sábado, 31 de diciembre de 2011

Expectación antes del Concierto de Navidad

En el aeropuerto, minutos antes de embarcar hacia Rotterdam.


En Zwolle, a noventa minutos de tren de Rotterdam, llueve aguanieve y a las 18.30 de un día de invierno los lugareños sienten que se cierra la noche al mismo tiempo que se abre la fiesta en el irish pub  Sally-Obriens (www.sally-obriens.nl) donde -en espacios diferentes- se mezclan niños y adultos como un coro de voces (blancas-negras) semejando un tablero de ajedrez. Pedimos comida holandesa sin traducción en la carta y la aventura resulta sabrosa. El ruido va en aumento. No está permitido fumar aunque sí cantar, y beber en abundancia  algo que- afortunadamente- sólo afecta al que alza su copa. Después de doce horas de viaje en diversos transportes y conexiones nos aproximamos a nuestra meta...

Dentro de una hora presenciaremos el Mesias de Haendel -aquí The Messiah of Haendel- en interpretación tradicional de la Orquesta y el Coro Bach de los Paises Bajos donde la sirena toca el violín (lo que da sentido a nuestro viaje).

De esta mañana recuerdo dos impactos estéticos desde el avión, asiento 27 E, ventanilla: con sol, los coches aparcados en una explanada parecían cascotes de vidrios rotos a contraluz. Más tarde, nieve en polvo, algodonosa y virgen que en el cielo nadie osaba pisar y cuyo silencio sólo rompía el Vueling UY1960. ¡Es la hora! me voy al concierto.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Tranströmer, el paraiso y yo

Hay un país que es un lago anegado por la tierra. En el lago viven zarapitos y patos entre cafés, terrazas, hoteles, restaurantes y casas-barco que flotan en los canales semejando calles.


En tierra, hay un país que compite con los molinos de La Mancha castellana. Es un país tan rápido que no basta con caminar sobre dos pies con botas nórdicas: todo gira sobre dos ruedas y un sillín tan incómodo que acaban por dolerte los isquiones;  cuando llueve, se forman charcos que puedes atravesar con impunidad porque las bicicletas holandesas no tienen frenos pero sí guardabarros: el agua no te salpica en la espalda ¡y es una gozada!

Por si el caudaloso lago no bastase para anegar las tierras bajas de este pequeño país, en su ayuda acude el río Rotte que da nombre y ordena la vida urbana de la gigantesca ciudad que -eclipsada por el glamour del cercano Amsterdam- pocos turistas conocen.

Cuatro horas de pedaleo han tenido su recompensa al alcanzar la calle Nieuwe Binnenweg en cuyo número 79 está la deliciosa pastelería Koekela  (www.koekela.nl)  donde hacen las mejores muffins que conozco acompañadas por un café doble, negro y en vasito que revive a un muerto y repara el alma de un vivo. De hecho, por la tarde hemos habitado un paraíso llamado Elysium (www.elysium.nl) a las afueras de la capital donde en tres horas no alcanzas ni la mitad del placer disponible en piscinas de agua idéntica a la del mar muerto por su salinidad, saunas de mil formas, olores, piedras y texturas, infrarrojos que te achicharran la espalda, cámaras de hielo, diminutos lagos de aguas termales, jardines propios de Grecia y Babilonia, chorros de agua cuya intensidad deshace cualquier nudo en cervicales y omóplatos... y ¡la sala del relax! una cápsula de silencio cálida y mullida al extremo donde las personas duermen, descansan, o se mueven lenta y armónicamente tras haber dejado fuera el ego y el stress.

Por la noche he recuperado mi libro de avión,  El cielo a medio hacer  de Tomas Tranströmer, metafórico y bellamente inspirador.. El poeta y último Premio Nobel de Literatura sugiere con su ejemplo "el derribo de las paredes que hay dentro y fuera de uno mismo".  A ello me entrego... justo antes de dooormiiiiir. 

martes, 27 de diciembre de 2011

Reloj de arena emocional

De regreso a casa me he permitido un lujo: un pastel de pasas y manzana con un cortado en Itziar (Guipúzcoa), para lo que he tenido que salir de la autopista, subir la empinada cuesta que lleva hasta la iglesia, aparcar, alzar el cuello de mi parka hasta las orejas y correr hasta la cafetería del pelotari vasco empujada por el frío. Un lujo porque ese desvío ha retrasado una hora mi llegada a San Sebastián: media hora para el deleite del cortado, y otra media para recorrer el Cantábrico por Zumaia, Guetaria, Zarautz y Orio en compañía de un cielo raso lleno de gordas estrellas y famélica luna.

Feliz como una lombriz, he viajado disfrutando del recuerdo de algunas ocurrencias traviesas de los participantes en un taller de comunicación que imparto en Bilbao a una docena de directivos; disfrutando también de la consciencia de que el reloj de arena pierde granos hacia las vacaciones que disfrutaré unos días en Rotterdam. La ciudad es lo de menos, pero la sirena importa: hace dos meses que no le estrujo y todavía no conozco su casa nueva. 

Aunque aún no he subido las maletas del garaje, ni siquiera he preparado el neceser, ya siento el vértigo del check in en el aeropuerto de Loiu (Sondica, Vizcaya) y ya puedo ilusionarme con los paseos en bicicleta entre tranvías rápidos como ardillas, incluso con las ardillas que aparecen en los bosques holandeses. Por favor, escuchen la caída de los granos de arena: 312...311...310... Cuenta atrás como la nave Soyuz minutos antes de la propulsión al infinito de las emociones compartidas: todos tenemos a alguien en algún lugar de nuestro corazón. Y si no está, podemos recordarlo. Y si no hay, podemos imaginarlo. Acaso ese latido rítmico emocional sea parte de lo que merece la pena cuidar y proteger... para disfrutar. Seguiré escribiendo, será desde la zona centro de Rotterdam, con temperatura media cero grados,  nieve en los tejados, y un gran re-encuentro.  ;-D


Dedico este post a los fieles y cada vez más numerosos lectores de Groningen (Países Bajos).  

sábado, 24 de diciembre de 2011

¿Están implicados sus trabajadores?


Hay libros y libritos. Los primeros son un destilado intenso obtenido tras un largo trayecto de investigación experiencial sobre algún aspecto teórico de la vida. Los segundos pasan casi siempre por las manos de un buen equipo de diseño: formato excepcional, papel couche, muchas fotografías e incluso, en algún caso, cuentan con la colaboración de un ilustrador cuya firma cotiza en el mercado. Los libritos siempre tienen uno o dos prólogos escritos por autores de éxito que aseguran el tirón de los lectores.

Estos ejemplares fashion tienden a caerse de mis manos aunque nunca los aparto sin leer por al menos dos razones: la primera es que no renuncio a encontrar aunque sea una idea valiosa, útil, inspiradora, o tan absurda que sirva como entremés en una reunión con mi mentor. La segunda razón es que me siento boba al haber "picado" en un producto de uso y consumo sin más trascendencia que la actualidad de su publicación.

Esta mañana, en la playa, después de haber despiezado EL PAÍS, de haber hecho hasta el crucigrama, y de haber paseado enérgicamente durante una hora, he retomado la lectura de un ejemplar que se presentó a bombo y plantillo en la capital guipuzcoana cuya autora es Silvia Damiano, una mujer encantadora, apasionada, y elocuente que -sin embargo- no ha conseguido volcar en Implícame la arrolladora fuerza de sus conocimientos de neurociencia y neuroliderazgo. Lástima, porque en persona Damiano seduce, fascina y convence.

Dado que me encuentro en un ambiente marino, "pesco" un par de ideas del volumen: las empresas con trabajadores implicados son hasta un 34% más productivas. La implicación es la conexión emocional intensificada que un empleado siente por su organización y que le lleva a hacer un mayor esfuerzo en su trabajo (definición de la Conference Board of Canada, en 2006). El porcentaje de trabajadores implicados (estudio realizado en todo el mundo) es del 29%; los no implicados representan el 54%; y "los distanciados" un 17%.

Estoy en la página 95. Continúo la lectura. Acaso -ojalá- me haya equivocado en la percepción y se trate de un volumen de esos que además de subrayar presto con entusiasmo a mis amigos.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Señorita de compañía

Perdida en la Galaxia Gutenberg me pregunto por el sentido de algunos procesos que mantengo abiertos desde hace tiempo bajo demanda de algunos clientes, en este momento dos mujeres y un hombre que no avanzan en su plan de acción. 

Con ellos transito sobre frágiles y estrechos puentes atisbando profundos desfiladeros rocosos cuya sola contemplación hiere. Acompaño durante algunas jornadas la consciencia de que algo en sus vidas no va bien, camino a su lado mientras nieva en ausencia de afecto, ternura o alegría, y juntos nos calamos hasta los huesos. Ellos lo encuentran útil; yo tengo mis dudas, y -cuando medito- me inquieta no ser capaz de llevarles al otro lado de la orilla, a salvo de las miserias inherentes a la vida.


