miércoles, 27 de julio de 2016

Tecnoblandas y Empresa



El río de la vida no pasa por Facebook, Blogger, Twitter ni Linkedin, por más que los humanos nademos en sus aguas. Son redes sociales, plataformas ¿tecnologías? ¿tecnologías blandas o duras?




Durante tres días consecutivos he participado activamente en un curso de la Universidad del País Vasco titulado Tecnologías Blandas que ha tenido sus luces y sombras. Luces: ha oxigenado mis neuronas al recibir miles de impactos de disciplinas como el arte, la experimentación con la voz, la antropología y los movimientos sociales. Sombras: me ha enfadado por la incoherencia entre el eje temático del curso y el despliegue de ponencias (que parecían sacadas del museo de la excentricidad) y me ha hecho pensar todo el tiempo en el Mediterráneo... me explico: 

Cuando mi mentor -Sabino Ayestarán, catedrático emérito de la UPV- escucha algo obvio, conocidísimo o que ha sido superado en investigaciones posteriores dice: "... ¡no hace falta estar todo el día inventando el Mediterráneo!...", y es una de las peores críticas que puedes recibir. Pues bien, en este curso no es que se inventase el Mediterráneo, sino que estábamos todo el tiempo chapoteando en la charca de mi barrio ya que el desconocimiento del tema era brutal confundiendo el rábano con las hojas, el medio y el fin, la parte con el todo y -de esta manera- se perdía el fabuloso potencial de las tecnologías blandas como palanca de transformación de personas, equipos y organizaciones: ¡una dolorosa pérdida de oportunidad!

Se proyectaron muchos vídeos, algunos se pasaron hasta tres veces -lo que hizo enloquecer mi paciencia-, el número de camisetas arrugadas en aula era impresionante, el desodorante había abandonado a algunos, el pelo largo en los hombres y la coletita tipo moño de señora no asegura la inteligencia, tampoco el uso de slang pretendiendo un perfil bajo sobre el estrado que busca con descaro la complicidad de la audiencia

En fin, que hacer coloquios improvisados que el ponente twitea en tiempo real en la pantalla colectiva no me parece tecnoblanda sino frivolidad, que recopilar material para una tesis doctoral a partir de las intervenciones de los alumnos tampoco me parece tecnoblanda... y que acudir al mediodía al comedor de la torre de Iberdrola y sus olivos no cuadra con tanto pantalón corto...




Especialmente irritante fue la presentanción frontista en clave de polaridad: gobernar / habitar, hombre / mujer, duro / blando, hablar /escuchar, mandar / obedecer, nosotros / ellos, público / privado... Por favor, estamos repitiendo esquemas que mantienen nuestro mundo atrapado en una tóxica espiral. ¡Otra vez el Mediterráneo!

Sobrevolemos juntos. Construyamos juntos: gobernar y habitar; hombre y mujer; nosotros y ellos; público y privado; tecnologías duras y blandas: lo mejor de ambas depurando los escombros porque el purismo no es la vida como no lo son twitter, facebook o linkedin... Por cierto, la ausencia total de un enfoque empresarial durante las 30 horas de formación me parece un auténtico despropósito que intuyo no fue intencional y me parece más grave: los ponentes ¿no tienen en su "mapa mental" las organizaciones productivas? Cero alusión a la empresa, a la industria, al trabajo... ¿Acaso no se atisba el fabuloso potencial de las tecnologías blandas para mejorar nuestras fábricas, talleres y despachos?  

Quizá la investigación -que permanece abierta- permita hacer aportaciones desde la cordura. Tal vez el tono inclusivo que utilizan sea cierto y en sus diatrivas intelectuales acaben por incorporar el mundo tridimensional que habitamos quienes mostramos respeto por el saber documentado en XXI siglos de historia de la Humanidad; respeto por los sabios a quienes hay que preguntar, escuchar, estudiar... y finalmente respeto por la multiplicidad de enfoques, argumentario e intereses que configuran la complejidad del planeta. ¡La endogamia nunca produjo artefactos perfectos! Tampoco lo hará ahora.  


sábado, 23 de julio de 2016

Construir Equipos ¡Transformar Organizaciones!



