sábado, 19 de julio de 2025

Viaje a Londres

 

"Dos perros son dos perros" es una expresión que utilizo cuando he tocado fondo en un debate. No acontece con frecuencia ni a la primera de cambio, pero ocurre.

Cuando he argumentado en todos los idiomas, he puesto sobre la mesa datos y estadísticas, he agitado el cóctel neuronal, encontrado metáforas y puntos de referencia, dialogado largamente y chequeado mi sistema de valores buscando resquicios que me permitan renunciar a mis creencias, entonces se me escapa el "dos perros son dos perros".

Si mi cabreo sube de intensidad (algo que ocurre pocas veces al año) utilizo otra expresión que indica que he tocado el fondo del fondo del debate. Se trata de la afirmación: "el cielo arriba y la tierra abajo", una apelación a la lógica de lo obvio y un desesperado intento de que se escuchen con empatía las ideas que comparto. ¿Por qué traigo estas confidencias al blog? 



Preparo un viaje a Londres, una de mis ciudades favoritas. Aunque he estado en numerosas ocasiones, la investigación previa me permite disfrutar de la aventura semanas antes de despegar del aeropuerto de Loiu (Bilbao, Vizcaya). 

De la estantería de viajes del salón recupero todas las guías de Londres que he acumulado en la última década. Entre otras, The 500 Hidden secrets of London, Londres (Baedeker Sgel) y Top 10 Londres. Las publicaciones están llenas de posts it, anotaciones a pie de página y marcas en los planos del metro y la ciudad.

Ayer vino una amiga a casa y vio la mesa de mi despacho llena de papeles, libros, acuarelas y los citados volúmenes de Londres. Mientras yo preparaba un café estuvo ojeando las guías y cuando volví con las dos tazas me dijo que no perdiera el tiempo ya que el material era antiguo. Charlamos un rato sin que modificara un ápice su punto de vista: había que tirar las guías y centrar las búsquedas en Google y en la Inteligencia Artificial. Eso desquicio mi enfoque artesanal de la aventura londinense, así que le pregunte si la Torre de Londres habría dejado de medir 27 metros de altura, si Saint Paul's Cathedral ya no tendría la campana más grande de Europa, si Liberty ya no diseñaría telas y si la Tate no albergaría las 20.000 acuarelas que tanto he disfrutado en viajes anteriores (datos que aparecen en las guías). Dos perros son dos perros. 

Hay cosas que permanecen y cuyo valor es intemporal y cosas que cambian, pero coger la parte (las guías en papel) por el todo (que no sirven para nada) me parece un atropello a la razón. Claro que consultaré de antemano los horarios de los museos, la cotización de la libra y el precio de los viajes en barca por el río, pero ¡por favor! el cielo de Londres arriba y la tierra de Londres abajo, junto al Támesis. 

El rechazo por sistema de todo lo que ayer tuvo un valor referencial (una guía urbana, un método de trabajo, una competencia de liderazgo, una sólida formación intelectual, un sistema de valores y hasta una receta de cocina) en pro de un modernismo a ultranza que aún tiene que demostrar sus bondades irrita mis neuronas. Ahora ya conocen la historia de los dos perros.


miércoles, 9 de julio de 2025

Estrés y Quietud. ¿Equilibrar? No. Transformar

 

¿Juegas a corto o a largo? ¿Tu sistema de bienestar necesita el placer inmediato o es capaz de esperar la recompensa? ¿Precisas estímulos fuertes y continuos o puedes llenarte con moderados momentos de placidez? De eso van dos neurotransmisores de nuestro cerebro: la dopamina (chute rápido) y la serotonina (chute lento y sostenido).





Las vacaciones en familia permiten observar de cerca los comportamientos de algunos miembros del clan con quienes no coincido el resto del año. Unos me sorprenden, otros me fascinan y algunos me ponen los pelos de punta. No se trata de enjuiciar ni de poner etiquetas, sino de aprender lo mejor de cuantas personas nos rodean (también durante las vacaciones en familia).

Un hombre de mediana edad de nuestro clan es adicto a la dopamina: todo el tiempo necesita estímulos de alta intensidad lo que -incluso como observadora- resulta agotador. Lo percibo insaciable y me pregunto cómo será su comportamiento en el despacho de abogados que lidera. Lo que sus actitudes revelan es que necesita estímulos que una vez satisfechos le duran treinta segundos y "game over" (se desvanecen como una estrella fugaz). Quizá la contraparte de la tiranía de la dopamina sea la frustración (si no es posible mantener recurrentes picos de placer).

