jueves, 31 de enero de 2019

Razones para aceptar un proyecto



Ayer un caballero se me acercó, me consultó si tenía un momento, se presentó, y me digo si podía hacerme una "pregunta delicada". Yo le miré atentamente y le dije que sí, que ¡adelante! Entonces me preguntó: ¿Cuál es su caché?

Contexto. De no haber sido por el contexto, la pregunta me hubiera parecido surrealista pero yo acababa de ofrecer una conferencia que -según dijo- había sido de su agrado. Su única preocupación era conocer mis honorarios para plantear al decano de la Facultad de Empresariales mi participación en un congreso.

Yo (que a veces tengo un humor arrojadizo) le contesté que caché, caché... ¡Lina Morgan! Dado que ambos lucíamos canas nos reímos con la complicidad de quienes no se toman a sí mismos demasiado en serio aún cuando estábamos rodeados de políticos, empresarios, directivos, investigadores y periodistas que cubrían en evento.

El caso es que el caballero y yo intercambiamos tarjetas para explorar la posibilidad de colaborar siempre que el decano otorgase el beneplácito. Después nos despedimos y yo seguí charlando con otros asistentes al evento.

Más tarde, ya en mi hotel y mientras me desmaquillaba, me entró la risa al recordar la expresión taimada del caballero formulando su pregunta: ¿cuál es su cache?

Alcancé la conclusión de que todo lo traducimos a dinero o -por hablar con mayor precisión- lo "monetizamos". Ciertamente no era la razón por la que yo había aceptado el encargo de hablar sobre prevención laboral en un foro de expertos. ¿Cuáles son las razones que me planteo para aceptar (o desestimar) una propuesta?





Pesa en mi ánimo de manera relevante la relación que tenga con la persona que me propone el proyecto; si es de confianza, la decisión se inclina hacia el sí. También contemplo el posible impacto transformador que pudiera tener en los receptores, digamos el nivel de influencia que pudiera alcanzar mi intervención en la puesta en marcha de algunos cambios positivos para terceros. Finalmente me pregunto con radical honestidad si tengo algo de valor que contar sobre el tema que me solicitan. Es aquí donde suelen asaltarme las dudas: ¿qué sé yo de prevención de riesgos laborales? ¿qué puedo aportar que -siendo novedoso- esté aterrizado en la realidad? ¿cómo dar la milla extra a profesionales cualificados? ¿qué ángulo ciego puedo hacer ver que complete la visión que ya tenga el auditorio? y -finalmente- ¿cuál es realmente mi papel en la actividad?  Normalmente no me importa ser bufón porque ese disfraz troyano permite acceder a las zonas altas del poder donde -de otro modo- no te escuchan. Pero... no es menos cierto que cada vez se dispara más en mi la necesidad de impactar de una manera relevante en la transformación social y eso... Eso... ¡no estoy segura de saberlo medir!  




Referencia en el Heraldo de Aragón

martes, 29 de enero de 2019

¿Qué es -realmente- un equipo?



Aunque pongo todo mi empeño, cuando hago formación a directivos no consigo acallar la voz de mi "censor interno" cuyas expectativas nunca acabo de colmar. 

Son ya dieciséis las ediciones del curso Construir Equipos para Transformar Organizaciones, pero una cierta zozobra -acaso inseguridad- me impulsa a seguir mejorando el manual, la metodología, las dinámicas en aula, el trabajo de fin de curso, el planteamiento de los "casos empresariales" y hasta los rotuladores que utilizo.

A pesar de tanto entusiasmo y esfuerzo no alcanza para saciar las fauces del censor, ese fauno que nos devora las entrañas mientras le entregamos lo mejor de nosotros mismos. Para calibrar la marcha del curso, en el tercer módulo chequeo la satisfacción de los alumnos y -sobre todo- su aprendizaje.

La semana pasada el check in o aterrizaje en sala (fórmula de conexión al aquí y el ahora de nuestra actividad) consistió en preguntarles qué aprendizajes de nuestra formación habían aplicado en su entorno laboral. Dado que son directivos atareados, que viajan constantemente, y que dirigen equipos complejos en entornos difusos, mi hipótesis partía de unas expectativas casi planas y -sin embargo- me sorprendieron. ¡Grandes!





Tengo conciencia de qué es -realmente- un equipo. Practico la reflexividad. Preparo las reuniones. Aplico la motivación interna. Pongo en marcha el diagrama de afinidad. Utilizo la escucha activa. He observado la importancia de la memoria transactiva. He analizado mi equipo bajo los Roles Belbin. He cambiado la ubicación física de mi equipo. He constatado que cuando yo me coloco... el resto se coloca. He puesto en marcha equipos de proyecto. Estoy trabajando la actitud positiva (enfoque a soluciones).



Maku (izquierda) y María Antonia (derecha) participantes en el curso Construir Equipos para Transformar Organizaciones. La próxima edición en Zaragoza dará comienzo en noviembre de 2019. Toda la información e inscripciones pinchando aquí o poniéndose en contacto con Virginia Lasala:  vlasala@fundacionibercaja.es


sábado, 26 de enero de 2019

Aprender de la historia



Ayer trabajé la mejora de las reuniones. El equipo estaba compuesto por séniors y júniors. Ante un dilema severo, uno de los veteranos recordó una experiencia similar en el pasado y la solución que habían encontrado. Fue muy valioso para el momento actual de la compañía.




