lunes, 25 de noviembre de 2013

La Inteligencia Emocional ¿un coladero?


Antes o después, siempre me pasa lo mismo. Empiezo a entrenar a un grupo con el objetivo de que se convierta en un equipo y al principio todo va razonablemente bien mientras les dura el corsé del miedo que se respira en su organización. Pero en cuando aflojamos la armadura, y adquieren confianza, tropezamos con el enorme coladero de pretextos al que llaman "inteligencia emocional": Que si no me siento reconocida. Que si mi jefe no valora mis contribuciones. Que si acaban de ascender al antepenúltimo de la fila. Que si me siento do, re, mi, fa o sol... todas las notas de un pentagrama en clave mayor, menor y hasta sostenida... Sostenida en el tiempo hasta el hartazgo ¡el mío por lo menos!



No es que no crea en la importancia de los equilibrios hard - soft de las organizaciones. Tampoco que reniegue del señor Goleman a quién he leído con interés y cuyos libros tengo subrayados. Y desde luego no olvido en ningún momento que los equipos son unidades socio-técnicas, es decir, con un alto componente afectivo que impacta en los resultados. ¿Entonces?

Cada mañana camino del trabajo conviene llevar las emociones como los dientes: enjuagados correctamente, sanos, y dispuestos a triturar las dificultades propias de las tareas complejas que forman parte de nuestro trabajo cotidiano.

Vamos... que antes de salir de casa realicemos el correspondiente check in de nuestras emociones para no cargar a otros con ellas, ni lanzarlas al colador-canasta de los pretextos para no hacer, para mal-hacer... para lo que sea. ¡Un poco de seriedad con todo esto de la inteligencia emocional, por favor!


4 comentarios:

Amaia dijo...

¡A eso le llamo yo un "crochet" de izquierda!
Grande, Azucena.
;-)

Anónimo dijo...

"check in de nuestras emociones para no cargar a otros con ellas..."

Es curisoso como a veces se enarbola una bandera, y cuando no nos viene bien, SE DA CON EL MISMO MASTIL que sujetaba el blasón.

Pilar

H dijo...

No acabo de entender el post o no lo estoy entendiendo bien del todo.
Sin llegar a las emociones (que explican las necesidadades) es dificil querer cambiar (de forma real). Es un privilegio que un cliente llegue contigo a ese punto, una vez exprimido (y entiendo que es ese rato el que te cansa) permite avanzar de una forma continuada y mucho mas consolidada. Evitando claro la instalación en la queja, que una vez cumplido su papel de "descubridora del malestar" debe diluirse para transformarse en la "energía del cambio".
Bicos,
H

Azucena Vega Amuchástegui dijo...

Bueno Hilda... es posible que a algún nivel yo misma no tenga resuelta la gestión emocional y -por o tanto- quizá el post presente algún nivel de incoherencia. ?!

En verdad lo que pienso es que en las organizaciones la "inteligencia emocional" no debiera convertirse en un coladero de pretextos para inhibir la acción, o para no contribuir con toda la aptitud y actitud posible. Las dos: con P y con C: capacidad y predisposición...

En cualquier caso muchas gracias por el comentario. Seguiré observando el contexto empresarial con el rabillo del ojo crítico que me caracteriza ;-D