Ningún hombre es una isla, dejó escrito el poeta metafísico inglés
John Donne hace cuatro siglos. Y porque no es una isla, en la vida y los
negocios el hombre alcanza mayor
plenitud en compañía, hipótesis de partida del curso de equipos que imparto
desde el año 2007 con metodología propia y notables resultados en aquellas
organizaciones que aplican sus propuestas teórico-prácticas.
El curso alcanza su octava
edición tras haber formado a casi doscientos emprendedores, directivos,
profesionales liberales y empresarios. En 2015 se ha ampliado y revisado
al punto de ser un meta análisis de siete enfoques internacionales especializados
en los equipos como piedra angular de
las transformaciones organizacionales.
Avancemos juntos y
observemos -en primer lugar- el binomio personas-resultados en el contexto
empresarial ¿hay
“evidencias” que sostengan una relación causal entre las personas y los
resultados? Si bien nadie parece cuestionar la conveniencia de contratar a profesionales
talentosos y bien formados ¿están
asegurados los resultados a partir de la formación y el talento
de los individuos? La respuesta es ¡no! porque las personas “no son una
isla”...
El éxito empresarial es la
obtención de resultados en un triple sentido: la satisfacción y el desarrollo
de los profesionales, el logro de los objetivos económicos de la empresa y -como
consecuencia de los anteriores- la sostenibilidad y el crecimiento de la
organización. Mi propuesta consiste en
presentar la construcción de los equipos como una ruta fiable para alcanzar las
tres metas: satisfacción, resultados y sostenibilidad.
A partir de los “equipos de
trabajo” (Michael West, Universidad de Lancaster) podemos consolidar empresas porosas en las que las máquinas, las personas, los procesos, las
materias primas y los productos se pongan al servicio de una meta trascendente:
la construcción de un futuro mejor y para todos. El escritor norteamericano John Kao habla del "futuro deseado" en tanto que el profesor del MIT “, Otto
Scharmer, lo referencia como "el futuro que emerge" en el del libro Leading from
the emerging future.
Entiendo los equipos como el eslabón perdido entre el uno (el individuo) y el infinito (la totalidad
de la empresa). Los equipos como la palanca que propicia la transformación de
las organizaciones y con ellas de nuestra sociedad y nuestro mundo. Ahora bien,
los equipos no surgen de manera espontánea y ¡la buena voluntad no basta para construir
equipos de trabajo! Hay que conocer las metodologías cuyo manejo
responsable compete a los directivos.
Tomemos el informe Global Ceo Outlook de KPMG publicado en julio de 2015 y aterricemos en el mundo de los datos: el 45% de los resultados empresariales dependen de la calidad del liderazgo, es decir, de la calidad de las personas que ostentan cargos de responsabilidad en las empresas. Aun tomando el porcentaje con cautela parece que adquiere entidad la relación personas-resultados al mismo tiempo que surgen otras incógnitas: ¿Qué entendemos por liderazgo? ¿Cuándo podemos hablar de “calidad” en el ejercicio del liderazgo? Y, sobre todo, ¿se aprende a liderar? La respuesta es ¡sí! Se puede entrenar a un jefe para ser un líder de manera que evolucione de mandar a inspirar, de atemorizar a motivar, de excluir a integrar, de hablar a escuchar y de restar a multiplicar la energía, el talento, las capacidades y habilidades de las personas a su cargo y, con ello, los resultados de la empresa. En síntesis: la clave de la eficacia radica en el liderazgo transformacional (compartido) en el seno de los equipos.
La metodología que he diseñado surge de una pulsión personal: mi vocación como "agente de cambio" y de la evidencia de que en las empresas hay muchas "partículas de sufrimiento en suspensión". Un sufrimiento que erosiona el potencial.
Siendo numerosos los factores que inciden en los resultados de un negocio, tomo como
campo de trabajo sólo aquellos “mediadores emergentes” que se pueden modular en el seno de cada organización. Pondré un ejemplo: las empresas no pueden modificar el
precio del petróleo, la paridad del euro respecto al dólar, ni la
legislación internacional... Tienen, sin embargo, margen de maniobra en
los “factores situacionales” internos tales como el sistema de reconocimiento,
las medidas de control, el estrés, la gestión de la
incertidumbre, la presencia o ausencia de confianza, los ratios de
productividad etc. El campo de juego está bien delimitado y se circunscribe
básicamente al potencial de los equipos de trabajo. No sólo, desde luego, y no
en todos los casos, pero en buena parte la
satisfacción de las personas, la mejora
de resultados económicos y la sostenibilidad del negocio se apalancan
sobre los equipos de trabajo.
Saber cómo ubicar a la persona
adecuada en el lugar adecuado (Meredith Belbin, Universidad de Cambridge) es muy
útil para los profesionales al frente de equipos. Además, como ha dicho el
pasado mes de julio en Bilbao Edward de Bono (Congreso ICOT 2015): la mayoría
de los trabajadores contemporáneos son “excelentes pero no suficientes” si no
suman a sus competencias técnicas ciertas habilidades sociales propias del
trabajo en equipo.
En cuanto a las cifras, los equipos se equivocan en la toma
de decisiones hasta un 30% menos que los líderes en solitario. El trabajo en
equipo mejora el clima laboral y con ello evita la fuga de talento, la rotación
en los puestos de trabajo y el absentismo. Para calibrar la relevancia de estas
cuestiones tomemos un dato facilitado por ADECCO: en 2014 el absentismo laboral
en España costó 9.271 millones de euros. Por último, el trabajo en equipo
desarrolla las mejores cualidades de los humanos tales como: la empatía, la
escucha, el respeto, el aprendizaje, la cooperación, la humildad, la aceptación de la diferencia… etc.
EPÍLOGO
Buscando la creación de un futuro
mejor y para todos, durante los últimos trece años he recopilado numeroso conocimiento entorno a los equipos de trabajo en el seno de las
organizaciones productivas hasta construir una metodología que sintetiza
aquellos aspectos prácticos más exitosos.
A través de los equipos de trabajo
se busca tanto la creación de un futuro mejor como la liberación del potencial
atrapado en las organizaciones creando entornos propicios para la felicidad de
las personas y la obtención de resultados económicos exponenciales.
El curso transita del
ego-system (liderazgo unipersonal de los capataces) al
eco-system (liderazgo compartido) y por lo tanto representa en sí mismo una
senda evolutiva de la humanidad a través de las empresas como si se tratase de un punto de acupuntura para sanar el planeta y sus desvaríos.
La propuesta Construir Equipos para Transformar Organizaciones presenta un
diseño, enfoque y metodología que siendo radicalmente práctica se afana
por contribuir a la creación de un futuro mejor y, en este sentido, integra un
componente ético y humanista.
La octava edición del curso se desarrollará en Zaragoza entre Noviembre
de 2015 y abril de 2016. Toda la información ya disponible
en el link: http://obrasocial.ibercaja.es/iniciativa-emplea/construir-equipos-para-transformar-las-organizaciones
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