lunes, 31 de agosto de 2015

La intencionalidad ¡condiciona el resultado!


A nadie se le ocurriría pensar que Nemo realiza veinte mil leguas de viaje submarino sin una clara intención; ni que Julio Verne desconociera la finalidad última del relato cuando lo escribió en 1870. 

¿Por qué? y ¿Para qué? son dos cuestiones que aportan lucidez a las acciones que van configurando nuestra vida. Por eso me sorprendió anoche la banal respuesta de dos familiares que tras haber realizado un viaje de veinticuatro mil kilómetros no supieron responder cuando en los postres de la cena les pregunté qué impacto había tenido su periplo japonés. 

Dado que han pasado quince días en la isla, se han alojado en casas tradicionales, tomado exclusivamente comida japonesa, y realizado una peregrinación de sesenta kilómetros a pie por Kumano Kodo -bosque habitado por templos, osos, ardillas y culebras-, yo esperaba que tamaña aventura hubiera dejado en ellos un hondo aprendizaje, una reverberación profunda al punto de haber subido a la superficie de la consciencia y -por lo tanto- fácil de compartir con los demás.  




No fue el caso. Tal vez porque los impactos aun flotaban en su memoria con la nitidez de lo recién vivido y necesitan tiempo para ser procesados, o acaso porque la exigencia de la aventura ha consumido todas sus fuerzas sin dejar un ápice de energía para la reflexión, o quizá no haya nada que aprender porque ¡solo se trataba de disfrutar!

El caso es que las respuestas que obtuve fueron de pura observación: el pulcro aspecto de los jardines, los museos, la costumbre de dar la bienvenida en todos los establecimientos cuando entras, la despedida a mano alzada en cada lugar cuando te marchas, la limpieza de quirófano de todas las ciudades, la ausencia de leche y harina de todas las comidas, el uso de algas y té verde, la dificultad de vestir quimono aunque sea de verano -mucho más ligero-, las puertas que abren y cierran los bosques en honor a las deidades (sintoismo) etc. 

Lo que yo quería descubrir era la reverberación que esas experiencias habían dejado en su ánimo, la digestión personalizada de la vivencia oriental en su estructura occidental... 

No supieron (o quisieron) responder a mi pregunta, quizá porque él es francés -y no entiende muy bien el castellano- o porque estaban agotados. Me quedé un poco plof no tanto porque no se había colmado mi curiosidad, sino porque me dio pena que semejante viaje de contraste y desafío no estuviera procesado por la sutil consciencia.


Reverberación ¡una metáfora interesante!

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¡Atención a la intencionalidad del emisor!


"Reverberación" es un concepto que investigo mientras preparo algunos proyectos ya que no hay relación humana en la que no estén presente sun emisor, un mensaje, un canal y un receptor; y de la perfección o torpeza de la comunicación depende hasta un 90% de los resultados que obtenemos en la vida y los negocios.

El que habla emite y el que escucha recibe, ahora bien, considero que la calidad de la recepción de un mensaje depende en buena parte de la intencionalidad del emisor: ¿Seducir? ¿Imponer? ¿Compartir? ¿Enseñar? ¿Adoctrinar? ¿Manipular? ¿Informar? ¿Vender? ¿Desarrollar? ¿Animar?  ¡No es lo mismo! La intencionalidad auténtica con la que nos dirigimos a los demás es percibida por el receptor que se abre o cierra a la porosidad del mensaje y -por lo tanto- se siente más o menos implicado.

¡Reverberación! De momento profundizo en la responsabilidad de quienes entrenamos-enseñamos a profesionales: ¿Desde dónde compartimos nuestros mensajes? y ¿Cuál es nuestra intencionalidad última? porque ¡no es lo mismo! ya que la intencionalidad del emisor interfiere en la eficacia-ineficacia, fertilidad o esterilidad del proceso comunicativo... Si Marshall McLuhan decía que "el medio es el mensaje", yo creo además que la intencionalidad y la energía del emisor es parte sustancial del impacto que provocan nuestros mensajes.  


martes, 25 de agosto de 2015

Baja Tecnología, Alta Participación


Preparo mi viaje a Granada y esta vez he conseguido entrada para disfrutar de La Alhambra. Vuelvo a una tierra luminosa y al austero hotel del año pasado situado en la placita que hay junto a la catedral y el carrusel. 

Viajo por trabajo y el encargo es un desafío monumental: liberar el potencial ¿dormido? ¿atrapado? ¿sepultado? en una organización no gubernamental especializada en el trabajo con personas en riesgo de exclusión, aunque no solo en riesgo de exclusión. 

