La variedad temática de las consultas que recibo por correo electrónico rota más que las colecciones de Inditex, el gigante de la moda que hace desaparecer prendas de los expositores con la misma voracidad que Pantagruel engulle sus viandas.
Tengo la costumbre de contestar tomando sobre mis hombros la responsabilidad de hacerlo lo mejor que puedo en cada caso. Eso hace que acumule horas "no facturables" y acaso "no productivas" -a decir de mi asesor que se repite como un ajo estancado en la papada del gigante.
En septiembre algunos coaches junior me otorgan conocimiento para contestar a un sinfín de preguntas de índole técnica, ética, filosófica, económica e incluso existencial. Releo las preguntas que les preocupan ¡como si la vida les fuese en ello! Reflexiono cuaderno en mano mientras me tomó un café en el Branka después de ver peces en el Cantábrico y finalmente sintetizo algunas ideas que vuelco en este espacio por el que respiro: el blog.
Amador -a punto de dar el salto hacia el coaching profesional- quiere descubrir de antemano el perfil del cliente-tipo ¡como si tal cosa existiera! y fuese posible construir un cazamariposas. Las personas buscamos el acompañamiento de profesionales cuando algo nos ronda las entrañas (instinto) o la mente-corazón (intuición). A veces tenemos un cierto malestar y en ocasiones sencillamente porque nos invade la sensación de que no estamos obteniendo todo lo posible de la vida. En síntesis: las personas se acercan a mi despacho porque quieren un cambio aunque a veces no saben perfilar el objetivo ni trazar un plan de acción que les lleve a conseguirlo. Dicho lo cual algunos son bajitos, otros rubios, algunos de la Rioja Alavesa y hay muchos ingenieros asi que tiendo a pensar que las ingenierías predisponen hacia el coaching, je je... (es broma). La renta per cápita de mis clientes la desconozco, aunque tengo cero impagos y su contento alcanza al "boca oreja" por el que trabajo desde 2002 cuando abrí el primer despacho de coaching del País Vasco.
El aprendiz de brujo también me pregunta por las claves que pueden facilitar el proceso de convertirse en un entrenador profesional. Hum... una buena pregunta abierta... ¡Vamos con ello!
Creo que hace falta un conocimiento amplio del mundo empresarial así como haber trabajado por cuenta ajena y haber dirigido equipos. También ayuda leer mucho y rumiarlo hasta hacer propio el conocimiento ajeno para ponerlo al servicio de los demás en monodosis potentes como las vitaminas en ampolla. Practicar una ética a prueba de bombas, presiones y chantajes. Ser buen comunicador al hablar y excelente comunicador al escuchar. Tener el cromosoma de la empatía en tu ADN y ser un corredor de fondo que aspira a la perfección sabiendo que no existe. Y... ¡un gramo de poesía! ¿Idealismo? Además creo que -como en cualquier otra profesión- conviene formarse, reformarse, formatearse y resetearse todo el tiempo para no caer en complacencia -madre de casi todos los defectos-. Y por lo demás es una profesión apasionante en la que ves la transformación de la semilla en brote, el brote en tronco, árbol, secuoya... y después -con un poco de suerte- también contemplas como la secuoya cobija pájaros y da sombra a los ancianos que -como yo- escriben ¡como si sirviera de algo!
Al cierre de este post recibo dos noticias vinculadas a libros de coaching publicados esta misma semana que están generando cierta controversia y sobre los que profundizaré en la próxima entrada del blog.
Al cierre de este post recibo dos noticias vinculadas a libros de coaching publicados esta misma semana que están generando cierta controversia y sobre los que profundizaré en la próxima entrada del blog.