viernes, 30 de abril de 2010

Ganadores del Concurso de Abril

Durante el mes de abril propuse participar en el blog mediante la aportación de comentarios y premiar a las personas más activas con uno de mis libros y una sesión gratuita de Coaching. En estas últimas cuatro semanas, numerosas personas han dinamizado, enriquecido, y propulsado el espacio internauta con sus aportaciones. Entre otros -espero no olvidar a nadie-: Sócrates, Mars, Paco, Emilio, José, Andrés, Maribel, Evelin, Chandra y Gustavo. Los más activos y colaboradores han sido: Andrea, Sara y Gorka, ganadores del concurso.

Por favor, les ruego a los tres me faciliten su dirección postal convencional (domicilio) poniéndose en contacto conmigo a través del Email azucenavega_coach@yahoo.es para remitirles uno de mis libros. Respecto a la sesión de Coaching, la ganadora es Andrea, por su persistencia.

Me gustaría pedirles que -con o sin concurso- se sintieran invitados a participar con sus comentarios, aportaciones o lo que quieran: ¡La imaginación no tiene límites! Muchas gracias de antemano. Seguimos juntos...

miércoles, 28 de abril de 2010

Manantiales del Saber

La vida está hecha de tiempo: es todo cuanto tenemos. Así que superada mi cincuentena, si algo me desquicia es perder minutos de arena del reloj de mi existencia. Enloquezco, textualmente.

Y procuro ser justa: con idéntica consciencia evito enredar a los demás en madejas que a nada conducen, mientras espero -casi exijo- que no me hagan perder en balde los valiosos minutos de mi vida. Tanto por hacer... las manos no alcanzan con la tarea...

Hace algunos años decidí que bebería sólo -y en la medida de lo posible- de las fuentes originales del conocimiento. No me interesan las versiones, los refritos, el recorta, pega y colorea: las imitaciones. Beber de las fuentes es conectar con las personas que en verdad han investigado, saben, experimentan y -en una palabra- creen en lo que hacen y enseñan. Creen tanto... que se dejarían cortar ante el Tribunal de la Haya antes de renunciar a sus descubrimientos o certezas. De estos hay pocos: algunos en los libros, y poquísimos vivos y predispuestos a compartir porque -por regla general- tienen más años que yo y menos paciencia que yo: los granos de la arena de su vida son escasos y no desean apostar a cualquier ruleta.

De vez en cuando encuentras uno y lo vives como un milagro: Sir John Whitmore, Juan Li, Robert Dilts, Alain Cardon y -ayer- Sabino Ayestarán quien desea compartir sus cincuenta años de conocimiento, investigación y experiencia real con equipos en todo tipo de organizaciones. (Ver foto). Es franciscano y quizá su buen ángel de la guarda y el mío han llegado a un acuerdo para que me transmita algo de su ingente conocimiento. Casi no me lo creo, la verdad. Considero el mayor de los lujos beber de las fuentes originales cuyos actos no responden a intereses mundanos de conveniencia ni de prosperidad, marketinianos o de ego...

A veces, los dioses me hacen regalos que no se compran con dinero y sólo se devuelven desde el profundo agradecimiento y aprendizaje de la generosidad de dar a otros lo que has recibido: conocimiento, experiencia y emociones. ¡Gracias, Sabino!

sábado, 24 de abril de 2010

Inteligencia Emocional de Chapman

Hace unos meses me incorporé a la Agencia Vasca de Innovación, Innobasque, (Centro Tecnológico de Zamudio, Vizcaya) algo que vivo como un honor por lo que me vuelco en participar activamente en varios grupos de investigación. El martes el gran Sabino Ayestarán compartirá los resultados de un proyecto reciente que lidera en la Universidad del País Vasco titulado Equipos de Innovación. Estar cerca de Sabino, escucharle, ver con qué humildad y profundo conocimiento se expresa es uno de esos lujos que no se compran con dinero.

Dos días después, Ricardo Sánchez Cano (presidente de ISPA) * dirigirá una sesión de supervisión para Coaches en activo alineada con las últimas tendencias centro europeas. Por la tarde participaré en un equipo multidisciplinar entorno a la comunicación interna del Consorcio de Inteligencia Emocional en el que también se integra otro equipo de trabajo denominado Coaching, un Estilo de Liderazgo, al que pertenecemos una docena larga de compañeros, Ricardo y yo misma entre otros.

