lunes, 5 de agosto de 2013

Cambiar el mundo


Hoy es un bonito día para mi, y el mar ha dejado esta mañana el regalo de una caracola a mis pies. Como una niña crédula he acercado la caracola a mi oreja izquierda para descubrir que no se oía el batir de olas marinas del que me hablaban mi padre y mi abuelo. ¡Claro que por el oído derecho entraba a raudales el sonido del Cantábrico y el rugido penetrante de la pleamar! 




Cumplo cincuenta y cinco años y comparto con Manuel Arango la idea de que "... mientras el dinero va y viene, el tiempo sólo va y por eso vale más". Arango es empresario y filántropo. Yo creo que también es filósofo porque pronuncia frases que no son habituales en las páginas de economía del suplemento Negocios de El País

"Con la edad uno aprende a conformarse con cada victoria. 
Todo cambio es satisfacción y demuestra que ¡se puede!"


Este empresario de setenta y siete años se considera una de las muchas personas que quieren cambiar el mundo aportando dinero, talento, entusiasmo, contactos o tiempo -verdadero oro líquido-.  

Aunque algunos llamen a la filantropía "lavar el alma" yo creo que tiene sentido levantarse cada mañana de un salto para impulsar cambios colectivos, aunque tus aportaciones sean tan pequeñas como los granos de arena de mi caracola ;-D

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo QUIERO CAMBIAR EL MUNDO y tengo el convencimiento de que ese es el propósito de mi existencia.
Me levanto cada mañana con la obsesión de encontrar el CÓMO y cierro los ojos cada noche analizando mi día y tratando de encontrar el granito de arena aportado. Y ahí sigo...

Besos de colores y abrazos suaves de algodón.

M

Azucena Vega Amuchástegui dijo...

Doy fe de que aportas tu granito de arena y algo más M. Ojalá encuentres la manera de "encauzar" el potencial humanitario que te habita porque ... ¡es tan necesario! Un abrazo M. desde la bahía. Gracias por estar ahí.