El tema me "toca", me alcanza, porque los profesionales de apoyo están sometidos a un estrés emocional extremo -llamémosle sin ambages sufrimiento- al que ningún ser humano se acostumbra aunque lidie con ello todo el tiempo. Esta es la razón por la que estos profesionales han de redoblar el auto-cuidado para alcanzar cierta impermeabilidad al dolor ajeno aceptando lo que "no puede ser cambiado" y mejorando lo que sí puede serlo.




La intervención durante dos días full time contará con los máximos decisores y con todas aquellas personas de la organización que deseen incorporarse a lo que se ha formulado como "un taller formativo-participativo centrado en competencias de liderazgo y gestión de equipos", dos temas que configuran mi especialidad y que fueron solicitados el año pasado por los trabajadores. 

No ocurre siempre, pero esta ocasión es gozosa ya que se produce un alineamiento total entre mi vocación de impulsora del cambio (liberando el potencial) y mi profesión como innovadora social (que propone la transformación humanista de las organizaciones). Así que preparo con primor las dinámicas participativas que llevaré a Granada y ¡una vez más! lo planteo low tech (con baja tecnología) buscando la implicación máxima de los participantes sin caprichos ni juguetes tipo power point.




En unas semanas viajaré a Granada con infinita ilusión y ganas de aportar sabiendo que los sistemas solo absoben aquello que pueden / quieren en un momento dado de su historia por más que el consultor artesano de turno (yo, en este caso) se empeñe. Pongo toda la carne en el asador y gestiono conmigo misma el desapego del resultado que, como siempre, no me pertenece.




El vuelo IB8327 con salida desde Fuenterrabía (Guipúzcoa) me dejará en tierra granadina de donde saldré tres días más tarde en otro Iberia operado por Air Nostrum. No planeo hacer compra alguna, así que en la maleta volverán mi escaso equipaje y los artilugios utilizados como metáforas, pretextos y cosificaciones de algunos binomios que importan en los equipos de trabajo tales como el equilibrio entre competición y colaboración / liderazgo y participación / reflexión y acción / conservar e innovar... A mi regreso compartiré la experiencia y juntos seguiremos haciendo camino al andar (Machado).


viernes, 21 de agosto de 2015

Ludiqueces


Me permito todo tipo de excesos de manera que cuando sople el cierzo o sea necesario sujetar las pasiones podré resistir -como una roca de granito- o doblarme -como el bambú japones-. Equilibro.

Con curiosidad observo mi tendencia al equilibrio entendido como media de opuestos. Digamos que soy una mujer a la que le gusta el café muy caliente y el granizado muy frío. La media resulta templada aunque cada trago vaya el extremo térmico. 



Fascinante el descaro de estas mujeres
¡Las encuentro divertidas!
¿Y usted?


Mi hija -que conoce algunos abismos de mi alma- me envió esta fotografía hace un par de meses desde Noruega -donde trabajaba en un proyecto apasionante-. Hoy está en Japón y hemos tenido una conversación extravagante por Skype que me ha hecho recordar a estas mujeres bellas, atrevidas y -a su modo- radicales no solo en el vestir sino en el desafío de la pose, los colores y la coquetería que a cierta edad parece que se ha de marchitar.  ??!!

Este verano -que me estoy permitiendo todo tipo de placeres- coloco la fotografía en el centro de la escena porque me orienta hacia el lugar que quiero ir: atrevimiento y osadía + humor y alegría + autenticidad + juego + complicidad...






Cuando llego a la playa solo encuentro huellas de gaviota en los aledaños de las rocas y aún falta hora y media para que aparezcan socorristas y tolderos con su bronceado tropical. Esta mañana había pleamar y el Cantábrico era una tacita de plata de postal. Las chicas de La Carpa colocaban cajas de refrescos en el interior del chiringuito -todavía cerrado para los clientes- mientras horneaban los primeors croissants cuyo aroma se ha enroscado a mi nariz. 

El agua estaba a veintun grados y los peces coqueteaban con el fondo marino en la zona del Pico del Loro. Algunos son tan grandes que nadie me creerá si lo explico. Me quedo observándolos hasta que se me arruga el termostato y el frío me echa del mar a dentelladas tiritonas y azules en las yemas de los dedos. 