Estos grupos -denominados taldes- están formados por personas profesional e intelectualmente muy cualificadas que comparten conocimientos, tiempo, energía, risas y contactos generosa y altruistamente lo cual es muy bello y enriquecedor para mí, razón por la que asisto en detrimento de mi jornada laboral, o de mi inexistente ocio. Les confesaré que al principio el término inteligencia emocional me resultaba un poco resbaladizo y merengue en el contexto productivo-empresarial a pesar de haber leído todos los libros de Daniel Goleman, divulgador del concepto. Con posterioridad -poco a poco, inducida por la fascinación del discurso de mis compañeros- he comenzado a reflexionar y a leer. Esta mañana, en la página 67 de Brújula para navegantes emocionales (Elsa Punset) he hallado un párrafo que referencia al doctor Chapman ** para quien existen cinco maneras básicas de expresar amor: a través del contacto físico, compartiendo tiempo de calidad, haciendo regalos, con actos de servicio, y a través de las palabras.

Viéndolo de esta manera, las personas que integramos el Consorcio de Inteligencia Emocional estamos bien ubicadas ya que, en cada encuentro, practicamos las cinco especialidades: nos saludamos con efusivos abrazos o apretones de manos (contacto físico); compartimos el poquísimo tiempo que tenemos; nos regalamos artículos, libros, revistas, enlaces de webs y contactos; intercambiamos infinitas palabras oralmente y por Email, y deseamos ardientemente volcar todos los hallazgos a la sociedad en un acto de contribución y servicio. Cinco lenguajes y un sólo destino: el Consorcio de Inteligencia Emocional.

* ISPA Instituto de Supervisores Asociados (España).
** Dr. Chapman, autor de Los cinco lenguajes del amor.

miércoles, 21 de abril de 2010

Sensualidad

Aún existen lugares donde la sensualidad se respira como el polen en primavera. En compañía de unos amigos holandeses, anoche estuve en el número 116 de Vijverholstraat (Rotterdam) rodeada de hombres que mueven las caderas al ritmo de salsa, y hacen girar a las damas como peonzas sobre altísimos tacones de aguja.

Se miran, cruzan códigos y metalenguajes que corren raudos, raudos, raudos por el torrente sanguíneo. A veces se rozan con elegancia (un hombro, parte de la espalda) y en muchas ocasiones se sonríen el uno al otro mientras juntos aprenden pasos, vueltas, cruces de brazos, avances y retrocesos. Por un momento me ha recordado el pushing hands (empuje de manos) que practiqué durante años con Tiziano, un maestro del arte marcial desde la flexibilidad, la aceptación, el ritmo, la no resistencia, la fluidez con el otro y el uso de la fuerza del otro.

En el 116 hay tres salones diferentes para otros tantos niveles ya que en esto -como en casi todo- hay grados: principiantes uno, dos y tres; intermedio uno, dos y tres; avanzado, uno, dos y tres; y just for fun (sólo por pura diversión) que controlan cada minúsculo gesto de complicidad con su pareja. Ya saben que es obligatorio que los hombres lleven camisa y zapatos (playeras prohibidas) y las mujeres vestido y tacones. Sobre la pista central de cada salón hay una mezcla explosiva de olores, sudores, deseos... de veras que resulta sensual al menos para europeos acostumbrados a las frígidas aulas y empresas en las que la expresividad corporal y las emociones parecen fósiles en espera de que algún arqueólogo las rescate y devuelva a la vida.

Anoche, el Dansen Big Jansen era un muestrario de lo mejor de cada raza: centroeuropeos, mediterráneos, hispanos y negros llenos de vida: yin & yang, sol & luna, hombre y mujer (ver foto). En el grupo intermedio-dos había una pareja espectacular que capturó mi atención como un imán: ella elegante, blanca, resuelta, holandesa, dulce y sensual, él elegante, negro, tímido, de Surinam, dulce y sensual. Entre vuelta y vuelta, cómplices sonrisas, ente avance y retroceso un parpadeo; entre salsa y salsa, sudor e inspiración.