Hace once días que no escribo en el blog. ¡Mucho tiempo para una apasionada del bello arte de compartir! 

Es cierto que algunos proyectos se han agolpado en el despacho absorbiendo la totalidad de mi tiempo. Sin embargo, la verdadera causa es la fragmentación: el picoteo de mi mente camaleónica que se mimetiza con la complejidad del entorno.

Fragmentación que exige atención a numerosas actividades y personas al mismo tiempo e intensidad. ¡Y mira que soy apañadita en la gestión de las prioridades! pero hay épocas en las que casi todo salta por los aires.

Desde el año 2012 me propongo trabajar media jornada durante los meses de verano. Hasta ahora no lo había conseguido y soñé con lograrlo en 2016. Soñé y planfiqué. Soné y fracasé y todavía sigo buscando la piedra filosofal que me permita media jornada. ¿Lo conseguiré?    

La cuestión es que ¡por fin! el sábado propicia un remanso y escribo -que es mi manera de reflexionar-.



La naturaleza
favorece la armonía de los equipos de trabajo.



Cuidar a los profesionales... 
¡Estrategia de las "organizaciones que aprenden"!



Las preguntas abiertas propician oportunidades infinitas
¡también en el contexto laboral!



Las empresas ¡son conversaciones!
Conversar es -sobre todo- escuchar.



Reforzando el ángulo ciego del liderazgo:
¡la consciencia!


He de ser radicalmente honesta: con frecuencia disfruto tanto mi trabajo que deja de serlo para convertirse en una actividad en la que las personas se afanan por aprender, enseñar y compartir lo mejor de sí mismas agigantando el potencial de las organizaciones. Pero ¡claro! han de darse algunos requisitos y cabe preguntarse cuáles son...

Sentirse cuidados por su empresa + Estar persuadidos de que existe un equilibro entre el dar y el recibir + Ser escuchados en sus necesidades + Contar con medios para realizar su tarea en plenitud + Coherencia de los líderes + Tener claro el propósito + Transparencia en la comunicación interna + Ser consultados cuando las decisiones les atañen + Sentido del humor (ligereza) + Entorno natural + El uso de "tecnologías blandas" que propicien la desnudez en la búsqueda activa de soluciones y ... ¡¡la diversidad!! 



  
En Usategieta (Guipúzcoa) se ha evidenciado por enésima vez que la diferencia de modelos cognitivos, enfoques existenciales, fortalezas para abordar la tarea, diversidad de cultura, formación o carácter es un tesoro para las organizaciones que integran talentos y personas. Ya lo dijo Meredith Belbin en la Universidad de Oxford



Tú no eres como yo, no piensas como yo
y no actúas como yo pero ¡juntos! vamos más lejos.


Cierro el post muy contenta ¿Por qué? Una vez más el ejercicio de la reflexividad -pararse, analizar y recapitular- ofrece su recompensa: descubro que si bien no estoy cumpliendo con mi planificación (rebajar la jornada laboral durante el verano) estoy disfrutando al máximo y siento infinita gratitud por los clientes-empresa que hacen posible mi aprendizaje de campo sobre el terreno en el que contrasto lecturas, teorías, formaciones, consejos de mentores, metodologías, experiencias previas, hipótesis y hasta diseños de un futuro esperanzador...  


martes, 12 de julio de 2016

Bello intento fallido... ¿o no?


Reconozco cierta frustración ante el despliegue del curso de verano al que asisto en la Bizkaia Aretoa de Bilbao bajo el título Tecnologías Blandas porque los organizadores -ColaBoraBora e Ideatomics- están poniendo empeño en la selección de los primeros mimbres que acaso configuren un cesto que defina sin encorsetar, clarifique sin excluir, y muestre utilidad como herramienta transformadora de artistas, pedagogos, filósofos, empresarios, ciudadanos, consultores y activistas...

