miércoles, 28 de julio de 2010

Al borde

Escena Uno. Rodando. Frente al Cantábrico. Al borde...
De un ataque de nervios. Tres mujeres, tres (como las hijas de Elena, que ninguna era buena) con llantina, hipo, tristeza, desgana, desaliento frente al mismo mar de todos los veranos. ¿Qué pasa? Por encima del guión, el argumento y los personajes, en la triada de ayer hubo un fondo común de anhelo romántico: las mujeres no se resignan a sepultar la ternura junto al pinta labios en el fondo del maletín de sus vidas. Veinte, treinta y cuarenta años y con diferente ritmo de hipo y color del clínex y pinta labios e idéntico ¡plof! existencial. En dos casos se ha producido una traición y un engaño, en el tercero falta coraje para vivir y gozar que -a veces- da más miedo que morir y sufrir.

Escena Dos. Rodando. Frente al Cantábrico. Al borde...
De perder la ventaja competitiva. Durante el verano algunos se duermen en los laures de las playas y montañas cuan cigarras cri cri, mientras otros -sin renunciar al descanso, el mar y el cielo azulado de la bahía- siguen tejiendo la ventaja competitiva que cuando llegue septiembre les facilitará salir los primeros en línea de meta tras el disparo que indica el comienzo del "año laboral". Los proyectos estarán presupuestados, las tarjetas re-editadas, los portfolios maquetados, la base de datos actualizada. Equilibro entre hacer y ser, entre descansar y hacer, entre hacer y deshacer la madeja del pensamiento. Ora et Labora.

Escena Tres. Rodando. Frente al Cantábrico. Al borde...
Del porno. He visto copular a dos moscas, bajo una roca, a la altura de mis ojos mientras tomaba el sol al mediodía tumbada en mi pashmina. No he percibido pudor alguno, ni culpabilidad, ni complejo de celulitis, calvicie o alitosis. Ni zozobra alguna ante la hipótesis de un embarazo. Rienda suelta al instinto sin más horizonte que el placer, sin más foco que el presente, sin más moral que el gozo propio y ajeno. Suena la sirena que en San Sebastián anuncia la hora del ángelus ¿se acuerdan cuando la España católica paraba en pueblos y ciudades, fábricas y campos, entorno a las doce del campanario? Monto en mi fiel bicicleta Trek que no sabe de ataques de nervios, ni de ventajas competitivas ni de moscas. Camino del despacho, me río.

domingo, 25 de julio de 2010

Un punto de apoyo

Alcanzar el nirvana ¡es posible! aquí, ahora y sin dinero. Me explico: llegué a San Sebastián en 2002 y descubrí que los lugareños se bañan todo el año en el Cantábrico como una práctica de salud que conlleva voluntad, deteminación y fortaleza. Cada cada día les veo sumergirse en las aguas cristalinas: entran y salen del Atlético, de la Perla... instalaciones deportivas cercanas a la playa. Siempre que veo lo que sin duda es un espectáculo inusual, despiertan en mí una envidia sana por varias razones. La primera, es que rompen el tabú de acudir a la playa y bañarse sólo cuando es verano. La segunda, que en ocasiones practican la natación mar adentro con el termómetro por debajo de los diez grados centígrados ¡qué coraje!, la tercera y última -no por ello menos interesante- que el compromiso con su salud es más fuerte que cualquier impedimento o excusa. Siento admiración por esas personas que en su mayoría sobrepasan los cuarenta años y vienen realizando el ritual del baño diario durante décadas.

Hoy he alcanzado el nirvana al sumergirme en el Cantábrico en una jornada en la que si bien es verano el termómetro alcanza apenas los 16 grados y cae una fina lluvia que en el norte llamamos chirimiri y en el resto del país calabobos porque es tan fina que apenas la sientes y al cabo de una hora estás realmente mojado. Tras un enérgico paseo de una hora hora con el agua lamiendo mis tobillos y el anorak con gorro abotonado, me he acercado a las rocas del "Pico del Loro" (separación natural entre las playas de La Concha y Ondarreta) donde he dejado mis cosas y me he dirigido al mar. En ese momento no había nadie dentro del agua en al menos quinientos metros a cada lado de mi posición. La sensación de estar sola ante el Cantábrico ha sido hermosísima: al fondo la isla, a la derecha el monte Urgull, a la izquierda Igueldo y por todos lados numerosos yates y veleros. No había olas y la "tazita de plata" estaba tan serena como bella con un fondo de mar verdoso y limpio acompañado de pececillos de tres centímetros casi transparentes. He nadado un buen rato escuchando el plas plas de mis brazadas en conexión total con el cielo, el mar, el silencio, la temperatura fresquita y agradable del agua y me he sentido lujosa, relajada, plena. Al salir del agua tenía sensación de heroína: ocho años para colmar un sueño ¡lo he logrado! ¿Saben? esta diminuta proeza hace que me sienta con ganas de acometer otras acaso menos sencillas y abordables... Dame un punto de apoyo, para mover mi universo. ¡¡Allá voy!!