Vijverholstraat es una inmersión -casi un bautismo- en una pecera de sensualidad que no olvidaré en mis clases universitarias ni en mis entrenamientos de empresa, porque ya forma parte de mi ADN emocional, impactos de bala -como me gusta llamar a lo que me alcanza de lleno e incorporo para trabajar y vivir-.

Pareja black and white bajo los focos de la pista central, bellísimos ejemplares de la raza humana conectando cuerpo- mente-corazón... en un ejercicio inconsciente de plenitud. ¿En aras de qué clase de progreso y/o civilización debiéramos olvidar este latido del ser humano?

lunes, 19 de abril de 2010

Amor Holandés

Estoy atrapada en Rotterdam por una nube de ceniza: no sale ningún vuelo del territorio holandés, no queda ni una sola plaza de tren ni de autobús, y los taxis cobran millones por kilómetro (es un decir). Suelo oler las trampas como los animales salvajes... a la legua. Esta vez, sin embargo, vine tan feliciana sin intuir que podría quedarme atrapada debido a la pasión explosiva del volcán Eyjafjalla (Islandia). Difícil de prever lo sé, aunque no me consuela en absoluto y tampoco me tranquiliza saber que están en la misma situación los pasajeros de otros 23 países, ni que nos hemos quedado en tierra miles de personas tras la cancelación de más de 100.000 vuelos. El martes 20 yo tenía que estar en el despacho de San Sebastián con una agenda tan apretada como un vaquero cuando engordas dos tallas... En fin, una puñeta (ya perdonarán este humor esquivo). Al menos tengo el ordenador -que no es poco- para poder conectar con las personas que debía entrenar para avisarles de que no será posible...

Desconozco las imágenes que estarán llegando a la televisión española, aquí la holandesa emite unos reportajes del aeropuerto de Schipol (Amsterdam) que bien pudieran ser tomadas en un campo de refugiados tras un sunami: toda la zona de embarque y aledaños está habilitada con cientos de camillas del ejército para que los turistas sin recursos puedan al menos pernoctar allí, in situ, en el propio aeropuerto. Un caos. Por mi parte, dado que no acepto un no por respuesta -al menos sin pelearlo bastante- espero regresar pronto al despacho aunque sea a pie por el Camino de Santiago, je je.

Mientras tanto, he decidido tomármelo con filosofía y aprovechar mi estupenda y vetusta bicicleta sin frenos (como todas las holandesas, ver foto). Hoy he pedaleado por Rotterdam city unos... ¿treinta kilómetros? o algo así. He ido dejando atrás los tres puentes elevadizos y uno colgante muy parecido al que hay en Portugalete (Vizcaya, País Vasco). Hace buen tiempo: sol y unos catorce-dieciséis grados así que es muy agradable pedalear por el carril de bicicletas cuando pierdes el pánico a las motos que te adelantan a un centímetros (van por el mismo carril que las bicis), o cuando se forman filas de tres en paralelo siendo el carril, lógicamente, para dos... el caso es que hoy me dejado llevar por la exploradora que me habita, y he descubierto una escultura cuyo mensaje me ha parecido inquietante. Le llaman "El amor encadena" y se trata de un corazón de grandes dimensiones lleno de candados de varios tamaños, clases y colores con el nombre de personas... ¡¡Qué terrible!! ¿No les parece? El amor, encadena... ¿Encadena? ¡Encadenaaaaaaa! (Ver foto junto al canal).

Con esa reflexión en mente me he acercado a escribir en uno de mis cafetines favoritos: en la última planta de una enorme librería que tiene una terraza con espléndidas vistas de la ciudad, la cúpula del ayuntamiento -realmente majestuoso- la tradicional Ñ gigante y el edificio Fortis. Tras un capuchino, he vuelto a casa y no he comentado nada del tema de los candados, ni les he preguntado su opinión, ya que ellos -como yo- son salvajes, huelen el peligro y acaso saldrían de estampida... ;-D

domingo, 18 de abril de 2010

Ecos del Otro Lado...

Como saben, durante el mes de abril 2010 el blog mantiene abierto un concurso que pretende animar a la participación de los lectores para que se convierta en un espacio dinámico e interactivo de encuentros de este y ese lado del teclado. Como dirían en mi facultad de ciencias de la información, un contacto fluido entre emisor y receptor.

