jueves, 28 de febrero de 2013

Dar Significado y Expresar




Uno de mis sueños incumplidos es vivir en una casita ¡de chocolate! como las de la imagen. En serio, me encantaría. El domingo mi amigo Aingeru me envió una fotografía de la cabaña que compró hace un par de años a unos pasiegos. Situada cerca del túnel de La Engaña, en las Merindades (Castilla), la imagen  resultaba bucólica por su humeante chimenea y su entorno salvaje -no domesticado por mano alguna, ni siquiera la artesanal mano carpintera de Aingeru-.

Aunque no tengo casita de chocolate, a diario salen del tejado de mi casa auténticos enjambres arbóleos de ideas, proyectos, chispas e impulsos que -como en la imagen- florecen hacia el más allá y siempre acaban trayendo algo al más acá. 

Comprendo ahora -al contárselo a ustedes- que ya he logrado la mitad de mi sueño: al menos tengo los árboles que -de momento- no me impiden ver el bosque ;-D

Esta tarde me he permitido el placer de leer, y leer, y leer. Primero a Dag Hammarskjöld, Secretario General de Naciones Unidas, Premio Nobel de la Paz y místico contemporáneo -del que ya les he hablado en alguna otra ocasión-. Después me he sumergido en las reflexiones filosóficas del compositor y director musical  Pierre Boulez. ¡Cuanto sabio anda suelto si estás a la caza y captura del conocimiento que sólo emana de la experiencia!

El texto completo aparece en el link que facilito al pie del post. Me hago eco tan solo de algunas ideas que él refiere a su contexto musical y yo extrapolo a mi oficio.

"... Si no estás físicamente perfecto no desprendes la energía que el trabajo en equipo requiere..." "...Me gusta ayudar a los que vienen. Nadie lo hizo por mi..." "Cuando más viejo soy (en mi caso más anciana)... más radical me hago. Más arriesgo..." "... Lo importante es dar significado y expresar, desde uno mismo, desde tu sentida verdad..." 

Pierre Boulez, Compositor y Director

sábado, 23 de febrero de 2013

Haneke: combate y ternura


Tengo 54 años y vivo con mi pareja que tiene 59. Estamos juntos desde que le conocí: él tenía el pelo enmarañado y rubio, una bicicleta de carreras y un balón de reglamento con el que jugaba al fútbol. Era bueno en los deportes. Después ha resultado bueno para la vida. En aquella época yo llevaba trenzas. De esas imágenes hace cuarenta años, tantos como los que llevan juntos los protagonistas de la película Amor, Palma de Oro en Cannes 2012, estrenada hace tan sólo unas semanas en España.

Se trata de un drama trascendente con la la firma de uno de los grandes directores contemporáneos, Michael Haneke, a quien vemos en el fotograma (con barba) junto a los actores principales: Jean Louis Trintignant y Emmanuelle Riva.


Facilito la crítica completa del film  y no tengo nada más que añadir excepto que he vuelto a casa un poco más dulce y cariñosa hacia mi pareja de largo recorrido. Quizá sea amor, o tal vez que nos encaminamos hacia la rampa de salida; acaso se trate de la lealtad que tan bien se muestra la película o -sencillamente- me alcanza la ternura de los canosos personajes.

Cierto viento... de simplicidad


Conocedor de mis solitarios paseos por montes donde los perros semi-salvajes custodian las ovejas, el filósofo de Aiete me regaló hace más de quince años una vara de madera de acebo hecha con una rama que había arrancado la ventisca en Castilla, donde hoy he vuelto en busca de un poco de silencio, lejos, muy lejos, del mundanal ruido.

Cuatro grados de temperatura y cuatro horas de caminata sobre miles de hojas mojadas, palitos, musgo, piñas, hiedra, espinos, piedras, barro... En la pendiente del último recodo del hayedo de Leva he utilizado la vara para no rodar monte abajo, hasta el riachuelo que cantaba con fuerza debido a la intensidad de su caudal. 

En ese paraje me he acordado de Lanza del Vasto quien tras viajar a Palestina, al nacimiento del río Ganges, recorrer India, conocer a Gandhi y vivir seis meses con el líder pacifista, escribió Peregrinación a las Fuentes, un texto del que se dice que "...un cierto viento de altas montañas sopla por sus páginas..."


La vara me ha ayudado a conectar con la tierra, a marcar el pausado ritmo de mis pasos, a olvidarme de la caladura de mis botas y del frío que, por la tarde, rozaba los cero grados.

