miércoles, 29 de mayo de 2013

Lengua de Trapo


Continúo con la serie de "buenas noticias" iniciada hace algunas semanas para contrarrestar el desánimo general. En esta ocasión se trata del castellano, la segunda lengua más hablada en el mundo. Un total de 495 millones de personas lo utilizan a diario para establecer relaciones personales o comerciales, según informa el Instituto Cervantes


El único idioma que se habla más que el español es el chino, con 1.200 millones de usuarios. La próxima vez que en un peaje francés me gruñan ¡hable usted francés! les recordaré las estadísticas.

domingo, 26 de mayo de 2013

Reflexividad = Pasión por la Verdad


Hoy he calzado mis sandalias rojas por primera vez desde 2012. Ajena a el calendario y las convenciones ¡he inaugurado mi verano! También he aireado mi vestido Pukas adquirido en un outlet.


Por la tarde me he atrincherado en la terraza de casa rodeada de mis manías: cuatro pilots G-2 xs de otros tantos colores, el que llamo cuaderno de pensar (grande, barato, de cuadritos), varios periódicos, y el libro que me regaló Amaia: Todo va a cambiar, escrito por el profesor del IE Business School, Enrique Dans, un experto internacional en nuevas tecnologías quien argumenta la necesaria omnipresencia en Internet.

Cuando el sol ya caía en el horizonte he sentido un vértigo amarillo en el estómago, una ráfaga punzante de consciencia. Les cuento. Desde hace unas semanas incluyo en mi registro de actividad una gráfica en la que contabilizo las horas que dedico a actualizar contenidos en Facebook, Lindekin y Blogger. Con sus más y sus menos, invierto entorno a 10 horas semanales que descuento de mi ocio personal, descanso y socialización. No es buen asunto. Además me inquieta la rotundidad con la que el profesor Dans recomienda la presencia on line como una cuestión de vida o muerte ¡empresarial! 

La complejidad de un empresario-bonsái exige un conjunto de competencias y actividades que rozan lo inhumano: ha de encarnar a un tiempo los perfiles de productor (de bienes o servicios), comercial (de su oferta), gerente (de sus finanzas) y -ahora, como imprescindible- la de community manager o gestor de contenidos on line. A mi no me alcanzan los días. A veces no me alcanzan las noches ;-(

El segundo vahído en el estómago se ha producido al descubrir que el profesor Dans ha sido la persona que ha ofrecido este mes una clase magistral en el IE Business School donde me han pedido que intervenga a finales de junio para compartir mi experiencia como entrenadora de líderes y equipos empresariales.

Llegados a este punto he dejado el libro en el suelo de la terraza, me he quitado las sandalias rojas, he sentido los azulejos aún templados por el sol, he mirado al mar y, de repente,  una sacudida de adrenalina ha enderezado mi espalda mientras un montón de ideas saltaban al "cuaderno de pensar": Hablaré del Hub Madrid, donde no hay profesores, sino coaches que inspiran a los emprendedores...



No, no... hablaré de la Universidad de Yale, cuyo programa de liderazgo incorpora a coaches para reforzar las competencias sociales de los alumnos. En The Yale School of Management se repite como un mantra: "Más palabras y menos ecuaciones". 

No, no... centraré la conferencia en la tendencia a trascender el individualismo empresarial para practicar la co-creación y el co-working: cooperar o morir.

Cae la oscuridad en la bahía y hace un poco de frío. Recojo mis bártulos, calzo las sandalias. Definitivamente el eje de la conferencia será la reflexividad, el acto de parar, cuestionarse las inercias que nos han traído hasta el hoy, hallar áreas de mejorar y llevarlas a la acción. Dios salve a mis mentores. Ellos me enseñaron que las empresas que sobrevivan en el siglo XXI serán aquellas que practiquen a diario la reflexividad o el bello arte de preguntarse por la verdad: ¿Cómo estamos haciendo las cosas? y ¿Cómo las podemos mejorar? 