El concurso premiará la cantidad de comentarios y también la calidad de los mismos, ambos criterios. Hasta el momento actual, las personas que más aportaciones han realizado son aquellas que firman como Sara Cobos y Andrea. Las reflexiones se pueden depositar en cualquier artículo que les inspire. ¡Son bienvenidas!

La recompensa será una sesión de Coaching conmigo, en persona, por teléfono o Skype (videoconferencia) y uno de mis libros dedicado. Aún tenemos dos semanas completas para acercarnos los unos a los otros creando comunidad blogger.

sábado, 17 de abril de 2010

Nirvana entre gigantes

Tanta bobada y la vida es amar a unas pocas personas, conocer-apreciar a algunas, y saludar a muchas en los furtivos pasillos de la existencia. Tanta bobada y en el chasquido del ala de una mariposa se va la vida. No crean que estoy triste, todo lo contrario: me siento contenta, muy contenta, lo que propicia mi pasión por la vida, y el recuerdo de un joven trombonista japonés al que conocí hace ahora cuatro años, en un concierto en la Concertgebouw (Amsterdam) www.orkest.nl, y murió meses después en su país natal debido a un ataque agudo de asma.

Hoy me he acordado de Hiro -se llamaba así- porque he vuelto a la catedral de la música centroeuropea. He alcanzado el nirvana sin drogas, meditación trascendental, gurús, peregrinación a la meca, ni nada semejante. Mucho más simple: escuchando a la Orquesta de Cámara de Holanda (Nederlands Kamerorkest) durante algo más de dos horas con un programa que ha incluido música de Webern, Haydn y Strauss y dos gigantes-solistas de excepción: Gordan Nikolíc (violin) y Alexander Kniazev (chelo). El nirvana -tal y como yo lo entiendo- no es otra cosa que una elevación de conciencia por encima de los niveles habituales, y eso hoy era posible durante la interpretación virtuosa de unos músicos que llevan décadas de esforzado trabajo, investigación y prueba-error compitiendo siempre consigo mismos, con los clásicos, con la inabarcable perfección. Nirvana hoy en la Concertgebouw que llena mi mente y corazón para volver a casa -tras las vacaciones- y dar a manos llenas la cosecha que hoy he recogido. Al fin y al cabo -como les digo- la vida es amar a unas pocas personas, conocer y apreciar a algunas, y saludar a muchas en los furtivos pasillos de la existencia.

viernes, 16 de abril de 2010

¿Qué nos frena?

Hoy he estado en un centro de lujo dedicado a la salud, en realidad un gimnasio de élite al que prefieren llamar Achmea Helth Center (Centro de Salud Achmea). Se respira un aire sereno a pesar de los trepidantes ritmos del step, body building, pilates... Hay flores flescas en cada rincón, toda la prensa en varios idiomas, revistas, humeante té, café y zumos naturales servidos por un maitre amable que habla un inglés exquisito -ya que es nativo de la isla emigrado a Holanda hace más de una década- según me ha contado mientras me servía un regular cofee con galletita dietética incluida. Puro glamour situado en el puerto de Rotterdam.

Puesto que es un club privado, me han dejado entrar gratuitamente con invitación preferencial de un socio lo que me ha permitido gozar de una mañana increíble en una piscina a casi treinta grados desde la que -entre largo y largo- veía entrar y salir buques de mercancías, taxis acuáticos y waterbus- los tradicionales autobuses turísticos de los Paises Bajos-.

Tras media hora de natación escuchando mis propias brazadas y con tan solo dos personas más en el recinto, me he regalado una sauna en la que he estado rodeada de mujeres desnudas, de todas las edades, nacionalidades, tallas y cuerpos con biografía propia: cicatrices de cesáreas, operaciones de pecho, celulitis, senos gigantescos o diminutos como aceitunas rellenas. Cada una respetuosa consigo misma y con los otros, aplicando aceites sobre décadas de piel: madres, hijas, abuelas, blancas, negras, asiáticas. Tolerancia extrema de la diferencia en otra modalidad que la creativa. Creo que es precisamente la tolerancia lo que hace de Holanda un país con encanto y lo que, de paso, permite una convivencia pacífica en la calle. Como diría Cubeiro: fluir para confluir e influir... Fluir con uno mismo, para confluir con los demás, e influir en el entorno. Sigamos juntos, tolerancia hasta el punto en el que no peligre nuestra propia identidad o capacidad de supervivencia...