Camino por la orilla la playa entera cumpliendo con el ritual de tocar la roca de cada extremo con el pie y observo que todo está ya dispuesto en el chiringuito: los altavoces con música clásica, el toldo y la humeante cafetera. ¡Allá voy con Murakami! el milésimo placer de este verano, Sputnik, mi amor. Con las piernas al sol leo durante media hora y alcanzo la página 51 donde la voz del narrador explica: "... No tener ideas preconcebidas, sino aguzar el oído con una disposición honesta, amoldándose a las circunstancias, manteniendo la mente y el corazón siempre abiertos a lo que venga...". 

Recojo mis cosas, ajusto al mochila a mi espalda y alcanzo el despacho a las 9.30. Verano. Placeres a granel. Pura excentricidad en el vivir y trabajar my way!

  

martes, 18 de agosto de 2015

Dilemas profesionales de las mujeres


No por mucho madrugar amanece más temprano. Ni por esforzarse (hasta casi romperse) se logra lo que se anhela. A veces. A veces ocurre, otras no. Pero en realidad no hay opción: aunque se hayan perdido todos los combates hay que seguir la linea del horizonte sobre la que se posa el ojo del alma en bajamar, o donde flota si la pleamar nos pilla desprevenidos.

No por estar rodeado de trece  millones de japoneses te sientes más acompañada. Ni más sola en la cima del portillo de Lunada (Burgos). Ni está asegurado el éxito profesional por más páginas y másters que añadas a tu currículum. Digamos que parece sensato saber vivir en la incertidumbre silenciando al pánico con el opio de la lógica, doblegando al miedo con la fuerza de un jabalí asiático.

Los sueños se tienen, alimentan, persiguen y a veces logran. Por ejemplo viajar a Japón, durante quince días, en compañía de tu pareja. Mi hija. Hablo una vez más de ella porque es una fuente permanente de inspiración en su trasiego por treinta y tres países del globo. Globo que a veces me gustaría se desinflase un poco... ¡aunque estoy aprendiendo bastante de geografía!

Al menos en el aeropuerto de Haneda (Tokio) esperaba su vieja amiga Yoko y ambas pudieron abrazarse y salir corriendo a explorar la capital y sus kimonos.


En Tokio, agosto de 2015


Estas fantásticas mujeres se conocieron en el Codarts (Rotterdam, Holanda), conservatorio de élite donde ambas cursaban un máster en 2009. Compartimos cenas, paseos, secretos, conciertos y muchas de carcajadas ¡tantas como los pisos del inmueble donde se hallan en el momento de tomar la fotografía! 

Tienen treinta años, conocen más de treinta países, hablan cuatro idiomas, tienen trabajo y, sin embargo, les invade la sensación de que se les escapa el tren de la vida. ¿Qué tren? ¿Qué vida? Mujeres cosmopolitas que viajan a 581 kilómetros por hora hacia su destino ¿qué destino? Muchas preguntas cuya respuesta desconozco porque además no sé hasta qué punto estas mujeres representan un canon contemporáneo... Intuyo que el reloj biológico les empuja al abismo selectivo entre la carrera profesional y la maternidad justo ahora que sofisticada y silenciosamente las plantillas adelgazan de mujeres con el sigilo que actúan los asesinos en serie.




La maternidad se ha convertido casi en una empresa creativa, 
frente a la frustración generada por el mundo laboral



Dice la filósofa Élisabeth Badinter que bajo el pretexto de la crisis y ante la dureza en la que las mujeres viven algunas profesiones de alta exigencia se está produciendo un repliegue, una vuelta al hogar y la crianza de hijos, como alternativa al combate cuyos frutos tardan en llegar ¡si llegan!

Trampas y espejismos entorno al desarrollo profesional de las mujeres cuyo elevado precio exige sangre, sudor y lágrimas. ¿Por qué? Todo esto parecía superado hace mucho tiempo, antes incluso de que estas prodigiosas mujeres nacieran. Entonces... ¿cómo se produce este anacronismo? y sobre todo: ¿por qué? ¿para qué?


jueves, 13 de agosto de 2015

Ningún hombre es una isla



Ningún hombre es una isla, dejó escrito el poeta metafísico inglés John Donne hace cuatro siglos. Y porque no es una isla, en la vida y los negocios el hombre alcanza mayor plenitud en compañía, hipótesis de partida del curso de equipos que imparto desde el año 2007 con metodología propia y notables resultados en aquellas organizaciones que aplican sus propuestas teórico-prácticas.

El curso alcanza su octava edición tras haber formado a casi doscientos emprendedores, directivos, profesionales liberales y empresarios. En 2015 se ha ampliado y revisado al punto de ser un meta análisis de siete enfoques internacionales especializados en los equipos como piedra angular de las transformaciones organizacionales. 

