lunes, 17 de septiembre de 2012

Dimensionar la vida y los espacios

Capturo gramos de ternura, al caer el sol en la bahía. Huele a otoño,  y el agua aún mantiene el calor del verano y la espuma de un rosado Peñascal. Un niño de tres años -de pie sobre una tabla de surf- representa la felicidad cómplice con su padre quien -haciendo malabares- sujeta a un tiempo niño y tabla hasta impulsar sobre la ola al diminuto infante. 

Al otro lado de la playa contemplo un castillo en cuyo interior habitan dos princesas con chupetes mientras una abuela y dos jóvenes construyen almenas que impiden se mojen los rollizos muslos de las niñas.

Ya avancé que no me dejaría robar los últimos destellos del verano, ni la ternura. En mi paseo (y ante las imágenes compartidas) me cuestiono la idea de Thomas Heatherwick, para quien "... se está perdiendo la escala humana" ?!



Se trata del fundador de Heatherwick Studio -creado en 1994 en el centro de Londres y en el que trabajan sesenta personas-. El arquitecto (1970) ha realizado célebres encargos como el pabellón de Reino Unido para la Exposición Universal de Shanghái 2010, o el pebetero de los Juegos Olímpicos 2012. 


El llamado Leonardo Da Vinci contemporáneo (por el Royal College of Art donde estudió Arquitectura) considera que la grandiosidad de los museos, aeropuertos y estadios propicia la pérdida de "la escala humana", y que las calles y los espacios públicos debieran ser diseñados para la vida, las relaciones, e incluso para los freaks -los raros- que como usted o como yo paseamos casi desnudos al atardecer, contemplando infantes, castillos y princesas.

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