Tras la piscina y la sauna, dando un paseo por un bosque cercano, he descubierto dos árboles textualmente devorados por hiedras (ver foto). Si bien los jardineros acaban de arrancar la base, las trepadoras se han adherido al tronco y a las ramas hasta una altura de más de cuarenta metros y me han parecido una metáfora de las personas cuando las conozco en el despacho. Estos hombres y mujeres son fuertes, hermosos, creativos, llenos de recursos (como los árboles) y -sin embargo- se sienten confusos, bloqueados o lentos: tienen hiedra trepando por sus muslos y brazos, enredaderas que han crecido a su costa a base de ideas limitantes, desesperanza, falta de lucidez...

En ocasiones la hiedra proviene de nuestros ancestros (sus valores y creencias) o de la cultura del entorno... Kilómetros de raíces. Tolerancia para fluir, confluir e influir civilizadamente sacudiéndonos cada rama de hiedra que frene nuestro avance hacia el infinito. Observe, por favor... ¿qué ideas/ actitudes/ personas/ situaciones o creencias se enroscan en sus piernas frenando su avance y crecimiento? Hiedra.

jueves, 15 de abril de 2010

Un tobogán de creatividad

Esta tarde he caminado tres horas del brazo de un filósofo canoso al que admiro. Su silencio es tan elocuente como su incisivo verbo: ambos me descolocan. A las 18.00 horas, agotados, hemos recalado en el número 88 de Meent (zona sur de Rotterdam) donde sirven el mejor café americano de la ciudad (http://www.dudok.nl/). Nos conocemos hace muchos años y su presencia me tranquiliza como una sombra protectora. Los dos nos estamos haciendo mayores, y ambos conocemos la biografía interior y exterior del otro: triunfos y derrotas, muertes y nacimientos, pan y cebolla existencial...

Parte de nuestro discurso compartido se ha tejido entorno al talento, uno de cuyos rasgos -a mi entender- es la visión personal (única) de las cosas, el creativo enfoque que tiñe de arcoiris la negrura. En una palabra: la diferencia.

A las 19.00 horas me ha dejado en la puerta del Codarts, centro de élite para estudios de danza, y música clásica (http://www.codarts.nl/). No le interesa la coreografía de las cosas: sólo las personas. Tras un abrazo contundente de los suyos, nos hemos despedido, y yo me he internado en la llamada catedral del talento fascinada por la tecnología: para acceder precisas una tarjeta con banda magnética de visitante, a la entrada una gran pantalla (similar a la de los aeropuertos) indica con precisión qué profesor está (y quién no), en qué aula y a qué hora-exactamente- terminará sus clases. Flipante. Entre la planta baja y la primera, doscientos metros de escaleras automáticas, y entre esta planta y la siguiente unos cuatrocientos metros de escaleras automáticas (ver foto). ¿Saben? en la cantina estudiantil me he enterado de que recogen firmas para que sustituyan las escaleras descendentes por ¡un tobogán! ¿Se imaginan? Me he quedado un rato en las nubes de la terraza de la cafetería imaginando el tobogán y descendiendo mentalmente por él para acceder a la calle: con bolso, pantys, botas, impermeable, cámara de fotos... en fin, divertido.

Un rato de observación de las personas me ha permitido descubrir los esculturales cuerpos de los bellos efebos y ninfas recién bajados del Olimpo del Codarts (bailarines de clásico) ¡qué musculatura, qué cadencia de caderas, qué perfección de clavículas, que ligereza en la vestimenta (caminan medio desnudos por aulas y pasillos, en calcetines...)! Cuando van vestidos lo hacen de manera extravagante, única. Hablan todos los idiomas de Babel, tienen pieles de todos los colores... Elogio de la diferencia: mi filósofo hubiera disfrutado con este muestrario. Sin duda los dos hubiéramos utilizado el tobogán para deslizarnos hacia la calle, felices como dos lombrices, je je... Pura imaginación ya que no estará construído hasta el 2012.

martes, 13 de abril de 2010

El Alma del Indio

El alma del indio. Hubo un tiempo en el que no existía el orfidal, ni falta que hacía. Un tiempo en el que el ser humano mantenía sus conexiones mente-cuerpo-naturaleza integradas en un todo.

