domingo, 18 de diciembre de 2011

El sabio niño interior


En algún recóndito lugar de la Biblia se recomienda "ser como niños". Fascinada ante la contemplación de Lourdes (en la imagen) no pude evitar acordarme de este consejo trascendente. Observen, por favor, con qué ensimismamiento construye su "mapa de los deseos para 2012" sobre una cartulina en la que coloca imágenes y palabras que representan los anhelos de su alma adulto-infantil, atrapada en un cuerpo sometido a la tridimensional materia. Curioso estado de relajación, casi de abandono, y totalmente presente en el aquí y el ahora mientras otras compañeras, al fondo, se afanan por completar su propio mapa (sentada Ana Belén y de pie Zaira).

En compañía de otros trece compañeros desperdigados por los 500 metros cuadrados de Eutokia, Lourdes transitó -durante las siete horas que duró el taller- por la sala de los sueños, la sala de sudar y la sala del realismo (escenificaciones miméticas de otras tantas fases por las que atraviesan los equipos Disney de alto rendimiento antes de dar vida a cualquier proyecto).

Seamos o no conscientes de ello, el principal proyecto que todos tenemos entre manos es el de nuestra propia vida cuyo futuro ¡podemos construir!

El taller se desarrolló ayer, sábado, y fue la sexta jornada laboral de una semana en la que he terminado machacada como un ajo al fondo de un mortero: con más de cincuenta horas de trabajo sobre los omóplatos, ochocientos kikómetros de carretera, pocas horas de sueño, y maquillándome en los taxis. Todo el esfuerzo puesto en mi proyecto vital -que incluye actividades de alta intensidad- merece la pena cuando soy testigo de una escena en la que alguien (Lourdes, en este caso) se conecta a la torrentera de sus sueños, los transforma en objetivos, y los plasma en una cartulina-pretexto sobre la que construir el futuro en compañía del poderoso y casi siempre sabio "niño interior".

1 comentario:

Eli dijo...

Enhorabuena Azucena por ese taller tan bonito.
Creo que es un buen punto de partida para el año que viene.
No perder de vista el niño interior y pasar los sueños que se van amontonando en la cabeza sin control a algo como una cartulina,en la que día a día durante el año puedas ver los logros.
Un abrazo,