domingo, 8 de agosto de 2010

Desayunos en el Ritz

Desayuno con Dios, por la mañana, cuando medito.
Nada falta, presencia total en el ahora. Respirando diafragma arriba y abajo, sentada en la posición del loto, arriba y abajo. Me río de mí y del mundo y, sin embargo, es cierto: desayuno con Dios, por la mañana, cuando medito.

Ayer, una amiga compartía conmigo al detalle la muerte de varios seres queridos en los últimos meses. Alcanzamos la conclusión de existe cierta sintonía entre la forma de vivir y de morir; acaso de envejecer, vivir y morir. Por eso cuando me cruzo con señoras de plateada cabellera me pregunto si voy bien... si haciendo lo que hago llegaré a convertirme en la anciana sabia que anhelo o si, por el contrario, transito un laberinto cuajado de espejismos. ¿Cómo saberlo de antemano?

Medito y vacío mi mente de pensamientos, chuscas vanalidades y estupideces varias. Ese vacío -llamado por los budistas vacuidad y por los físicos cuánticos interfaz- está cuajado de potencial en estado puro. El maestro taoísta Juan Li afirma que durante la meditación intensificamos la conexión con el espíritu... En fin, les recomiendo los desayunos del Ritz.

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