El día 26 de junio -en un acto organizado por IE Business School, en la Cámara de Comercio de Guipúzcoa- seguimos... Empujando el loco mundo para que gire en busca del ansiado porvenir.


viernes, 24 de mayo de 2013

Se trata sólo ¡de una moneda!


Con robótica velocidad me dirigía a mi trabajo tras mi sesión matinal de gimnasia. Llevaba puesta una buena dósis de endorfinas y unas cien mil pantallas abiertas en el ordenador de mi mente, como un barco lanza-misiles dispuesto a torpedear el mundo digital. 



A cien metros del despacho he palpado las llaves del portal en el bolsillo de mi abrigo al mismo tiempo que el rabillo del ojo derecho detectaba a un hombre golpeado por la vida: un vagabundo, que bien pudiera ser de mi edad. 

A continuación, y al límite de lo perceptible, he escuchado: "... se trata sólo de una moneda...". En nano segundos mi mente ha frenado su velocidad robótica; de golpe han caído las cien mil pantallas abiertas en el ordenador de mi mente; le he mirado, he abierto el bolso, y le he dado un poco de dinero. Me ha dicho que vive en la calle. Que pasa mucho frío. No le he mirado dos veces temiendo encariñarme con su dolor.


miércoles, 22 de mayo de 2013

Co Co Co


Prostituidos hasta la extenuación, vocablos como estrategia, liderazgo, creatividad, indicadores, competencias, alto rendimiento, emprendizaje, inteligencia emocional e innovación -sobre todo innovación- llega la hora del gallináceo co co co. 

Basta asomarse un poco al mundo de la consultoría -convencional o artesana- para toparse con una caterva de conceptos tales como: co-activo o co-crear. No fondearé en el fértil concepto inicial que propulsó como un cohete algunos movimientos de la órbita europea a la que mi particular catalejo alcanza atisbar. Tan sólo formularé (con trazo de pintor de brocha gorda) los ecos que estas tendencias, acaso estas modas, tienen en mí.  

La reflexión salta al teclado tras el bello impacto que me dejó anoche la participación en un evento organizado por María Carrascal, Nice Lazpita y Asier Gallastegui en Bilbao. En un acto de generosidad reunieron a casi una veintena de personas para compartir su experiencia y aprendizajes en el congreso Flying the kites propiciado por Ínfosyon del 25 al 29 de abril pasado en Amsterdam. 


En el congreso holandés estaban casi todos los monstruos de las galletas. Los monstruos de las galletas sistémicas Jan JacobArawana Hayashi y todos aquellos que (en las dos últimas décadas) han tenido la valentía -acaso la osadía- y también el olfato, de aportar una mirada sistémica sobre el mundo, las naciones, empresas, los equipos y las personas, material sensible sobre el que -nos guste o no- pivota cualquier cambio planetario. Inicialmente vinculados a Austria, Alemania y Holanda, los enfoques sistémicos se han propagado de una manera orgánica por toda Hispanoamérica, especialmente por Brasil, México, Uruguay y Argentina.

En el encuentro de ayer se formularon más preguntas que respuestas, lo que casi siempre es un síntoma fabuloso, y contó con aportaciones muy valiosas de todos los presentes. Ricardo Sánchez, un veterano en estas lides, y Asier López de Guereño -en la fotografía inferior de negro- me impactaron especialmente con dos ideas que hago mías y comparto. Los facilitadores de procesos de cambio hemos de intervenir en las organizaciones de manera "minimalista", casi zen. Además conviene que tengamos muy presente dos matices: ¿Desde dónde trabajamos? ¿Desde el ego, el servicio, el yo, el nosotros, la rentabilidad pura y dura, los valores, las personas, la ética, el engaño...? Y no confundir fondo (objetivo que se persigue) con forma (las "dichosas" herramientas). 



Por último, el bello desafío del co co co... en este caso co-crear algo juntos en un contagio vírico de conocimientos, experiencias, energía y capacidades en el que el dar y el recibir (uno de los principios que aseguran la salud de los "sistemas") mantengan el difícil equilibrio de un ganso: sobre una sola pierna.


lunes, 20 de mayo de 2013

El cerebro es un simulador, un farsante


Ayer un chef al que admiro y quiero mucho me dijo que me encontraba tan apetecible como una coliflor biológica. Lo dijo de una tirada, sin inmutarse, y con la mirada serena y directa que le caracteriza. Ni pizca de sal ni mala gaita: inocencia en estado puro. 