Hay algo terapéutico en el hecho de sentirse acompañado, de ser escuchado en plenitud y reflejado en el contraste de espejo que practico: sin juicio, con ética. Lo sé, pero no me parece suficiente en mi calidad de facilitadora del cambio. No niego su validez o eficacia porque las personas lo agradecen, pagan por ello y vuelven: es evidente que le otorgan un valor. Pero...en estos tres casos que refiero no me parece suficiente. Hablaré con ellos. Sólo una cosa me inquieta: no quiero que se sientan abandonados. No es fácil, veré cómo lo hago.

Dedico este post a los fieles y cada vez más numerosos lectores de Madrid (España).

martes, 20 de diciembre de 2011

Seis horas y un pico de lujo

Resulta fácil dejarse acunar por la voz de Bette Davis y la trompeta de Armstrong al fondo del gran salón del Hotel Melia Bilbao donde ahora mismo estoy sola con un fondo de camareros de negro fiesta y zapatos de charol que colocan decenas de copas altas de champagne horas antes del evento previsto para el atardecer. Lejos, en la cocina, oigo un trasiego de cubiertos y adivino la confección de canapés; miro a los árboles frondosos tras los ventanales, y  sorbo mi cortado -a dos euros setenta- acompañado de un mazapán artesano que me permito untar contra las normas de protocolo. Con grandes zancadas, cruza el hall un altísimo piloto de Iberia que me mira como quien contempla el vetusto cortinón de un museo: sin interés sensual... Escribo. Bette Davis ha dado paso a los Bee Gees -diríase que asisto a un revival de música de época, acaso de mi época, cuando había pick up, cuando podías hacer una rueda con un long play-. Escribo.

He trabajado seis horas y me he regalado un pico de lujo (*). También he hundido dos barquitos de mi cuenta corriente al entrar en COS -la fascinación del gusto hecho moda- donde me he comprado un vestido-gabardina azul marino y unas medias al tono. Miguitas de ternura que completan mis regalos navideños: unos pocos objetos de calidad hacen que me sienta bien y  -al ponérmelos por la mañana- me impulsan a ser más, mejor. Una hora en COS, una hora de librerías, y un tiempo extra que dedico a escribir en el Samsung que siempre me acompaña.

Al cierre del post oigo villancicos tradicionales en inglés que no escuchaba desde 1989, cuando los cantaba mi hija disfrazada de monaguillo en Saint George English School (Lejona, Vizcaya).  Diríase que es fácil sentirse bien si te rodeas de pequeños lujos, si te mimas, de vez en cuando. Ha pasado una hora y ya no estoy sola en el gran salón del Melia Bilbao: tres caballeros con gin tónic hablan de internacionalización a ráfagas en inglés upper class y a ratos en un castellano de academia.  En la super pantalla corren las atletas 1.500 metros en la European League ¡ni un gramo de grasa, ni residuo de celulitis! Esa es otra batalla, para después de las fiestas.

(*)  Tiempo.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Grupo de Supervisión en Coaching

Toy muy contenta: se ha organizado un grupo de supervisión de coaching ¡en Zaragoza! No se desanimen las personas de otros lugares: será en sábado, una vez al mes, y está abierto a profesionales de otras zonas de la geografía española. Aunque... el grupo será reducido por cuestiones de espacio, logística y mimo en el seguimiento individualizado de cada participante. En este caso las host, las anfitrionas, son Marta y Ana, de Ad Hoc Gestión Cultural que ceden generosamente su precioso local (en la fotografía) y se encargan de las inscripciones: info@adhocgestioncultural.es

AD HOC Gestion Cultural S.L.

Puestos a jugar, le hemos llamado taller de supervisión en coaching Adobe -una mezcla de arcilla, arena, agua, experimentación, conocimientos, alegría, ganas y aprendizaje con un eje central y diez mil radios que confluyen en el saber de un grupo variopinto compuesto por algunos troyanos (término que acuñamos juntos hace unos meses en el curso "coaching de equipos"). Pero no solo troyanos, también serán bienvenidas otras personas que sientan ganas de mejorar sus conocimientos, referentes, habilidades y competencias en la práctica del coaching.


Con un enfoque teórico (30%) práctico(70%) nos reuniremos de diez de la mañana a seis de la tarde ininterrumpidamente para realizar sesiones de coaching, feedback grupal, análisis de casos reales, enfoques de propuestas empresariales para equipos y directivos; aplicación del código de ética de la profesión; búsqueda de soluciones a temas complejos; lecturas de última hornada y tendencias internacionales. El grupo nace con la intención de convertirse en un atolón que alimente y refuerce a sus miembros frente a los inherentes avatares de los profesionales que trabajamos en solitario en el competitivo mundo de los servicios empresariales.

El grupo de supervisión en coaching Adobe (Zaragoza) comienza en enero y se prolongará hasta junio 2012.

azucenavega_coach@yahoo.es
info@adhocgestioncultural.es 

domingo, 18 de diciembre de 2011

El sabio niño interior


En algún recóndito lugar de la Biblia se recomienda "ser como niños". Fascinada ante la contemplación de Lourdes (en la imagen) no pude evitar acordarme de este consejo trascendente. Observen, por favor, con qué ensimismamiento construye su "mapa de los deseos para 2012" sobre una cartulina en la que coloca imágenes y palabras que representan los anhelos de su alma adulto-infantil, atrapada en un cuerpo sometido a la tridimensional materia. Curioso estado de relajación, casi de abandono, y totalmente presente en el aquí y el ahora mientras otras compañeras, al fondo, se afanan por completar su propio mapa (sentada Ana Belén y de pie Zaira).

En compañía de otros trece compañeros desperdigados por los 500 metros cuadrados de Eutokia, Lourdes transitó -durante las siete horas que duró el taller- por la sala de los sueños, la sala de sudar y la sala del realismo (escenificaciones miméticas de otras tantas fases por las que atraviesan los equipos Disney de alto rendimiento antes de dar vida a cualquier proyecto).

Seamos o no conscientes de ello, el principal proyecto que todos tenemos entre manos es el de nuestra propia vida cuyo futuro ¡podemos construir!

El taller se desarrolló ayer, sábado, y fue la sexta jornada laboral de una semana en la que he terminado machacada como un ajo al fondo de un mortero: con más de cincuenta horas de trabajo sobre los omóplatos, ochocientos kikómetros de carretera, pocas horas de sueño, y maquillándome en los taxis. Todo el esfuerzo puesto en mi proyecto vital -que incluye actividades de alta intensidad- merece la pena cuando soy testigo de una escena en la que alguien (Lourdes, en este caso) se conecta a la torrentera de sus sueños, los transforma en objetivos, y los plasma en una cartulina-pretexto sobre la que construir el futuro en compañía del poderoso y casi siempre sabio "niño interior".

viernes, 16 de diciembre de 2011

El encanto de lo prosaico

Los hombres no saben que en la infancia las mujeres jugábamos a cocinitas. No tienen porqué saberlo, excepto si tuvieron hermanas o primas con las que compartir aquellos días festivos tras la visita de los reyes magos. 

Poco ha sobrevivido en mí de aquellas cocinitas excepto algunos ratos de ocio en los que me vuelco en limpiar recónditos lugares del espacio familiar. 

En la edad adulta, me sienta bien jugar a cocinitas tras una semana en la que he trabajado intensamente y he dormido sólo dos noches en casa. Las tareas domésticas me anclan a la materia: retirar hojas secas, remover la tierra, doblar toallas, planchar servilletas, coser botones, limpiar zapatos, tirar piedras, piñas y palitos que recojo por todos los bosques del planeta. Las presuntas prosaicas tareas me conectan a lo físico más que ninguna otra actividad ¡y me calman!

Mi amigo Txema diría que una persona que ocupa sus días leyendo, estudiando, escribiendo, manteniendo diálogos con líderes y creando equipos, corre el riesgo de terminar chiflada. Bueno, creo que él diría fragmentada, lo que en su jerga de psicólogo se traduce en vivir casi por completo en la mente. Yo no quiero acabar chiflada, así que -en busca de equilibrio- me voy a jugar a cocinitas. ¡Qué paz siento de antemano!

Dedico este post a los numerosos y fieles lectores de Reus (Tarragona, Spain).

domingo, 11 de diciembre de 2011

El encanto de lo prosaico

Los hombres no saben que en la infancia las mujeres jugábamos a cocinitas. No tienen porqué saberlo, excepto si tuvieron hermanas o primas con las que compartir aquellos días festivos tras la visita de los reyes magos. Poco ha sobrevivido en mí de aquellas cocinitas excepto algunos ratos de ocio en los que me vuelco en limpiar recónditos lugares del espacio familiar. 

En la edad adulta, me sienta bien jugar a cocinitas tras una semana en la que he trabajado intensamente y he dormido sólo dos noches en casa. Las tareas domésticas me anclan a la materia: retirar hojas secas, remover la tierra, doblar toallas, planchar servilletas, coser botones, limpiar zapatos, tirar piedras, piñas y palitos que recojo por todos los bosques del planeta. Las presuntas prosaicas tareas me conectan a lo físico más que ninguna otra actividad ¡y me calman!

Mi amigo Txema diría que una persona que ocupa sus días leyendo, estudiando, escribiendo, manteniendo diálogos con líderes y creando equipos, corre el riesgo de terminar chiflada. Bueno, creo que él diría fragmentada, lo que en su jerga de psicólogo se traduce en vivir casi por completo en la mente. Yo no quiero acabar chiflada, así que -en busca de equilibrio- me voy a jugar a cocinitas. ¡Qué paz siento de antemano!

