martes, 14 de junio de 2011

La esquina del miedo

Me pongo el bañador constato que soy una mutación de la que fui: se ha producido un deterioro. Sin embargo, al abordar la agenda del mes y sus proyectos compruebo haber doblado la esquina del miedo y sus trampas. Y aunque ambos pensamientos no son comparables, equilibran el paso del tiempo, ese bien preciado que conviene administrar con idéntica prudencia al dinero.

Invierto dos horas en leer prensa económica. Entre las páginas sepias descubro que mañana, miércoles 15 junio 2011, entregarán los premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento a ocho personalidades de áreas clave en el siglo XXI, se trata del galardón con mayor dotación económica después de los premios Nobel. En esta tercera edición, son todo hombres, cinco de ellos con corbata, siete con gafas y uno, sólo uno, sin ellas: el compositor alemán Helmut Lachenmann. Ningún filósofo, ningún empresario, ningún escritor, ningún trabajador social, ningún líder de opinión y ningún blogger.

Al menos tenemos a Lachenmann con camisa amarilla y sin corbata, con un desaliño indumentario machadiano, con una barba rala y canosa que no atusa. Los personajes que mañana recogerán los galardones son economistas, investigadores, químicos... vinculados a los sectores productivos, excepto Helmut dedicado en los últimos cincuenta años a "ensanchar la sensibilidad musical de nuestro tiempo" en su ejercicio profesional al frente de las orquestas, y teorizando sobre ello en la Universidad de Harvard. Me temo que cuando hoy se mire en el espejo del lujoso hotel madrileño de cinco estrellas en el que se hospeda sentirá que es una mutación de lo que fue. Sin embargo mañana, al recoger el premio BBVA Fronteras del Conocimiento, reconocerá haber girado con gloria la esquina del miedo de sus primeras composiciones para el conservatorio de Stuttgart (1955). El 27 de noviembre próximo su ciudad natal celebrará con pompa su 77 cumpleaños. ¡Larga vida a Helmut y a su rebeldía creativa e iconoclasta!

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