Dado que es un hombre lleno de sentido común, de conciencia ecológica, y de sensibilidad ante los manjares sencillos de la mesa, lo acepte como un piropo. Inusual, ciertamente, pero al fin y al cabo un piropo.


La felicidad es un sitio que podemos visitar... 
pero no quedarnos allí

Más tarde se lo conté a una amiga y nos reímos hasta que nos dolieron los carrillos. Ya en casa, a la hora de acostarme, retomé el libro que estos días me atormenta: Tropezar con la felicidad, escrito por Daniel Gilbert, profesor de psicología de la Universidad de Harvard, exitoso conferenciante y escritor. Puesto que aún no he terminado su lectura y anotaciones, no sería justo sacrificarlo en la hoguera, si bien reconoceré que me está costando avanzar por unas páginas que reiteran la hipótesis de Gilbert según la cual nuestro cerebro es un "simulador" de pensamientos, emociones y sensaciones, casi un farsante.

A partir de las memorias activas del pasado, de nuestra biografía, formación, valores, creencias y un largo y complejo etc. nuestro cerebro "simula", imagina, fantasea y completa la experiencia hasta hacernos creer que es real lo que no lo es: yo no soy una coliflor ecológica, ustedes no son los lectores del blog, y lo que tengo entre las manos no es el libro del reputado profesor de Harvard. En fin... 


jueves, 16 de mayo de 2013

El cadáver de la ética


El bello cadáver de la ética se pudre -impunemente- mientras los especuladores y corruptos cuervos revolotean en busca del último átomo de vitalidad. 

Me pongo a pensar en estas cosas cuando debiera estar escribiendo el contenido de una conferencia prevista para el miércoles 26 de junio en la Cámara de Comercio de Guipúzcoa. ¡Donde voy a ir con tanta metáfora instalada en mi lóbulo pre-frontal!  


Los cuervos, la ética, y el último átomo de vitalidad, nada tienen que ver ¿o si? con el encargo que me ha hecho el IE Business School: que comparta mi trayectoria profesional como entrenadora de líderes y equipos empresariales y los casos de éxito, es decir, las bonanzas ciertas de esta emergente profesión contadas desde la experiencia y la honestidad. ¿La ética? ¡Vaya a lo mejor existen conexiones! al menos neuronales...

Ampliar información: Respuestas para tiempos convulsos y Competir o convivir.

lunes, 13 de mayo de 2013

El búho sabio de Atenea


Mantengo un esforzado pulso con los espejismos de mi mente, maquinaria parlante a la que por su enredo Krishnamurti calificó de "madeja". La "madeja del pensamiento".

Mantengo una implacable disciplina al limpiar cada mañana las malas hierbas que crecen en mi jardín mental.

La permanente vigía del auto-engaño me agota. ¿Cuántas de nuestras certezas son generalidades nunca contrastadas? ¿Cuántas "memorias activas" del pasado estiran sus gigantescos tentáculos hasta el hoy? ¿De qué color es la cobardía que nos mantiene agazapados en la arpillera del cazador, aún cuando tenemos garras para defendernos? ¿Donde empiezan -exactamente- las proyecciones que hacemos en los demás?



Como la lechuza de Atenea abro bien los ojos para desenmascarar lo oculto en lo obvio, y lo brillante  en lo opaco. Separo con esmero el grano (verdad) de paja (mentira). E igual que el mochuelo, amo la filosofía entendida como un cuestionamiento permanente de la poliédrica realidad mientras camino sobre incandescentes brasas argumentales. La diosa Atenea ha pasado a la mitología como experta en estrategia, algo que tampoco se me da mal... Y aunque no soy la hija favorita de Zeus, acaso sí lo fui de mi progenitor. Espejismos, madejas, reflexiones, errores, aciertos, mochuelos, búhos. ¿Poesía? Filosofía.