Dedico este post a los numerosos y fieles lectores de Reus (Tarragona, Spain).

viernes, 9 de diciembre de 2011

¡Un sinvivir!



Con inexplicable virulencia he vuelto a caer en una adicción antigua. Aún no mato bajo el síndrome de abstinencia, aunque robo con premeditación y alevosía. Robo tiempo y energía, aunque no sólo. Desde hace unas semanas lleno mi baúl con tesoros ajenos: una sopa de calabaza del Lu´um, unos rollitos viétnamitas del Mao,  la azulada piel de un negro en la estación de Garellano, el café con espuma del Monterey, las triples escaleras automáticas del metro en Abando (Bilbao), los autobuses rojos, los escaparates del Corte Inglés que ni en Navidad muestran motivos religiosos sino de consumo,  las muecas de los transeúntes, el aburrimiento de los taxistas, la amabilidad madrileña de algunos camareros, el buen surtido de la Casa del Libro, el lujo del salón del Hotel Carlton, los muchos metros de alfombra roja artesana e inconexa del teatro Arriaga. 

Robo detalles que acumulo con lascivia cuan vagabundo sepultado en trastos con la ilusión de que puedan alimentar mi adicción convulsa a la escritura que practico con más intensidad si cabe desde que acudo algunos martes al taller de Luisa Etxenike, la escritora, en verdad la gran destripadora de textos clásicos y modernos.

El esqueleto de mis horas se consume en cinco verbos: dormir, trabajar, comer, leer y escribir. A ello me entrego en cuerpo y alma dedicando 8 horas a dormir, otras tantas a trabajar, entorno a 2 horas a comer, 1 a leer y otra a escribir; así de lunes a domingo, en una semana sin fin semejante a la rueda de una noria en la que el hámster somos mi sombra y yo. Desconozco por dónde se fugan las horas que faltan hasta 24 si bien intuyo que será en desplazamientos, duchas, cafetines y escaparates.

En medio  de este trasiego me alcanza cierta dosis de ansiedad que mato con las yemas de los dedos golpeando el teclado de alguno de los ordenadores que fielmente me acompaña. Si alguien osa hablarme de la gestión del tiempo, del establecimiento de prioridades o de poner límites, con facilidad puedo morderle el globo ocular. Así de virulenta es mi adicción a la escritura: no atiende a razones y me devora como a otros los piojos.

Robo tiempo, energía, gestos y detalles para calmar una obsesión tan antigua que no recuerdo haber vivido sin ella:  me acompañó en los años del periodismo y sigue conmigo ahora que centro mis esfuerzos en entrenar. Sobre la mesa del despacho de Bilbao tengo esparcidos una decena de libros que repaso para orientar mi creatividad. En la página 216 de La práctica del relato, de Ángel Zapata, dice: "... la escritura es un uso estético de la facultad de imaginar, algo que está presente en todas las personas...". Conecto esta idea con el diseño de objetivos que consiste en imaginar la mejor de las realidades antes de trazar un plan de acción. Descubro con júbilo que llevo una vida entera "elaborando" historias propias y ajenas en busca de un sentido, un sentido último al estilo de Viktor Frankl.

Mucho más tranquila me despido. Dedico este post a los fieles y numerosos lectores de Mountain View (USA). 

jueves, 8 de diciembre de 2011

Artilugio del XIX para mujer del XXI

Un reguero de stress me seguía esta mañana monte arriba cuando la niebla anunciaba el comienzo de un día gloricioso. La vertical ha sido más fuerte que su terquedad y alcanzada la primera cima la tensión y sus menudillos -adheridos a mi nuca- se han despeñado ladera abajo. 

Más tarde mi retina se ha llenado de avellana, en verdad del dulce color marrón de la cáscara de avellana. El hayedo (aún con escarcha) estaba cubierto de hojarasca de una profundidad tal que, al caminar, sólo la fe en que debajo existiría un suelo ha permitido mi avance. En alguna ocasión el leve sonido de un pájaro lejano mezclado con el fluir del arroyo alertaban de la presencia de agua bajo la grueso mantón de hojas. Sólo en este entorno he podido conectarme a ella en su cumpleaños, hoy, 8 de diciembre. Ella y sus detalles. Por ejemplo, la diminuta barbillera del siglo XIX (que acaba de adquirir) construida por el compositor, violinista y director de orquesta alemán Ludwing Spohr. 

Se trata de un accesorio  minimalista que propicia una fusión casi biológica entre el músico y su instrumento. En su cumpleaños ella ofrece dos conciertos con la Bach Orchestra of Netherlands con un violín y una barbillera que, juntos, superan los 400 años de antigüedad. Plata y ébano negro como las bolitas de las cabras que completan el paisaje bucólico de hoy, sin ella, rozando la nostalgia tras cinco años de vida en el extranjero.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Kirill, el monje

Contemplo la entrevista a un monje ruso, ortodoxo de 63 años. Le preguntan qué echa de menos en la Rusia del siglo XXI: nada -contesta- mientras atusa su larguísima barba blanca deshilada en las puntas. ¿Qué le gusta hacer? pregunta Pilar Bonet. El monje encasqueta su gorro negro de fieltro que apenas cubre la parte superior de las orejas, mira lo que parece una eternidad el horizonte, y finalmente dice muy bajito a la periodista: dar de comer a las vacas, rezar, serle útil a Dios, que creo es lo más importante en la vida. Silencio. La reportera aguarda que este hombre religioso se arranque con más confesiones. No lo hace, espera con una paciencia propia del más allá. Un tanto inquieta, Pilar Bonet finaliza el encuentro con una última pregunta: Kirill, ¿qué le desagrada? Nada, todo me satisface. Retoma el libro forrado con un papel roto en los cantos. Sus manos gruesas (diríase de hombre de campo) lo cogen con delicadeza. El monje, el libro, el gorro y la barba se retiran. Kirill no se despide. Es tiempo de orar. 

viernes, 2 de diciembre de 2011

La esquinita del naufragio

Aunque la mujer no trabajaba desde hacía cuatro años y no cobraba subsidio, él permaneció en el limbo hasta la tercera semana del mes de noviembre cuando ella preparó legumbres en tres ocasiones, con poco aliño y ningún condimento cárnico.

Más por olfato que por instinto,  el hombre se percató de que ella debía de estar arruinada. Lejos de asustarse, llorar, salir corriendo o preguntar, tomó un café consigo mismo junto al rompeolas y alcanzó dos decisiones: ser optimista de una manera plena, sin fisuras en ninguna de las capas del pensar, el sentir e incluso el mundo onírico, y proteger su pareja del improbable deterioro del amor. Quizá no sería capaz de taponar la hemorragia financiera -pensó- pero al menos llenaría de humor las grietas que fuesen resquebrajando las paredes de su existencia. ¡Cualquier cosa con tal de preservar su relación!


La tercera semana del mes de noviembre Peter Cook culminaba uno de sus proyectos estrella, el Kunsthaus Graz, el museo austríaco (en la imagen inferior). En la inauguración apareció junto a su amigo, el también arquitecto Colín Fournier (a la derecha en la imagen) y ambos ofrecieron una rueda de prensa en la que -a preguntas de los periodistas- Cook declaró: se han vivido muchos años de bonanza, ahora toca trabajar, y ha llegado el momento de la imaginación y el idealismo, por lo que los edificios que construyo no responden sólo a una función artística sino que ofrecen algunos "extras" entre los que se encuentra el optimismo.

¿Optimismo ante el despliegue de la imparable recesión? preguntó en tono irónico una excéptica periodista senior francesa. Mire -contestó el arquitecto- durante mucho tiempo no he tenido encargos y me he dedicado a la docencia mientras acumulaba miles de observaciones en mi bolsillo; ahora las pongo al servicio de los seres vivos. La mayoría de la gente -continuó narrando con paciencia Peter Cook- es débil y miedosa. Hace falta valor para inventar algo. Ser optimista es una decisión. Cuando las cosas se hunden hay que buscar la esquinita del naufragio  desde la que se pueda hacer algo positivo.



Su amigo Fournier retomó la palabra mirando a la francesa para comentar: en nuestra sociedad se entienden el pesimismo y la negatividad sin necesidad de justificación ¿por qué negarle la oportunidad al optimismo? Estén como estén las cosas -añadió Cook ya cuando salía- yo no tengo interés en parecer puritano. Es más -apostilló con una sonrisa pícara- prefiero vivir y comportarme de una manera traviesa.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Viernes, página en blanco.

Llueve en la bahía. Son las 7.12 de la mañana. Salgo hacia la capital vizcaína. Llevo mis neuronas en forma, herramientas de trabajo para entrenar, hoy, a dos directores generales de quienes aprendo más de lo que comparto. Lo vivo como un lujo. Personas excepcionales, que hacen esfuerzos excepcionales, y aún se exigen más, desde el sentido de la responsabilidad, del "deber". 

También llevo mi corazón y su capacidad compasiva para sintonizarme con sus apenas confesados sufrimientos: son humanos. Escribiré más... a media tarde... tan pronto libere dos horas serenas en un paisaje inspirador.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Objetivos 2012: Jornada lúdica en Bilbao



Una sola vez al año imparto un taller en el que comprimo gran parte de mis aprendizajes y experiencias de los últimos doce meses. Lo hago de una manera juguetona combinando técnicas de Coaching, Creatividad, Pensamiento Lateral, Mapas Mentales, Método Disney...

