miércoles, 22 de mayo de 2013

Co Co Co


Prostituidos hasta la extenuación, vocablos como estrategia, liderazgo, creatividad, indicadores, competencias, alto rendimiento, emprendizaje, inteligencia emocional e innovación -sobre todo innovación- llega la hora del gallináceo co co co. 

Basta asomarse un poco al mundo de la consultoría -convencional o artesana- para toparse con una caterva de conceptos tales como: co-activo o co-crear. No fondearé en el fértil concepto inicial que propulsó como un cohete algunos movimientos de la órbita europea a la que mi particular catalejo alcanza atisbar. Tan sólo formularé (con trazo de pintor de brocha gorda) los ecos que estas tendencias, acaso estas modas, tienen en mí.  

La reflexión salta al teclado tras el bello impacto que me dejó anoche la participación en un evento organizado por María Carrascal, Nice Lazpita y Asier Gallastegui en Bilbao. En un acto de generosidad reunieron a casi una veintena de personas para compartir su experiencia y aprendizajes en el congreso Flying the kites propiciado por Ínfosyon del 25 al 29 de abril pasado en Amsterdam. 


En el congreso holandés estaban casi todos los monstruos de las galletas. Los monstruos de las galletas sistémicas Jan JacobArawana Hayashi y todos aquellos que (en las dos últimas décadas) han tenido la valentía -acaso la osadía- y también el olfato, de aportar una mirada sistémica sobre el mundo, las naciones, empresas, los equipos y las personas, material sensible sobre el que -nos guste o no- pivota cualquier cambio planetario. Inicialmente vinculados a Austria, Alemania y Holanda, los enfoques sistémicos se han propagado de una manera orgánica por toda Hispanoamérica, especialmente por Brasil, México, Uruguay y Argentina.

En el encuentro de ayer se formularon más preguntas que respuestas, lo que casi siempre es un síntoma fabuloso, y contó con aportaciones muy valiosas de todos los presentes. Ricardo Sánchez, un veterano en estas lides, y Asier López de Guereño -en la fotografía inferior de negro- me impactaron especialmente con dos ideas que hago mías y comparto. Los facilitadores de procesos de cambio hemos de intervenir en las organizaciones de manera "minimalista", casi zen. Además conviene que tengamos muy presente dos matices: ¿Desde dónde trabajamos? ¿Desde el ego, el servicio, el yo, el nosotros, la rentabilidad pura y dura, los valores, las personas, la ética, el engaño...? Y no confundir fondo (objetivo que se persigue) con forma (las "dichosas" herramientas). 



Por último, el bello desafío del co co co... en este caso co-crear algo juntos en un contagio vírico de conocimientos, experiencias, energía y capacidades en el que el dar y el recibir (uno de los principios que aseguran la salud de los "sistemas") mantengan el difícil equilibrio de un ganso: sobre una sola pierna.


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