sábado, 11 de mayo de 2013

Todo es posible en un mundo tripolar


Son las doce de la mañana. En el salón ensaya un cuarteto que participará este verano en el festival de música barroca de  Saint Savin (Francia). En la terraza el sol acompaña y la temperatura es agradable. Mi pareja trastea cambiando la tierra de algunas macetas, plantando otras, podando y abonando: un caos acompañado de una cohorte de lombrices y caracoles que no entiendo de dónde salen (?!). En el dormitorio aún no hay mesa de trabajo, así que me instalo en la cocina -pegada al ventanal- desde donde antes de abordar el teclado cuento once chimeneas de distintas formas y tamaños. De vez en cuando un pájaro aletea en la zona, se posa un rato en alguna de las chimeneas, y continúa su aventura. Para estas horas ya he recorrido mi jardín favorito, el Royal, donde siempre saludo a la estatua de Antoine de Saint Exupérydos horas de enérgico paseo entre árboles centenarios (como el de la fotografía). Sigo de vacaciones, período en el que mi mente se vuelve más fértil: hago el mejor compost de lecturas, paisajes, personas, actitudes y costumbres. Trabajo muy bien en vacaciones, aunque a otro ritmo y en diferente "frecuencia". Mi amiga Marta diría que  estoy más Om. 


Tras diez años de intensa práctica profesional entrenando a personas con cierto éxito en el logro de sus objetivos, acumulo observaciones, extraigo conclusiones, y me aproximo peligrosamente a la tentación de construir "recetas" sobre las claves que propician el desarrollo del potencial humano. Estoy alerta y no permito que ocurra porque el asentamiento de una certeza lleva directamente a la rigidez, acaso a la intransigencia, y casi seguro al la parálisis en la búsqueda de nuevas y diferentes soluciones a los desafíos  en el vivir y trabajar. Es un poco incómodo -lo reconozco- pero me mantiene despierta, como la inquieta ardilla que soy.

Hay una idea que me ronda con tenaz persistencia. Voy a intentar enunciarla en un par de párrafos: partiendo de la base de que las personas tienen en sí mismas todo lo que necesitan para alcanzar la plenitud -igual que una bellota contiene la esencia de un frondoso roble, como me enseñó Sir John Whitmore- me vuelco afanosamente en que las personas dejen atrás todo aquello que les limita, por un lado,  y agiganten aquello que les fortalece, por otro. Utilizando una metáfora automovilística, sería algo así como soltar el freno de mano y pisar el acelerador. La fórmula matemática que vengo utilizando es la de desempeño = potencial - ruido, siendo el potencial todo aquello que somos y tenemos, y el ruido todo aquello que nos limita.


La idea que me ronda con tenaz persistencia es que hay "un previo", un antes, un conjunto de consideraciones sin las que este proceso no fluye tan poderosamente como pudiera. El previo consiste en superar el enfoque bipolar de la existencia -propio de los primates- para abrazar el enfoque tripolar, la Tercera Alternativa que se caracteriza por asumir que todo es posible, para todos, sin que existan ni un ganador ni un perdedor (polaridad), ni verdades absolutas e inamovibles: todo es revisable, cuestionable y mejorable. Personas, equipos y empresas tripolares en los que el todo es muy superior a la suma de las partes (sinergia), en los que la diferencia es bienvenida, en los que la complementariedad es ley. Lo mismo que una buena pregunta es la mitad de una respuesta (Socrates), el planteamiento de partida (bipolar o tripolar) condiciona el resultado. Llega la cocinera... me dice amablemente que necesita la mesa desde la que oteo las once chimeneas... Volveré al concepto que se me antoja no he alcanzado a explicar en dos párrafos. Pica cebolla... huele bien.


jueves, 9 de mayo de 2013

Una sola cosa


Hay días en los que tengo un post en la cabeza que atormenta por salir al exterior a través de las yemas de mis dedos. Sucede en contextos de hiper-actividad y empacho de inputs que estimulan mis neuronas y desempolvan conceptos antiguos que -en fértil mezcolanza con los nuevos- germinan y alcanzan conclusiones que deseo escribir por si resultan de alguna utilidad. 

