miércoles, 28 de septiembre de 2011

Vocación minimalista


El sábado pasado, de regreso tras una maratoniana jornada laboral lejos de casa, coincidí en el tren con una amiga a quien antaño hice Coaching. Contenta y agradecida por los resultados obtenidos, quiso devolverme el favor y de una manera espontánea se puso a hacerme preguntas sobre mi propia vida y profesión.

Obligadas a permanecer asiento con asiento no había posibilidad de escape a su inquisitivo verbo. Primero me elogió como un referente en el ámbito del entrenamiento de líderes y equipos; más tarde cito casi de memoria muchos de mis artículos publicados en prensa on y off line; a continuación recordó las más sonoras ponencias en las que he participado y después -cuan estocada- me dijo: "Creo, Azucena, que ha llegado el momento de que te lances a lo grande ¡a por las multinacionales de Madrid y Barcelona!".

Permanecí un rato en silencio rumiando su propuesta con la misma parsimonia que el rebaño de ovejas al otro lado de la ventanilla de nuestro compartimento. Madrid. Barcelona. Multinacionales. Por fin giré la cabeza hacia mi amiga y fui capaz de articular una frase que escuché hace años al líder de Los Secretos, Álvaro Urquijo. Cogí aire y le contesté: "El tiempo sin los míos lo mido en quilates". Vale, me dijo, ¿quién ha sugerido que cobres barato? Nos reímos, fuimos juntas a la cafetería, volvimos a nuestro vagón y retomamos la charla. La verdad (confesé) es que no me apetece nada rebotar como una pelota de ping pong por la geografía nacional, durmiendo en hoteles, comiendo menús y coleccionando diminutos tarros de mermelada y miel (manía de llevarme uno de los buffets del desayuno).

Careces de ambición, sentenció ella poco antes de quedarse dormida. Y como ya no me oía, fue una voz en off la que susurró: El tiempo sin los míos lo mido en quilates. Media hora después llegamos a nuestro destino: Estación del Norte en San Sebastián (Guipúzcoa). El paisito que tanto amo.

sábado, 24 de septiembre de 2011

El miura del entrenamiento: los equipos

Coaching de Equipos. ¿Cómo explicarlo en el aula, sin vivirlo sobre el terreno, en su marco productivo natural? Difícil, como enseñar a torear a quien nunca ha estado en el albero cara a cara con un miura de 600 kilos. Bueno, supongo que siempre existe el toreo de salón y eso me tranquiliza... hasta un punto.

Entre las muchas especialidades de Coaching bien documentadas (en inglés y castellano) encontramos: Life, Leadership, Executive, Business, Spiritual, Skills, Wellness, Career, Creativity... Nada semejante sobre el entrenamiento de los equipos, a mi entender la más prometedora, compleja y apasionante modalidad.

Prometedora porque es el presente-futuro de la profesión: las empresas demandan más Coaching de Equipos del que los profesionales pueden ofrecer (al menos en España). Compleja porque implica a varias personas a la vez -las que componen el equipo- por lo general muy cualificadas. Apasionante porque lo exige todo del Coach para salir vivo de la situación mientras aporta, impulsa y se gana la minuta.

Estos días construyo un manual propio sobre el entrenamiento de equipos en el que si bien me hago eco de todas las herencias conceptuales aprendidas, básicamente profundizo en mi estilo personal que espero y deseo resulte útil a otros.

Como profesional he realizado muchas horas de entrenamiento individual. Sin embargo, mi experiencia es limitada con los equipos ya que no me he atrevido a dar el salto hasta haber superado las 4.000 horas de coaching uno a uno. Cuando he tenido un proyecto que me ha permitido hacer entrenamiento de equipo he descubierto lo desafiante que resulta, y las bonanzas que podemos recolectar. Entre otras: La transformación de grupúsculos en un equipo; el aprecio de la diferencia; el respeto a la discrepancia; la comunicación empática y asertiva; el equilibrio entre el dar y el recibir; el establecimiento de un sistema de recompensas; el conocimiento de la metodología de las reuniones eficaces (delegadas); los valores como argamasa del equipo; los rudimentos de la inteligencia emocional...