Avancemos juntos y observemos -en primer lugar- el binomio personas-resultados en el contexto empresarial ¿hay “evidencias” que sostengan una relación causal entre las personas y los resultados? Si bien nadie parece cuestionar la conveniencia de contratar a profesionales talentosos y bien formados ¿están asegurados los resultados a partir de la formación y el talento de los individuos? La respuesta es ¡no! porque las personas “no son una isla”... 




El éxito empresarial es la obtención de resultados en un triple sentido: la satisfacción y el desarrollo de los profesionales, el logro de los objetivos económicos de la empresa y -como consecuencia de los anteriores- la sostenibilidad y el crecimiento de la organización. Mi propuesta consiste en presentar la construcción de los equipos como una ruta fiable para alcanzar las tres metas: satisfacción, resultados y sostenibilidad.

A partir de los “equipos de trabajo” (Michael West, Universidad de Lancaster) podemos consolidar empresas porosas en las que las máquinas, las personas, los procesos, las materias primas y los productos se pongan al servicio de una meta trascendente: la construcción de un futuro mejor y para todos. El escritor norteamericano John Kao habla del "futuro deseado" en tanto que el profesor del MIT “, Otto Scharmer, lo referencia como "el futuro que emerge" en el del libro Leading from the emerging future. 

Entiendo los equipos como el eslabón perdido entre el uno (el individuo) y el infinito (la totalidad de la empresa). Los equipos como la palanca que propicia la transformación de las organizaciones y con ellas de nuestra sociedad y nuestro mundo. Ahora bien, los equipos no surgen de manera espontánea y ¡la buena voluntad no basta para construir equipos de trabajo! Hay que conocer las metodologías cuyo manejo responsable compete a los directivos.




Tomemos el informe Global Ceo Outlook de KPMG publicado en julio de 2015 y aterricemos en el mundo de los datos: el 45% de los resultados empresariales dependen de la calidad del liderazgo, es decir, de la calidad de las personas que ostentan cargos de responsabilidad en las empresas. Aun tomando el porcentaje con cautela parece que adquiere entidad la relación personas-resultados al mismo tiempo que surgen otras incógnitas: ¿Qué entendemos por liderazgo? ¿Cuándo podemos hablar de “calidad” en el ejercicio del liderazgo? Y, sobre todo, ¿se aprende a liderar?  La respuesta es ¡sí! Se puede entrenar a un jefe para ser un líder de manera que evolucione de mandar a inspirar, de atemorizar a motivar, de excluir a integrar, de hablar a escuchar y de restar a multiplicar la energía, el talento, las capacidades y habilidades de las personas a su cargo y, con ello, los resultados de la empresa.  En síntesis: la clave de la eficacia radica en el liderazgo transformacional (compartido) en el seno de los equipos.

La metodología que he diseñado surge de una pulsión personal: mi vocación como "agente de cambio" y de la evidencia de que en las empresas hay muchas "partículas de sufrimiento en suspensión". Un sufrimiento que erosiona el potencial.




Siendo numerosos los factores que inciden  en los resultados de un negocio, tomo como campo de trabajo sólo aquellos “mediadores emergentes” que se pueden modular en el seno de cada organización. Pondré un ejemplo: las empresas no pueden modificar el precio del petróleo, la paridad del euro respecto al dólar, ni la legislación internacional... Tienen, sin embargo, margen de maniobra en los “factores situacionales” internos tales como el sistema de reconocimiento, las medidas de control, el estrés, la gestión de la incertidumbre, la presencia o ausencia de confianza, los ratios de productividad etc. El campo de juego está bien delimitado y se circunscribe básicamente al potencial de los equipos de trabajo. No sólo, desde luego, y no en todos los casos, pero en buena parte la satisfacción de las personas, la mejora de resultados económicos y la sostenibilidad del negocio se apalancan sobre los equipos de trabajo.


Saber cómo ubicar a la persona adecuada en el lugar adecuado (Meredith Belbin, Universidad de Cambridge) es muy útil para los profesionales al frente de equipos. Además, como ha dicho el pasado mes de julio en Bilbao Edward de Bono (Congreso ICOT 2015): la mayoría de los trabajadores contemporáneos son “excelentes pero no suficientes” si no suman a sus competencias técnicas ciertas habilidades sociales propias del trabajo en equipo. 

