jueves, 14 de julio de 2011

Coaching, un estilo de Liderazgo

Al igual que un rodamiento se desgasta utilizado noche y día en un sistema productivo explotador, algunos conceptos trascendentes pierden fuerza al ser manoseados con frivolidad en cualquier tiempo y lugar impulsados por la conveniencia o la moda. Es el caso de la innovación, el cambio, la eficacia, la gestión de las personas, la sostenibilidad, la conciliación y el liderazgo, entre otros.


Estos días la prestigiosa Universidad de Deusto me ha encargado que prepare dos proyectos formativos como parte de su curso de Especialización para la Innovación en Gestión, www.masterceig.deusto.es más conocido en el campus como CEIG. Se impartirá en las dos ciudades que más amo: Bilbao y San Sebastián, y el título que me han adjudicado está vinculado a mi oficio de entrenadora de líderes y equipos de empresa: Coaching un estilo de Liderazgo.

Aunque tengo numeroso manuales propios y ajenos de las formaciones recibidas e impartidas en la última década tanto en España como en el extranjero, cada vez que abordo una aventura me gusta construir un tapiz conceptual nuevo que, sin duda, tiene muchas puntadas del sedimento anterior, pero también algunas nuevas capturadas en el magma cognitivo en el que vivimos.

En el libro Primal Leadership -cuya lectura es obligada en algunos MBA- Daniel Goleman afirma que el Coaching es uno de los cinco estilos de liderazgo y que en el ejercicio profesional de cualquier directivo resulta estratégico combinarlo con los otros cuatro con la flexibilidad de la cintura de Leo Messi. Poco entiendo de fútbol, sin embargo, sobre el terreno de juego empresarial algo he aprendido de la observación de docenas de líderes de todos los sectores, formaciones y talantes. Vayamos, si les parece, con ello.

En una definición sencilla diría que el liderazgo es la decisión de comprometerse (con uno mismo) a alcanzar el máximo potencial de desarrollo existencial a partir de los talentos recibidos al nacer, y cultivados con posterioridad. Esta aproximación al liderazgo termina con la aburrida dicotomía de si el líder nace o se hace, y nos sitúa a los mortales ante el desafío de la superación permanente. En una palabra, nos confronta con la responsabilidad de crecer como personas y profesionales utilizando al máximo todos los potenciales que poseemos.

Una de las principales compañías mundiales de todos los tiempos, la Compañía de Jesús, con más de veinte mil trabajadores y sedes en los cinco continentes, asienta el liderazgo sobre los pilares del conocimiento de uno mismo, el ingenio, el amor y -finalmente- el heroísmo. Afirma el consultor Chris Lowney de J.P.Morgan & Co que conocerse a uno mismo es la virtud que alimenta el liderazgo porque descubrir las propias fortalezas y debilidades contribuye sustancialmente a la comprensión de las virtudes y los defectos de los demás. Nada nuevo bajo el sol, y sin embargo, la reflexión y el análisis sobre uno mismo son tan inusuales como una celebración sin un buen Rioja.

Juan Carlos Cubeiro ha escrito recientemente una trilogía en la que desarrolla el estilo entrenador desmenuzando el comportamiento de Pep Guardiola y José Mourinho. Entre infinitas anécdotas y comparaciones, en su parte más teórica, Cubeiro retoma lo que es un clásico de su enfoque empresarial: los líderes han de fluir, para después confluir, e influir. El desarrollo de estos conceptos excede el marco de este post por lo que me limito a clarificar que fluir es vivir en “tu zona”, en tu diez, cada jornada, dentro y fuera del trabajo. Como saben los atletas de élite, para vivir en “tu zona” tienes que conocerte muy bien tanto en lo físico como en lo mental y emocional, sin olvidar nuestro componente trascendente (espiritual).

El Coaching es un estilo de liderazgo basado en competencias vinculadas a la comunicación en un sentido pleno. No sólo porque hunde sus raíces históricas en la mayéutica socrática o el arte de preguntar, sino porque se alimenta de un enfoque positivo y consciente del lenguaje (programación neuroligüística,PNL), contempla la llamada conectividad o conexión energética entre las personas, y la reflexividad o capacidad de interrogarse sobre de dónde venimos, dónde estamos, dónde vamos, cómo lo estamos haciendo y-sobre todo- cómo podemos mejorar.

El Coaching jamás pierde de vista el objetivo que persigue ya que aporta orientación a los esfuerzos del líder, si bien permite disfrutar del propio proceso de superación de obstáculos, resistencias, e ideas limitantes que nos lastran tanto o más que unos grilletes en el tobillo.

La escucha en un nivel absoluto, las preguntas abiertas, el establecimiento de una relación de confianza y el feedback o retroalimentación, son también competencias vinculadas a la comunicación entendida en un sentido pleno y cuya aplicación propicia un liderazgo incluyente en el que es posible que tu y yo ganemos (Stephen Covey), que el individuo y el equipo sumen, y que personas, equipos y organizaciones caminen acompasadas hacia un mundo al que todos nos sintamos orgullosos de pertenecer. Sí, definitivamente el Coaching es un poderoso y práctico estilo de liderazgo.

1 comentario:

koral dijo...

Olé, si señora!!!
Me encanta esta deficición y sobre todo descripción que haces del Coaching, con mayúsculas.
La matización acerca del Liderazgo , es certera, clara ,precisa.
Gracias Azucena, es un placer y un estímulo leerte.
koral