Consolidar en una organización un equipo eficaz (lo que denominan un equipo de alto rendimiento) no es flor de un día, sino de varias primaveras. Exige una apuesta fuerte y mucho coraje por parte de la empresa, el entrenador y los directivos implicados.

¿Cómo se hace todo esto? Excelente pregunta a la que trato de responder en el manual porque una cosa es hacerlo y otra explicarlo pedagógicamente a los demás. Lo que puedo avanzar es que ayuda si el Coach tiene una dilatada experiencia laboral previa como directivo, si posee una preparación académica potente toda vez que en los equipos encontraremos licenciados y másters -que no te respetarán si descubren en ti un nivel intelectual inferior-; con fortaleza de carácter para lidiar con los conflictos, y con infinitos recursos: desde el humor, hasta el uso de las metáforas, pasando por la percepción orgánica del equipo. También es interesante que el entrenador haya cosechado muchos éxitos y algún rotundo fracaso... No es para novatos, quizá eso permita entender porqué la mayoría de los entrenadores de equipo son seniors: exige muchas primaveras y algún otoño ;-D

Daré un curso sobre el entrenamiento de los equipos el próximo fin de semana en Zaragoza y aún quedan dos plazas. Las organizadoras son: Inés Iranzo y Ana San Román = asanroman@cepymenet.com

jueves, 22 de septiembre de 2011

Duda Cósmica


Trabajé con Aitziber durante un año en busca de "su lugar en este mundo". Ella veía en mí un farolillo; yo en ella una conjetura. Los entrenamientos resultaron exitosos y Aitziber encontró un lugar. Meses después de aquel hallazgo vuelve a estar insatisfecha y (al tacto) retoma la búsqueda en mitad de la negrura.

Cambiar de lugar
Buscar un lugar
Encontrar un lugar
Defender un lugar
Crear un lugar

Son expresiones que hablan de la inquietud del alma por anclarse en la materia. Acaso por mostrarse. En este sentido, recuerdo la zozobra de Aitziber entre el ser y el estar, eterna dicotomía Shakesperiana en la que nos debatimos los mortales. Usted... ¿ocupa "su lugar" en este mundo?

lunes, 19 de septiembre de 2011

¿Cuánto dura una pompa de jabón?

No aseguro el logro de los sueños.
No vendo peines ni atrapo mariposas.

Tampoco sé cuánto dura una pompa de jabón.
Aunque me fascina su efímera fragilidad.

Una sonrisa es una sonrisa, no una mueca perversa.
Un amigo es alguien que no exige.
Y un amante alguien que te espera.

Cuando estoy enfadada con el mundo se que hay algo que arreglar en mí. Cuando el tiempo se fuga, seguramente he conectado con mi vocación. Cuando lloro -aunque me pongo fea- se que piso un territorio sagrado. Ante el halago desconfío: con anterioridad el maquillaje llegó a descomponerse. Cuando escribo me desnudo y contemplo el teclado como el heroinómano mira la jeringa.

Esto no es una rosa, no es una rosa, no es una rosa, ni un poema, ni un haiku. No es nada: un día que amanece, en el despacho del paisito, al norte. Escucho los enjaulados pájaros del patio y miro la orquídea que no acaba de florecer.


Comienza la jornada, y no pretendo que duren las pompas de jabón.

domingo, 18 de septiembre de 2011

La fórmula del Cambio

Mi afición al buceo es tan intensa que incluso en un día como hoy (quince grados, cubierto, lluvioso) me sumerjo en el Cantábrico. Preocupados con mi nueva obsesión, al mediodía mi familia me han preguntado si cuando llegue el invierno me conformaré con la bañera grande llena de peces de plástico, algunas conchas, un poco de arena y uno de esos patos amarillos que hay en todas las casas de Singapur a Estambul.