Una mujer de mediana edad de nuestro clan es adicta a la serotonina: riega pacientemente las semillas de su bienestar con la persistencia de un monje tibetano y espera a que florezcan. Vea o no los brotes, ella practica sus sesiones de yoga en el jardín de la casa familiar del que también se ocupa con primor y -según dice- alcanza estados de felicidad suprema cuando pasea con los perros.

Sin tipificar al hombre ni a mujer de mi clan, ni parodiar el dominio de la dopamina o la serotonina, podemos identificar pautas de bienestar sostenible (en ella) y de frustración recurrente (en él). Los aprendizajes aplicados al mundo empresarial son apasionantes. 




La empresa Healthy Minds  ha diseñado un programa que cuantifica los riesgos psicosociales en las empresas sobre parámetros que miden la carga de trabajo, el ritmo, la conciliación, la toxicidad de los directivos etc. Los expertos proponen "compensar" los excesos (si trabajas mucho, descansar mucho; si produces a ritmo acelerado, vivir a ritmo lento). No creo que la solución a los dilemas humanos pase por "compensar" sino por transformar. La compensación perpetúa el perverso sistema que tensa los extremos. Transformar impacta en la raíz de las cuestiones. Y en esas estoy en los programas para directivos que diseño para el otoño 2025.


Artículo relacionado en El País. TL 3 minutos.
Firma especializada en Retiros de lujo para empresarios. Web.
Autoría de la primera foto: Jaap Arriens.

miércoles, 2 de julio de 2025

Patti Smith o la atracción de un imán

 

La noticia de que Patti Smith dará un concierto en el Teatro Real (Madrid) el 8 de octubre del 2025 me puso en la pista de un personaje que yo vinculaba a mis años del periodismo en RNE Bilbao. En aquella época Pablo, un compañero de la radio, compraba toneladas de revistas en inglés entre las que recuerdo Rolling Stone, que él adoraba aunque no entendía. Yo le traducía los principales contenidos para sus programas centrados en la vanguardia del rock y así es como descubrí a Patti Smith.

En aquellas publicaciones ella aparecía como una de las pocas mujeres que se subía a los escenarios, ponía voz a sus creaciones y tocaba la guitarra con su banda: una pionera que se codeaba con los grandes interpretes y saltó a la fama con Because the Night, escrita con Bruce Springsteen.




Patti Smith estará en Madrid para celebrar el cincuenta aniversario de Horses, su primer disco cuya portada vemos en la fotografía tomada por el artista Robert Mapplethorpe. La gira mundial para celebrar el aniversario de Horses ha desatado un sinfín de publicaciones que permiten descubrir que Patti Smith es una referencia en el rock y una notable escritora.

Autora de más de una decena de libros en varios registros (autobiográfia, novela y poemarios), en 2010 ganó el National Book Award con el título Éramos unos niños cuya lectura me ha fascinado.

La atracción por el relato nace de un ritmo trepidante, poético y salvaje en sintonía con el ambiente neoyorkino que describe. 

Dado que siempre que leo registro mis sensaciones por escrito, si tomo una de las notas notas a pie de página encuentro esta frase: "... el libro coge velocidad e intensidad y se te clava como un chaleco de chinchetas sobre la piel...". Hacia la página cien el relato se centra en el Hotel Chelsea, refugio de artistas de renombre como Bob Dylan, Leonard Cohen o la propia Smith. Las últimas cinco páginas del libro alcanzan una delicada combinación poesía y dureza al describir las horas previas a la muerte de su gran amigo Robert Mapplethorpe. 

Reconoceré que aún no he descubierto porqué me ha gustado tanto Eramos unos niños, toda vez que las escenas y los personajes se alejan de mi mundo, pero la realidad es que al coger el libro de la mesilla cada noche sentía que le volumen me atraía como un imán. Patti Smith posee una interesante cultura literaria y un variado cóctel de referencias artísticas, pero lo que más aprecio es su valentía al mostrarse sin filtros: con buena y mala cara, con gestos agradables y obscenos, y en escenarios miserables y opulentos. En una palabra, me atrae su auténticidad, una característica en extinción en un mundo saturado de maquillaje.