En un cruce de caminos he hallado la sincronicidad y me he topado con dos ojos azules que conozco desde hace tiempo. Son profundos, lentos y silenciosos. Saben mucho más de lo que verbalizan y su silencio se hace denso y genera un caldo de posibilidades receptivas para que el otro hable atropelladamente si- como era el caso- tienes una década de historias que compartir. De golpe y sin anestesia, la mochila experiencial puede resultar abrumadora. Lo sé y, sin embargo, la he vaciado sin pudor con pinceladas de color y de sabor, tan reales como imaginarias, tan auténticas como juguetonas, tan terrestres como celestes: raíces y alas, raíces y puntas je je... ¡¡Qué buena la amistad sin etiquetas ni maquillajes!
Cierro mi ordenador. Cierro la jornada que comenzó con un hombre, su mejor sonrisa y su peor corbata. Mañana más, acaso mejor.
-¿Y esa corbata?
ResponderEliminar-Es de Pedro del Hierro
-Joder, pues devuelvesela a tu amigo Pedro porque es horrorosa.