El baño dominical ha estado precedido por 48 horas (viernes y sábado) de inmersión en el océano-mar cognitivo en un destartalado edificio de Bolueta (Vizcaya) en el que un puñado de idealistas vertebran la innovación social entorno a Eutokia. Inmersión por la profundidad conceptual sostenida durante dos días practicando dinámicas de “participación genuina” en el contexto organizacional. Y, al igual que cuando llevas media hora nadando se amoratan las yemas de los dedos, al término del workshop tenía un poco colapsado el receptor emocional y un mucho saturado el mental. Entre los corales rescatados del olvido, me quedo con una fórmula matemática que fascinará a los ingenieros e investigadores con los que trabajo ya que permite calcular la posibilidad de cambio en un sistema, sea familiar, político, empresarial o asociativo.

La llamada fórmula de cambio (o fórmula de Beckhard) consiste en: Insatisfacción x Visión x Primer Paso > Resistencia. Pondré un ejemplo que clarifique su aplicación: Cuando Steve Jobs sale de Apple, la posibilidad real de cambio en la compañía dependerá del grado de insatisfacción que exista en la misma, multiplicado por la visión de futuro que tengan sus líderes, multiplicado (a su vez) por un definido plan de acción que incluya un primer paso. Si la cifra obtenida es mayor a la resistencia al cambio, sabremos con qué margen de maniobra contamos; si es menor a la resistencia, tendremos que aceptar que la llamada “horquilla de oportunidad” tiende a cero.

Parece complejo y sin embargo -si se contempla con un gramo de interés- descubrirán que -aplicada casi a cualquier momento y situación en una empresa- ofrece información útil antes de embarcarse en un proceso transformacional acaso muerto antes de nacer.

Fórmula del cambio = Fórmula de Beckhard: Insatisfacción x Visión x Primer Paso > Resistencia.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Paradojas

En San Sebastián, de sol a sol, Zulema cuida los niños de mi amiga Sara mientras sus propios hijos se han quedado en Guatemala al amparo de la abuela materna.

En Chicago, el estado retiene a Arjen, mi cliente, un 36% de su nómina en tanto que Warren Buffett reconoce en The New York Times (de hoy) que abona al fisco un 17% de su inconmensurable fortuna.

En Bilbao, Iker piensa que su papá -que trabaja en México D.C.- integra el reparto de Bob Esponja ya que en los últimos meses sólo puede verle por Skype.

Vestir a Bob Esponja


¿Qué clase de mundo estamos de-construyendo?


martes, 13 de septiembre de 2011

Time Off

Karen vive un momento de pleamar en el Cantábrico, cuando las banderas de la playa están rojas de ira y la prohibición de sumergirse en el mar es total. Más si cabe: Karen vive el exacto momento en el que la ola rompe con violencia justo encima de tu nuca si has cometido la osadía de nadar contra la prudencia y el sentido común. Se está divorciando de un hombre al que ama, trata de re-estructurar un negocio en el que (cuidando la piel de otros) se deja la propia y, en un "mas difícil todavía circense", apuesta por sueños de grandeza.

Karen es la clienta que me ha dejado tirada en mitad de la cuneta, a cien kilómetros de casa, a las 8.30 de la mañana de un laborable. Lo que hubiera podido ser un fiasco de martes 13 se ha transformado en un glorioso time off.

Tras unos minutos de hiel (en los que me ha ayudado recordar su momento pleamar), he decidido disfrutar como una turista de mi cuidad natal. Con inocencia infantil y serenidad de jubileta, he descubierto chuches gastronómicas, arquitectónicas y comerciales de una city en la que antaño los adoquines me saludaban por mi nombre. De eso hace muuucho tiempo. Los ojos de turista, junto con mi enérgica determinación de pasarlo bien, han dejado un poco maltrecha la Master Card. Como le digo a Karen con frecuencia: no es posible todo y a la vez ¿o si?

¿Grupitis o Equipo?