Este año será en Eutokia  http://eutokia.org/comunidad-eutokia/  situado en la capital vizcaína (a un minuto del metro de Bolueta) un lugar que no te dejará indiferente porque allí las neuronas se mueven a otro ritmo.

Lo haré en sábado de manera que puedan acudir aquellos que vienen de otras ciudades o que trabajan de lunes a viernes. Será el día 17 de diciembre, comenzará a las 10 de la mañana y se prolongará hasta las 18.00 horas.

Al término del encuentro las personas se llevarán su personal mapa de los deseos 2012 -una herramienta práctica- que incluirá imágenes, dibujos, frases, post it, pegatinas y objetos adheridos que darán tridimensionalidad y orientación a las acciones del próximo año encaminadas al logro de alguno de nuestros sueños. Como suelo decir... Si no te animas a ir a por ellos ahora ¿cuándo?

El grupo será reducido. El número de plazas limitadas. Ya hay algunas reservas, y varias personas lo han enfocado como un "regalo de navidad" a sus parejas/ amigos. Todos los detalles sobre el lugar, el coste, los contenidos y mi perfil  podrás verlos en el link de Eutokia: http://eutokia.org/comunidad-eutokia/  Nuestra host de honor será Ziortza, la Directora del Centro de Innovación Social de Bilbao.

Recuerda que aunque "el mapa no es el territorio" un primer paso puede animar a un segundo paso y así transformar  un destino. ¡Ah! el taller será lúdico aunque estará repleto de aprendizaje y desafío.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Los Barcos Dragón


Más que el frío -que comienza a castigar con la llegada del invierno- duele la atrofia de la sensibilidad en un mundo que -incluso en decadencia- nada en bienestar. 

Compartía con ustedes en otro post la enorme influencia que tiene en nosotros casi cualquier acto (por banal que parezca)  ya que incluso el aleteo de una mariposa al otro lado del pacífico puede provocar una catástrofe, según los científicos ilustrados.  Pues bien, considero que parte del desarrollo de la consciencia en el vivir consiste en ser capaz de elegir entornos, relaciones, proyectos e incluso diversiones que alimenten el espíritu: que lo alegren y colmen de la chispa -acaso divina- que recibimos al nacer.

Hoy (domingo) me he sumergido en un entorno cuya edad media estaría en los... ¿ocho años? Digamos que del centenar largo de personas que hemos presenciado el espectáculo Zheng-He, cuando llegaron los barcos dragón, ochenta eran niños (de entre cuatro y ocho años) y el resto adultos (padres en su mayoría). Los frikies éramos los dos personajes de la foto y yo. 


Karin Schäfer http://en.wikipedia.org/wiki/Karin_Sch%C3%A4fer  ha regalado sensibilidad casi poética por encima del sonido de las bolsas de palomitas, de los diminutos aplausos y de las urgencias por ir al baño. Con un manejo preciso de las marionetas, del sonido, del tempo, del tono, del gesto y la cadencia, nos ha transportado a la época del gran explorador chino Zheng He quien recorrió muchas leguas de mar acompañado por trescientos barcos con bandera roja. Arribaron en Arabia, África y Siam donde fueron descubriendo las especies, la astrología, la cartografía y exóticos animales como la jirafa o la cebra. 

El alma sale del Topic http://www.topictolosa.com/ preparada para una nueva semana laboral, rejuvenecida del estudio de la prensa económica y de los manuales de gestión ¡fresca como una lechuga biológica! El programa del 29 Festival Internacional de Títeres de Tolosa se prolonga hasta el domingo día 4 de diciembre con espectáculos para niños y adultos. ¡Una delicia balsámica para un mundo atormentado! Gracias Karin.

viernes, 25 de noviembre de 2011

De la magia al plof: lugares y conversaciones


Hay paisajes
lugares
personas
conversaciones
libros
y
conferencias
que roban tu creatividad y diezman tu alegría.

Me ha ocurrido hoy escuchando a Lofti El-Ghandouri a quien, sin embargo, reconoceré  el mérito de ser co-creador de The Hub http://www.google.es/search?gcx=w&sourceid=chrome&ie=UTF-8&q=the+hub+madrid un espacio de encuentro de personas y proyectos que se esparce por el planeta. (En la imagen la sede de Madrid. Pronto se creará un Hub en San Sebastián). Seré justa con el evento rescatando un dato aportado por El-Ghandouri: un niño ríe una media de 400 veces al día, un adulto 14. 

¡Seamos como niños! 
Que no roben nuestra ilusión por la vida y su chispeante magia.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Busco Mentores

Hoy he comido en el Narru con un mentor cuyo nombre real no desvelaré. De un tímido casi patológico, Txema se disgustaría si se viese aludido en abierto como el punto de referencia en el que se ha convertido tras sus treinta años dedicado a aconsejar a empresarios vascos. De él aprendo tanto por lo que cuenta como por lo que calla; de lo que hace y de sus inhibiciones. Finalmente, del contraste entre mi fogosidad y su templanza surgen encuentros amables en los que me esfuerzo por aportar en sus flancos descuidados: temas informáticos, lecturas de última hornada, congresos, tendencias internacionales, o formaciones en las que participo. 


Tener mentores está bien no sólo porque González Alorda lo recomienda en su libro sino porque son faros en la noche, aunque finalmente es uno mismo quién ha de poner rumbo, ritmo, nave y destino a su carrera profesional sin más mimbres que los de su talento, coraje y experiencia. También está el tema de "los de arriba", algo de lo que siempre hablamos en nuestras comidas que acaban teniendo algo de místicas. No por el trago de rioja de buen año, sino porque tanto a Txema como a mi nos gusta creer que existe un Dios, un Karma o un Destino que se impone (o acompaña) también en la vida profesional si bien ambos practicamos aquello de "... a Dios rogando y con el mazo dando...". 

Casi siempre comparto con él mis zozobras del momento. Este mediodía a la hora de los postres, le he preguntado por el porcentaje que considera prudente ahorrar en una empresa para asegurar el porvenir. En su opinión, para mantener la correcta capitalización conviene ahorrar el 30% de los beneficios anuales. ¡¡El 30%!! Y yo que estaba tan contenta con el 15% que retienen mis mejores empresarios... Ya con el café he querido conocer su experiencia con los despidos ya que en su etapa como consejero se ha visto involucrado en en situaciones de difícil digestión emocional. La semana pasada tuvo que despedir a un hombre de 62 años (en un puesto de alta dirección): un sapo que hubiese preferido no tragar. Mi pregunta trataba de clarificar cómo conciliar el dilema de prescindir de una persona al mismo tiempo que se evita un trauma en la organización. Me ha dado algunas pistas interesantes que desarrollaré otro día, en otro post. Si puede, busque mentores en su entorno cercano y -de vez en cuando- invíteles a comer. Aprenderá mucho ¡y a lo mejor se suman los de Villadiego!

domingo, 20 de noviembre de 2011

El precio de la independencia

Cuando mis sienes palpitan bajo la presión del dolor de cabeza, las yemas de los dedos se lanzan al teclado del ordenador buscando orden en el caos. Saben de la eficacia de la escritura como  genérico cuyo único efecto secundario (no deseado) pudiera ser la pérdida de lectores del blog. 

Desde hace más de cuarenta y ocho horas, las sienes hierven con la terquedad de un repique de campanas. Por fin alcanzo el Toshiba portátil de casa, cierro la puerta del despacho doméstico, y doy cauce al geiser de mis pensamientos más filosóficos que productivos, más existenciales que prácticos, más locos que cuerdos. 

El geiser contiene cien mil lágrimas de mar: pegajosas medusas que se han quedado flotando en mi sistema conceptual tras haber recibido otros tantos impactos (inputs) intelectuales.   La intensidad de un grupo de trabajo en el que vengo participando -dos días al mes desde septiembre- sacude al extremo el racimo de mi identidad y certezas algunas de las cuales caen al suelo como un higo maduro. Otras se fijan con la terquedad adherente de un pulpo, mientras algunas flotan a la deriva clamando un poco de atención.

Como saben, soy una empresaria-bonsái por lo que la mayoría del tiempo trabajo en solitario algo que propicia una enfermiza endogamia en el enfoque existencial. Este hecho cierto -junto con mi no menos enfermiza pasión por aprender- me lleva cada año a participar en tres o cuatro formaciones así como en numerosos grupos de supervisión, asociaciones y talleres al termino de los cuales me quedo bajo sock al someterme a mi misma a una revisión casi exhaustiva de mi propia identidad y comportamientos. Como resultado de todo ello obtengo un caleidoscopio de imágenes de mi misma algunas de las cuales resultan deformantes, otras idílicas, varias totalmente ajenas a mí y -en general- ninguna tridimensional. Supongo que esta ambivalente sensación es la que tienen los profesionales cuando reciben una evaluación en el desempeño, en liderazgo, o  un feedback 360º: algo de verdad, algo de mentira, y mucha medusa que flota iridiscente en mitad de la nada. 