sábado, 24 de julio de 2010

La mirada del Coaching

Tengo un día minimalista, de esos en los que no se qué se cuece en mi interior. Uno puede pensar que se trata de serenidad, otro cansancio y un tercero enfado o tristeza. Seguramente nada de esto sea cierto sino otra cosa... ¿cuál? Veamos lo que sale en este post, y entonces tanto ustedes como yo sabremos algo más. Me propongo escribir a chorro, técnica que durante años propuse a los alumnos de mis talleres de escritura creativa con la que hoy he conectado leyendo a Natalia Ginzburg mientras tomaba un café en la terraza de la cocina ¡por cierto, mi buganvilla lleva un retraso cósmico y aún no tienen flores, pese al refuerzo de abono que le pongo! En fin, la escritora italiana es una de las grandes que (en su momento) publicó El gozo de Escribir volumen en el que aporta auténticas joyas para quienes disfruten escribiendo creativamente. Una de las sugerencias de la escritora de ascendencia judía es la de expresar lo que salga, sin censura, orden ni concierto, a chorro, dejándose llevar -en su caso- por la mano, y en el mío por el teclado del ordenador. Entiende Natalia la ausencia de censura como omisión del pudor, la conveniencia, lo correcto, social o diplomático, y sugiere escribir la desnuda verdad de lo que hay, de lo que es, de lo que fluye. Un poco zen, lo sé. Ya he advertido que tengo un día minimalista y silencioso: me deslizo por la casa sin canturrear, no he puesto música new age, y ni siquiera doy la tabarra con mis preocupaciones sobre los procesos de Coaching de Equipo que se enredan en las empresas. Inquietante. En casa piensan que estoy enferma, je je. Si leen este post descubrirán que sólo es un estado inusual del alma ¿o no? Sigamos juntos investigando. En el capítulo titulado Hacer una Tarta recomienda la escritora poner atención en los detalles... Esperen un momento, por favor... noto la tercera neurona a la derecha del cuarto puenting saltando en sinapsis a la quinta del décimo puenting neuronal ¿o será un fractal? NEcKKKKKKKK NEcKKKKKKKKK. Conexión. ¡Ya lo tenemos: conexión-conexión-conexión!

¿Qué? Cielo Santo qué revolución dentro de mi cabeza. Tras el silencio llega el alboroto ¿qué está pasando ahí dentro? Hemos conectado conceptos. ¡Vale! ¿De qué se trata? Detalles-Observación-Mirada-Sistema-Atención-Sistémico-Coaching. Vale, volvemos a lo de siempre, ya me extrañaba que estuviérais dormidas... O.K. ¿Y ahora qué?

Ahora tenemos una hipótesis para ti. ¡¡Adelante!! ¿De qué se trata? El Coaching es una mirada esperanzada hacia el futuro de la humanidad que pasa por el desarrollo del potencial de las personas, los equipos y las organizaciones para alcanzar el planeta tierra dibujando en el cosmos una figura irregular (la vida no es una fórmula exacta) plena de energía, creatividad y humor.