De Suecia a España, pasando por el País Vasco, Eugenio Moliní, enfoca las organizaciones como sistemas en la certeza de que la “participación genuina” de las personas (en la toma de decisiones) es posible y rentable. Moliní impartirá un curso de seis días de duración en Bilbao (Eutokia) para propiciar el arte de pensar, decidir y trabajar juntos en las organizaciones.



¿Quién es Eugenio Moliní?

Al comienzo de mis formaciones explico que a los nueve años salí de España camino de Inglaterra donde -además de aprender inglés- integré el concepto "democracia", algo que (siendo niño) somatizaba como una sensación de alivio al respirar. Mi viaje fue en ferry desde el puerto de Bilbao hasta Southampton. Años más tarde viajé a Suecia con tan solo un billete de tren y 20.000 de las antiguas pesetas. Allí he estado hasta los 51 años cuando -tras un intenso aprendizaje y práctica laboral- he decidido volver a España.

¿Cómo se ha ganado usted la vida?

Durante algunos años ejercí como psicoterapeuta tanto en mi consulta privada como en varios hospitales psiquiátricos. En 1992 abandoné el trabajo uno a uno y me interesé por las organizaciones. Entonces comencé mi colaboración con una consultora donde me enseñaron a hacer coaching antes de que se llamase coaching. Después, tras muchos arranques, frenazos, y tropezones importantes, emergió con fuerza mi vocación: la práctica de la Paz. La he expresado en mi trabajo contribuyendo a crear organizaciones y procesos en los que las personas puedan trabajar en paz y ser ellas mismas.

Ha creado la marca Atractor ¿De qué se trata?

Atractor es una red de consultores que medimos la calidad de nuestro trabajo por tres indicadores: resultados alcanzados, alineación con nuestros valores y elegancia en la ejecución.

¿En qué consiste la “Participación Genuina”?

La Participación Genuina es una metodología para diseñar procesos de trabajo cuyo éxito dependa de la colaboración de múltiples actores con diferentes especialidades, perspectivas e incluso intereses. La metodología permite que las personas piensen juntas y tomen decisiones, que es lo contrario de lo que se suele hacer. La suma de decisiones tomadas por personas autónomas es el procedimiento que lleva a las mejores decisiones. Pero para que esto sea posible hay que cortocircuitar la grupitis y la jeraquitis.

¿Qué es lo que usted hace -exactamente- en las organizaciones?

Asesoro, diseño, gestiono y facilito este tipo de procesos. Mis clientes suelen encontrarse ante distintos tipos de desafíos, como por ejemplo: hacer sostenibles las estrategias, incrementar la resilencia, conseguir la integración cultural o formar equipos de alto rendimiento, entre otros.

¿Qué se propone realizar en los seminarios de Bilbao?

Compartir con los participantes mi experiencia y enseñar mi oficio.

En su opinión, ¿cuáles son las claves de las empresas en las que se logran los objetivos y además las personas se sienten dichosas?

Las claves son muy claras y están bien descritas en la literatura. Lo difícil es llevarlo a cabo.

1.- Definir el ADN de la organización, que es aquello que si cambia, la organización pierde su razón de ser.

2 2.- Definir bien los límites que la organización se impone a sí misma en todos los niveles estratégicos y operativos.

3. Asegurarse de que todo el mundo tenga presentes los puntos 1 y 2 en TODAS las decisiones. Quitarse de en medio, interviniendo únicamente si las personas se saltan 1 y 2.

¿Qué diferencias observa entre el mundo productivo sueco (que tan bien conoce) y el español?

En todos los países del planeta las personas se mueven por el anhelo de ser felices y de que su trabajo tenga sentido. Las diferencias de fondo apenas existen ya que son compartidas por todas las escuelas de negocios del mundo occidental. Las diferencias de estilo se superan con la adaptación.

A los españoles les puede chocar lo que viven como una incongruencia entre el estilo informal en el ejercicio del poder jerárquico de los suecos, y su formalidad en los procedimientos. En España, por el contrario, las relaciones jerárquicas son muy formales y los procedimientos muy flexibles.