No me ha hecho falta, sin embargo, en el pantano de Sobrón, empachado de agua hasta los bordes tras semanas de persistente lluvia. El fondo del pantano tenía el color de un nesquik muy denso, y como siempre los buitres leonados y las águilas señoreaban en la brutal belleza  del invierno. 

Recordar hoy a Lanza del Vasto -cuyas lecturas inspiraron buena parte de mi juventud- ha renovado mi pasión por la naturaleza y la simplicidad, prescindiendo de todo lo supérfluo.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Fondear y Transformar


Tengo unas semanas difíciles, así que se me están endureciendo las arterias de la escritura porque -para escribir- necesito que florezcan la ternura y la esperanza al mismo tiempo que las camelias del despacho.

Algunas conversaciones con clientes han conseguido motivarles para la vida y los negocios, pero yo me he quedado existencialmente maltrecha por la profundidad de sus dilemas.

Ciertos amigos andan muy despistados... Y algunos equipos (con los que trabajo) no acaban de "integrar" la necesaria colaboración, cooperación y complementariedad -desde la diferencia y el respeto-, ni alcanzan la auto-gestión de emociones negativas como la frustración.

Las semanas difíciles permiten que aprenda muchísimo sobre mi trabajo, sobre las personas como entes individuales y grupales, y ¡sobre la vida! pero -insisto- endurecen las arterias del alma y cuesta acolchar las yemas de los dedos para que escriban.

Tengo amigos catedráticos que investigan el tejido empresarial, lo diseccionan en rigurosos informes que publican en revistas de prestigio internacional y -cuando quedamos para supervisar casos- ¡sólo les importa lo nuevo! es decir: lo que hasta la fecha no ha sido publicado. Cuando yo me revuelvo en el asiento, gruño un poco, y repico como las campanas de la ermita que no importa tanto lo publicado sino lo que se vive en la realidad de las empresas, me dicen que eso... ¡No importa! Plof.

Tengo amigos en el mundo de la consultoría que han perdido la esperanza de que los cambios que implementan en las organizaciones sean sostenibles en el tiempo. Han tirado la toalla. Abordan los procesos con la mejor de las intenciones pero aceptando que pasarán por las empresas como el silbido de un tren que -en el mejor de los casos- se perpetúa en un eco montañoso. Renuncian a la transformación profunda de las organizaciones: piensan en cumplir con el encargo, cobrar su minuta y ¡a otra cosa, mariposa!  Plof. Plof.

Por último, tengo amigos místicos que se enredan en lo trascendente, en la observación, y en mirarse el ombligo por ver si descubren petróleo al fondo del cordón umbilical. Está bien, a mi también me gusta la contemplación pero... hasta los benedictinos promulgan el ora et labora, la acción, el remar en la materia. A los místicos no les interesa lo más mínimo. Aman la elucubración, las hipótesis... y punto. Plof. Plof. Plof.

Minas de Potosí, Bolivia

Yo me revelo contra esto. Lo siento, pero no puedo con ello: no renuncio a bajar a la mina, a profundizar en las organizaciones, sus estructuras, sus equipos, sus líderes. No renuncio a ir al fondo y remover las entrañas de la empresa para que emerja su pleno potencial.

En fin, aunque sea un tiempo difícil para la lírica,  y estén resultando unas semanas complejas, no hay casi nada que no mejore con un paseo al borde del mar mientras el sol templa las mejillas. No hay casi nada que no se cure con una sablé recién horneada y un café americano al tiempo que cae la tarde sobre el acuario donde los tiburones nada saben de académicos, místicos ni consultores.

Yo aspiro a transformar mi pequeño mundo. Anhelo aportar mi granito de arena para mejorarlo ¡Haciendo! Los académicos, los consultores y los místicos me dicen: ¡Olvídalo, Azucena, es una quimera! Yo no renuncio a dejarme trozos de piel en la mina de los entrenamientos empresariales y al  igual que los tiburones del acuario busco tercamente la salida hacia el mar para otros y para mi, la salida hacia ¡la libertad! ¡la evolución! ¿la felicidad?


lunes, 18 de febrero de 2013

Tomarse un respiro, entrenar ¡y lograr!


Contesto a una petición expresa de varias personas en las últimas semanas. No es un requerimiento nuevo, sin embargo, esta vez me propongo responder de manera pedagógica a las preguntas: ¿qué es coaching? ¿cuáles son sus ventajas? y ¿para qué sirve exactamente?