¿Mandeee? Repetimos que estás realmente out: El Coaching es una mirada esperanzada hacia el futuro de la humanidad que pasa por el desarrollo del potencial de las personas, los equipos y las organizaciones para alcanzar el planeta dibujando en el cosmos una figura irregular (un fractal) plena de energía, creatividad y humor. ¡Ahhh! Tupendo. Me voy a la playa: necesito un descanso. Desconecto. Beep. Bye.

miércoles, 21 de julio de 2010

Paquidermos

Mi padre solía utilizar una expresión curiosa referida a algunas personas insensibles y/o egoístas en extremo. Sin acidez, amargura ni desprecio, decía "piel de paquidermo" como una descripción de algunos individuos con una epidermis psicológica tan gruesa que imposibilita el tránsito de la conexión fuera/dentro, del exterior al interior, de los otros a uno. Ni las balas -el dolor, la queja, la bondad o la risa- pueden alcanzarles. Paquidermos de la humanidad, ya saben, piel gruesa, gran tamaño y elevado peso: elefantes, hipopótamos y rinocerontes.

Buen lector y hombre culto, no oyó nunca hablar de las células espejo con las que hoy estamos familiarizados: neuronas que propician la empatía, la conexión con el otro, con lo que dice y lo que calla, con lo que le motiva o le preocupa. Tristemente encontró muchos paquidermos en su entorno familiar y laboral, y ese hecho (tal vez) tuvo algo que ver con su muerte prematura. No lo sé, y tampoco viene al caso, la verdad.

He recordado hoy su expresión mientras avanzada en paralelo al mar por por Miraconcha (San Sebastián) en bicicleta y conectaba con un bellísimo atardecer violeta-anaranjado propio de una película de Woody Allen. Al ritmo del pedaleo, trazaba en mi mente la hipótesis de la conveniencia de que todos manejásemos con soltura el "lenguaje de los signos" entendiendo por ello no lo que podemos encontrar en la wikipedia (lenguaje específico para comunicarse con personas sordas) sino la sensible interpretación de nuestro entorno.

Conocí a una mujer que se especializó en el "lenguaje de los signos" para poder comunicarse con su hermano sordo, un adulto semi-aislado en su hermoso caserío vasco entre montañas rodeado de tierra, huerta y animales. Con esfuerzo llegó a dominar el lenguaje alternativo y lo hizo por amor, amor al otro, en este caso su hermano. Me he acordado de ella y me ha inspirado para sustituir la expresión "piel de paquidermo" por la de "lenguaje de los signos". Si bien ambas aluden a lo mismo: trazar un puente, un hilo comunicacional-relacional con los demás, uno lo hace en negativo (lo que no se da) y el otro en positivo (lo que es posible).

Me quedo con el "lenguaje de los signos", la interpretación sensible del entorno sean árboles, ríos, cielos, mares, animales, plantas o personas ¡¡ay personas!! Personas. Seguramente además de sensibilidad hace falta consciencia propia y ajena, escucha no sólo con oído sino con neuronas espejo, respeto a la sacralidad del ser, del otro, en su unicidad, en su diferencia, en sus virtudes y defectos. Compleja cuestión y... hermosa ¿no les parece? "Lenguaje de los signos" para descodificar el entorno con una visión sensible y global.


Creo que a él le hubiese gustado este post ;-D

martes, 20 de julio de 2010

Ética

19.23 del martes.
Regreso a mi despacho de San Sebastián con la batería energética personal casi a cero, cargando -en mi cabeza- con numerosos proyectos y en mi brazo con el bolso privado, el maletín con documentos, el nuevo ordenador de diez pulgadas -¡fabuloso para viajar!- y un café del Zazpi para resistir el ratito de trabajo que aún me queda.

Constato que he comenzado el post con un número, algo que nunca debe hacer un periodista según mis maestros de la UPV, Universidad Pública Vasca. Ya no soy una periodista en ejercicio, aunque mis ojos siguen mirándolo todo como una cámara que registra imágenes, sonidos, emociones, sensaciones, olores, personas, acciones, comportamientos y tendencias.

Vacío el maletín, abro el ordenador grande y me conecto a ustedes a través del blog: algo que me encanta. Uno de los proyectos en mi cabeza tiene que ver con las siglas RSC que -como saben- puede significar: Real Sociedad Complaciente o Ríase Siempre en Casa, incluso Rasca Suave el Cascabel.

