lunes, 12 de agosto de 2013

Equipo Eficaz: Claves


En mitad del Pirineo entrevisto a algunos artistas del Festival de Música Antigua de Saint Savin, una población situada en el sur de Francia -con apenas mil habitantes- y un exquisito encanto para los amantes de la naturaleza y la montaña.


En este caso minimizo mis facetas de periodista y aficionada a la música barroca, y expando mi curiosidad de consultora artesana, al haber sido testigo del brillante comportamiento como equipo de la orquesta de cámara en dos conciertos distintos de difícil ejecución en menos de setenta y dos horas. 

La verdad es que considero un honor haber disfrutado de ambas experiencias a tan sólo dos metros de distancia de unos músicos que provienen de Estados Unidos, Sudamérica y Europa, que en algunos casos no se conocen entre sí, y que se reunen para trabajar juntos tan sólo una vez al año coincidiendo con este festival. Se trata de una extraña mezcla de americanos (4) brasileños (1) franceses (2) y españoles (1) que sanan el cuerpo y el alma con su música deliciosa.

Utilizo la música como pretexto y la palabra como elemento conector para averiguar las claves y secretos que permiten construir en horas (apenas dos días de ensayos antes del primer concierto público) lo que algunos llamarían un "equipo de alto rendimiento" y nosotros diremos con sencillez un "equipo eficaz".




El pianista norteamericano Seth Carlin (en la fotografía) otorga importancia a la concentración tanto en los ensayos como en la puesta en escena, una concentración intelectual máxima acompasada con una relajación física extrema ya que de otro modo no sería posible sostenerla durante años sin contracturas. También estima que la relación emocional entre los miembros del equipo ha de ser fluida y armónica porque de ese modo los profesionales se centran exclusivamente en la tarea, en la cooperación y en brillar y hacer brillar a otros, sintonizándose incluso en la respiración.

La violinista española Chandra Varona considera que uno de los secretos del excelente resultado de la orquesta consiste en presentarse tanto a los ensayos como a los conciertos con la intención de dar. También le parecen interesantes dos ideas: todos los músicos son muy buenos en su especialidad -diríase que controlan su oficio e instrumento- y que pese a su grandeza técnica y musical -casi todos son reconocidos solistas internacionales- viven y trabajan con humildad y respeto hacia el resto de profesionales. 

El chelista estadounidense Ken Kulosa  considera imprescindible confiar en los compañeros porque los sonidos se montan unos sobre otros en una interdependencia en la que la sola brillantez de uno no sirve de casi nada: "... has de confiar en que tu compañero hará su parte lo mejor posible y a tiempo para que a su vez puedas hacer la tuya y propiciar un resultado excelente de todos". También es habitual estar obsesionado con la perfección técnica tanto al comienzo como al final de tu carrera (ya que es difícil llegar pero más aún mantenerse en la cima) y sostener esa auto-exigencia concierto a concierto tanto en la Abadía de Saint Savin como en el Covent Garden.

Por mi parte pude observar que los propietarios del proyecto delegan la totalidad de las decisiones técnicas en quienes saben: los profesionales; que los roles y funciones de cada miembro del equipo están perfectamente delimitadas; que es preciso un liderazgo rotundo a veces compartido y otras no; que el protagonismo se reparte y rota propiciando que todos brillen reforzando la autoestima y el sentimiento de pertenencia; y desde luego, que trabajan duro de manera individual y conjunta. 

El talento, la formación, y la experiencia son necesarios ¡pero no suficientes! para trabar bien en equipo. Cero atajos.


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