miércoles, 7 de septiembre de 2016

¡Escuchad el grito de la tierra!


Cuando ya no tengamos planeta carecerán de sentido la mayoría de los esfuerzos que hacemos... ¡los humanos! esa especie a la que pertenezco y de la que en ocasiones me avergüenzo.

Según el Instituto Cary para el Estudio de los Ecosistemas, un alto porcentaje de las drogas  -legales e ilegales- que usamos terminan en cauces acuáticos que alteran el microcosmos de algas y bacterias que a su vez son la base de los ecosistemas fluviales. Paracetamol, cafeína, anfetaminas y heroína y morfina -entre otros- son vertidos frívolamente a los cauces de los ríos como si... ¡como si no hubiera vida en ellos!

Unos días después de profundizar en la investigación del Cary Institute, la página 7 del rotativo El País (sección internacional) se hacía eco de unas palabras en las que Jorge Mario Bergoglio apelaba a que escuchemos el grito de la tierra que se manifiesta en forma de calentamiento, cambio climático...





La tierra que habitamos es uno de los "puntos de acupuntura" que propone Otto Scharmer desde el MIT-USA para el avance de nuestra civilización. Podemos llamarle innovación social, cuarto sector, sociedad 4.0. o incluso sentido común: sin tierra no habrá humanidad ni negocios, otro punto de acupuntura cuya propuesta es evolucionar del egosystem al ecosystem o -en nomenclatura más llana- el Bien Común, epicentro del último libro del consultor internacional Luis Huete.

Lo mismo que la vida es lo que ocurre mientras estamos ocupados en diversas tareas, acaso estemos dando saltos cada vez más desapegados de la tierra hasta el punto de que cuando queramos regresar ¡no habrá suelo que nos sostenga! Escuchemos a los humanos y a la tierra con un poco de sensibilidad ¿delicadeza? practicidad y ¡ética!


4 comentarios:

Antía dijo...

Miu querida Azucena, cuanta verdad en tan pequeña letra. Nos toca encarar la oscura sombra de una humanidad que no pueda alcanzar a escuchar ese grito de la Tierra.
Porque los humanos no están presentes ni tan siquiera en su propia vida y por tanto no pueden sentir el dolor de la Tierra, porque no sienten su propio dolor, al que escapan con drogas y pokemon de mala muerte que les entretenga un rato mas antes de...Cualquier cosa antes que reconocer que están vivos y que eso conlleva una responsabilidad que han olvidado... a cambio de una comodidad inerte y sin vida.

La sociedad del bienestar no común no cree en la vida y por tanto no reconoce planetas ni verdes ni azules. La sociedad del bienestar no común solo crea estrellas de la muerte como Darth Vader en la guerra de las galaxias, La escafandra de nuestros miedos y dolores no nos durara siempre, el planeta lo superara, nosotros???

Azucena Vega Amuchástegui dijo...


Profundo comentario que agradezco desde esta tierra vasca, Antia. ¡Gracias! Un abrazo.

Nerea dijo...

¡Lectura para la reflexión!Cada vez somos más los que creemos en el bien común. Actuar local, pensar global. Rb un afectuoso saludo. Gracias.

Azucena Vega Amuchástegui dijo...

Muchas gracias por tu aportación, Nerea. Es importante que la "masa crítica" de personas volcadas en el bien común sea cada vez mayor. Un abrazo, desde San Sebastián. ¡Gracias!