miércoles, 31 de marzo de 2010

Cómo me convertí en hiena

Aunque en el hosóscopo chino soy del año del perro, hoy me siento hiena: defensora de lo mío a base de colmillos. Lo mío es creer en la belleza en todas sus formas y alusiones; apostar por la esperanza; pujar en futuribles; atisbar el potencial y abonarlo. Trabajo muchas horas en todo esto de manera profesional y me dejo la piel a jirones. No hablo de pájaros y flores, sino de proyectos, de seres humanos, de almas transitando el senderito que a cada uno le toca. De vez en cuando me topo de frente con la maldad, el descarnado interés, la perversión de un sistema mental dañado, la injusticia, la falta de respeto. Cero belleza, nada de esperanza, ningún futurible y desgarro del potencial. Sequía. Cuando soy testigo de estas cosas en primera línea de playa (es un decir), cuando estoy muy cerca de las víctimas, me asqueo y el perro oriental del horóscopo chino se transforma en una hiena occidental.

Esta semana han echado a una directiva cuyo delito ha consistido en tener dignidad ante un mobbing perverso tras una maternidad. Esta semana una socia ha traicionado a la otra por un proyecto de mil euros. Esta semana un cliente junco -al que aprecio mucho- se ha roto en mil pedazos de dolor e impotencia. Esta semana sólo ha tenido tres días laborales. Todo ese barro me alcanza y por saturación colma todos los filtros y estrategias de reciclaje emocional, racional, vital, existencial. Colapso por saturación en el sistema. Beep, señales de alarma sonando. Aquí está la hiena mostrando los dientes afilados a la maldad, a la injusticia, al desánimo, a la impotencia, a la traición. Pienso sacudírmelos a dentelladas y recordarles que por naturaleza soy carnívora y que aunque parezco un perro -cuando me transformo en hiena- alcanzo los 90 kilos: no podrán zarandear a mi gente con facilidad.

¿Quién acompaña, alienta, descarga, desahoga, anima y fortalece al Coach? Otro Coach. Esta ha sido la buena noticia de la mini semana laboral: uno de los grandes Coaches europeos me ha pedido que le haga unas sesiones de entrenamiento... Glub... tras pensarlo durante un par de días, y de compartir mis dudas con él... comenzamos la semana que viene. Es todo un aprendizaje de por vida: cuidar a otros y dejarnos cuidar, mostrar los comillos a la fealdad del vivir, y apostar con la fiereza de esos mismos colmillos por la belleza del vivir en un ciclo eterno que se retroalimenta.

1 comentario:

Mars dijo...

Esta época es especialmente dura en el caso de mujeres. Ellas, algunas, han quebrado y roto en unos pocos años con seculares marginaciones, prejuicios culturales y limitaciones sociales. Y a la vez, y junto a todo ello, han terminado con seculares tradiciones, con su diferencia antropológica con el hombre, e incluso con su biología.
Son las mujeres quienes especialmente sufren este momento, en busca de un nuevo papel que las reconcilie con su pasado y con el mundo.