Más información: www.molini.es

sábado, 10 de septiembre de 2011

Purga de Ácaros

La hermosa bahía sigue en calma aunque el termómetro -como las bolsas de todo el planeta- se desploma a doce grados a primera hora de la mañana. Siento frío al pedalear en la trek verde camino del despacho. Son las siete y a decir verdad no estoy segura de que la calma no sea el preludio de una tempestad.

Vivo una de esas jornadas en las que -por alguna extraña conjunción planetaria- todos los necios del planeta me han tocado a mí. Reconozco haber perdido el control emocional durante un ratito, y haberme visto obligada a recurrir al botiquín de cataplasmas marca OM para calmar la airada entreceja y, de paso, evitar una subida drástica de la bilirrubina. Una subida comparable a la vertical quebrantahuesos de la gráfica del paro en España en los dos últimos años: hemos superado con creces el triste récord de paro alcanzado en 1993. Estamos en un veintiuno por ciento, es decir, que una de cada cinco personas en edad de trabajar está desocupada en España. Unos cinco millones de ciudadanos. (Entre el frío de la trek y la conjunción de necios me ha entrado una extraña fiebre bajo cuyos efectos acaso escriba alguna barbaridad. Ya disculparán).

Si no fuera por el segmento de trabajadores bajo mil euros/ mes que han perdido sus empleos, a ratos me da por pensar que esta brutal recesión tendrá efectos esperanzadores al purgar el sistema de ineptos abigarrados como ácaros (ver imagen) en un sinfín de moquetas institucionales o pseudo-institucionales.

Hace tiempo que un buen amigo sociólogo de la Universidad Complutense me sorprendió con la curiosa hipótesis de que si los humanos contemporáneos viviésemos en una jungla, no sobreviviríamos ni veinticuatro horas dado nuestro atrofiado sistema de escucha, capacidad de reacción, torpeza, lentitud e incapacidad de búsqueda de alimento y agua, por no hablar de la dificultad extrema para establecer alianzas con otros primates. Pues bien, a estas alturas de la debacle si no fuera por la sangría de obreros que la crisis está descuartizando (como el marido de mi depiladora: 44 años, terminado el paro, cobrando ayuda social) creo que esta barbarie pudiera servir para purgar un sistema adocenado, lento y -en su conjunto- ineficaz.

Ya les digo que con fiebre el teclado baila salsa caribeña. Continúo. Cuando el inevitable olor a muerte se extienda como un tufo insoportable por la jungla de asfalto, los presupuestos ajustarán sus cinturas a la dimensión de una avispa, las subvenciones dejarán de ser un coladero de amigos, los objetivos de producción serán imprescindibles para pagar la nómina, las auditorías servirán para algo más que un trámite, las contratas saldrán de verdad a concurso, y las direcciones generales no se adjudicarán a dedo. Buscando la supervivencia, el sistema se verá obligado a la purga de ineptos abigarrados en alfombras de diseño. En esta torre de Babel ojalá sobrevivan los más capaces, los más nobles y los más evolucionados. ¡Los mejores! La fiebre no me aturde al punto de pensar que estaré entre ellos ;-(

jueves, 8 de septiembre de 2011

La erótica del poder

El comité de dirección se ha reunido a las 9.30 en la sala de juntas. Tras el verano, con el músculo aún flojo, una veintena de profesionales de élite escucha al auténtico director general. El auténtico porque -aunque la multinacional tiene cuatro divisiones y otros tantos DG- aquí todo el mundo sabe quién manda, incluso yo -que soy externa-. De hecho, la sobre-actuación de este DG lastra la toma de decisiones hasta el punto de que la exploración de un proyecto iniciado en febrero, aprobado en marzo, y apalabrado en abril, puede arrancar ¡Dios nos oiga! en octubre. Eso sí, del mismo año.

El hiper control del auténtico DG es un cuello de botella en el avance del más nimio asunto organizacional. Y, aunque éste DG es un profesional realmente valioso, la sobredosis de virtudes se aproxima peligrosamente al precipicio de la incompetencia. (Tendré que hacérselo ver cuando los entrenamientos avancen y el mutuo nivel de confianza pueda amortiguar semejante desafío).