Después de un enérgico paseo de dos horas monte arriba, de un café con brioche, de la lectura de periódicos y suplementos, alcanzo la conclusión de que soy un anfibio en extinción ¿una salamandra, una cecilia, una rana?  Un poquito de cambio climático por aquí, un deterioro del hábitat por allá, y el ataque del hongo quitridios por acullá, están diezmando mi hasta hace poco imbatible optimismo. Los anfibios amenazados somos el 30% de los profesionales del sector y -según dice el Instituto de Biología Evolutiva (IBE)- nos caracterizamos por ser: hiper-activos, iconoclastas, osados, pelín asociales, poco diplomáticos, resilentes y con un desarrollado sentido del humor. También nos peinamos raro (miren este excelente ejemplar de la foto)  ;-D

viernes, 18 de noviembre de 2011

La magia del PP

Entorno a una personalidad volcánica como un tornado (Alan Cardon) aprendí que una reunión de trabajo no es eficaz si no se toman decisiones. Decisiones que -volcadas en un plan de acción- lleven a la puesta en marcha  de proyectos, actividades, cambios, productos, servicios, expansiones, fusiones...

Cardon fue el primero que me puso en la pista y le estaré eternamente agradecida porque desde entonces son muchos los procesos de entrenamiento en los que he comprobado que cuando no hay acción es porque no hay decisión, y cuando no hay decisión es porque no existe un compromiso.

Como en el caso del primer novio (nunca olvidas aquel beso)  llevo tatuadas en mi piel las "reuniones delegadas" -metodología simple y revolucionaria en la que me entrené en 2005- y que el francés aporta como legado al mundo del management contemporáneo.

Después han llegado otros ¡siempre aparecen otros! de los que he aprendido algo, desechado bastante y discutido algunos conceptos. Reconoceré que me apasiona la confrontación verbal y reflexiva que practico con vehemencia. 

Del catedrático Sabino Ayestarán incorporé en 2008 el "diagrama de afinidad", herramienta también simple, eficaz y precusora de los "procesos participativos" en los que profundizo desde hace unos meses con Eugenio Moliní de quien he capturado la magia del PP que no es otra sino la capacidad transformadora del primer paso, el pp, que se alcanza tras un proceso integrador en la organización y que -al igual que el pie derecho sigue al izquierdo- propicia el avance hacia el despliegue de la totalidad del plan de acción a base de sucesivas intervenciones.

Aunque algunas escuelas de negocios, másters y empresas privadas de formación exhiben sin pudor la presunta docencia del Coaching de Equipos, en la mayoría de los casos no lo han practicado jamás en una organización compleja donde la diversidad, la ausencia de soluciones conocidas, y el conflicto, pongan la sal y la pimienta con la que estornudamos los que estamos en primera linea productiva.

Hasta donde me alcanza el recuerdo de lecturas, formaciones, seminarios y talleres Cardon, Ayestarán y Moliní son tres fuentes en las que beber un poco de inspiración mientras uno va montando su propia metodología, en verdad lo más valioso que se puede ofrecer: el destilado de una vida de trabajo, investigación y prueba/ error. Lean algo de ellos... si apetece... y no olviden la magia del PP, del Primer Paso. Cero procastinación. Ya hablaremos otro día de este concepto que se torna plaga en las organizaciones.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Selva y Zoo

Aún de noche, con un rastro de luna en el firmamento y escarcha sobre motos, coches y bicicletas, la guerrera se pone en marcha. Sale de caza vestida de coraje, disfrazada de Prada, y perfumada con Channel. En la selva, la guerrera encuentra: agresividad (depredadores), rapidez (ardillas), docilidad (ovejas), independencia (cabras), lentitud (tortugas), fidelidad (perros), traidores (alacranes), dadores (vacas), receptores (terneros)...

Aunque de asfalto, la guerrera sabe que es una selva y ni por un instante olvida que su vida (empresarial) depende de sus habilidades para la caza, la recolección y la reserva de provisiones. No es la más fuerte, ni la más rápida, ni de lejos la más astuta. Sin embargo, la guerrera fortalece la musculatura de combate impulsada por el instinto de supervivencia, mientras muchos dormitan en el opiáceo limbo de las subvenciones.

Cuando llega el glaciar escasea la comida, se desvanece el mundo de la abundancia, flojea el anestésico institucional y duelen las sangrientas heridas de la masacre: mueren vacas, ovejas y tortugas. La guerrera afila su instinto de navaja: duerme poco, caza mucho, recolecta frutos y los seca al sol mientras canta una nana para espantar su soledad.  


domingo, 13 de noviembre de 2011

¿Cuál es la banda de su wifi?




Mi cabeza es una sopa. De letras. Los domingos. 
Empiezo otra vez: mi cabeza es sopa de letras los domingos tras sumergirme en lecturas intensas y variadas durante horas. Completar varios auto-definidos (crucigramas) ayuda a espesar el consomé, y hoy el Libro de Arena (Borges) ha terminado por engordar el caldo dejándolo similar a la deliciosa sopa de pescado que mi madre hacía en Navidad.

Dos ideas emergen del mar embravecido de conceptos turbios: Europa eres tú, Europa soy yo. ¡Pongámonos de una vez a producir que esto se hunde! Lo tengo tan claro que hasta lo voy a incluir en la firma de los E-mails. Europa somos tú y yo,  juntos podemos llegar más lejos. El tiempo es ahora, el reloj de arena ofrece su vacío. No quedan granos de oasis ni espejismos. Pongámonos ¡ya! a trabajar allá donde estemos desde el núcleo duro de nuestro talento porque la inflada bola terráquea pierde aire y asemeja los globos que regalaban las zapaterías a los niños los jueves de mi infacia.

La otra idea pertenece a mi amigo Gabriel para quien las personas llevamos incorporado un sistema wifi con el que vamos por la vida conectándonos o desconectándonos a la fertilidad/ toxicidad del entorno, seamos o no conscientes de ello.

La idea me ha parecido genial. Llevamos incorporado un sistema wifi que permite captar: señales, frecuencias, vibraciones, sensaciones, emociones, instintos, intuiciones, incoherencias, mentiras, verdades... La amalgrama con la que conectamos (o no) forma parte de la eficacia/ ineficacia con la que nos comunicamos en las organizaciones y -como implícito maridaje- de la eficacia/ ineficacia que alcanzamos.

Entreno estos días a un alto directivo que desea le ayude a mejorar sus competencias de liderazgo. Cerrado al cambio como una almeja a tres millas de profundidad mar adentro, insiste en hacerme creer que cuida de las personas porque alguna vez les dice ¿qué tal? tras el ¡buenos días! de rigor. Acabo de leer uno de sus últimos Emails que encabeza con un: Estimada Aránzazu... Él no entiende que en la evaluación bianual penalicen su gestión de las personas... Paradojas. Es buena gente, lástima la escasa potencia de su wifi.

viernes, 11 de noviembre de 2011

One day off

La paleta de Antonio López incluye la perfección. Al verle en movimiento -frente a su caballete en plaza del Sol (Madrid) cubierto con una visera roja de propaganda, en bermudas, y junto a una modesta silla plegable- descubro cuánto ama el trabajo que realiza, lo mucho que se exige, la persistencia en el empeño hasta alcanzar el matiz preciso del ángulo y de la luz. Intuyo también de dónde emerge su fuerza.

Son muchas las gafas con las que amanece el porvenir: de lejos, cerca, de sol, de pasta, metálicas, bifocales, e incluso unas que descubrí el mismo día que me enamoré de la perfección de Antonio: unas gafas que evitan el llanto mientras cortas la cebolla. En la ferrería me informaron de su precio: tres euros, pero no especificaron si evitan la llantina por causas ajenas a las herbáceas.


Esa noche vi la luna llena y naranja sobre el horizonte azul de la bahía. A igual que otros muchos paseantes creí la quimera de que su bello reflejo en el inmenso mar me seguía con la fidelidad de un perro.  

Todo depende de la perspectiva de la mirada (del pintor Antonio López), del color emocional de las gafas con las que se contemplen lugares y personas, y de la creíble fantasía de que la luna se rinde a tus pies cuando tan sólo sigue las órdenes rítmicas y exactas de la tierra en su vaivén de rotación.

La antológica de López en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, las gafas en la ferretería de Indauchu, el masaje en Nivel 3 y la comida en el restaurante Lu´um completan la miscelánea de una jornada hedonista, de un homenaje, de un día fuera del tiempo, de la prisa, de los quehaceres domésticos y del trabajo en el despacho. Un día en el nirvana que no es un lugar sino un estado.

En la sauna, el baño turco, y el jacuzzi me re-encontré con una mujer muy parecida a mi que tenía cuerpo. Entre sola y salimos juntas prometiendo quedar más a menudo. Me hizo bien la sensación de calor, el sudor, los chorros de agua fría en la ducha, las burbujas en medio de las cuales sólo veía a ratos los dedos pulgares de mis pies. La otra fue apoderándose de mis sensaciones hasta coparlo todo: el tacto, el olfato, la azulada vista del techo... Cuando llegué donde Ánder (el masajista) ya flotábamos en una nube de bienestar. Al salir yo media dos centímetros más. Palabra.

