jueves, 22 de noviembre de 2012

Muchas vidas, Muchos Maestros

A veces robo tiempo al tiempo para lo que importa (me importa). Robo al crono y a la agenda en busca de nutrientes de calidad porque ya no me alimento de cualquier cosa: cada pedacito que ingiero pasa más filtros de calidad que una ISO 9000.

Hoy he utilizado el tiempo que no tenía para acercarme a Adegi, la Asociación de Empresarios de Guipúzcoa con la que colaboro como entrenadora de líderes, espejo existencial, alumbradora de esperanzas, Pepito Grillo, sopladora de brasas... en fin, serafín, un multiusos que los gerentes encuentran de inspiración y utilidad, y que agradezco. 

La mañana ha comenzado radiante por fuera: cielo azul, otoño en su esplendor, y el fantástico edificio de Adegi clonado al de Elkargi (en la fotografía) separados por escasos diez metros de zancada. 


También radiante por dentro...


El programa E-Gerentes de Adegi presenta (de vez en cuando) una actividad que entre sus objetivos incluye el desconcierto de los participantes a quienes se invita a revistar (y tal vez cuestionar) los elementales puntos cardinales de su "mapa existencial" un tanto... ¿fosilizados? ¿rústicos? ¿desactualizados? ¿fuera de catálogo?

Uno de los speakers que más descoloca es Fidel Delgado, quien tras una larga trayectoria profesional como psicólogo, terapeuta, experto en procesos de tránsito a la muerte, y un largo etc. se presenta ante el mundo como titiripeuta (de titiritero y terapeuta). Hace falta humildad, desnudez  y coraje para presentarse al mundo de este modo ¿no les parece?

Aunque he arrancado el post con la pretensión de rendir homenaje a Fidel, y a los mensajes que transporta con delicadeza y profundidad a quien quiera oírlos, ahora me siento incapaz de sintetizar siete horas de taller con este maestro de la metáfora, con este genio de la "cosificación de lo divino y lo humano", artista de la paradoja y del humor, sembrador de inquietudes, y generador de expectativas que colma. 

Tras despedirme de Carmen ¡guapísima! he salido del edificio y he saludado al árbol qué quería saber qué habíamos hecho en tanto tiempo... ¡cuéntame!, me ha dicho. Y le he contado: que hay muchas vidas, muchos maestros (Brian Weiss); que aspirar al "control" de la vida es un imposible; que hay cosas que no comprendemos (misterios) y por ello no dejan de existir; que morir es un cambio "de cápsula"; que la tarea consiste en "ir soltando" los apegos; que venimos de las estrellas (luz) y volvemos a ellas, y que vamos por la vida con tantos o más roles que una matryoshka rusa de 16 figuras. 


Ante su curiosidad, he compartido con el árbol mis matryoshkas de esta mañana, los personajes con los que he acudido a la jornada: la exploradora, la aprendiza, la pequeña filósofa en la que Fidel resuena, el personaje energético-alegre que soy, mi abuela Julia, mi padre Miguel (los dos sin cápsula), la coordinadora de agenda que hoy ha permitido este "robo" al tiempo productivo, y un diminuto rol social que estoy dejando se desarrolle en su esquiva timidez. Todos los personajes se han sentido armónicamente contentos al comienzo de la mañana y al término de la tarde aunque al final con un poco más de comprensión sobre el vivir y el morir.¡Gracias Fidel! 

http://www.youtube.com/watch?v=o54zVpxBHsA&feature=player_embedded#!

1 comentario:

Anónimo dijo...

FANTÁSTICO FIDEL!
Una vez tuve la oportunidad de escucharle y fue un regalo para el alma...

Besos de colores