Tratándose de las Tecnologías Blandas -en contraposición semántica y conceptual con las Tecnologías Duras- hubiera sido deseable contar con un espacio como el que se despliega por la tarde en la sala Oteiza (primer piso de la Bizkaia Aretoa)... 


Sin embargo, la realidad se muestra terca y durante las mañanas nos constriñe en un lugar en el que sillas y mesas están atornilladas al suelo y donde como si de una metáfora existencial se tratara se celebran las juntas de gobierno de la universidad.

Contenido y continente no casan y las tecnoblandas se desarrollan en espacios duros y lo orgánico ha de amoldarse a la máquina y las líneas difusas en las que se mueven el arte, la investigación y los movimientos ciudadanos (explorados teóricamente de la mano y verbo de Amador Fernandez-Savater y Saioa Olmo Alonso) no acaban de dar en el nucleo duro del asunto: mostrar el potencial transformador de las tecnologías blandas en una civilización que languidece. No lo consiguen y -en ese sentido- entiendo que sus materiales bien documentados, exquisitamente seleccionados y pedagógicamente compartidos no alcanzan a prender la mecha de la pasión transformadora que necesitamos. Quizá ocurra en la tercera jornada y estaré contenta de compartirlo con ustedes. 




Pero... ¡la vida es algo más que pasar nueve horas encerrada en un aula que respira y en un aula claustrofóbica! y como entiendo estos cursos en clave vacacional he madrugado, realizado estiramientos, desayunado en mi lugar favorito -situado en El Arenal- y paseado a orillas del Nervión donde un transeúnte con perro me ha hecho reír para la fotografía.




Al mediodía comemos todos los tecnoblandos juntos en el comedor del edificio de Iberdrola -con unas medidas de seguridad que me recuerdan las del Gobierno Civil durante el postfranquismo-. Al menos el menú es realmente barato y los olivos saludan en la despedida mientras recuerdo algunas de las frases que nos dejó el ponente de ayer entorno a la dicotomía "gobernar" versus "habitar" que personalmente encontré algo demagógica y populista.



Lo que se ve ¡no es lo que pasa!
Pensar es arrancarse los ojos (Platón).
Las verdades sobrevuelan los tiempos.
Sin vacío (mental) repetimos prejuicios.
El activismo empuja lo que hay a lo que debiera ser.



domingo, 10 de julio de 2016

Crear Futuro


En su ensayo más largo y menos literario (El león y el unicornio) el escritor George Orwell dijo de Inglaterra: "Es un buen país, aunque con las gentes erradas en el control". 

Algo similar ocurre en las organizaciones productivas: casi siempre son buenas empresas, aunque con las gentes erradas en el control y ¡ese es el problema! Claro que si solo se trata de los directivos tenemos alguna esperanza (ya que pueden ser reemplazados) pero si además el error involucra a la propiedad ¡estamos perdidos!

Partamos de la hipótesis de que el trabajo conduce a la evolución de las personas y las organizaciones. Imaginemos que es posible conciliar la rentabilidad económica con la satisfacción de los empleados y la contribución a la sociedad. A este tipo de empresas Frederic Laloux denomina organizaciones Teal-Evolutivo en su libro Reinventar las Organizaciones, un rollo -según mi socio- una joya para mí.



Autogestión, Propósito y Plenitud
¡Características de las empresas Teal-Evolutivo!
  

El que fuera miembro asociado de la prestigiosa consultora McKinsey & Co ha recopilado el devenir de doce empresas exitosas en las que es posible: la rentabilidad-sostenibilidad del negocio + la felicidad de los trabajadores + la contribución a la sociedad. Se trata de organizaciones pioneras de los más diversos sectores (desde la alimentación a la sanidad) que a mediados de 2016 representan tan solo el 5% de las compañías occidentales. Pero ¡es posible! y quien hizo un cesto... ¡hizo un ciento! si se quiere y cumplen dos requisitos:

Para que una empresa opere bajo el modelo Teal-Evolutivo el Ceo (o máximo líder de la organización) ha de integrar y hacer propio el "contrato psicológico" con la autogestión, la plenitud y el propósito, líneas de trabajo que hacen posible el funcionamiento de las empresas Teal. El segundo requisito es que la propiedad capte la idea, tenga el coraje de dejar hacer, suelte el hiper-control, confíe, vuelva a dejar hacer y se maraville de los resultados.