Michael West lo denomina "memoria transactiva". Mi mentor académico alude al concepto diciendo que "no hay que inventar todo el tiempo el Mediterráneo". Finalmente Sun Tzu nos recuerda que (ante cualquier desafío) "... la respuesta no hay que buscarla en las estrellas, sino que puede encontrarse en los anales de la historia...".


miércoles, 23 de enero de 2019

Retrato de una sociedad acelerada



El principal riesgo laboral es no tener trabajo porque a la fragilidad económica se suma el riesgo de exclusión social sensación tan dolorosa como un cólico. El segundo riesgo laboral que afrontamos en el siglo XXI es el miedo a la pérdida del empleo -especialmente superados los cincuenta años cuando la probabilidad de ser contratado desaparece de la estadística-. Ambas reflexiones empujan a los trabajadores a prolongar las jornadas laborales en un frenético y acelerado esfuerzo por colmar las expectativas de jefes sometidos a la presión de la propiedad obsesionada por el incremento del Ebitda. 

Las semanas de sesenta horas laborales son habituales en muchos sectores industriales y la sensación cotidiana en el trabajo se asemeja a subir el Himalaya sin sherpas ni oxígeno. La situación se torna insostenible en la llamada “sociedad del cansancio” sobre la que ha escrito reiteradamente el filósofo y ensayista surcoreano Byung-Chul.




Resulta urgente repensar nuestra existencia dando paso a nuevas maneras de vivir y trabajar, acaso retornando al espíritu de la aldea: ese lugar en el que las personas se conocen y respetan, se apoyan y sostienen y (en definitiva) son capaces de soñar un futuro mejor y para todos.

domingo, 20 de enero de 2019

Liderazgo: Romper las "ideas limitantes"



La niña sin miedo será la mujer sin miedo a perseguir sus metas hasta alcanzarlas. Sabido es que nadie pone alfombra roja al logro de los demás y con facilidad podemos imaginar que la niña encontrará obstáculos en el camino que -si no acaban con ella- la harán más fuerte (Sun Tzu en El arte de la guerra).

Entre los obstáculos internos topará con ciertas "creencias limitantes" transferidas por su entorno social (familia, nivel económico, círculo educativo, amistades, ideologías...). Las "creencias limitantes" son genuinas anclas neuronales que pesan como bolas de preso atadas al frágil tobillo de la niña-mujer-anciana. Sólo podrá liberarse si no tiene miedo a fracasar ni a triunfar y sabe tratar a los dos impostores por igual.


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El concepto "creencias limitantes" ha sido ampliamente desarrollado por la programación neurolingüística (PNL) con autores como Richard Bandler y John Grinder (California). El concepto "entorno social" ha sido desarrollado por Kurt Lewin en la Universidad de Berlin y transferido a todos los departamentos de psicología social y del trabajo del planeta.

El peso que adquieren el entorno y sus creencias se cuela en nuestro inconsciente y su estribillo suena así: no eres creativa... el dinero no crece en los árboles... nunca llegarás a nada... eres fea... no serás feliz si no te casas... no tienes suficiente talento y -sobre todo-: ¿quién te has creído que eres para...?

La saltadora de obstáculos (reales e imaginarios) que es la niña-mujer-anciana que no tiene miedo alcanzará finalmente algunas metas mostrando al mundo que ¡es posible! y con un poco de suerte se convertirá en un modelo referencial cuya influencia generará un impacto positivo en otras niñas-mujeres-ancianas que responderán al "efecto llamada" impulsando un círculo virtuoso que irá cambiando el entorno y sus creencias.

De eso va el "liderazgo en femenino", eje central del curso de verano que impartiré en la Universidad del País Vasco (junto a Miren Gabantxo y Esther Torres):  romper algunos techos de cristal internos que portamos de manera inconsciente, provocar que emerjan a la consciencia, transformarlos en propulsores y ¡avanzar, avanzar, avanzar! Post relacionado: En el liderazgo no cabe el miedo.


domingo, 13 de enero de 2019

Entre la prudencia y el coraje ¡la prevención!



Llevo buena parte del domingo tecleando mi intervención como anfitriona en la VIII Edición de los Premios Aragón con la Prevención el próximo miércoles 30 de enero de 2019 en Zaragoza. 

Aunque las instituciones representadas identifican la prevención de riesgos laborales con el cumplimiento de la normativa vigente, también se abren a otras propuestas. Por ejemplo, en la pasada edición el psiquiatra Javier García Campayo disertó sobre el estrés y la ansiedad como crecientes riesgos laborales en la sociedad contemporánea.

Aunque mi ponencia tendrá una duración de veinticinco minutos, lo vivo como una eternidad sobre un espacio que desconozco siendo observada por autoridades , empresarios, directivos y periodistas.

Así que escribo, ensayo, repaso, corto, pego, coloreo y concluyo que la prevención es un cruce de caminos entre la prudencia y el coraje.