La mayoría de esas ocasiones se producen cuando dispongo de tiempo cero para asomarme al blog y abrir una ventana de contenido, así que la burbuja se evapora en el jabón etéreo de la nada. Yo me consuelo pensando que volveré a atrapar su fuerza y contenido cuando el crono resulte propicio... pero no: la esquiva inspiración vuela a un lugar donde le hagan caso porque también ella tiene su ego y dignidad.

Hoy estoy de viaje y tengo tiempo. De hecho, he pasado dos horas en el jardín japonés de Toulouse (Francia) donde he admirado la obra de Dios y de los hombres: árboles, setos, flores, pájaros, gatos, peces, agua, piedra, madera, esculturas, puentes...  Me he sentido feliz ¡como una lombriz! 


Ya en casa he tratado de conectar con las ideas que hace cuarenta y ocho horas pujaban en mi mente por salir al exterior: sólo he hallado esquirlas del contenido que reagrupo ahora con más dulzura que certeza en conseguir un resultado convincente.

Tengo tendencia natural a la austeridad así que puedo vivir con escasas pertenencias y me adapto bien a las "pérdidas y ganancias" de la vida. Sé que puedo prescindir de vacaciones en Cancún, de bolsos Loewe, de diamantes, inmuebles en la Toscana, cuentas secretas en Singapur, amantes mulatos y coches deportivos. Hay, sin embargo, algo que me resulta más necesario que el aire: no puedo vivir sin esperanza entendida en un sentido pleno, ateo y divinamente humano. Reconoceré que a veces se me tambalea un poco. Entonces cojo el coche, conduzco trescientos cincuenta kilómetros y duermo en el futón que mi hija acomoda para mí en el suelo del salón de su casa francesa. Al día siguiente hablamos mientras cocina, visitamos el jardín japonés, escucho sus muchas horas de prácticas violinísticas antes de un concierto importante, como eco-bio-obsesivamente sano y regreso como nueva a mi ciudad donde distribuyo con mesura las semillas de esperanza entre las personas con las que trabajo.



El saquito de esperanza dura... unas seis semanas. Durante ese tiempo compenso el desgaste con prácticas y lecturas inspiradoras. La última me ha llevado a Boston, un lugar en el que se mima a los científicos y a los jóvenes de vaqueros raídos, viejas mochilas, y desaliño indumentario. Muchos de los alumnos del Massachusetts Institute of Technology son asiáticos, algunos practican el zen, y varios han conocido a Taisen Deshimaru (cuya estatua he visto esta mañana en el jardín japonés). Otros son europeos, americanos o australianos. Hay, sin embargo, algo que comparten y les iguala: una impecable y robusta esperanza en el ansiado porvenir. 

domingo, 5 de mayo de 2013

London School of Economics


Llego a casa con el dobladillo del vestido y los labios llenos de salitre. Sin buscarlo, acabo de vivir una aventura que me ha hecho sonreír. Sabía que la marea estaba subiendo, pero no he calculado bien el ritmo de ascensión, así que el agua me ha alcanzado en una zona de rocas cubiertas de verdín en las que era fácil resbalar. Aunque me he agarrado a los arrecifes -siguiendo en ejemplo de las lapas que encontraba a mi paso- y me he arremangado el vestido, el agua ha terminado por alcanzarme. Un poco. Ya ha salvo, la arena ha rebozado mis pies con el pan rallado de la bahía, donde vivo. ¡Qué gran regalo: sol, brisa, marea viva, rocas verdinegras, veleros en el horizonte... vida!



Además he conseguido salvar del mini-naufragio la mochila en la que llevaba plegado a Craig Calhoun director general de la London School of Economics quien ya me había dado una alegría mientras tomaba un café americano en la terraza de La Perla. Afirma este sociólogo estadounidense formado en Oxford que la  docencia de élite que imparten en la LSE ha de capacitar a las personas para salir al mundo real y hacer las cosas bien. 



