martes, 11 de enero de 2011

Arena en los ojos

Tengo los ojos llenos de arena, no sólo porque una mutación del virus de la gripe A campa a sus anchas por el norte del país, agotando los suministros de clínex de todos los supermercados, sino porque anoche estuve de fiesta.

Cuando duermo poco los ojos protestan y se llenan de arena. Es el caso. La fiesta-sorpresa la prepararon un grupo de amigos (la mayoría emprendedores, empresarios y académicos de ambos sexos) y el pretexto era la celebración de lo que consideran un logro sideral (a decir de Paco R que hizo el brindis de rigor): mi colaboración externa y permanente a partir de ahora con la patronal a través de Adegi, la poderosa Asociación de Empresarios de Guipúzkoa. Trabajaré allí un día a la semana entrenando a gerentes, y a mis amigos les parece una noticia extraordinaria. Una mujer que me quiere, Marta U, llegó a decir -con visos de creerlo- que me estaba convirtiendo en un líder de opinión... Le agradecí su desmesurado cariño y entre risas de todos los comensales le recordé que Belén Esteban acaba de ser portada del más prestigioso e internacional de nuestros periódicos, EL PAÍS. Después de eso, nada esperanzador bajo el sol.

El caso es que algunos de mis amigos llevan treinta años impartiendo docencia al más alto nivel en la Universidad del País Vasco y participando en congresos por todo el planeta y han caído en ese doloroso fondo de reptiles que es el olvido ¿por qué?

El caso es que alguna de las emprendedoras -que anoche compartió vino y manteles- ha abierto una auténtica brecha en el empresariado vasco y aunque le invitan a participar en todos los eventos en los que hay foto (por aquello de la discriminación positiva) cuando tiene auténticos problemas en la fábrica pocos se remangan para echarle una mano ¿por qué?

En fin, que no quiero (si pudiera ¡esa es otra!) ser líder de nada en un país que tiene a Belén Esteban entre sus referentes. Amén. Descansemos. ¡Cómo pica la arena!

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