No hace tanto... apenas siglo y medio, una ráfaga de viento en el cronograma de la historia de la humanidad. Entonces tampoco existía la depresión, la plaga del siglo XXI, la enfermedad que asola el planeta tierra en la llamada sociedad del bienestar. Las personas comían al sentir hambre, dormían al sentir sueño, se amaban cuando las hormonas pautaban el deseo, y el uno se manifestaba completo en un ritmo acompasado por las mareas.

El alma del indio (Ch.A.Easman, Ohiyesa) narra un tiempo en el que el hombre-la mujer preferían morir a traicionar, el bien colectivo al interés propio, la muerte a la mentira, el destierro a la pérdida del honor. ¿En qué encrucijada se ha perdido la actual civilizacion?

Es tal el desvarío, que los centros farmaceúticos regulan los pedidos de orfidal hasta un límite de 50/60 cajas por farmacia, me informa de primera mano una farmaceútica con la que trabajo en Zaragoza. Muchas personas no consiguen parar "la madeja del pensamiento", ese tirano que -si le dejamos- se apropia de la existencia. Hay que anestesiarlo con psicofármacos: dopar la ansiedad, silenciar el dolor, la preocupación, el miedo...

¡¡Retomemos el rumbo, el paso, al compás del alma del indio!! Conectemos el oído interior a la fértil tierra: escuchemos su latido, sintonicemos nuestro corazón. Antes morir que traicionar, mejor el destierro que la mentira o el deshonor. ¡Volvamos al comienzo, a la esencia del ser, a la conexión una entre la mente, el cuerpo y la naturaleza! Escucha sublime.

sábado, 10 de abril de 2010

Una Okupa en su Casa I

Por si no fuera poco el caos semántico-conceptual entre mentoring, coaching, trainnig, consultoría, asesoría y tutoría, desde hoy incorporo también la supervisión, algo que desconocía hasta que entré en contacto con Ricardo (Innobasque-Cie). Hablar con él es conocer la supervisión, no sólo porque en la actualidad es uno de los máximos responsables europeos de ANSE, organización que agrupa a más de ocho mil supervisores y ochenta escuelas formativas, repartidas en veintidós paises, sino porque es un apasionado del concepto.

Todo debate filosófico-intelectual me resulta interesante en tanto en cuanto aporte a las personas, los equipos y las organizaciones en el contexto privado o público, lúdico o productivo. En este sentido, ¡bienvenida sea la supervisión! si contribuye a incrementar el arsenal de recursos que el Coaching pone al servicio de los clientes. No aceptaré con facilidad, sin embargo, las corrientes subterráneas que bajo la apariencia de ortodoxia metodológica quieran orillar, aplastar, deslegitimar o ningunear a otras por el mero hecho de entablar una especie de lucha de poder en el que acaso el más elocuente, el más poderoso, rápido o estratega, gane el combate por asaltos.

Enfermo físicamente cuando se trata de destruir personas, esperanzas, corrientes ideológicas, tendencias, creaciones, risas o empresas (ya he vivido varios intentos...). Por razones que desconozco, llevo en mi ADN el genoma de la construcción, del poner en pie, tocar el cielo, aportar, sumar y convivir en la certeza de que hay sitio, talento y dificultades de sobra para todos. En este sentido, cuanto el ser humano pueda hallar para calmar el sufrimiento -o la torpeza- ha de ser celebrado y el slogan que le pongamos a "la camiseta reparadora" acaso sea lo de menos si de verdad aporta, acompaña, suma, construye, alienta, ilusiona o logra. ¿Mentoring? ¿Consultoría? ¿Supervisión? Ya saben que yo adoro el Coaching, el arte de mejorar la vida y los negocios. Si desean aportar desde cualquier ángulo del cuadrilátero existencial ¡fantástico! Aprender, siempre, de todo, de todos.

En realidad hoy no pensaba escribir de estos temas, sino de una okupa muy especial... Me voy a tomar un café en la cocina, vuelvo ahora. Beeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeep. Stand By.