One day off cunde mucho. Anclada en mi nuevo cuerpo me propongo  embotellar el nirvana para alcanzar la perfección, ahora que he comprobado su existencia en la paleta de Antonio López. Y el secreto: su recia fuerza castellana emerge de su mujer, su hija María, y su nieta Carmen.


sábado, 5 de noviembre de 2011

La ética como bisagra entre las fuerzas del cambio y la permanencia

El mundo empresarial otea el horizonte en medio de la tormenta en busca de soluciones precisas. Lo hace bajo el mandato de la urgencia, en algunos casos presionado por la necesidad de vivir o morir en una jungla cada vez más competitiva, compleja, cambiante y global en la que como ya vaticinó Darwin sólo sobrevivirán los que mejor se adapten a los cambios. Ya no basta ser más listo, más fuerte o más rápido, ahora deviene esencial la flexibilidad de un gato en celo. O bien se trata de "cambios adaptativos" al nuevo panorama macro-económico (y sus circunstancias) que se realizan desde el "debo"; o bien emergen intencionalmente impulsados desde el "quiero". En ambos casos -si deseamos chequear la madurez de nuestra organización ante un cambio- podemos aplicar la antigua  fórmula de Beckhard:


Insatisfacción X Visión X Primer Paso  >  Resistencia


La insatisfacción empresarial multiplicada por la visión que se tiene, multiplicada por el plan de acción o primer paso, ha de ser mayor que la resistencia al cambio entendiendo que los tres primeros factores se cuantifican en torno a diez y la resistencia se mide en torno a mil. Parece complejo y no lo es. De hecho, si quiere comprobar la eficacia de la fórmula le animo a poner sobre el papel cualquier tema que en este momento habría que modificar en su organización y que se pospone una y otra vez, dando inequívocas señales de una vigorosa resistencia.

Esta fórmula -recientemente rescatada por el consultor sueco Eugenio Moliní- me resultó antipática cuando la descubrí. Después, la he aplicado en varios procesos empresariales con excelentes resultados ya que sitúa un dilema en clave de accesibilidad: o incrementamos la visión, o nos animamos a dar el primer paso en la dirección del cambio, o intentamos menguar la resistencia. Detectar dónde se encuentra exactamente la resistencia de un sistema productivo es una investigación que merece la pena: ¿Qué personas, qué departamentos, o que proyectos dan señales de resistencia -activa o pasiva- en la organización? Obviar las señales hará que se incremente su virulencia con pésimos resultados en el clima laboral, la motivación, la productividad y los beneficios.  Por el contrario, invitar a la resistencia a que se manifieste puede propiciar una oportunidad de integración entre las llamadas “fuerzas por el cambio” y las denominadas “fuerzas por la continuidad”, dos polaridades necesarias para la supervivencia de la empresa y para su mejora continua.


Insisto en que el mundo empresarial otea el horizonte en medio de la tormenta en busca de soluciones precisas y (en esa búsqueda) contrata indiscriminadamente consultores, asesores y coaches a quienes simultánea -pero no coordinadamente- les ponen a trabajar en una misma empresa. Los consultores y asesores se centran en los procesos, la primera P, los coaches se centran en las personas, la segunda P. Y ocurre que en la misma organización se avanza  hacia el norte -siguiendo los planes de acción trazados con un coach-, mientras se desanda hacia el sur siguiendo las indicaciones de un consultor. Es de locos y ocurre de continuo en las empresas. Entre la primera P. de procesos y la segunda P. de personas está la E. de ética, una hermosa dama vestida de blanco a la que manchó el vestido la pulpa de un calamar. 

Procesos.Ética.Personas
P.E.P. 

Cuando en el año 2002 oí hablar por primera vez en New York del código de ética de la International Coaching Federation (I.C.F.) me sorprendió que en el contexto empresarial norteamericano se diera tanta importancia a la ética. De hecho, algunos de los primeros coaches españoles de mi promoción (primera certificada en nuestro país) fueron suspendidos en las pruebas que acreditan la excelencia como entrenador empresarial avalado por la I.C.F. por "dirigir" levemente las decisiones del cliente. 

Aún corriendo el riesgo de resultar impopular, compartiré con ustedes mi certeza de que en el mundo organizacional no vale todo, y no todos somos iguales. Acaso complementarios como dice Meredith Belbin, pero no iguales. Además, lo que hoy resulta clave de supervivencia económico-financiera, mañana  deviene guillotina empresarial. Propongo una exquisita atención en la elección de las personas que componen un equipo empresarial o de proyecto ya que tanto los problemas como las soluciones entran por la puerta de la contratación. Sugiero también  extrema cautela en la selección de colaboradores externos (consultores, asesores, coaches). Y si bien es cierto que nunca tendremos una certeza absoluta sobre su competencia profesional, algunas formaciones, certificados, licenciaturas y referencias de clientes anteriores pueden garantizar ciertos estándares éticos y de calidad. 

jueves, 3 de noviembre de 2011

El silencioso sabio

Uno de mis mentores, Sabino Ayestarán, ha redactado un manual que recoge todos los conocimientos e investigaciones realizadas por este sabio en los últimos cuarenta años entorno a la construcción y el desarrollo de equipos en las organizaciones. En realidad es un libro, salvo por el hecho anecdótico de que lo tengo imprimido en Dina 4 y con gusanito en lugar de las tradicionales tapas y el ISBN correspondiente a un volumen publicado por una editorial. En este texto -que es una joya- Sabino hace gala de su habitual profundidad, llaneza e ironía, y captura por escrito una idea que suele citar cuando estamos juntos: "... no hace falta inventar el Mediterráneo...".


Esta tarde me he acordado mucho de Sabino al visitar durante dos horas la librería más grande de la ciudad donde ¡al parecer! se habían concentrado no sólo todos los donostiarras (en puente de todos los santos) sino todos los guipuzcoanos. En medio de esta saturación humana no he perdido los nervios ni el sentido del humor, ni siquiera la orientación hacia la zona dedicada al mundo empresarialEn la sección de management he dilapidado más de una hora ojeando libros en los que nos recuerdan la necesidad de dormir ocho horas, moderar la actividad al final de la jornada, pasear en la naturaleza, de comer sana y moderadamente, mantener relaciones afectivas y amistosas con el mayor número posible de personas y -en general- de un montón de  cuestiones lógicas, antiguas y más bien prosaicas. Si honramos la memoria de Maslow ¡pobre hombre! todo lo citado tiene que ver con la satisfacción de necesidades básicas, acaso primitivas que -en teoría- en el mundo civilizado y en la empresa son archiconocidas. 

En fin, ha sido una cruel paradoja buscar la excelencia en liderazgo y encontrar técnicas de respiración que yo practicaba en los años ochenta. Pura regresión ¿no les parece? Énfasis por inventar el Mediterráneo. Fíjense que no es que abdique de lo esencial: la alimentación, el descanso, las relaciones, la naturaleza ¡son verdades incuestionables! pero hace décadas (acaso siglos) que ya dimos con esa piedra filosofal ¿o no, resulta que no? Plof, qué bajón la sección de libros empresariales editados en 2011. 

martes, 1 de noviembre de 2011

Un hayedo y un sendero


La lepiota procera que hemos encontrado es tan grande que -de haberse producido una tormenta en mitad del bosque- hubiéramos podido cobijarnos bajo sus treinta centímetros de diáfano sombrero. Está en buen estado, y la hemos traído a casa para chequear si es comestible en el libro editado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Aunque lleva el punto verde, no nos atrevemos a echarla a la sartén ¡lástima porque saldría un revuelto espectacular con sus 250 gramos troceados con un poco de panceta y huevos ecológicos!

Este no es, sin embargo, el principal tesoro de una jornada en la que hemos orado al raso, en una zona casi salvaje del valle de Leizarán del que muchos habrán leído y pocos conocerán www.leitza.net + www.plazaola.org. Se trata de un lugar en el que el musgo cubre los troncos de los árboles caídos, donde las botas de hunden hasta quince centímetros en las hojas del robledal, y las cabras (apoyadas en los árboles para alcanzar los frutos silvestres) desafían sobre dos patas la ley de la gravedad. También hay   algunas cabañas de piedra destinadas al ganado que me hacen suspirar por su belleza. 

Sobre la fértil y agradecida tierra había cientos de castañas cubiertas con un modelo de púas channel junto a piñas grandes y pequeñas y algunas flores altas, delgadas y violetas tan delicadas que daba pudor acariciarlas. El pueblo de Leitza está bien conservado, con un frontón pegado al ayuntamiento y una iglesia en lo más alto, cerca del cementerio, hoy concurrido de mujeres recias calzadas con botas de goma y acompañadas de azada para quitar los rastrojos de las tumbas. Cero frivolidad, sólo el recuerdo de los seres con los que hace algún tiempo pudimos disfrutar. Senderos estrechos en algunas zonas del pueblo y alrededores. Senderos estrechos con un final anunciado que a todos nos espera. Vivamos jubilosamente el presente, agradecidos de lo que es, de lo que hay ¡vida! 

domingo, 30 de octubre de 2011

Negocios Globales

El día 16 de noviembre próximo la flor y nata del empresariado vasco acudirá a la cita de la Business Global Conference que alcanza su décima edición.

