

Dice el entrenador que lo más arriesgado es no arriesgar. O vives tus sueños (en mayor o menor escala) o estás viviendo el sueño de otro. Mercenarios. No, gracias. Por último, unas líneas en honor de mi amigo Roge -profesor de Deusto experto en liderazgo-. Para que un equipo funcione hay que tener presentes cuatro características. La generosidad (hoy por ti, mañana por mí), la humildad (o dejarse ayudar), el compromiso (seguir sudando al máximo cuando el asunto deja de ser divertido porque hay dificultades) y, por último, el entusiasmo que se contagia. Para terminar, dos recomendaciones de Xesco Espar: si quiere desarrollar su máximo potencial contrate un Coach, o ponga en marcha un peer group. Otro día vemos esto.

martes, 9 de marzo de 2010

Ausencia

Hielo. El invierno no ocurre cuando el termómetro baja de cero, sino cuando se hiela el corazón porque no nos quiere la persona a la que queremos, está lejos, o enzarzada en la batalla del vivir y no le alcanza el tiempo para "vernos" en un sentido pleno y chamánico.

Hoy siento frío en el alma porque algunos familiares están lejos geográfica y emocionalmente. Hielo porque otros quizá no regresen jamás para celebrar en casa la Navidad. Impotencia ante los que se fueron para no volver por muerte súbita.

Somos seres relacionales que lanzaguidecemos sin contacto humano. La piel -esa frágil seda que nos separa de los otros- se marchita cuando falta tacto. Tacto en los dedos y en el trato: amabilidad, alegría, respeto, ternura, tiento.

La velocidad a la que vivimos, la intensidad a la que vivimos, se come a veces la opción "contacto" del catálogo de elecciones cotidianas: hace un mes que no hablo por teléfono con mi madre, hace dos meses que no abrazo a mi hija, hace tres años que no quedo con Sarita. Hielo. Resbalo en lo que denominamos dobles bucles o intereses encontrados de igual intensidad en positivo y negativo que -por lo tanto- se anulan entre sí. Jaque/Mate.

Hoy se ha instalado el hielo en mí: fuera cero grados, dentro ausencia, silencio que corta, añoranza de quienes no están. Me voy ahora, he quedado con Maite: juntas iremos a una conferencia de Xesco. Me sacudiré los copos de nieve de las solapas. Nos reiremos cómplices sobre el filo de la navaja de lo que juntas vamos creando para un mundo que resbala empujado por la velocidad intensa del Hacer mientras olvida la esencia del Ser. Hielo.

domingo, 7 de marzo de 2010

Miopía de Recursos

Mi amigo Txema se empeña en que aprenda a cuantificar la vida según los números. Más que la vida, los negocios: balance de resultados, cuenta de pérdidas y ganancias, amortizar, invertir... Dice que con estas herramientas se descubre casi a golpe de ojo la auténtica radiografía de una empresa y que más allá de las apariencias (los coches de los consejeros, los pabellones industriales y las villas junto al mar) lo que se detecta es cómo se financia el imperio y la rentabilidad del negocio. En fin, como dice el sabio refranero español: no es oro todo lo que reluce y conviene mirar al balance antes de casarse con alguien en forma de sociedad anónima, limitada, e incluso ganancial, je je...

Bajo el influjo numérico de Txema he salido de casa a las 8.00 a.m., he mirado el termómetro de la avenida: 0 grados centígrados y -en el primer cruce- he contado los semáforos que veía: 6, todos en rojo. Avería en la city mientras las calles a esas horas de un domingo parecían la primera escena de un juego de rol. Completamente vacías.

Sea como fuere he llegado a mi destino y de allí vengo para compartir con ustedes. Estoy triste tras participar en un entierro colectivo de enorme magnitud. Decenas de árboles muertos por tala en los montes vascos sin más delito que su existencia y generosa emisión de oxígeno, bellotas e incansables hojas al desánimo de las estaciones y sus cambios climáticos. Al sepelio han acudido cientos de compañeros aún vivos cuyo llanto ha formado al principio un riachuelo manso y -más tarde- una torrentera que arrastraba consigo restos de hojarasca, maleza, piedrecillas, barro y musgo seco. Torrentera de llanto por los caídos en pacifico combate sin defenderse del hacha, del hombre, de la barbarie. Árboles centenarios que a nada ni nadie molestaban, que con sus raíces sujetan terraplenes y montañas evitando desprendimientos, propiciando la rítmica respiración de la tierra.

