domingo, 28 de febrero de 2010

Cuatro Monjas y una Seglar

Vanidad de vanidades, todo es vanidad. Tendemos a sentir que el prepotente Yo se ha hecho a sí mismo cuan hongo boletus. En verdad todos somos el resultado de miles de experiencias, circunstancias, azares, coincidencias y personas; personas que han dejado en nosotros su impronta a veces conscientemente y otras sin saberlo. Si nos parásemos un instante a pensar-sentir (cosa que hacemos poco) descubriríamos un sinfín de rostros, de nombres y de momentos en los que alguien depositó en nosotros una semilla que con los años se ha transformado en lo que somos y en lo que hacemos: en nuestra identidad.

Caminando esta mañana por el bosque -bajo numerosos árboles caídos por la ventisca de estos días en el norte del país- he recordado a cuatro monjas y una seglar de mi colegio cuyo impacto de algún modo perdura en mí. La madre María que me enseñó las vocales, las sílabas y finalmente a leer de carrerilla. La madre María (que ya entonces era anciana y severa) fue mi avatar iniciático en la pasión por la lectura que me habita. Asun era más joven, delgada y tenía un carácter de mil demonios cuando se me hacía un nudo en el hilo de la costura: hacíamos tapetitos a los que llamaban tu-y-yo porque eran diminutos y en teoría para dos que toman café. La madre Teresa y sus resúmenes con llaves abiertas en las que colocábamos a los poetas románticos, a los escritores épicos y a todos los narradores de fundamento que pudiesen existir. ¡Cuánto me han ayudado esos métodos durante mi carrera y aún hoy! La madre Victoria -enérgica, joven, un lince en matemáticas, rebelde dentro de la ortodoxia y propulsora de grupos de debate en los que yo participaba- fue (de entre las monjas) la que dejó en mí una huella más profunda. Fuera de clase solíamos hablar a solas mientras caminábamos por los patios y jardines del colegio (que eran enormes y tenían hasta una pequeña capilla). En mitad de un diálogo cualquiera me preguntaba: ¿por qué no llevas la corbata? dejándome fuera del juego de la conversación y sacándola de inmediato del bolsillo para colocármela en el cuello ya que era obligatorio.

Aun siendo importantes todas ellas, nada que ver -me he dado cuenta esta mañana bajo un árbol de mimosas con delicadas florecillas amarillas por doquier- de que la que me ha traído más que ninguna otra hasta el hoy es una seglar delgadísima que pertenecía a la aristocracia y cuyo nombre ¡qué rabia! no recuerdo. Nos enseñaba filosófía como asignatura opcional en COU y para mí era una auténtica Hipatia enamorada de la reflexión, los clásicos y la mayeútica o el arte de preguntar. Su optativa era de las más impopulares porque la vox populi afirmaba que la filosofía no servía de nada, es decir, que no servía para trabajar y ganarte la vida holgadamente y ¡claro! mi colegio era de niñas bien que aspiraban a la zona vip de la sociedad: nada de filosofía. Estábamos en clase tan sólo seis personas y algunas veces menos porque alguien se "despistaba" por el patio... Yo no falté nunca. Leía todos los libros que nos recomendaba -o que nos prestaba ya que por aquel entonces mi poder adquisitivo estaba muy por debajo de mi voracidad lectora-. Sócrates ¡Ayyyyy querido Sócrates que ya entraste entonces en mi corazón por la puerta grande! Treinta años juntos y aún me fascinas. Amor a primera vista y eterno.

Sin duda muchas otras personas han contribuido a mi identidad. Hoy he querido rendir homenaje a cuatro monjas y una seglar de las Esclavas del Sagrado Corazón de Bilbao donde estudié con beca y de donde salí directamente para trabajar. Años después hice una carrera universitaria llena de anécdotas y de personas. Hoy les propongo un juego: cierren los ojos un ratito y piensen en todas esas personas que en el pasado han aportado fértiles semillas a su presente. Después decidan de qué manera ustedes mismos pueden -si lo desean- sembrar en otros.

viernes, 26 de febrero de 2010

Inteligencia Emocional a pie de acera

Bajo sock. Acabo de dejar a un hombre en mitad de la nada tras acompañarle del brazo tres calles y dos cruces de carretera. Me siento inquieta y aunque no debo mirar hacia atrás o perderé mi avión (tengo el tiempo justísimo para coger el metro, llegar al aeropuerto y embarcar). Me pregunto qué será de él y más allá de esa pregunta emocional: ¿Llegará a su destino?