Ni que decir tiene que nadie tose en presencia del auténtico DG, ¿miedo? ¿impotencia? ¿inseguridad? ¿incapacidad? Podré averiguarlo cuando "entre" en la organización lo cual -como les digo- puede ocurrir con un poco de suerte ¡en octubre 2011!

Son las once y siguen a puerta cerrada. Según el orden del día mi intervención se producirá entorno a las 11.30. Cierto nerviosismo mosdisquea mi talón derecho que llega a dolerme por tensión. He de dirigirme a la cúpula y transmitirles qué haremos durante un año para que su mediocre liderazgo se transforme en una brillante seña de identidad que alumbre el firmamento incluso en los foros internacionales en los que participan investigando exóticos temas medio-ambientales. La primera cita que tienen es Chicago... Retomo: se me ha adjudicado una hora para hablar de liderazgo y (como pueden imaginar) a media hora del discurso -además de pintarme los labios- tengo claro el mensaje. Sin embargo, aquí, entre ustedes y yo, voy explayar el nervio mientras paseo arriba-abajo por el ancho pasillo con vistas al Tividabo.

Cabe preguntarse qué entendemos por liderazgo, quién define ese concepto, quién lo acata, qué conocimientos, experiencias o madurez tiene el que la impone ¿la impone o la construye? ¿entre quiénes? ¿por qué esos y no otros? Liderar en femenino, liderar horizontal, verticalmente, liderar sin líder, liderar la propia vida, la carrera profesional, el equipo... ¿sigo? Nooo, acaban de abrir la puerta. Hay un silencio denso. Subo al estrado. El DG me presenta y comienzo con el dardo de la palabra. En la primera fila, por encima de las gafas, el auténtico DG, me mira. Su rostro -opaco como un corcho- transmite un único mensaje: no te equivoques ¡aquí mando yo! Cuidadín. Después oigo los aplausos. Me hacen algunas preguntas. Bajo del estrado y él... Él ya no está.

martes, 6 de septiembre de 2011

Gratitud

<em>catalejo</em> antiguo sxix laton

El espejo no es nada sin ti,
escribió el poeta Mark Strand.
Igualmente el blog no es nada sin ustedes.

Ayer, el marcador Histat -que registra cada entrada a la bitácora- detectó la lectura de noventa y nueva páginas en una sola jornada, que no es un record, pero se acerca. En el momento de escribir este apunte las visitas globales alcanzan la cifra de 36.805. ¡Muchas gracias a todos!

Abuso Tecnológico ¿Plaga del siglo XXI?

En la puerta frontal del despacho de San Sebastián hay un cartel que apela a la desconexión del móvil así como de cualquier otro artilugio tecnológico. Desde 2002 he ido renovando el cartel y el texto si bien siempre sugiere lo mismo con amabilidad ¡por favor! e incluso con estrategia: "este es un tiempo-espacio reservado para usted". Los clientes lo han respetado siempre al comprender que sus entrenamientos ganan en serenidad y concentración, dos virtudes ausentes en la vida contemporánea. Al menos en este despacho, el mundo se para un ratito para poder pensar, sentir, analizar, decidir y retornar al exterior para la ¡acción! recargado como una pila duracell.

En los últimos meses, sin embargo, observo cierta reticencia a desconectar los periféricos por parte de los clientes nuevos, sobre todo algunos hombres menores de cuarenta años.

-Espero una llamada importante,
-Tengo a mi hijo enfermo,
-Estoy pendiente de un contrato,
-Sólo lo tengo para recibir mensajes,
-Va a llamar mi mujer...

Yo no tengo mucho que decir porque al fin y al cabo es su sesión de entrenamiento y su tiempo el que se agota si cogen llamadas. Sin embargo, me entristece.