Son numerosos los datos que avalan la eficacia de entrenar para lograr objetivos profesionales, personales, individuales, de equipo, o sistémicos (que integran a toda la organización). Hubiera podido apoyarme en la bibliografía que recopilo a partir de las páginas sepias de Expansión, Negocios de EL PAÍS, en la mayoría de los libros de Cubeiro, en las investigaciones de varias universidades europeas, y en las páginas webs del gremio, acaso la más fiable la de la International Coaching Federation (ICF-USA). Esta vez no he querido hacerlo así.

Lo que se me ha ocurrido y presento es un resumen de testimonios de algunas personas que he entrenado en los últimos años. Su aportación me parece más valiosa y enriquecedora que lo que yo pudiera contar. Antes de compartir con ustedes sus palabras, les he pedido permiso por escrito y estoy autorizada a referir sus empresas. 

R.R. Doctora de Osakidetza (Servicio Vasco de Salud). "Aprecio la empatía y el sentido del humor de la entrenadora durante las sesiones al término de las cuales me he sentido más fuerte, por lo que -poco a poco- me voy mostrando más asertiva en mi entorno laboral. También he recuperado algunos  hobbies  olvidados y amistades... equilibrando mi vida personal/ profesional".

Juan Carlos Cantabrana, Director gerente de la empresa CAR Suministros Industriales S.L. -radicada en San Sebastián-. "Desde que entreno, tomo decisiones de una manera más rápida. También he mejorado mi eficacia y determinación. ¡Y padezco menos insomnio!". 


Javier Jauregi, propietario de las Peluquerías Kimetz de Eibar y Azpeitia (Guipúzcoa)."Me ha sentido acompañado en la toma de decisiones trascendentes de mi vida profesional y personal. Considero que el coaching me ha aportado nuevos puntos de vista y opciones que han ensanchado mi percepción del mundo. También aprecio mucho la serenidad y el sentido del humor de la entrenadora".

Z.M. co-propietario de Implika S.L. empresa en expansión dedicada a la enseñanza, con sede central en Bilbao y delegaciones en Madrid, Pamplona y Valladolid. "Considero que he crecido como empresario y mejorado como persona desde que empecé mi proceso de entrenamiento. También he equilibrado mi vida laboral (de alta exigencia) con mi vida familiar y de ocio incorporando hábitos saludables como la práctica del deporte. Y he multiplicado por tres los beneficios empresariales".


Josean Martínez Alija, Chef del Bistrop Guggenheim Bilbao (integrado en IXO Group). "Me he apoyado en el coaching para construir una leyenda de la alta gastronomía que practico incorporando enfoques propios del networking, el branding y la comunicación mediática. Remontando los desafíos y momentos de tensión de todo gran chef, he mejorado mis competencias como líder de los equipos de cocina y sala". Martínez Alija acaba de cosechar su primera estrella Michelín por su trabajo en el Nerua.

Carlos Abad, consejero delegado de Urkotronik. "Encuentro en el entrenamiento un espacio en el que reflexionar y descubrir nuevas líneas de negocio. En los buenos y malos momentos de esta empresa (radicada en Eibar desde hace veinticinco años) descubro apoyo incondicional para seguir apostando por la mejora de la comarca y las personas".

Por último, Maite Bazán, responsable comercial y de exportación de Martiko. "He mejorado mi empatía en las relaciones profesionales que me llevan a lugares tan exóticos como Qatar. El coaching me ha hecho evolucionar como persona, y atreverme a plantear a los propietarios de la firma retos interesantes como la incorporación de Martiko a la Fundación Basque Culinary Center", BCC.

miércoles, 13 de febrero de 2013

La vida habla desde la guarida del tiempo


Por primera vez en mi vida me he comprado un perfilador de ojos, en fin -hablemos con propiedad- "un eye-liner", según la dependienta de Sephora.   

Aunque la experta dice que no se puede llevar tan poco producto en el ojo como el que me ha puesto, al salir de la perfumería me sentía como una boxeadora a quien hubiesen golpeado.  

A la vejez... viruelas, que dice el sabio refranero español. Sea como fuere, me lo he tomado como casi todo: un juego, una aventura, una exploración entre el acierto y el error. Eso sí: tres minutos más de auto-cuidado por la mañana para perfilar el ojo, y tres minutos más por la noche para desmaquillarlo. Vale, es lo que hay. No sé porque estoy compartiendo esto con ustedes porque de lo que quiero escribir es de "la mirada" aunque al verlo así escrito parece que pudiese existir alguna relación entre el eye-liner y la mirada ??!!