Tras el funeral colectivo, he descendido por un camino estrecho custodiado por varetas de San José con sus florecillas amarillo-blanquecinas: inocentes, flexibles al viento. Me he alejado de la torrentera ¡adiós amigos! Como yo, soís de esta tierra que los humanos extinguimos por codicia, egoismo, insensibilidad y ceguera de recursos. Cuenta de pérdidas y ganancias: todos perdemos y acaso unos poquísimos miopes ganan en el corto plazo (menos de un año explica Txema) mientras el largo plazo pierde fuelle como un desesperanzado zeppelín a la intemperie. S.O.S.

viernes, 5 de marzo de 2010

Dos, y el mundo se para

Orinoco Flow sonando a todo volumen en el salón mientras recojo el desayuno. Compañía de Enya The very best -el lujo que ayer me concedí tras una marathoniana jornada de trabajo lejos de casa-. Trasteo en la cocina cuyo balcón asoma a unos jardines con árboles de azahar, camelias, palmeras y hortensias azules -clásicas de Guipúzcoa-. Oigo voces tras los arbustos que separan el parterre particular. Jóvenes en flor. Ella alza la voz, él da una patada en el suelo. A dos metros pasan unos niños camino del colegio: ellos ni se inmutan... Él la mira, ella se da la vuelta como una danzarina coqueta haciéndose la ofendida. Él lleva de esos pantalones caídos que nadie sabe cómo se sujetan ni Einstein entendería porqué no funciona la ley de la gravedad en estos casos. Se aleja de ella unos... cinco metros, otra patada en el suelo ¡qué culpa tendrán las losetas! Ella dice algo que no alcanzo a comprender, él camina dubitativo, le coge la mano derecha, se acercan... Las playeras de él -grandonas y con los cordones sueltos- a un centímetro en paralelo de las de ella -pequeñas, de lona y con los cordones bien atados-. Se besan. Pasa una señora con un galgo y ellos ni se inmutan. Dos y el mundo se para. Dos en fase hormono-primaveral y el mundo se para. Sigo regando las macetas, los nuevos trasplantes, los aloes que se han reproducido por doquier, un roble cuya bellota trajo Marta de Manhatthan, las púas de Canarias que "robe" en un jardín público hace cuatro años y están gigantescas... Ahí les dejo: tras el seto del jardín al que se asoma la cocina de mi casa. Corro hacia mi trabajo mientras recuerdo A day without rain, la última canción de Enya sonando en el salón. Un día sin lluvia: hoy. Dos y el mundo se para. Fase hormono-primaveral ¡Qué bonitoooooooooooooo! ¡Cursi! Vale.

martes, 2 de marzo de 2010

Emociones al pil pil

Pacífica como soy, a veces, doy un golpe encima de la mesa de mi torpeza. Me enfado con la repetición a escala de mis errores tradicionales: flojeras, ideas limitantes, miedos e inseguridades. Es el caso: hoy. Rabiosa. Con la vieja mochila de la piscina sobre los hombros pedaleo hacia el despacho. Nadaré al mediodía para desfogar la irritación de la moviola: jugadas repetidas hasta el infinito, en el infinito que aguarda -supongo- el aprendizaje pendiente. Es el caso: hoy.

Incruenta batalla perdida de antemano contra el Tiempo. No respeta stop alguno. Tocata y fuga del Tiempo mientras Lolita observa. El Tiempo es lo que me tiene contra las cuerdas en el ring del día a día: combato, aflojo, descanso, me situó, reflexiono, vuelvo a combatir, aflojar, descansar, reflexionar, a resituarme en la batalla perdida de arañar minutos a los segundos. Imposible, lo sé y sin embargo... Poético, no se entiende, vale. Ya les he dicho que estoy disparada y las emociones al pil pil golpean través de los dedos el teclado. Mi compañero de despacho ya se ha reído dos veces (me conoce, y sabe que cuando escribo enérgica y ruidosamente hay marejadilla en altamar así que se mantiene silencioso y cauto no sea que el fogonazo explosivo del trueno le alcance).

Sostengo un combate cuerpo a cuerpo con el Tiempo. En un corner él y en el otro yo. Creo que combatimos en la categoría de pesos wélter (intermedios) ya que hace años que dejé de tener la figura de una pluma... Me gana siempre y acaso esto sea lo que tanta desazón me produce. Mi intelecto reconoce que es un combate perdido de antemano: el Tiempo sabe de nuestro comienzo en el planeta, de nuestra evolución hacia la decrepitud y tal vez hasta la fecha de caducidad. Él lo sabe todo y nosotros sólo podemos hacerle el juego durante un rato, cuan sparrings... Mi mente lo sabe pero no acepta: se rebela contra ese dominio omnipotente de reglas conjugadas sin consenso.

El Tiempo me muerde, me aprieta, marca el ritmo de la comba cotidiana: salto, me desgasto, respiro, decido que él no manda en mi vida, cojo las riendas, me aferro a la agenda, coloco sobre la mesa el reloj de arena que pauta visualmente las horas, pido una tregua. Nunca afloja. Se ríe. Aguarda agazapado en el corner del ring, se hace el distraído y comienza a dar saltitos con renovadas fuerzas. Incansable, imbatible. Él es eterno y yo mortal. El perdura y yo me desgasto. Y más allá de todo ello la cuestión del máximo aprovechamiento de cada instante que estemos vivos, sanos y cuerdos sobre la faz de la tierra. Por eso me rebelo: ante el tormento de que no siempre destino mi preciado tiempo (ni el de otros seres) a lo más sagrado. Otro día hablamos de qué es lo más sagrado. Cada cuál tendrá su respuesta y acaso en ello radique la clave secreta del vivir.