En el mundo empresarial -y en algunos departamentos universitarios de investigación- se lo toman más en serio y significa Responsabilidad Social Corporativa como un cuasi-sinónimo de Ética, concepto al que voy encontrándole cada día mayor gracia, cuando no mayor aplicabilidad. En esto (como en todo) ayuda tener amigos y este mediodía he comido con una mujer excepcional cuya identidad tengo obligación de proteger y de la que, sin embargo, deseo contar algunas cosas: la he percibido feliz como una lombriz, categoría en la que me incluyo. Esto es para mí tan especial, agradable y esperanzador que hemos alzado nuestras copas de vinito blanco en cubitera para celebrarlo. Su excepcionalidad consiste también en ejercer su profesión docente con auténtica vocación en la certeza de que lo que se siembra en las aulas se cosecha en las empresas. La risa le acompaña todo el tiempo y los camareros pensaban que éramos novias (por el grado de complicidad y fluidez y porque hemos coincidido hasta en el segundo plato: salmón ¡riquísimo!). Por último, en nuestra animada conversación salpicada de citas de libros, de autores, de sistemas de aportación conceptual y de pasiones confesables, hemos llegado a la RSC después de haber hecho parada dialéctica en la Ética (en la que ella es experta) y en la Inteligencia Emocional. Juntas hemos construido semejanzas, vasos comunicantes e hipótesis conectivas entre los tres conceptos: la Responsabilidad Social Corporativa, la Ética, y la Inteligencia Emocional en las organizaciones. También hemos acordado que la crisis financiera que derivó a crisis económica en todo el planeta comenzó siendo -y es- una crísis de ética y que, por lo tanto, algún margen de maniobra tenemos cada uno de nosotros para su mejora-corrección.

Tras del postre, nos hemos despedido con la promesa de profundizar en ello otro día, acaso en otro contexto, tal vez registrando pensamientos en el diez pulgadas o... ¡quién sabe!... Rascando Suave el Cascabel, RSC.

domingo, 18 de julio de 2010

Parábola (*)

Vivo con la muerte en los talones y esta consciencia me permite saborear cada instante de vida, brizna y aroma de cebolla en la cocina... Llegará un día en el que me pedirán cuentas sobre los talentos recibidos al nacer y (como no quiero defraudarles) me afano siete días a la semana hilando ideas entorno al núcleo duro del desarrollo del potencial propio y ajeno. Hilo de día y (al contrario que Penélope) sigo hilando de noche: a veces, las mejores soluciones, proyectos e ideas llegan en mitad de la noche y las capturo al despertar en el cuaderno de los sueños. Poderoso inconsciente.

Ciertamente, el entorno web no es uno de mis talentos: apenas me manejo con este blog gracias a mi intrépida asistente que lo puso en marcha hace tiempo con más amor que expectativas de que llegase a manejarlo. Ete aquí, sin embargo. En fin, lo que me impulsa son dos pasiones que me acompañan con ahínco: el gusto por la escritura, y el deseo de compartir. Ustedes, su lectura, seguimiento y comentarios, llenan de sentido las horas que dedico a golpear el teclado del Samsung: tenemos una media de 1.200 visitas al mes sin estar posicionados ¡gracias!

Acabo de llegar de una conferencia de Ana María Llopis para quien el comportamiento del entorno web y redes sociales es similar al universo. Basa su hipótesis en la investigación de los fractales, la física cuántica y los desarrollos de Einstein. Esta mujer singular halla un inquietante parecido entre la representación de las galaxias y la de cualquier red en Twiter, Facebook, blog o web. Ustedes y yo formamos una familia en la galaxia web, estamos conectados y es posible vernos linkeados con puntos de colores en la base de geolocalización de mi pantalla. La cuestión que me planteo es cómo hacer para que desde las casi infinitas posibilidades que tenemos podamos desarrollar nuestro potencial, a nuestro ritmo y manera. Pienso que tal vez desarrollo del potencial sea sinónimo de evolución y en tal caso estaríamos hablando de algo que merece la pena mientras tengamos el privilegio de estar vivos. En las escuelas de negocios lo llaman excelencia, entre nosotros -si les parece- le llamaremos creatividad entendiendo que la semilla de una solución se encuentran en el interior de cualquier problema...

Vivo con la muerte en los talones y una ilusión loca por clarificar lo que hay debajo del desarrollo del potencial que exige "vivir en la zona" como base necesaria aunque no suficiente. Repasando esta mañana unos apuntes de Robert Dilts he encontrado sus recomendaciones: estar centrados, saber aceptar, perdonar, comprometernos y ¡fluir!