A ratos me da por pensar que soy una cascarrabias que juega del revés, otras pienso que el uso de la tecnología a nuestro alcance ha cogido carrerilla, cruzado fronteras y aterrizado en el país del abuso. Inquieta con este asunto, en las dos últimas semanas he buscado información y recopilado seis artículos de fondo que tengo esparcidos sobre la vieja mesa de cerezo. Ciertamente, parece que alertan de lo que pudiera ser una de las plagas del siglo XXI.

Los títulos no pueden ser más elocuentes: "Tómese una siesta digital" "Más información y menos conocimiento" "El retiro digital" "Prisioneros de la Red", "La Red adoctrina en su propio credo, si usted le deja" y "Google ya es parte de tu memoria". Y aunque no todas las investigaciones son catastrofistas, siento escalofríos al ver tanto papel alertando de algo que constato y que está entre las causas probables de la parálisis facial de un cliente muy querido con el que trabajo en Bilbao. Tras pasar todas las pruebas médicas acordes con el protocolo, los neurocirujanos han concluido que las causas de la disfunción que tiene media cara paralizada desde hace cuatro meses se limitan a: "un aire", "un virus", o tal vez -aunque no apuestan por ello- stress unido al abuso del teléfono móvil en el oído derecho (la zona afectada).

No sé si "nuestros cerebros están siendo esculpidos por fuerzas digitales", como afirma el neurocirujano estadounidense Richard Restak; ni si en España nos hemos enterado de que 2011 es el año del de-teching (desintoxicación de la tecnología) como airean los gurús de las tendencias de mercado. De la selva de papel utilizada para documentar este post me quedo con la frase lapidaria de Rob Stampfli: "Si la adicción se juzga por el tiempo en que un estúpido animal presiona una palanca para conseguir algo, Internet es mucho más adictivo que la cocaína".

sábado, 3 de septiembre de 2011

Una vida sin botijo



Continúo con la serie veraniega de posts. Digamos que se trata de una colección light de artículos en los que la vida se mezcla con las lecturas, éstas con las reflexiones y todo ello con la arena, el buceo, la risa y el llanto en una sangría fresquita y agradablemente azucarada para tomar en compañía mientras la brisa acaricia la epidermis. Hoy (que es festivo y llueve) tengo inmensas ganas de reír -algo que me ocurre con frecuencia y no reprimo- y los dedos de las manos piden que escriba "a chorro", técnica que consiste en dejarles hablar sin bridas ni censura. Miedo me dan. Sin embargo, dejo que se abalancen sobre el teclado y cuenten el pálpito que les habita.

En ocasiones un post emerge de una algo recogido en la calle -idea germinal, que diría Patricia Hightsmith-; otras de un dilema trabajado en el despacho; muchas veces proviene del eco de una reflexión arrojada por alguien al mar de sargazos de mi consciencia. Alguna vez un post procede de una fase alfa -en la que podemos retener retazos argumentales de lo que soñamos-. Hoy el post consiste en una broma cósmica que cabalga a pelo sobre un caballo salvaje.

Una vida sin bojeto es el título inicialmente he pensado para el arranque de este texto, siendo bojeto un antojo, no una errata del teclado; después me he decidido por una vida sin botijo. En realidad quiero compartir mi desconcierto al descubrir que algunas personas inteligentes se niegan a diseñar un objetivo profesional.

Objetivo-Bojetivo-Bojeto-Botijo las enloquecidas neuronas de los sábados son así. Se ponen a jugar desde primera hora de la mañana mientras montó el desayuno, pongo la colada, hago la compra, la coloco en el garaje... ¡en fin! Botijo-Bojeto-Bojetivo-Objetivo.

Dicen dos superdotados con los que trabajo que diseñar un objetivo es renunciar a mil logros; y que enfilar al norte es desestimar el sur, el este y el oeste. Y que optar a una posición -aunque sea una dirección general- es obviar muchas opciones en otras empresas, sectores y continentes.
Buenooo... aquí -parece- que subyace el pánico a elegir, acaso a equivocarse. Buenooo... aquí parece latir la juvenil hipótesis de que es posible ¡todo y a la vez! pura falacia mental que conviene desmontar, cuanto antes.