En cuanto a las cifras, los equipos se equivocan en la toma de decisiones hasta un 30% menos que los líderes en solitario. El trabajo en equipo mejora el clima laboral y con ello evita la fuga de talento, la rotación en los puestos de trabajo y el absentismo. Para calibrar la relevancia de estas cuestiones tomemos un dato facilitado por ADECCO: en 2014 el absentismo laboral en España costó 9.271 millones de euros. Por último, el trabajo en equipo desarrolla las mejores cualidades de los humanos tales como: la empatía, la escucha, el respeto, el aprendizaje, la cooperación, la humildad, la aceptación de la diferencia… etc.

  


EPÍLOGO


Buscando la creación de un futuro mejor y para todos, durante los últimos trece años he recopilado numeroso conocimiento entorno a los equipos de trabajo en el seno de las organizaciones productivas hasta construir una metodología que sintetiza aquellos aspectos prácticos más exitosos.

A través de los equipos de trabajo se busca tanto la creación de un futuro mejor como la liberación del potencial atrapado en las organizaciones creando entornos propicios para la felicidad de las personas y la obtención de resultados económicos exponenciales.

El curso transita del ego-system (liderazgo unipersonal de los capataces) al eco-system (liderazgo compartido) y por lo tanto representa en sí mismo una senda evolutiva de la humanidad a través de las empresas como si se tratase de un punto de acupuntura para sanar el planeta y sus desvaríos. 

La propuesta Construir Equipos para Transformar Organizaciones presenta un diseño, enfoque y metodología que siendo radicalmente práctica se afana por contribuir a la creación de un futuro mejor y, en este sentido, integra un componente ético y humanista.

La octava edición del curso se desarrollará en Zaragoza entre Noviembre de 2015 y abril de 2016. Toda la información ya disponible en el link:  http://obrasocial.ibercaja.es/iniciativa-emplea/construir-equipos-para-transformar-las-organizaciones


sábado, 8 de agosto de 2015

Vivir como parte de una sola alma


Mucho antes de ajustarme las botas de monte las mariposas azules revoloteaban sobre la orilla y el cauce del Lac d´Estaing, punto de partida de una travesía de cuatro horas de ascenso de 1.161 a 2.239 metros de altitud (Col d´Ilhérou) en el Pirineo francés donde el viernes 7 de agosto termino la lectura del periódico del 31 de julio. 

Un periódico leído a salto de mata en los pocos ratos que deja la actividad montañera, el diseño de las rutas, la compra de alimentos y la asistencia a algunos conciertos del Festival de Música Antigua de Saint Savin.


  

Lejos del mundanal ruido, sin wifi, radio ni televisión, siento el vacío de mi cabeza que agradece el silencio tecnológico mientras castigo el cuerpo con mil, diez mil pasos, y el corazón latiendo en los pulgares de los pies en el descenso hasta que alcanzo una roca donde me fundo con el entorno y me conecto a saltamontes, libélulas, mariposas y cascadas cuya belleza no soy capaz de capturar. 





Por la tarde llaneamos por el Val D´Azun hasta alcanzar el pueblecito de Bun en el que visitamos un centro de apicultura donde un hombre, una mujer y el hijo de ambos sacan adelante un negocio basado en el amor por el trabajo que realizan y explican a turistas y foráneos.




El anfitrión despliega su conocimiento del mundo de las abejas durante algo más de una hora en la que aprendemos mucho y nos rendimos a la sabiduría de unos seres diminutos que carecen de identidad propia y viven como parte de una sola alma. En palabras del apicultor: "... como parte de un sistema cuya supervivencia, fortaleza o debilidad depende de la consciencia de pertenecer al todo...".

Las abejas carecen de identidad individual


Se perciben como parte de un sistema mayor ¡la colmena!
  

Grillos y cigarras y prosiguen con su letanía y anoto una frase del neurólogo Oliver Sacks: "... el tiempo de la vida es el tiempo de la percepción de la belleza...".

Belleza. En unos días he visto más águilas que en décadas: águilas reales de brutal envergadura (más de dos metros de punta a punta de sus alas). Se acercaban tanto que resultaba sobrecogedor escuchar su poderoso griterío ¿amenazan? ¿alertan? ¿marcan su territorio? ¿protegen los polluelos?



Asombro ante la contemplación de aguilas reales
en Col du Soulor (1.474 m)

Por la noche reparo las magulladuras de mis pies y termino la lectura del periódico justo en el instante en el que los gatos salen de sus escondites y las luciérnagas encienden sus antorchas. 

Callan grillos y cigarras, descansan mariposas y libélulas y me dispongo a dormir fuera de cobertura, lejos del mundanal ruido, bajo el inmenso tapiz de las estrellas. Vacaciones. Tiempo de vida y percepción de la belleza.