Mi oficio consiste en trabajar con personas. A lo largo de mi vida laboral he mantenido relaciones con cientos de ellas. Sólo desde el año 2002 he fondeado en las competencias de liderazgo de quinientos profesionales. Muchos de ellos son directivos al frente de equipos y es curioso que (con independencia del sector, tamaño de la organización o licenciatura) los "verdaderos" líderes muestran algunos puntos en común.
Mi prosaico método de aprendizaje consiste en contrastar el conocimiento teórico con la experiencia cotidiana: observo, analizo y alcanzo algunas conclusiones que me ayudan en el trabajo con personas.
Los "verdaderos" líderes viven apasionadamente su trabajo y no escatiman tiempo ni esfuerzo en la persecución de sus metas. Pasión. Esfuerzo. Metas. Aunque son personas muy enérgicas se mantienen en forma con la disciplina del autocuidado (comida, sueño, deporte). Alta energía. Autocuidado. Nunca aceptan un "no" por respuesta: buscan alternativas, soluciones, atajos o desvíos y si no existen ¡los construyen! Persistencia hasta el logro. No se quejan porque conocen la energía corrosiva del lamento. Gestionan sus emociones: frustración, miedo, decepción, soledad, impotencia... Los "verdaderos" líderes son más rápidos que los demás: huelen las tendencias, detectan oportunidades, son visionarios, van un paso por delante en la previsión de riesgos y -como los castores- dejan a su espalda túneles de salida por si las cosas se van al traste. Planificación. Instinto de supervivencia. Finalmente muchos de los lideres con los que trabajo han tenido una infancia difícil a la que han sabido sobreponerse. Son resilientes, maratonianos ¡aguantan! y se convierten en modelos referenciales para los demás. Gracias Iker, Luis, Isabel, Julia, Martín...