viernes, 18 de noviembre de 2011

La magia del PP

Entorno a una personalidad volcánica como un tornado (Alan Cardon) aprendí que una reunión de trabajo no es eficaz si no se toman decisiones. Decisiones que -volcadas en un plan de acción- lleven a la puesta en marcha  de proyectos, actividades, cambios, productos, servicios, expansiones, fusiones...

Cardon fue el primero que me puso en la pista y le estaré eternamente agradecida porque desde entonces son muchos los procesos de entrenamiento en los que he comprobado que cuando no hay acción es porque no hay decisión, y cuando no hay decisión es porque no existe un compromiso.

Como en el caso del primer novio (nunca olvidas aquel beso)  llevo tatuadas en mi piel las "reuniones delegadas" -metodología simple y revolucionaria en la que me entrené en 2005- y que el francés aporta como legado al mundo del management contemporáneo.

Después han llegado otros ¡siempre aparecen otros! de los que he aprendido algo, desechado bastante y discutido algunos conceptos. Reconoceré que me apasiona la confrontación verbal y reflexiva que practico con vehemencia. 

Del catedrático Sabino Ayestarán incorporé en 2008 el "diagrama de afinidad", herramienta también simple, eficaz y precusora de los "procesos participativos" en los que profundizo desde hace unos meses con Eugenio Moliní de quien he capturado la magia del PP que no es otra sino la capacidad transformadora del primer paso, el pp, que se alcanza tras un proceso integrador en la organización y que -al igual que el pie derecho sigue al izquierdo- propicia el avance hacia el despliegue de la totalidad del plan de acción a base de sucesivas intervenciones.

Aunque algunas escuelas de negocios, másters y empresas privadas de formación exhiben sin pudor la presunta docencia del Coaching de Equipos, en la mayoría de los casos no lo han practicado jamás en una organización compleja donde la diversidad, la ausencia de soluciones conocidas, y el conflicto, pongan la sal y la pimienta con la que estornudamos los que estamos en primera linea productiva.

Hasta donde me alcanza el recuerdo de lecturas, formaciones, seminarios y talleres Cardon, Ayestarán y Moliní son tres fuentes en las que beber un poco de inspiración mientras uno va montando su propia metodología, en verdad lo más valioso que se puede ofrecer: el destilado de una vida de trabajo, investigación y prueba/ error. Lean algo de ellos... si apetece... y no olviden la magia del PP, del Primer Paso. Cero procastinación. Ya hablaremos otro día de este concepto que se torna plaga en las organizaciones.

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