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La prevención asume que habrá un mañana y trata de construir las condiciones que lo hagan llevadero. La prevención integra la prudencia como guía en la toma de decisiones y -si no cae en la complacencia de los tiempos de bonanza- nos acompaña en los riesgos que asumimos si queremos evolucionar como profesionales o como empresa.

En el cruce de caminos entre la prudencia y el coraje emerge la prevención que si está muy atenta escuchará las señales bajas que nos alertan de peligros potenciales antes de que suenen las doce campanadas, se desintegre la calabaza-carruaje, perdamos el zapato de cristal y nos transformemos en una Cenicienta descalza. Continuará.


miércoles, 9 de enero de 2019

En el liderazgo no cabe el miedo



Impartiré un curso de verano para la Universidad del País Vasco. Aunque pudiera parecer algo banal, se trata del cumplimiento de un sueño antiguo: dar clases en la universidad donde me licencié en el año 1984. Estoy contenta y agradecida. 

Por razones que desconozco han pensado que puedo transmitir conocimiento y experiencia relevante en el ciclo Mujer y Liderazgo y -aunque huyo de todo tipo de etiquetas- ¡acepto la propuesta!


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La niña sin miedo es el título de la escultura de Kristen Visbal, situada frente a la fachada de la Bolsa de Nueva York como contraparte a la escultura de un toro percibido como la representación simbólica del dinero. Lo que importa es el título de la escultura y la actitud de la criatura frente al mihura, la nieve o el acoso fotográfico de los turistas. En el liderazgo no cabe el miedo, acaso la responsabilidad y la calibración del riesgo necesario para alcanzar la meta que te propones.

La escultura fue encargada por uno de los fondos de inversión más potentes del mundo, State Street Global Advisors, con la pretensión de que llamase la atención sobre la escasez de mujeres en la cúpula de las finanzas. De hecho, el prestigioso IESE Business School promueve un programa centrado exclusivamente en la formación de mujeres que aspiren a integrarse en los Consejos de Administración de las empresas -en 2019 un minúsculo porcentaje-.

La niña sin miedo será la mujer sin miedo. El coraje alimenta el tesón para persistir en el empeño de conseguir una licenciatura, un salario acorde con las aportaciones de valor que se realizan a la empresa, la presencia en un consejo, la dirección de un máster, o la exitosa gestión de un negocio de costura. La ausencia de miedo es el primer eslabón del liderazgo. Hay más, por eso este post continuará. 



(*)  El curso se desarrollará en el Palacio de Miramar (San Sebastián) durante el verano. La presentación de los cursos será a finales de marzo de 2019. El equipo docente está formado por Miren Gabantxo, Esther Torres y Azucena Vega Amuchástegui.

lunes, 7 de enero de 2019

Las "islas de información" dañan la empresa



Me contratan para transformar las organizaciones. Entro en las estructuras como una abeja polinizadora. Encuentro "islas de informacion", personas que tienen mucho conocimiento y experiencia del producto, del mercado, de clientes y proveedores pero que no lo transfieren a otros profesionales y departamentos.

Supongo que la información otorga poder, pero se torna una práctica perniciosa para la totalidad de la colmena.

Las islas colapsan el flujo de información necesario para consolidar y expandir el negocio. Lo sabía Sun Tzu quinientos años antes de Cristo. ¿Por qué seguimos tropezando en la misma piedra?

jueves, 3 de enero de 2019

La perspectiva mágica de la realidad



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Acabo de ver "El regreso de Mary Poppins" y aunque me encantaría decir lo contrario ¡me ha decepcionado! Quizá porque mis expectativas eran altas. Tal vez porque la crítica cinematografica de María Tausiet -en la sección cultural de El País- ponía el film literalmente por la nubes de las que desciende el personaje literario creado por la escritora P.L. Travers, cuya primera versión data del año 1964 cuando fue llevada al cine por Walt Disney.

El largometraje es hermoso, tiene ritmo -aunque se ralentiza en la parte musical- y alcanza cierto climax estético en el baile nocturno de los faroleros.

Mary Poppins parece un poco rígida y levemente narcisista aunque llena de magia para volar, hacer hablar a los objetos o transformar una bañera en un océano habitado por barcos, piratas, peces y patos.

Algunas cuestiones merecen ser destacadas: la protagonista es una mujer con superpoderes y la tía de los niños (personaje secundario) también es una mujer independiente y fuerte que promueve manifestaciones en defensa de los desfavorecidos. También se incita a la lectura -aunque la tapa del libro sea fea- y finalmente -para no extenderme- los banqueros se dedican (literalmente) a robar las propiedades de los ciudadanos con maniobras ilegales. 

El film termina con final feliz y nos deja el chispeante y juguetón recuerdo de una Meryl Streep que encarna a la tía de Mary Poppins -una excéntrica maga que salta, baila, canta y ve el mundo al revés-. Una invitación al espectador adulto para que ver la realidad desde otra perspectiva, en este caso ¡mágica! Finalmente un último detalle: salí del cine con algunas palomitas de maíz dentro de mi bolso. Prometo que no eran mías.