El encuentro será en el BEC de la capital vizcaína y la cuota de acceso ronda los 60 euros. Dos son los reclamos marketinianos de la jornada: salir del recinto "polinizado", y escuchar a Julian Birkinshaw quien anuncia su intervención -de menos de media hora- como "rompedora de las barreras del lenguaje de los negocios".

Lo de polinizarme... no sé si apetece, la verdad. Y lo de romper las barreras, estaba muy mal visto en mi colegio de monjas, e incluso en la facultad de periodismo donde el lenguaje -decían- se había creado para respetarlo. En total la jornada incluye a diez ponentes entre los que sólo hay una dama: Elisabet Juan, cuya referencia en google es la de "generadora de climas innovadores".

En fin, a estas alturas del post no tengo claro si el encuentro del próximo 16 de noviembre en Bilbao será de zoología (polinización), medioambiente (climas) o de semiótica (ruptura del lenguaje). La respuesta la tiene ¡seguro! otro de los ponentes, Antonio González Barros. Más datos en www.ibgconference.com

sábado, 29 de octubre de 2011

Gracias por los comentarios

Estoy recibiendo comentarios a algunos post. The shoemaker ha emocionado a varios lectores. Otros se han ofrecido para montar juntos una pastelería de soufflés. ¡Muchas gracias a todos! Me siento acompañada/ apreciada. ¡Gracias!

viernes, 28 de octubre de 2011

The shoemaker


Me gustan los viejos objetos, por eso me cuesta deshacerme de ellos. Los zapatos marrones han caminado tanto conmigo que en la suela -bajo la almohadilla de ambos pies- se insinúan dos agujeros como dos soles; así que he decidido llevarlos al zapatero de mi barrio metidos en una bolsa del supermercado. Al llegar al establecimiento de Ion lo he encontrado cerrado con una nota adherida al cristal de la puerta en la que alguien ha escrito: Cerrado por Enfermedad. Después, la peluquera me ha contado que está ingresado en la residencia (hospital central de nuestra ciudad) y una vecina descarada ha dicho: ¡sí, bebía mucho! Yo he sido tan cobarde que no he añadido que también trabajaba mucho, y que ahogaba una pena profunda desde que se separó de una mujer y unas niñas a las que amaba. Ella se fue con un hombre de postín porque el shoemaker y sus duendes se le quedaban pequeños.

He permanecido unos segundos ante la puerta de su establecimiento contemplando la pequeña nota en la que se lee el escueto mensaje con la urgencia de un naufrago, de una despedida: Cerrado por Enfermedad. Deseo que regrese pronto, y que con sus curtidas manos encole suelas y tacones. Es un hombre guapo con el pelo revuelto al que le he visto envejecer un trienio cada año. Siempre ha tenido una sonrisa para mis zapatos y es muy bueno en su oficio. Cuando vuelva tengo que decirle cuánto le aprecio.

jueves, 27 de octubre de 2011

El desencanto del soufflé

Digamos que estoy cansada de la interminable búsqueda de sentido. Pensemos que el cansancio deriva de no hallar filones, betas de oro, por más que persisto en el empeño de matricularme en cursos y formaciones diversas.

Dado que todo el "conocimiento" está colgado en Internet o publicado por cien mil editoriales, hago el esfuerzo de viajar al fin del mundo para oler un poco de "sabiduría" (teoría + práctica + experiencia vital). Insistamos en que toda esta actividad emocional e intelectual resulta bastante decepcionante, y que me encuentro (una y otra vez) con soufflés que se desinflan al cuarto de hora, a los veinte minutos en el mejor de los casos. No pienso meterme con nadie -aunque tengo a mano dos caballeros talludos que hacen una diana bastante completa del desánimo-. Me quedaré con lo que me ocurre y -aplicando un poco de mi propia medicina- formularé en voz alta algunas preguntas por si alguien al otro lado de la pantalla quiere hacerse eco.

¿Será que, con la edad, encuentro cada vez menos propuestas nuevas? ¿El desgaste de mis ojos me impedirá descubrir la frescura de lo simple? ¿Lo simple es el mejor destilado de lo complejo? ¿Cómo diferenciar a un sabio de un vende-peines? ¿Están fuera o están dentro de nosotros mismos las respuestas que conmueven al universo? ¿Acaso llega un momento en hay que lanzarse a crear dejando a un lado las "pamplinas"? ¿Cuál es el sano equilibrio entre la inocencia y el escepticismo? ¿De todas las verdades contrastadas, cuáles perviven en el convulso siglo XXI? Por último: ¿Hay entre ustedes alguien que -buscando sentido- también colecciona soufflés? En tal caso, por favor, escríbanme ¡quizá podamos hacernos socios y montar una pastelería!

martes, 25 de octubre de 2011

¿Resilencia o Idealismo?


Mis pies y no mi cabeza me llevan a los lugares más hermosos; lugares a los que debo ir aunque no sepa por qué ni para qué. Esta mañana -descalzos sobre los adoquines del puerto- mis pies han conectado con el recuerdo marino de Bermeo, la tierra de mis antepasados a quienes ¡paradojas de la vida! no llegué a conocer.

Dicen que hubo una fábrica de conservas en la que mi abuela paterna trabajo duramente, y que mi abuelo era guapo, y que pasaron penurias. Cuentan que durante la guerra civil española enviaron a Francia a muchos niños (entre los que se encontraba mi padre) que lloraban desconsolados preguntándose si volverían a casa y al mar.

Una vez que me he puesto los zapatos, los pies han desconectado del "tan tan de los recuerdos", de los desgastados adoquines del puerto donostiarra que -mentalmente- me han trasladado al puerto de Bermeo, acaso a todos los puertos del planeta, porque la realidad es algo que los escritores fagocitamos como caníbales trenzando imaginación con datos, ensoñaciones con hechos, personas y personajes. Y ese cúmulo de trucos nos ayuda a vivir.

Tomando el cortadito de las once en el Café de La Concha, he leído la reseña literaria del último libro de John Banville, un genio de la escritura contemporánea (nacido en Irlanda en 1945), y famoso entre los lectores por su personaje y alter ego Benjamín Black. En la entrevista que le hace Claudi Pérez para EL PAÍS, el escritor reconoce sentirse un samurai en el sentido de que la literatura es salir a pelear sabiendo que serás derrotado. Algunos le llamarán resilencia, tal vez sea idealismo... Yo me quedo con la frase, y la integro en mi focus de empresaria-bonsái: salir a pelear, sabiendo que serás derrotado. Thanks John!

domingo, 23 de octubre de 2011

Cambios en 4 D

Hace una década escuche que "el cambio es lo único permanente". La idea me gustó, y la integré en mis sistema de creencias. Ahora bien, hace un par de años profundicé en el concepto y descubrí dos tipos de cambios: el adaptativo y el intencional. El primero es aquel que viene dado por las circunstancias: un cambio propulsado por una fuerza externa a uno mismo, exógena. Sin embargo, el cambio intencional esta motivado casi en su totalidad por razones internas, endógenas.

Quizá la diferencia consista en que en la adaptación no elijimos o -si lo hacemos- es casi por una cuestión de supervivencia (océanos rojos en términos de competencia); en tanto que en el intencional somos sujetos activos que avanzamos hacia la construcción de un nuevo horizonte (océanos azules en términos marketinianos).

Últimamente he incorporado dos nuevas categorías al cambio: el coyuntural y el estructural que -sin aburrirles- resumo. El cambio coyuntural sería aquel pegado a una intervención puntual (ir una sola vez a un poblado y regalarles cincuenta kilos de pescado). En tanto que el cambio estructural consistiría en una intervención que alcance el núcleo duro del problema permaneciendo largo tiempo en el sistema (ir una sola vez a un poblado y enseñarles a pescar). Como pueden intuir, adoro los cambios estructurales en la creencia de que de otro modo lo que hacemos es aplicar una tirita a la hemorragia de una planeta que agoniza.

Puesto que vinculo mi profesión de entrenadora de líderes y equipos de empresa al alineamiento con las fuerzas del cambio, las cuatro categorías que detallo en este post no resultan algo frívolo o baladí sino una cuestión ética que se repite en mi conciencia cada amanecer y me confronta con el interrogante de ¿qué clase de cambios facilito en las empresas?

Aunque permanezco en una organización un tiempo limitado por la "hoja de encargo" y después desaparezco de su "mapa" laboral, pocas veces consigo desvincularme de la trayectoria de las personas, sus productos, servicios o cuenta de resultados y -en este sentido- me resulta inaceptable trabajar sólo en cambios coyunturales o intervenciones que no estén pensadas para transformar algo de verdad. Releo algunos artículos de Bill Drayton, fundador de Ashoka y premio Príncipe de Asturias de Cooperación 2011, quien anima a creer en el cambio social -en la innovación social- como algo posible y deseable, como ese horizonte esperanzador para un planeta que -superando las jerarquías- se alce vigoroso a partir de "equipos fluidos" (término acuñado por Drayton).