Los Chillida iban cogidos del brazo por el paseo de Miraconcha, esta mañana, bajo un enorme paraguas desvencijado de esos que regalan algunas marcas. Al alcanzarles, he podido leer Orbiter que -según Google- es un simulador espacial. Como todos los días laborales del año iban hacia al mercado de La Bretxa donde compran productos frescos de la huerta a las aldeanas de la zona. Después vuelven a casa en autobús y cogen el funicular hasta Igeldo -donde viven-. Los domingos desayunan en El Narru, la cafetería del Hotel Niza -propiedad de la familia-, leen concienzudamente la prensa, y a eso de las doce del mediodía regresan a  casa. 

Los Chillida no son amigos míos, ni he cruzado una sola palabra jamás con ellos, aunque cuando vine a vivir a San Sebastián estuve a punto de alquilar uno de sus inmuebles en el monte Igeldo: desde el salón se veía la ciudad entera, el mar, la isla, las playas... ¡un sueño! El precio también andaba por las nubes.


Si no son amigos míos, ni he cruzado jamás una palabra con ellos ¿cómo he descubierto estos detalles? Observando. En el test psicotécnico que me hicieron al terminar COU se me otorgó el rol de "observadora", de faro vigía -según dijo el psicólogo-, rol que llegamos a representar en una obra de teatro y sentó bastante mal a algunas de mis compañeras aunque nunca llegué a entender porqué. 

El caso es que con algo de presencia-centramiento, apertura al mundo (sin juicio), escucha atenta (en tres niveles), curiosidad (exenta de morbo), atención (focus), algo de sensibilidad y cierto instinto-intuición se pueden descubrir muchos detalles a veces banales -la marca del paraguas que hoy llevaban los Chillida-, o trascendentes: un amigo me ha escrito a las tres de la madrugada según observo en la bandeja de entrada de mi correo electrónico. Es raro en él: algo le pasa.

De estas habilidades existenciales va el libro que me ha regalado Joseba: Competencias de Coaching Aplicadas, escrito por Damián Goldvarg y Norma Perel de Goldvarg. Una joya.

Quizá el eye-liner ha intensificado (perfilado) en mí la captura de algunos detalles a los que otorgo significado, con los que me divierto, juego, y alcanzo algunas hipótesis que sirven a mi momento y circunstancias. La vida... si le dejamos... habla desde cualquier guarida del tiempo.

miércoles, 6 de febrero de 2013

La metáfora de la vida


Provengo de una familia en la que no existía tradición oral, es decir, no se narraban historias de generación en generación: ni mis abuelas, ni mis tíos, ni mis padres, contaban cuentos propios o ajenos capturados del imaginario colectivo.

Acaso la ausencia de un marco referencial de fantasía, arrojó sin reservas a la niña que fui en brazos de la lectura de tebeos, comics, novelas, poesías y ensayos con una enfermiza fruición. A falta de historias de mi país, de mi tierra, de mi ciudad o de mi familia, sentía la necesidad de construir mi propio imaginario, de colonizarlo (palmo a palmo) sin más guía que el azar, dos-tres pinceladas inspiradoras de adultos, y un terco instinto de búsqueda y captura de retales para coser el tapiz de mi existencia, acaso mi viaje.


Aunque no se transferían historias orales, casi todas las noches de mi infancia mi padre se sentaba en un taburete de madera en el quicio de la puerta de mi cuarto y -antes de dormir- me leía un cuento. Fue de esa manera que llegué a familiarizarme con todo el repertorio de los Hermanos Grimm y de Hans Christian Andersen. Eran ejemplares de tapa dura, con ilustraciones elegantes en blanco y negro, y aunque mi padre los leía una y otra vez jamás me quedé dormida antes del final de Caperucia Roja, Blancanieves o Hansel y Gretel. 

Contar cuentos, escuchar cuentos, leer cuentos, inventar cuentos, ilustrar cuentos, hacer versiones de cuentos, escribir cuentos... ¡Es importante! tanto para los adultos como para los niños (seres en construcción). Esta es la principal conclusión a la que hemos llegado una veintena de personas trabajando juntas durante catorce horas entorno a la oralidad (al hecho de contar) porque bajo la inocente apariencia de las historias emergen valores, tradiciones, comportamientos, premios y castigos que moldean el mundo interior. Sin apenas descansos, durante el fin de semana nos hemos dedicado a "psicoanalizar" muchos de los cuentos tradicionales y algunos contemporáneos para constatar lo que intuíamos: una y otra vez surgen elementos antropológicos, históricos, y mensajes que se instalan clandestinamente en nuestras mentes, ajenos al filtro de la consciencia.  