Aunque la literatura del management no daría un penique por los cambios top-botton (de arriba-abajo), la cascada refrescante comienza por la cúpula resultando imprescindible que ceda parte del control que suele transformarse en cuello de botella: para cuando autorizan que lances la caña ¡los peces ya no están disponibles!

De momento Fredric Laloux ha documentado doce casos y el porcentaje de empresas occidentales que funciona bajo el paradigma Teal-Evolutivo es del 5%. Simbólico -lo reconozco- pero real. Con la esperanza de crear futuro ¡sigamos pedaleando!




La mejor forma de predecir el futuro es...
¡crearlo!  Peter Drucker.


miércoles, 6 de julio de 2016

El fondo del asunto: ¿Para qué?



Esta mañana he visto muchos peces. El agua estaba transparente, la marea baja, el mar en calma y -aunque el cielo estaba cubierto- he disfrutado mucho del baño en Ondarreta, la playa de mi barrio.

Tejido. Todo está tejido como el jersey que tricotaba en la terraza del Brancas una mujer esta mañana en la mesa situada a la izquierda de mi café y de mi libro.

La semana pasada me encontré con una amiga que después de cuarenta años de despiste existencial recordó que en la infancia me pasaba los veranos junto al río ¡con un libro! Siempre un libro. A ella le parecía una niña aburrida, como seguramente le pareceré una adulta aburrida. O No... ¡quién sabe!

Tejido como un jersey todo forma parte del todo. Por ejemplo Virginia -en la imagen superior- está presente en mí desde que la conocí hace años. Le he leído, seguido, admirado, apreciado, aplaudido y abrazado en algunos cursos siendo las dos alumnas, o ella profesora y yo alumna. En fin, algunas madejas nos contienen y volverán a cruzarse en agosto de 2016 en uno de los cursos de verano que ofrece la Universidad del País Vasco en el Palacio de Miramar. Virginia Imaz y Mariasun Landa facilitarán un taller sobre narración breve ¡una de mis pasiones!




Todo forma parte del todo y yo misma llevo incrustados trocitos de algunos amigos y conocidos, de ciertos gurús, familiares, intelectuales, outsiders y colegas. La segunda imagen ha sido tomada este verano en Formentera por Álvaro Andoin y narra la historia de un pececillo -uno sólo- que nada contracorriente. Lo he buscado sin éxito -seguramente por falta de paciencia-.

Entrecosturas vivimos los humanos -le guste (o no) a nuestro ego-. Hace unos días estaba entrenando a un equipo de enfermeras y auxiliares de una residencia de personas dependientes; a media tarde surgió una polaridad tensional entre la directora y una líder natural (sin cargo). ¿Cuál era el dilema? Bajo la apariencia de establecer "protocolos" en cada intervención con los usuarios (residentes) emergía un iceberg interesante. 

La cuestión a debate era qué hacer cuando una persona mayor rechaza una comida. ¿Obligarle a comérselo? ¿ofrecerle otra cosa? ¿no hacer ni caso? La polaridad se produjo al constatar que una parte del equipo pensaba que la tarea de un auxiliar es ofrecer el alimento y nada más. La otra mitad opinaba que los abuelillos tenían que comer y que si rechazan el plátano había que ofrecerles natillas o yogures.¿Qué les parece?  El iceberg era otro: unos acuden al trabajo para ganarse el pan, "cumplen" con los protocolos ¡y a otra cosa, mariposa! Otros acuden al trabajo inspirados por un propósito trascendente: contribuir al bienestar de los demás con productos o servicios de calidad vinculados al para qué (finalidad última). ¡No es lo mismo!
    