Es casi de noche. Me voy a la playa tras un día de calor: el agua estará templada, la brisa deliciosa, las galaxias encendidas, las redes conectadas y el gran ojo observándolo todo {}


(*) Parábola de los Talentos. Cristianismo.

jueves, 15 de julio de 2010

El indio

Conocí a un indio y me enamoré porque tenía el alma blanca. Me enseñó a distinguir las hierbas aromáticas de las sanadoras, las comestibles de las venenosas, las sagradas de las profanas. Me dejó sus mocasines y caminé muchas leguas a su lado noche y día. Me contó historias de sus antepasados a quienes llegué a amar sin conocer .

Los padres del indio no conciliaban el sueño hasta compartir una oración que llenaba el tipi por completo, y alcanzaba las estrellas. Ellos sabían por qué... ellos conocían para qué...

El indio se hizo adulto y emigró a tierras de prosperidad donde el alma de los blancos no es blanca, donde no crecen las plantas sanadoras, donde el oxígeno es nitrógeno y donde noche y día se confunden lo sagrado y lo profano. Trató de hacerse un camino entre las sendas, sin perder su identidad. Lloró, pateó, sudó, luchó y miró hacia las estrellas. Una noche comprendió que los ancestros estaban junto a él con la fuerza-roble de los hombres de su estirpe. Entonces sintió que el triunfo era posible. Avanzó.

Con el tiempo perdí la huella de sus mocasines. Me queda el recuerdo de un alma blanca en el asfalto y la sonrisa de saber que consiguió convertir su sueño en realidad. El sabio camino del medio: no sólo espíritu, no sólo materia. Obeie.

martes, 13 de julio de 2010

Cro Magnon / Homo Sapiens

El filósofo de Aiete (parque urbano de San Sebastián) con el que converso cuando coincidimos en nuestros paseos me ha dicho que -a su entender- hay sobre el planeta dos razas: la cro magnon y la homo sapiens, que conviven mezcladas en todos los continentes, países, clases sociales y culturas porque en realidad -afima con vehemencia- la diferencia consiste en el nivel evolutivo caracterizándose el cro magnon por pensar sólo en sí mismo (con un yo-ego desmedido) y el homo sapiens por pensar en los demás.

Dice que viene observando a las personas desde hace algunos años y que -en general- se atienen a esas dos categorías. Con tristeza confiesa que ha llegado a la conclusión de que -desde el ángulo materialista de la existencia- parece que les va mejor a los cro magnones... Lástima porque él mismo se cataloga como homo sapiens y -sobre todo- lástima porque dice que yo soy un ejemplar destacado de esta raza. Me aprecia, lo sé... aunque visto como lo enfoca no sé si la afirmación es un halago o más bien un insulto.

Esta conversación matinal me ha hecho recordar otra en aulas universitarias en las que un rector cuestionó severamente mi hipótesis de que conviene creer para crear: realidades, sueños, relaciones... lo que fuere. Argumentaba el rector que hay que ver para creer, que en realidad el planeta está lleno de sancho panzas y que su percepción de la realidad es que casi todos pensamos en nuestro interés, en nuestra "tripa". Después -en medio de una treintena de sesudos intelectuales- me preguntó si yo conocía a alguien que asumiera de verdad el enfoque de creer para ver/crear... Le dije que sí... ¡claro! los quijotes (digo los coaches): personas con fe en sí mismas y en los demás, en el potencial y en su concreción.

Al término del encuentro con mi filósofo de Aiete le he dicho que estoy preocupada con un cliente que tiene Trastorno de la Atención, TDA, a lo que -riéndose mientras se alejaba- me ha espetado diciendo: tú si que tienes TDT. ¿Qué? -le he gritado en la distancia- Trastorno de la Tentación, TDT. je je.. Bobadas... lo sé... Conversaciones al borde del abismo, entre acebos, hayas, robles y bambú... de más de quince metros de altura ¿será cro magnon o sapiens?

domingo, 11 de julio de 2010

Vivir en la Zona II

Los domingos me doy una panzada a leer. Desconecto todos los sensores de las tareas cotidianas, me siento en la alfombra del salón rodeada de libros, periódicos, cuadernos y tres bolígrafos de colores, me sumerjo en el interior de mi mente, y paso algunas horas buceando en el mundo de letras que me conecta al planeta tierra, a las opiniones de los sesudos columnistas de prestigio, y a los expertos en economía internacional.

