Uno de mis sueños incumplidos es vivir en una casita ¡de chocolate! como las de la imagen. En serio, me encantaría. El domingo mi amigo Aingeru me envió una fotografía de la cabaña que compró hace un par de años a unos pasiegos. Situada cerca del túnel de La Engaña, en las Merindades (Castilla), la imagen resultaba bucólica por su humeante chimenea y su entorno salvaje -no domesticado por mano alguna, ni siquiera la artesanal mano carpintera de Aingeru-.
Aunque no tengo casita de chocolate, a diario salen del tejado de mi casa auténticos enjambres arbóleos de ideas, proyectos, chispas e impulsos que -como en la imagen- florecen hacia el más allá y siempre acaban trayendo algo al más acá.
Comprendo ahora -al contárselo a ustedes- que ya he logrado la mitad de mi sueño: al menos tengo los árboles que -de momento- no me impiden ver el bosque ;-D
Esta tarde me he permitido el placer de leer, y leer, y leer. Primero a Dag Hammarskjöld, Secretario General de Naciones Unidas, Premio Nobel de la Paz y místico contemporáneo -del que ya les he hablado en alguna otra ocasión-. Después me he sumergido en las reflexiones filosóficas del compositor y director musical Pierre Boulez. ¡Cuanto sabio anda suelto si estás a la caza y captura del conocimiento que sólo emana de la experiencia!
El texto completo aparece en el link que facilito al pie del post. Me hago eco tan solo de algunas ideas que él refiere a su contexto musical y yo extrapolo a mi oficio.
"... Si no estás físicamente perfecto no desprendes la energía que el trabajo en equipo requiere..." "...Me gusta ayudar a los que vienen. Nadie lo hizo por mi..." "Cuando más viejo soy (en mi caso más anciana)... más radical me hago. Más arriesgo..." "... Lo importante es dar significado y expresar, desde uno mismo, desde tu sentida verdad..."
Pierre Boulez, Compositor y Director