Ciego, anciano, y asido a un bastón rústico, el hombre hablaba -farfullaba más bien- con sonidos guturales incomprensibles para mí y aunque yo iba con unas cuantas pantallas abiertas en mi mente y algunas urgencias por resolver (más de treinta Emails en la bandeja de entrada, dos decisiones y una llamada telefónica pendientes)... a pesar de todo ese "ruido" me pare; le cogí del brazo, y juntos caminamos un tiempo que se me hizo eterno porque iba lentísimo ya que apenas podía caminar. Finalmente en voz alta -yo diría que desesperada- empezó a repetir unas sílabas que yo asimilaba con ciar-juzar-zutar-cetar... Gracias a una sinápsis neuronal de tipo espiritual más que racional capturé que debía tratarse de ¡Ceuta! Cielo Santo... Ceuta... aquel hombre hablaba ceutillí, era ciego, apenas caminaba, y los transeuntes pasaban a su lado como si fuera un bulto. Tres calles y dos cruces después le acaricié el hombro de su desgastada gabardina y le indiqué que no podía seguir acompañándole, que estaba cerca de la estación de autobuses y que ¡adiós!

Rara emoción interior. Cierta culpabilidad. Pánico ante su desamparo y la pregunta recurrente: ¿Llegará a su destino? Ya en el asiento 14 A/ ventanilla -siempre pido ventanilla- pensé cuán metafórica podía resultar esta experiencia en relación con el trabajo de entrenadora que ahora realizo: acompañas a una persona durante tres calles y dos cruces de carrera, estás muy cerca de él/ella, a veces hablamos idiomas totalmente diferentes, en ocasiones parecidos y en verdad nunca iguales porque "el mapa no es el territorio". Aún queriendo ayudar a la persona, en un punto hemos de seguir nuestro camino para que él/ ella siga el propio en busca de su único, sagrado, peculiar destino.

Rara emoción. Algo de zozobra. Mucha energía compartida durante los meses de "acompañamiento" , una sentida caricia en el hombro de la lujosa americana y un ¡adiós, amigo, compañero de viaje! mientras me pregunto -siempre- ¿podría yo haber hecho algo más/ mejor por esta persona durante este trayecto compartido? Y sobre todo: ¿Llegará a su destino?

domingo, 21 de febrero de 2010

Sentido Común

¿Se pondría usted en las manos de un cirujano inexperto? ¿Volaría con un piloto que apenas tenga cincuenta horas al frente del cuadro de mandos? ¿Se dejaría realizar una prótesis dental por una persona que aún no se ha certificado como odontólogo? Sea cual fuera la especialidad profesional que analicemos, el sentido común -el menos común de los sentidos- parece indicar que a más horas de vuelo, más garantías de asegurar el resultado que anhelamos: sanar (cirujano), volar (piloto) o disfrutar de un implante sin problemas (odontólogo). Lo mismo ocurre con la emergente profesión de Coach o entrenador de personas y equipos en el contexto empresarial: a más horas de vuelo, más garantías de resultados.

Esta semana -impartiendo clases a futuros Coaches- me preguntaban por la International Coach Federation, ICF -la organización mundial más poderosa y acaso más rigurosa del planeta, con sede en Washington-. Los alumnos querían saber por qué la ICF exige horas de prácticas reales -con clientes reales, es decir, de pago- como una de las condiciones para reconocer la profesionalidad del entrenador. 250 horas para ser un Coach principiante, 750 horas para alcanzar la profesionalidad y 2.500 horas para la maestría. Además, junto a las horas de ejercicio profesional se exige un examen ante tribunal, dos recomendaciones de reputados Coaches senior, varias sesiones grabadas, el cumplimiento de un exhaustivo código de ética y el pago de las correspondientes tasas en dólares.