Una Okupa en su Casa II

¡¡¡Hummm riquísimo con media napolitana al horno!!! Ya estoy de vuelta. Tras mi maratoniana jornada de ayer, di un paseo con un amigo quien me confesó que cuando en su adolescencia abandonó la fe cristiana y dejó de acudir a misa sintió una culpabilidad tan grande que temía se le cayese el mismísimo firmamento encima de los hombros. La okupa: no paga alquiler, ni llena el frigorífico y, sin embargo, vive con nosotros durante días, semanas, años, décadas...

Dos socias con las que trabajo la comunicación interpersonal se retuercen textualmente de culpabilidad porque las muchas horas de trabajo en el negocio les mantienen alejadas de sus hogares, y aunque se dejan la piel por llegar a las fiestas de cumpleaños de sus hijos, y no olvidan nunca preguntarles por sus cosas, la okupa está ahí: tejiendo una red de moho que les encoje el corazón.

El Sales Manager de una empresa de válvulas para centrales nucleares con el que trabajo tiene a veces un nudo en el estómago cuando ha de hacer ver -desde la responsabilidad que conlleva el cargo- que algo no va bien: sea un plazo de entrega, un albarán no confirmado por Email, o un burofax no enviado a China. Culpable de ser el aguafiestas de la película productiva donde es más popular la complicidad risueña y las bromitas entorno al fin de semana. La okupa se le cuela en el blazer cada mañana cuando se dirige al despacho y aparca. No paga Ota, ni gasolina, ni kilometraje y, sin embargo, viaja siempre con él.

¡Echen de sus vidas a esa mujer, la okupa! Piensen qué les aporta realmente. Si hay algo que cambiar... ¡Cámbienlo! Si no... ¡adelante con su energía desbordante! Tal vez la okupa sea la alargada sombra de aquella educación judeocristiana que recibimos y ya saben lo que decía Ortega y Gasset: la religión es el opio del pueblo. ¡¡Fuera la okupa!!

lunes, 5 de abril de 2010

Concurso para Lectores del Blog

Cinco días seguidos de fiesta. El lunes me despierto descansada y con el sabor de la nostalgia pegado al paladar. Aunque sólo son las ocho de la mañana, la luz entra a raudales por el ventanal que da al Palacio de Miramar ¡por fin parece primavera! Con esta alegría impulsando los talones me levanto de la cama, cojo los prismáticos que guardo en la mesilla, y me dirijo a la terraza orientada al norte. Atisbo un rato el mar (marea muy alta, oleaje sereno, algunas gaviotas entorno a la isla de Santa Clara...) tras unos minutos de serenidad absoluta, de silencio absoluto, de absoluto cielo azul, enfoco los prismáticos al horizonte y allá está ella: la sirena (ver foto) en el aeropuerto de Schiphol, el quinto de Europa, situado a quince kilómetros de Amsterdam. Los lectores habituales del blog ya saben cuánto la echo de menos desde que no vive en casa siguiendo su instinto vocacional.

La sirena tiene sangre española, porta un violín artesano construido por un polaco, el arco lo ha fabricado con primor el mejor arquetero de Europa, con atelier en el centro histórico de Amsterdam-, las botas que lleva las compró en Nueva York en una gira que realizó hace dos años con la Orquesta de Israel, la ropa la compró en un outlet de Stuttgart, el pelo se lo acaba de cortar en Rotterdam (donde vive) y la foto es de ayer mismo, minutos antes de coger un avión camino de Malta donde estará de gira durante diez días. La sirena es intergaláctica, postmoderna, generación einstein: imposible seguirla por el planeta ni por tierra, ni por mar, ni desde luego por el aire ya que vuela alto...

Cierro el ventanal de la terraza, guardo los prismáticos en la mesilla, me aseo, visto unos vaqueros, una playeras viejas, un jersey que heredé de ella, y me dispongo a subir a la montaña tras un desayuno contundente. Tengo una idea, me lanzo al blog y escribo... escribo lo que están leyendo ahora. Y sigo...