Algunas horas después siento que ya es bastante: tomo notas en mi moleskine, recorto páginas, lo guardo todo, y me olvido hasta el día siguiente y sucesivos. A veces las referencias estadísticas de mis escritos salen de esas lecturas dominicales. En ocasiones de los libros que estudio, y alguna vez hasta de mi propia cabecita.

Saben que ando inquieta tratando de descubrir el secreto de "vivir en la zona" por lo que algunos amigos están remitiendo material de lectura, comentarios a mi correo electrónico, y hasta llamadas telefónicas para aportar. Es curioso, hay quien entiende el éxito mundano como una consecuencia de vivir en la zona, en el sentido de estar totalmente centrado en el yo hasta el punto de que la evolución del mundo y su entorno jamás le distrae de su objetivo. Vivir en la zona = éxito, una posible línea de desarrollo de mi tesis que no me convence del todo porque sitúa la reflexión en una frecuencia ligera (casi frívola) cuya propuesta de base no deja de ser la búsqueda del logro material, algo que ya ceban los mass-media, el marketing y los ideólogos del consumo.

Por contra, hay quien entiende vivir en la zona como una práctica místico-ascética en la que (a base de renuncia, autocontrol y desapego) la persona se sitúa en el centro de sí misma, del canal central y del Om Cósmico conectado al más allá a través de las supercuerdas (ultra moderna investigación de la física cuántica).

Yo siento que vivir en la zona tiene que ver con: la auto regulación física (Juan Li), el auto control emocional (Daniel Goleman), el vivir en coherencia con los propios valores (Dalai Lama), con la creencia en algo supra-humano (llamémosle Dios), y con el descubrimiento y aceptación de una vocación-misión propia y con sentido (Vicktor Frank). Continuará.

sábado, 10 de julio de 2010

Bocanada de yodo

Vengo del mar, la mar, con la piel sazonada de salitre y caracoles enroscados en mi pelo. Mecida por las olas, he flotado mar adentro oyendo el eco de mi respiración serena: bocanadas de yodo mientras el Sagrado Corazón (del Monte Ulía) clama una oración. Es verano. Los cuerpos feromonales de los turistas demandan otros susurros menos castos y más placenteros. Por las terrazas de la bahía corren litros de cerveza en todos los idiomas. Jóvenes cuerpos de hombres y mujeres que viajan al corazón de la experiencia: no leen, no conversan, aullan, ríen, beben, fuman, hablan por el móvil, sobre todo hablan por el móvil y se comen a besos. Pienso en todo ello mecida por las olas y flotando acompasada por el ritmo sereno de mi respiración: bocanada de yodo piel adentro, junto al salitre y a los caracoles enredados en mi pelo. Fluir, confluir, influir... Más tarde subrayo algunos párrafos de un viejo libro escrito por Cubeiro, Juan Carlos, facilitador de procesos de cambio, entrenador de directivos, teórico del modelo europeo. Sigo gestando el magma para un par de conferencias en el otoño 2010. Sacudo la arena de mis piernas con un trapito que llevo en mi bolso todos los veranos.

Observo cientos de pies, manos, pechos, torsos, pieles y fluyo hacia mi interior desde un bienestar dulce, ligero ¡glorioso! Ya en casa, cuelgo el bañador en la terraza, junto al pareo y a las chanclas: humildes compañeras de viaje a la profundidad teórica del Coaching Estratégico, de los mejores entrenadores europeos para quienes el rol del Coach está hecho de tres personajes: Sócrates, Merlín y Pepito Grillo. Es decir: preguntar-escuchar para incrementar la consciencia del cliente (Sócrates); el arte de creer para crear (el mago Merlín); y ser testigo de logros, avances y retrocesos (Pepito Grillo, o la conciencia de Pinocho).

Tras mi inmersión en el Cantábrico y lectura sosegada, me quedo -y comparto con ustedes- una historia. Allá va: Cuentan que en un torneo en el que Rafa Nadal se iba a enfrentar -por primera vez- con un jugador profesional, su tío (y entrenador) Toni le dijo: Rafa, tú juega tranquilo, porque si la cosa va mal yo haré llover y pararé el partido. Nadal creyó ciegamente en las palabras de su tío. Empezó perdiendo dos juegos a cero, luego se rehizo y se puso en 3-2. En ese momento comenzó a llover y Rafa se acercó a su tío y le dijo: puedes parar la lluvia, creo que a este tío le gano.

