domingo, 18 de julio de 2010

Parábola (*)

Vivo con la muerte en los talones y esta consciencia me permite saborear cada instante de vida, brizna y aroma de cebolla en la cocina... Llegará un día en el que me pedirán cuentas sobre los talentos recibidos al nacer y (como no quiero defraudarles) me afano siete días a la semana hilando ideas entorno al núcleo duro del desarrollo del potencial propio y ajeno. Hilo de día y (al contrario que Penélope) sigo hilando de noche: a veces, las mejores soluciones, proyectos e ideas llegan en mitad de la noche y las capturo al despertar en el cuaderno de los sueños. Poderoso inconsciente.

Ciertamente, el entorno web no es uno de mis talentos: apenas me manejo con este blog gracias a mi intrépida asistente que lo puso en marcha hace tiempo con más amor que expectativas de que llegase a manejarlo. Ete aquí, sin embargo. En fin, lo que me impulsa son dos pasiones que me acompañan con ahínco: el gusto por la escritura, y el deseo de compartir. Ustedes, su lectura, seguimiento y comentarios, llenan de sentido las horas que dedico a golpear el teclado del Samsung: tenemos una media de 1.200 visitas al mes sin estar posicionados ¡gracias!

Acabo de llegar de una conferencia de Ana María Llopis para quien el comportamiento del entorno web y redes sociales es similar al universo. Basa su hipótesis en la investigación de los fractales, la física cuántica y los desarrollos de Einstein. Esta mujer singular halla un inquietante parecido entre la representación de las galaxias y la de cualquier red en Twiter, Facebook, blog o web. Ustedes y yo formamos una familia en la galaxia web, estamos conectados y es posible vernos linkeados con puntos de colores en la base de geolocalización de mi pantalla. La cuestión que me planteo es cómo hacer para que desde las casi infinitas posibilidades que tenemos podamos desarrollar nuestro potencial, a nuestro ritmo y manera. Pienso que tal vez desarrollo del potencial sea sinónimo de evolución y en tal caso estaríamos hablando de algo que merece la pena mientras tengamos el privilegio de estar vivos. En las escuelas de negocios lo llaman excelencia, entre nosotros -si les parece- le llamaremos creatividad entendiendo que la semilla de una solución se encuentran en el interior de cualquier problema...

Vivo con la muerte en los talones y una ilusión loca por clarificar lo que hay debajo del desarrollo del potencial que exige "vivir en la zona" como base necesaria aunque no suficiente. Repasando esta mañana unos apuntes de Robert Dilts he encontrado sus recomendaciones: estar centrados, saber aceptar, perdonar, comprometernos y ¡fluir!

Es casi de noche. Me voy a la playa tras un día de calor: el agua estará templada, la brisa deliciosa, las galaxias encendidas, las redes conectadas y el gran ojo observándolo todo {}


(*) Parábola de los Talentos. Cristianismo.

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