Hemos disfrutado mucho al "destripar" los argumentos y las ilustraciones y hemos construido algunos finales "reparadores" (expresión de la narradora profesional Virginia Imaz). Finales que potencian -más que limitan-, que premian -más que castigan-, y que alientan a explorar el propio mundo interior. 



Josune Muñoz y Virginia Imaz (en la fotografía) están convencidas de que los cuentos propician iniciaciones y de que del manejo de las historias que contamos y nos contamos depende la construcción de nuestro mundo. Estas dos mujeres recias, desafiantes, y expertas en su oficio, sugieren dos lecturas: Mujeres que corren con lobos, y las Diosas de cada mujer y animan a que cada persona construya su propia vida como una metáfora.

viernes, 1 de febrero de 2013

Amor por el Oficio


-Me alegro de volver a verte- dijo. Ella se limitó a seguir su camino, como si no hubiese oído el reproche en do menor. En aparente armonía avanzaron juntos durante casi media hora. Al alcanzar su destino se repitió el mismo tono lastimero: -Me alegra que hayas vuelto. Anoche, en la plaza, cayó escarcha y temí ser asaltada por los transeúntes ebrios de emociones fuertes ¡ya me robaron una vez! ¿te acuerdas? Por favor, no vuelvas a dejarme a la intemperie- suplicó la bicicleta. Ella no contestó, e impertérrita continuó con sus quehaceres.

En septiembre de 2013 ofreceré una conferencia en la remodelada Biblioteca Central de Bilbao (Vizcaya) cuyo ascensor exterior de cristal me fascina, aunque esa no es la única razón por la que he aceptado la propuesta.

El caso es que esta mañana los organizadores me han pedido un título "aunque sea provisional" para posicionarla en sus agendas on y off line. Ante la premura, y dado que acababa de escribir un correo electrónico a un grupo de alumnos anunciando que el eje central de nuestro encuentro de febrero será el amor por el oficio de entrenador, casi sin pensar le he dicho a Ixone: "... Bueno... de manera provisional... creo que podemos titular la conferencia Amor por el Oficio". Le ha parecido estupendo, y nos hemos despedido. Más tarde me he enfadado un poco con el duende que llevo dentro: toma decisiones por mi, me compromete y se ríe. Después soy yo la que tengo que ponerme a construir la conferencia, el libro, el manual o lo que fuere. ¡Es un irreverente que casi siempre me gana la partida!


Vivo para mi oficio y aunque practico una actividad meticulosa, cambio su nomenclatura más que Hacienda los epígrafes del IAE. Muchísimo. Entreno -ya se sabe-, acompaño a las personas-equipos-organizaciones en procesos de cambio y mejora, acaso en momentos de re-invención, expansión ¡combustión! glub el duende está hiper-activo.

Vivo para mi oficio y respiro por las branquias del cerebro, absorbiendo conocimiento: ecléctico, variopinto, internacional, galáctico, y casi siempre fronterizo con el más allá que -como se intuye- sostiene el más acá. ¿Pizca de espiritualidad? Elegancia en el vivir, reforzada esta semana con la lectura de Dag Hammarskjöld, segundo secretario de Naciones Unidas, sueco, luterano, Premio Nobel de la Paz 1961, y autor de Marcas en el Camino, diario-biografía en clave poética que sacude a quien lo lee hasta la médula. 

Por amor a mi oficio duermo, como, y me estiro con la pinza, el gato, el arado (posturas de yoga) y buceo en el Cantábrico -incluso en invierno- a doce grados: sin una energía casi arrolladora es imposible ejercer este trabajo. Y escribo por los poros, hasta que me desangro en absoluta desnudez como en un quirófano a corazón abierto. A ratos temo que mi identidad se disuelva en el cliente cuando un tsunami le azota y juntos nos amarramos al mástil de la complicidad y la cordura. Por amor a mi oficio a veces me olvido de planificar viajes o vacaciones porque todo lo que necesito ya está conmigo cada mañana... y ¡hasta olvido en la plaza a mi bicicleta! que amanece húmeda con escarcha como lágrimas que a ratos resbalan por mis mejillas en agradecimiento por estar viva, hallar un sentido a lo que hago, y sentir felicidad -o un sucedáneo que se le parece mucho-.