Trabajé veinte años como periodista; dos décadas dejan poso y un puñado de manías: por ejemplo, me pongo de mal humor si no leo varios periódicos. Leo a vuelapluma y, después, y profundizo en unos pocos artículos que mi radar considera de interés.
Pero desde el año 2002 trabajo como entrenadora de líderes y equipos y soy consultora en algunos proyectos. Esta ampliación de la mirada añade matices a la lectura de periódicos ya que sigo anotando los temas que despiertan mi curiosidad y -ahora- registro también las noticias interesantes para mis clientes: subvenciones a la exportación, tendencias en smart cities, normativa en teletrabajo o instituciones expertas en el mercado chino. Así que leo los periódicos con hambre y lleno dos estómagos: el propio y el ajeno.
Observo con inquietud que cada vez anoto menos temas para profundizar en una segunda lectura. Quizá se deba a la calidad de la prensa, mi propia evolución (cada vez me sorprenden menos los temas) o... al asqueo de cuánto acontece.
Tomemos una muestra: tras la partida de periódicos leídos hoy tan solo he encontrado cuatro noticias de interés para clientes y una que ha despertado mi curiosidad.
El martes 1 de septiembre se publica Rupturas, último libro de la pensadora Claire Marin.