Creer para Crear. Por cierto, Nadal es un ejemplo rotundo de persona que vive "en la zona", acaso porque desde hace veinte años tiene un entrenador ¡Toni-Merlin! Así... cualquiera ;-D

jueves, 8 de julio de 2010

Superpuerto

Sólo hay una cosa que salva de la locura al humano.
En mitad de la tormenta sólo hay una cosa que lo mantiene cuerdo: el amor de un hombre, una mujer. Superpuerto que frena el oleaje mar adentro hacia la nada. Protección de la muerte por resaca del océano-mar. Sólo hay una cosa que salva al humano de la locura: el amor de otro ser.

miércoles, 7 de julio de 2010

Vivir en la Zona I

Mar adentro, comienzan a agitarse las aguas interiores girando sobre sí mismas vertiginosamente en círculos concéntricos que se amplian, ampliaan, ampliaaan... Así comienzan algunas de las mejores ideas que gesto en mi interior y que -después- comparto con los clientes, alumnos, empresarios, profesores y líderes por la amplia piel de toro en la que requieren mis servicios porque, ya se sabe, nadie es del todo profeta en su tierra.

El maremoto creativo procede de un magma cocido a fuego lento durante al menos tres décadas -largo período de incubación- que convierte la profesión de Coach en excelente para los maduritos ya que -al igual que el buen vino- mejoramos con el paso de los años.

En pleno mes de julio, surge y se eleva este oleaje motivado por dos mareas: la petición expresa de una universidad catalana para realizar en 2011 un workshop de tres jornadas completas sobre el eje central de "vivir en la zona" y el encargo de una corporación vasca para realizar en otoño 2010 una conferencia sobre el desarrollo del potencial humano. Apasionante y -entiendo- parte de un todo que alimento con primor desde diversos ángulos del cuadrilátero reflexivo-intelectual, en combate permanente con la práctica cotidiana, es decir, con personas, equipos y organizaciones.

Entraré en harina. Concibo la creatividad como libertad en el ser, el vivir y el trabajar. Mi amigo Richard lo llama el self, mi amiga Adela habla de "lo genuino", mientras que Eduardo estima que hay que "quitar capas de cebolla" al adulto acorazado de experiencias, manías, hábitos y creencias limitantes. En una palabra: se trata de aligerar la mochila del pasado, para vivir en la plenitud del presente, mirando al futuro y sembrando esperanza. Esperanza infinita en las potencialidades propias y ajenas.

Acaso sólo sea posible crear desde la libertad de ser uno mismo, de vivir en los propios términos y de perseguir objetivos con sentido. Acaso, es sólo una propuesta. Sigo... La psicología denomina "ruido" a todo aquello que distorsiona a la baja el potencial humano: la negatividad, las emociones tóxicas etc. Una opción que dimensiona al alza el potencial consiste en deshacerse del ruido interior y exterior en un trabajo de consciencia y observación que permita separar el grano de la paja, para alcanzar la plenitud, acaso la auto-rrealización (Antonio Blay Foncuberta).

Y el resto consiste en presentaciones monas en power point a base de recorta-pega y colorea que a veces cuela -muchas veces cuela-; y a veces pagan por ello -muchas veces pagan por ello- sobre todo si está subvencionado. La cuestión es que si no hay una creación propia (perla-magma fértil) el mensaje llega mutilado o muerto y no alcanza el alma del otro. Se produce un salvaje desperdicio-sangría-cuota de oportunidad de transformación y cambio que resulta urgente para la humanidad, que lo siente y desoye, que lo piensa y acalla, que lo percibe y desestima. Sí, pero no. Recorta-pega y colorea, más de lo mismo en formato wiki... Creatividad Cero.