Mis talentosos clientes -llamémosles Arjen y Celia- se niegan con vehemencia a diseñar un objetivo profesional que oriente nuestros (en verdad sus) desvelos. Observo con interés genuino su rebelión interna ante mi acoso -que no derribo- de sus defensas para que diseñen ¡por favor! un objetivo smart = específico, medible, ambicioso, realista/alcanzable y ¡on time!

Les duele tanto quedarse con una entre el millón de cartas que el destino les ha otorgado en la primera manga que quieren jugarlas todas ¡ahora y a la vez! Son listos, fuertes, jóvenes, guapos, tienen coraje, están dispuestos al desgaste del sobre-esfuerzo y armados hasta los dientes con sus MBA, sus idiomas, sus licenciaturas intuyen que el límite es el cielo.

Incluso el Proton K -en la imagen- años antes de partir al infinito cielo programa con precisión de escalpelo el lugar exacto al que se dirige, en cuánto tiempo lo alcanzará, cuál puede ser el riesgo, el desgaste, la combustión... Todo está pre-fijado de antemano sin que por ello se orillen otras metas aún más apasionantes, ni la emoción de los descubrimientos inimaginables desde la tierra. Sé que -aunque rápidos y poderosos- Arjen y Celia no son naves espaciales. Sin embargo, suplico encarecidamente incluyan entre sus planes de carrera ¡un botijo!

Este post terminaba ahí. Horas después de colgarlo en la red me doy cuenta de que no me gusta el cierre y añado una frase que acompaña algunos de mis correos electrónicos: "Ningún viento es favorable, para quien no sabe a qué puerto se dirige". Voilá. Ahora sí.

jueves, 1 de septiembre de 2011

El regreso del capitán

Seis meses de mareas sin pisar tierra firme desequilibraban las emociones del capitán, por lo demás estables como un atolón; y aunque llevaba más de dos décadas al frente del navío, cada temporada descubría rincones nuevos para el destello hiriente de la soledad, más afilado durante la noche.

En su quincuagésimo octavo cumpleaños la jornada transcurrió monótona en su trasiego laboral; la pesca se estaba dando bien así que podrían regresar a casa con un mes de antelación sobre la fecha prevista: el buque se aproximaba peligrosamente a la línea de Plimhall por el peso del tonelaje de bacalao fresco y congelado que traerían a La Coruña desde el lejano mar de Noruega, cerca del cabo Norte.

Minutos antes de la medianoche el capitán subió a cubierta, con parsimonia extrajo el aromático tabaco Dunhill -que a ella tanto le gustaba-, y a cámara lenta se preparó una pipa a la que siguieron otras dos. El viento sopló suavemente primero, y después con vehemencia: la tormenta se cernió sobre al barco mientras el oleaje sacudía el buque como si fuera el cascarón hueco de una nuez. Apenas acaba de iniciar su segunda pipa por lo que permaneció en cubierta contemplando el reflejo de los relámpagos sobre el mar. Imaginó que los destellos eléctricos eran una fiesta en altamar, ¿acaso una fiesta de cumpleaños? Se quedó contemplando el espectáculo y por segunda vez en la misma noche se acordó de ella. Aunque no solía permitirse la nostalgia, esta noche algo tiraba de él hacia el pasado cuando se conocieron comiendo chocolate a la taza con galletas maría un poco revenidas. El padre de ella (un tanto soñador) lanzaba cohetes al cielo para celebrar su séptimo cumpleaños, minucia que de otro modo hubiera pasado desapercibida. Cuando la niña se hizo mujer, juntos trazaron un destino.

Dejó de llover, se apagaron los fuegos de artificio, el chisporreteo, la reverberación de los relámpagos entre las nubes y su reflejo marino. Cincuenta y ocho años. ¡Larga vida al capitán! -Sí, al día siguiente, pondrían rumbo a casa-.