Unos profesionales nadan a favor de la corriente,
algunos en contra. Quizá sea más esforzado... pero empujan
el planeta en otra dirección. ¡Esa es mi esperanza!



sábado, 2 de julio de 2016

¿Disfrutar el Trabajo? = Amar tu Oficio



Los empresarios de "segunda generación" (hijos de quienes crearon la empresa) comparten algunas peculiaridades: han crecido en la abundancia, tienen una visión un poco sesgada de la realidad, y con frecuencia no disfrutan del negocio que han heredado. 

Este común denominador marca su peculiar manera de dirigir las organizaciones productivas sin que sean conscientes de algunos rasgos que comparten y tengo el privilegio de observar cuando trabajo con directivos de treinta, cuarenta y más años que son heredederos de negocios o grupos empresariales de mi entorno, País Vasco.

Crecer en la abundancia predispone a pensar que los demás han gozado de condiciones similares y disfrutado de las mismas oportunidades. También contribuye a restar valor a los pequeños placeres de la vida: un café en una terraza, la lectura de un buen libro o la compra de unos zapatos en rebajas.

La visión sesgada de la vida se deriva de haber crecido en entornos protegidos (urbanizaciones de lujo con garaje y piscina) rodeados de una familia ampliada (abuelos + tíos + amigos + influyente red de contactos) e ilimitada protección en el colegio. Esa realidad tiene sus ventajas y -como descubren años después- sus inconvenientes también.

Finalmente su manera de dirigir los negocios está pautada por el resentimiento hacia una fábrica, un sanatorio, una planta de reciclaje o un taller, que sienten que les robó la infancia porque el padre, la madre, o ambos progenitores estaban totalmente volcados en levantar la empresa. Además, los propietarios de empresas familiares suelen llevar a casa las zozobras del taller que expanden por salones y jardines como el aroma de la carne asada en el grill. 

Ambas cuestiones -la percepción infantil de que el negocio les ha robado la presencia de sus padres en las representaciones teatrales del colegio, y la sensación de que la empresa no da más que disgustos- hacen que los propietarios en segunda generación lleguen a la dirección del negocio cargados de resentimiento que está presente en su manera de dirigir.




En mi trabajo trato de equilibrar la balanza pasando el rastrillo sobre el argumentario de las infinitas ventajas de su posición social-económico-familiar como un maestro zen intenta poner orden en las pequeñas piedras de un jardín oriental. Pese al uso de datos, estadísticas, e incluso el acercamiento a países y entornos desdichados, no ceden en su descontento porque sus percepciones -fuertemente enrraizadas en la infancia- atrapan el presente y condicionan el futuro de una actividad que casi siempre se revela próspera aunque desafiante y compleja. 


El desafío de cambiar...
Resentimiento... por ¡gratitud!


Conscientes de esa complejidad, inteligentes y deseosos de mantener el estatus, contratan a expertos dotados del coraje de sus padres, el conocimiento contemporáneo del mundo del management, la experiencia de quien se ha equivocado con frecuencia, y la sabiduría que a veces acompaña a las canas. Personalmente reconozco que es cansado trabajar con decisores del máximo nivel que también son propietarios porque ambos factores provocan una inflacción del ego dificil de gestionar. Pero... se impone la cordura y avanzan acercándose al sentimiento que llevó a sus padres a crear una empresa: hacer un trabajo que se ama y permanecer en contacto con el universo que no es otra cosa sino la naturaleza y los seres vivos de los que los humanos somos una parte diminuta. 

La clave me la dio el pasado miércoles Virginia cuando al salir de mi despacho... ya sobre el felpudo -en el que tantas confidencias se depositan al salir de un entrenamiento empresarial- me dijo:"... Sabes, Azucena... lo que pasa es que mi padre no me enseñó a amar el negocio...".

Hermoso y trascendente: amar lo que uno hace. Ese gesto armoniza casi todo a nuestro alrededor y nos devuelve el infinito placer de un café en El Toldo de Ondarreta, la lectura de Reinventar las Organizaciones y el disfrute unas sandalias nuevas ¡que no me hacen daño!