Concluye Calhoun que la institución docente que dirige "no sólo ha de proveer de conocimiento, sino dotar a los alumnos de la capacidad de trabajar por el bien público y mejorar el mundo".

viernes, 3 de mayo de 2013

Storytelling


Acaso sea cierto que "la vida son conversaciones". Todo en mi existencia parece abocado a alimentar el círculo de la comunicación en todas sus vertientes, pliegues, complejidades, simplicidad, misterios y espejismos. 

"Las empresas son conversaciones", escuché por primera vez en Adegi, donde trabajo un día a la semana como consultora artesana e independiente con gerentes, empresarios, profesionales del cemento, la informática, el acero, los ascensores... Mi mente registró la frase como germinal e inspiradora. De eso hace ya algunos años. Para entonces ya había participado en miles de conversaciones como periodista y como entrenadora empresarial. Aún así, la frase dejó en mí una huella neuronal a la que vuelto en numerosas ocasiones. Mi concepto de comunicación crece y se expande ¡hasta el infinito! Hoy puedo abrazar la idea de que la vida y los negocios son conversaciones.

En la tarde de ayer una empresaria bonsái y yo preparamos una conversación cién por cién de negocios que ella mantendría con un cliente estratégico unas horas después. Entrenamos a brazo partido y tuvimos que prescindir de la comida del mediodía porque ninguna de las dos teníamos margen de agenda. Mereció la pena. A las 6.30 de esta  mañana he recibido un correo electrónico que anuncia el cierre de un "apetitoso acuerdo comercial" que le reportará algunos miles de euros anuales.

Esta mañana, antes de viajar a la cuidad desde la que escribo, un mando intermedio y yo hemos preparado la conversación que mantendrá a última hora de la tarde con su director. Hemos establecido las "condiciones de contorno", los negociables, no negociables, la actitud más inteligente, lo que no permitirá que ocurra, la duración de la conversación y los posibles planes alternativos, si las cosas se tuercen. No se torcerán por lo que a la puesta en escena de mi clienta se refiere ya que lo lleva hiper-preparado.

Por último, hace un rato he mantenido una conversación desafiante con el propietario de una pyme. Dos horas intensas en las que ambos hemos fondeado en las entrañas de su negocio. Trabajamos juntos desde hace cinco años. La curva de crecimiento de su empresa es de un vertical tipo Himalaya. Los riesgos -vengo diciéndole desde 2011- son igualmente escarpados. Pelea, justifica, huye y se remueve en el asiento de la terminal de aeropuerto donde nos hemos visto hoy dada la complejidad de la programación de su outlook. Finalmente escucha... un poco. Y así vamos avanzando conversación a conversación. En la despedida, justo antes del embarque, me ha dicho que lo que su empresa necesita ahora son huskies ¿cómo? huskies: profesionales con fuerza, bien entrenados, acompasados en el ritmo productivo, con la mirada puesta en el objetivo, incansables... ¿Huskies? he repetido alzando interrogativamente las cejas mientras se alejaba. Sí -ha contestado rotundo- la situación económica actual es puro hielo: dura, fría y resbaladiza. 


Le veré dentro de dos semanas -cuando vuelva de Montreal- y mantendremos una conversación indagativa-apreciativa. Para entonces espero que entre aviones haya leído The Talking Manager, de Álvaro González Alorda y Storytelling de Antonio Núñez.


jueves, 2 de mayo de 2013

Sentada sobre el Asterisco




Tengo tres minutos antes de que llegue mi empresario favorito. Tres minutos para compartir un soplo de aire fresco desde la bahía. Tiro de archivo. Encuentro el diagrama de Mari Mar, miembro activo de nuestro equipo Transformer Team del que ya he hablado en el blog. 

Lo encuentro inspirador. Quizá imprimido pueda dar sentido al primer café de la mañana contigo mismo/a... ¿Has encontrado/ sentido alguna vez tu asterisco? Cuando digo que soy feliz (como una lombriz) suelo estar sentada justo encima de la estrellita -que es mullida y no pincha-. No ocurre siempre pero cuando sucede ¡es magi... les dejo... co! Ya está aquí.