"Vivir en la zona" es estar conectado a la raíz profunda que somos: latir con cada latido, sentir, expresar, compartir. Vivir en la zona tiene algo de asumir el propio destino aceptando lo que no puede ser cambiado, y modificando el resto, con valentía arrojadiza. Vivir en la zona es hacerlo creativamente: al máximo potencial de cada cual. Y este es el círculo en el que me enredo últimamente mientras apuntalo el discurso intelectual de manera que los cerebros del paisito sean receptivos al cambio, lo único permanente.

domingo, 4 de julio de 2010

Los mundos de Yupi

¡No saben lo contenta que estoy! Ya es posible ir a trabajar en helicóptero... en Wall Street ¡lástima me pille un poco lejos! Por la módica cantidad de 200 euros al día la empresa Day trasporta un total de seis pasajeros desde Port Monmouth -en Nueva Jersey- hasta Pier 6 en Wall Street o hasta el helipuerto de la calle 30 -en Manhattan, emporio del capitalismo-. Ni a usted ni a mí nos pasan desapercibidas las enooormes ventajas de este servicio: ahorro de aproximadamente dos horas diarias de desplazamiento en automóvil en interminables atascos-rompe-nervios.

Los mundos de Yupi (*): trasladarse al trabajo en helicóptero. ¡Sres qué desnivel entre el paro que supera el 20% en numerosas provincias españolas, y acudir al trabajo en helicóptero! Claro que dos horas de los privilegiados de la tierra deben tener un coste de oro para sus empresas y/o sus vidas. -Según el plan de viabilidad realizado por la empresa, antes de poner en marcha el servicio, los usuarios potenciales tienen un salario mínimo anual de 800.000 dolares-.

Deduzco que si la noticia se publica en la página de Economía Global del suplemento Negocios (EL PAÍS) será porque tiene un interés y una repercusión en algún porcentaje de lectores (internautas que leen en versión digital). Y yo... con mi vieja Trek a la que adoro: una bicicleta verde sin barra, con un timbre un tanto roñoso y unas cubiertas desgastadas por el uso. Hay muchos mundos, pero están en este. Ya les digo: qué contenta estoy de que se pueda ir al trabajo en helicóptero, me siento colmada de opciones, me alcanza en lo más profundo de mi ser. ¡Cielo Santo, bajemos de una vez al planeta tierra!


(*) Los mundos de Yupi fue una popular serie infantil española emitida a finales de los años ochenta por Televisión Española, cuyos protagonistas eran dos extraterrestres: Yupi y Astralco.

viernes, 2 de julio de 2010

La magia del carrusel

Helado de cookies y frambuesa en la gelatería del Boulevard -centro de San Sebastián- con mi hija, este verano, en unas mini-vacaciones que se ha concedido a modo de tregua en la batalla musical que mantiene desde hace dieciocho años. Se afana por capturar el conocimiento ancestral de los maestros del violín la mayoría de los cuales superan los setenta años. Eso le ha llevado lejos, muy lejos, de casa: Israel, China, Nueva York, Noruega, Rusia, Italia, Francia, Inglaterra, Polonia... y sobre todo Alemania (dos años en Stuttgart) y Holanda (Rotterdam 2010 y 2011). Durante su estancia, hemos procurado estirar las horas como si fuesen chicles de cookies y frambuesa: nuestros sabores favoritos cuando compartimos una tarrina de helado y la saboreamos en el puerto (sentadas en el petril) mientras pasan los veleros (ver foto) y nos ponemos al día sobre nuestros pensamientos profundos, inquietudes e ideas locas que se funden en el horizonte y que no fluyen por Email o Skype, porque precisan una cercanía inferior a los diez centímetros de piel...

Cae la tarde, la bruma y el txirimiri (lluvia muy fina) en la bahía y decidimos aprovecharlo para despedir la jornada con un paseo a orillas del Cantábrico donde la temperatura del agua es excelente para los norteños y helada para el resto del planeta. Atrás quedan los temas laborales, el correo electrónico atrasado, los informes por completar, los proyectos... Avanzamos entre las olas sacándonos fotografías la una a la otra y riéndonos. Después nos subimos en el carrusel que hay frente al ayuntamiento y nos tronchamos literalmente por la gamberrada de niñas malcriadas. Se acerca el dueño y le sonreímos antes de que se enfade, sacamos algunas instantáneas, y regresamos de nuevo mar adentro.

Mañana se marcha la sirena y el mundo se apagará un poco para mí, como un caleidoscopio que se cierra sobre sí mismo. Acaso amar sea dejar marchar en libertad, supeditando el bien propio al del otro. ?¿ !¡