La idea es la siguiente: el lector/lectora que aporte más comentarios a las "entradas" del blog durante el mes de abril de 2010 tendrá dos alicientes: el primero, recibirá uno de mis libros debidamente dedicado, el segundo una sesión gratuita de Coaching que podremos realizar en persona, por Skype o por teléfono, cuando acordemos. El nombre del ganador o ganadora lo haré público en el blog el lunes 3 de mayo. En caso de que varias personas hayan depositado el mismo número de comentarios, el premio será para el de mayor calidad en los mismos.

Me voy al pueblo de Igueldo: tengo tres horas largas de caminata con el mar todo el tiempo a la derecha, al subir, y todo el tiempo a la izquierda al bajar. En el horizonte ella, la sirena, riéndose de mi pequeñez.

sábado, 3 de abril de 2010

Una pareja de vacaciones

Acabo de llegar a casa tras una tarde de shopping. Es sábado y la ciudad está repleta de turistas nacionales. Como el tiempo no acompaña, llenan las tiendas de ropa, las zapaterías, librerías y todos los cafetines de lo nuevo y lo antiguo, del centro y la periferia. Vengo contenta porque he tenido el privilegio de ver -a menos de un metro- a un par de pájaros verdes: el macho seguía a la hembra que zigzagueba por la principal tienda de Máximo Dutti con algunas prendas colgando del brazo. Él la seguía y (de vez en cuando) comentaban algo sobre un tejido, un color, una textura... Los dos tenían en pelo muy bonito y blanco, ella ligeramente más largo que él y revuelto graciosamente. Ambos llevaban mocasines Camper y caminaban con soltura y resolución entre las gentes... Les he seguido con la mirada un rato mientras coqueteaba con la idea de encontrar un jersey gris perla para conjuntar con unas sandalias que me he comprado. Aunque he visto algunos que estaban bien de precio, ninguno me ha seducido lo suficiente, así que al cabo de unos minutos he abandonado el establecimiento. Ellos se han quedado en el probador: ella dentro... él fuera asomando la cabeza tras la cortina.

¡Ah! Me doy cuenta de que no les he contado la historia original: en el zoo de Stuttgart -que visité en varias ocasiones cuando mi hija vivía allí- despertaban en mí una gran ternura unos pájaros de color verde que al parecer -según explicó el guía- se emparejan de por vida. Era curioso observar como se movían acompasadamente de una rama a otra, de un arbolito al siguiente como si fueran un sólo cuerpo y dos sombras miméticas. ¡Para siempre! Y apenas se puede imaginar las "carantoñas" que se hacían pico a pico... El cartel ilustrativo les identificaba como periquitos silvestres (miren en Google si sienten curiosidad)... Desde entonces, en mi casa, siempre que vemos a una pareja de largo recorrido, que sintonizan hasta en los andares, se comunican con palabras, gestos y hasta en silencio, sonríen con la comisura de los ojos, caminan con agilidad, hacen bromas, se tocan, ceden el paso el uno al otro y se adornan de comodidad y estilo... les llamamos pájaros verdes. De por vida. ¡Qué hermoso! ¿No les parece?

viernes, 2 de abril de 2010

Vida Profesional ¿Plana o Plena?

Escribe Álvaro González Alorda que la diferencia entre una vida plana y una vida plena es tener un entrenador: alguien que te ayude a diseñar tu carrera profesional respondiendo a preguntas tales como: ¿Qué quieres lograr en tu profesión? ¿Dónde te gustaría estar dentro de veinte años? y ¿Qué te llenaría de orgullo-satisfacción-plenitud cuando eches la vista hacia atrás?

En su libro Los próximos treinta años (Editorial Alienta) afirma González Alorda que los profesionales sobrecualificados del hoy serán pronto sustituidos por los becarios del mañana salvo que sepan rodearse de mentores que les capaciten para aportar valor añadido a las organizaciones.

El escritor observa una creciente demanda de profesionales por los extremos: los altamente cualificados (varios másters, idiomas y carreras) y las personas casi intercambiables (becarios). Lo más peligroso -estima Alorda- será quedarse en el limbo intermedio entre una posición y otra. La solución que propone es la contratación de un Coach, un referente inspirador, que aventaje al pupilo en una o dos décadas de experiencia y conocimientos, y que gracias a ir un paso por delante permita al profesional salvar el abismo entre la mediocridad y la excelencia: entre la vida laboral plana o plena.