La innovación social pasa por el cambio intencional y estructural y algunos profesionales a quienes las empresas abren sus puertas hemos de aprovechar la oportunidad para trasladar un poco de aire fresco a las organizaciones. Personalmente me lo planteo como un desafío ético.

sábado, 22 de octubre de 2011

Boina y Pitorro


Los dedos quieren escribir, aunque todavía no saben lo que quieren contar. Y -rebosantes de impulso- las emociones luchan por hacerse oír tras dos jornadas completas compartiendo con una decena larga de compañeros de viaje. El viaje no es otro que el del auto-conocimiento: profundizar en los propios límites, y medirse con la propia sombra. El pretexto oficial es el aprendizaje de una nueva metodología para transformar las organizaciones, y el maestro de ceremonias es un hombre de origen español que en su devenir se ha transformado en un hombre sueco: Moliní, ya les he hablado de él.

Cuando la intensidad de una experiencia me desborda, tiendo a expresarlo con una metáfora práctica y jocosa y digo que me siento "colmada hasta el pitorro de la boina".

La foto que ilustra el post es de Eutokia, un lugar concebido como incubadora de proyectos de innovación social. En la terraza cultivan tomates y menta y, en el interior, hay una cocinita abierta en la que puedes hacerte un café y, después, lavar tu mismo la cubertería y la vajilla. El mobiliario está hecho totalmente de deshechos y/o reciclaje, y desde cualquier rincón del inmueble ves el cielo y las montañas. Quizá sea el vértigo del caos, acaso sea la libertad de sentirte como en casa, tal vez se deba a las magdalenas que compra y comparte Ziortza... el caso es que en Eutokia se producen el aprendizaje compartido y la puesta en común más desnuda que puedan imaginar. Hay profesionales como la copa de un pino que verbalizan desconocer los rudimentos de las constelaciones organizacionales, adultos que no han oído hablar del eneagrama, hombres que no saben poner bombillas y mujeres que no fríen un huevo. En mi equipo Moliní ocurren todo tipo de paradojas y este cortocircuito me tiene fascinada ya que no sólo me divierte sino que estimula mis neuronas como una sobredosis de sudokus, un viaje galáctico a la luna, o un cuento de Borges.

La autenticidad, la risa, la humildad, el compartir y la generosidad son implacables termitas que devoran la inercia, el desánimo, el aburrimiento e incluso el miedo porque... aunque distintos (muy distintos) juntos volamos más lejos y más alto. ¡Todo es posible con un poco de participación genuina! La magia consiste en crear las condiciones para que esto ocurra, algo que tal vez fuese natural hace muuucho tiempo. Estoy cansada, físicamente muy cansada, y apenas cuento con 24 horas para recuperar el paso, el ritmo, y afrontar una nueva semana llena de desafíos laborales ante los que ahora me siento mejor preparada y menos sola.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Abadías


"Vivimos en una zona de oscuridad
y van surgiendo Abadías" Luisa Etxenike


Esta mujer congrega en la Abadía de Ernest Lluch a una treintena de acólitos entre los que me encuentro. Un día a la semana nos habla de "crear atmósferas literarias, de narrar en primera o tercera persona, de la contemplación de la belleza pictórica, fílmica, escultórica o gráfica", y durante casi tres horas el tiempo se para en el Aula 3 del centro cultural ubicado en las entrañas del velódromo de Anoeta, en San Sebastián. Sólo falta un fondo las campanas...

El pretexto es aprender escritura creativa. La verdad es que vamos para observar a esta extraña mujer cuya fama de mal genio le precede -como ella insiste en recordar-. Aunque no sólo de mal genio, también vinculamos su nombre a un manejo preciso del vocabulario, a una cultura amplia, y a una veneración casi sagrada por la buena literatura. Sabe, y por eso le respetamos. Y porque sabe, nos quedamos atornillados a al potro de tormento que son las sillas del aula.

El próximo miércoles (día 26 de octubre) en el Centro Cultural Okendo (San Sebastián) podremos ver a esta fierecilla en la presentación de su último libro: El detective de sonidos, publicado por la editorial Libros de Pizarra. Aún no sé si acudiré porque no me gusta rendir pleitesía a los personajes de mi vida. Quizá opte por utilizar ese tiempo en desarrollar el proyecto que nos sugirió como tarea: conectar con nuestro primer recuerdo, el más antiguo... y escribir-escribir-escribir haciendo crecer la historia como si fuera una madeja de hilo de seda.

lunes, 17 de octubre de 2011

The inner Game


El mundo es un pañuelo, a ratos un confeti. Mi profesora de inglés conoce a Pau Gasol en persona y le considera no sólo un hombre alto y simpático sino un auténtico gigante con el que solía coincidir en un restaurante de San Francisco (USA) que ella frecuentaba. Todas las semanas Sup y yo compartimos una tarde de charleta informal en inglés durante la cual hablamos de lo divino y lo humano. Esta tarde ella ha visto sobre mi atelier de San Sebastián un recorte de EL PAÍS en el que el mayor de los Gasol dice: "Hay que explotar el juego interior". El artículo lo firma Robert Álvarez -corresponsal del rotativo español en Lituania especializado en deportes- y, por lo tanto, está cogido a vuelapluma a efectos de utilizarlo en un equipo empresarial con el que comenzaré a entrenar en diciembre. Sup me pregunta por la conexión entre Gasol, el entrenamiento profesional que realizo, y el "juego interior". Entonces -como si me hubieran dado cuerda- desato mi lengua y mi pasión para hablarle del Inner Game, del Juego Interior, del Poder de la Actitud con la que todo comienza a gestarse o a destruirse... Me deslizo por las escurridizas rampas del creer para crear, me atasco buscando los vocablos en inglés para referenciarle a mi mentor John Whitmore -padre neurológico del concepto- y tras unos diez minutos ininterrumpidos -salvo para algunas correcciones fonéticas- me mira con sus enormes ojos negros de búho y añade: pero, Azucena, el baloncestista de Los Ángeles Lakers (NBA) se refiere a utilizar la batería de pívots como arma de juego... Plof. Una de realismo y no precisamente mágico (García Márquez). Lo sé, claro que lo sé, pero ¡es tan inspirador quedarse con el titular! En honor al único atleta no estadounidense que ha recibido el prestigioso premioRookie lo llevaré igualmente a la empresa, lo mostraré al equipo, lo diré en voz alta: hay que explotar el juego interior.

sábado, 15 de octubre de 2011

Los "traumas" de las organizaciones

Con frecuencia viajo a Holanda donde vive mi hija y -en ocasiones- el tiempo nos alcanza para visitar diversas ciudades del pequeño territorio. Hace unas semanas fuimos en tren desde Rotterdam hasta Tilburg y (después de visitar las dunas) conseguimos colarnos entre los estudiantes para disfrutar del interior de la prestigiosa universidad www.tilburguniversity.edu

Nos demoramos una hora, y me quedé prendada de sus espacios zen, y del contraste entre el geométrico-frío diseño de la piedra, y la abstracción-cálida de la arboleda de un ocre bellísimo al atardecer.

La universidad de Tilburg -como la mayoría de las instituciones docentes holandesas- tiene un alumnado que proviene de todos los lugares del planeta; los estudiantes llegan desde Japón, Estados Unidos, España, Francia, Alemania... y (dado que los pisos se alquilan vacíos) al comienzo del curso han de comprar muebles de segunda mano baratos y prácticos que les permitan sobrevivir al crudo invierno holandés. En los tablones de anuncios de la cantina universitaria hay ofertas de instrumentos musicales, de clases de chino, y de bicicletas; junto a la venta de una cama en buen estado, una lavadora que se regala, y un gatito cuyo propietario no quiere trasladar a Nueva Zelanda. Todo redactado en holandés o -en el mejor de los casos- en inglés. Fue en este idioma en el que descubrí un workshop en el que un tal Jan Jacob Stam hablaría de las organizaciones como "entes vivos". Me pareció curioso, registré en mi memoria el nombre del profesor, tomamos una menta (con abundante hierba natural dentro del vaso), disparamos algunas fotografías, y abandonamos la ciudad con el deseo de volver.

Ya en casa, busqué información sobre el Jan Jacob Stam y hallé -entre otras curiosidades- que ha creado el Instituto Holandés Bert Hellinguer www.hellingerinstituut.nl, y que además de impartir enseñanza desde hace décadas, es consultor y está considerado una eminencia en las llamadas "constelaciones organizacionales". En la página citada podemos profundizar en el trabajo de Stam para quien las empresas -aunque no tienen cuerpo- sienten y padecen y sus dolencias pueden llegar a enfermar el sistema productivo hasta el punto de incidir en la cuenta de resultados. El enfoque es -cuando menos- inquietante ¿no les parece? Habla Jan Jacob de "los traumas de las organizaciones" y con esta expresión (del ámbito terapéutico) se refiere a los despidos, las muertes por accidente, el mobbing, las fusiones, las ampliaciones y los cierres empresariales.

No sé si será cierto que "cuando el alumno está listo el maestro aparece" -como dicen los budistas- pero el caso es que mi amigo Enrique me ha hecho un regalo que colma mis expectativas formativas ya que me cuenta que Jan Jacob Stam estará en Bilbao (Vizcaya) el próximo 9 de noviembre 2011 para compartir con los asistentes sus conocimientos holísticos unidos a su extensa experiencia organizacional. Allá voy... dispuesta al aprendizaje.

Quienes deseen obtener más información sobre la jornada pueden ponerse en contacto con María Carrascal: mcarrascal@fundacionede.org


Fundación EDE Fundazioa