El río de la vida no pasa por Facebook, Blogger, Twitter ni Linkedin, por más que los humanos nademos en sus aguas. Son redes sociales, plataformas ¿tecnologías? ¿tecnologías blandas o duras?
Durante tres días consecutivos he participado activamente en un curso de la Universidad del País Vasco titulado Tecnologías Blandas que ha tenido sus luces y sombras. Luces: ha oxigenado mis neuronas al recibir miles de impactos de disciplinas como el arte, la experimentación con la voz, la antropología y los movimientos sociales. Sombras: me ha enfadado por la incoherencia entre el eje temático del curso y el despliegue de ponencias (que parecían sacadas del museo de la excentricidad) y me ha hecho pensar todo el tiempo en el Mediterráneo... me explico:
Cuando mi mentor -Sabino Ayestarán, catedrático emérito de la UPV- escucha algo obvio, conocidísimo o que ha sido superado en investigaciones posteriores dice: "... ¡no hace falta estar todo el día inventando el Mediterráneo!...", y es una de las peores críticas que puedes recibir. Pues bien, en este curso no es que se inventase el Mediterráneo, sino que estábamos todo el tiempo chapoteando en la charca de mi barrio ya que el desconocimiento del tema era brutal confundiendo el rábano con las hojas, el medio y el fin, la parte con el todo y -de esta manera- se perdía el fabuloso potencial de las tecnologías blandas como palanca de transformación de personas, equipos y organizaciones: ¡una dolorosa pérdida de oportunidad!
Se proyectaron muchos vídeos, algunos se pasaron hasta tres veces -lo que hizo enloquecer mi paciencia-, el número de camisetas arrugadas en aula era impresionante, el desodorante había abandonado a algunos, el pelo largo en los hombres y la coletita tipo moño de señora no asegura la inteligencia, tampoco el uso de slang pretendiendo un perfil bajo sobre el estrado que busca con descaro la complicidad de la audiencia
En fin, que hacer coloquios improvisados que el ponente twitea en tiempo real en la pantalla colectiva no me parece tecnoblanda sino frivolidad, que recopilar material para una tesis doctoral a partir de las intervenciones de los alumnos tampoco me parece tecnoblanda... y que acudir al mediodía al comedor de la torre de Iberdrola y sus olivos no cuadra con tanto pantalón corto...
Especialmente irritante fue la presentanción frontista en clave de polaridad: gobernar / habitar, hombre / mujer, duro / blando, hablar /escuchar, mandar / obedecer, nosotros / ellos, público / privado... Por favor, estamos repitiendo esquemas que mantienen nuestro mundo atrapado en una tóxica espiral. ¡Otra vez el Mediterráneo!
Sobrevolemos juntos. Construyamos juntos: gobernar y habitar; hombre y mujer; nosotros y ellos; público y privado; tecnologías duras y blandas: lo mejor de ambas depurando los escombros porque el purismo no es la vida como no lo son twitter, facebook o linkedin... Por cierto, la ausencia total de un enfoque empresarial durante las 30 horas de formación me parece un auténtico despropósito que intuyo no fue intencional y me parece más grave: los ponentes ¿no tienen en su "mapa mental" las organizaciones productivas? Cero alusión a la empresa, a la industria, al trabajo... ¿Acaso no se atisba el fabuloso potencial de las tecnologías blandas para mejorar nuestras fábricas, talleres y despachos?
Quizá la investigación -que permanece abierta- permita hacer aportaciones desde la cordura. Tal vez el tono inclusivo que utilizan sea cierto y en sus diatrivas intelectuales acaben por incorporar el mundo tridimensional que habitamos quienes mostramos respeto por el saber documentado en XXI siglos de historia de la Humanidad; respeto por los sabios a quienes hay que preguntar, escuchar, estudiar... y finalmente respeto por la multiplicidad de enfoques, argumentario e intereses que configuran la complejidad del planeta. ¡La endogamia nunca produjo artefactos perfectos! Tampoco lo hará ahora.