sábado, 8 de septiembre de 2012

El ADN transformador: Los equipos

Preparo estos días un artículo para prensa especializada y -sumergida en el caos creativo- me acerco al despacho a las ocho de la mañana. Es sábado. La ciudad duerme y sus habitantes reposan ajenos al dulce amanecer en la bahía: cielo azul, veinte grados de temperatura, y mar en calma.

El encargo es de dos folios (unas seiscientas palabras) en las que se me pide que comprima el contenido del curso que impartiré en San Sebastián sobre La Creación de Equipos Transformadores en las Organizaciones (*). Coincide temporalmente mi propuesta con otras cercanas: desde Euskadinnova propician una jornada con enfoque sistémico de las organizaciones, el día 19, en el Parque Tecnológico de Miramon (San Sebastián); y mi amigo Gonzalo -de Ope- promueve un desayuno de trabajo el día 27 cuyo eje central son los equipos de dirección. Cuando el río suena... agua lleva, que dicen en Castilla. 

Comencemos. Las personas "anidan" en los equipos, y los equipos "anidan" en las organizaciones. Resulta por lo tanto evidente que nada de lo que ocurra a nivel organizacional pasará desapercibido a los equipos y -a su vez- nada de lo que suceda en los equipos resultará ajeno a las personas. Las bondades y miserias de la empresa se propagan como un virus por el torrente sanguíneo de la organización alcanzando la más diminuta molécula del sistema productivo.

Abordar la creación de equipos transformadores sitúa el desafío en el core de una empresa entendida como un sistema, un todo (Kurt Lewin). Los equipos al centro del tapete como la bola blanca en el juego del billar. Acaso -ahora me doy cuenta- esta sea la razón por la que los consultores senior acaban trabajando sólo con equipos entendiendo que son el ADN de las organizaciones.



Tomemos tres ideas simples: el equipo como unidad de trabajo, como el lugar en el que más y mejor se aprende de uno mismo y, por último, el equipo como un agente de transformación. Emergen ahora las poderosas fuerzas del cambio a las que se oponen las no menos poderosas fuerzas de la permanencia así como la pulsión caracteriológica de las personas con mayor o menor tendencia-resistencia a las modificaciones (Belbin).

Si abordamos el equipo como unidad de trabajo, seguimos las últimas investigaciones -aún inéditas- del catedrático de psicología social de la Universidad del País Vasco Sabino Ayestarán. Si hablamos del equipo como agente del cambio nos alineamos con el consultor francés Alain Cardon. Si reparamos en la pulsión entre las fuerzas por el cambio y las fuerzas conservadoras nos inspiramos en Eugenio Moliní (Suecia). Si recordamos la necesidad de Remar Juntos, citamos a Germán de Nicolás. Es mucho lo ya investigado, escrito y divulgado on / off line y sin embargo está pendiente linkear todo ese conocimiento de un modo compacto y coherente que dé sentido a experiencias múltiples, simultáneas y -a mi entender- complementarias. Desde el grupo del curso -entendido como una comunidad de aprendizaje, como dice Joseba- nos centraremos en hacer la sinápsis, la unión de todo el conocimiento entorno a los equipos, para que encarnen un poderoso ADN transformador en las organizaciones. Para no extenderme, otro día hablamos de las cuatro culturas corporativas y sus cuatro pulsiones en relación a propiciar-bloquear la creación de equipos.


(*)   Un sábado al mes, en San Sebastián, entre octubre 2012 y junio 2013. Aforo limitado. Interesados ponerse en contacto con: nuriacerrillo@hotmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Azucena!

Un sábado a las 8:00 vas a trabajar (y a disfrutar)...y nos haces reflexionar... mientras dormimos no apreciamos ese cielo azul que has visto hoy por la mañana.
" Uno es joven mientras tiene ganas de aprender"...y de enseñar...

Gracias por compartir.

Un abrazo!

Ander