Tener el reconocimiento de la ICF es uno de los referentes que las empresas españolas empieza a exigir a los profesionales del Coaching para introducirlos en las organizaciones y entrenar desde Consejos de Administración hasta cúpulas directivas. Pocos son los Coaches que cuentan en España con el aval de la ICF, y menos aún que superen las 2.500 horas de trabajo ya que ello implica una alta dedicación al entrenamiento desde que en 2.002 llegara el Coaching a nuestro país. Si buscan garantías, busquen Coaches certificados por la ICF como aval en la formación, la ética y la experiencia ¡que no es poco! en una profesión aún sin referentes académicos oficiales en nuestro país -en Alemania es una diplomatura universitaria-. Les recomiendo que se dejen llevar por esta orientación antes de contratar los servicios de un Coach para sí mismos, su equipo o su empresa. Pongo a su disposición mis cuatro mil registros escritos de otras tantas sesiones supervisadas por la ICF. Más de 4.000 horas de vuelo libre y sin motor. ¡Que los árboles no les impidan ver el bosque!

sábado, 20 de febrero de 2010

Up in the air

Acabo de llegar del cine. Después de visionar una película no deseo hablar con nadie. Escribir, sí. Hablar no, porque me quedo durante algunas horas encerrada dentro de mi cabeza recorriendo los impactos visuales, ambientales, sociales, culturales y relacionales del filme; también los mensajes del guión: los repaso por si tuvieran algo, bastante o mucho, aprovechable para mi momento o el de alguna de las personas con las que trabajo.

Creo que tengo que explicar que no veo la televisión en absoluto desde hace cuatro décadas. Nada. Reconozco a algunos personajes televisivos por los periódicos que leo a diario. Nada más. Ni siquiera los dos años que trabajé como periodista en televisión veía los programas. Los de producción se desesperaban conmigo, yo hacia mi trabajo: lo hacía muy bien y por eso no tenían queja. El caso es que el impacto que las películas produce en mí es inusual por el hecho de que veo una cada... mes o algo así y siempre por recomendación de alguien a quien respeto y aprecio. La de hoy tenía dos estrellas, es decir, dos recomendaciones de otros tantos amigos : Txema y Manu, cinéfilos de los que visionan al menos tres películas a la semana en la gran pantalla.

Entre otras muchas cosas el protagonista ofrece conferencias en escuelas de negocios y utiliza como metáfora recurrente la conveniencia de ir por la vida con una mochila ligera en lugar de cargarla de enseres cotidianos y propiedades así como de múltiples relaciones -a su entender algo muyyyyy pesado-. Todo O.K. hasta que se enamora y ya no puede seguir profetizando las bonanzas de la mochila vacía porque ¡sencillamente! ya no cree en ello. No les contaré más para no destrozar la película... Tal vez resulte interesante cuestionar de qué llenamos la mochila que todos llevamos a la espalda, cuánto pesa, y si tal vez ha llegado el momento de aligerarla... Up, in the air.

jueves, 18 de febrero de 2010

Testosterona

Tiempo off -fuera de servicio-.
Son las cuatro de la tarde de un jueves cualquiera. Escribo en el blog.
Mi jornada ha comenzado a las 7.00 a.m. con un empresario. Hemos entrenado duro hasta las 9.30. Después he ordenado mi despacho, mis papeles, mis ideas y mis correos electrónicos. Una hora después (10.30) estaba en la calle, caminando en paralelo a la bahía -soleada, serena y con los bañistas tradicionales surcando el Cantábrico-. ¡¡Qué inmenso placer sentir el aire en las mejillas, la fuerza de las piernas al caminar, la sensación de libertad a las 11 de la mañana con cielo azul, quince grados de temperatura y camino del gimnasio!! Hora y media y fuera... vermouth en la terraza de la playa mientras leo El líder resonante crea más, Goleman y su cuadrilla, un poco lento (para mi gusto).

Comidita rica-rica (como diría Aguiriano) y de nuevo retomar el Email personal: amigos, conocidos, familiares... A las 16.00 -después de escribir este texto- paseo hacia el despacho por el parque de Miramar donde los discretos árboles centenarios son testigos del devenir de mis proyectos. Time Off. Fuera de Servicio. Entre las 17.00 y las 21.00 me esperan dos entrenamientos de empresa. Adrenalina en estado puro. Hoy toca hombres... ¡al combate! Mucha camisa azul con las iniciales bordadas en el bolsillo, mucha testosterona, es decir, gallos de pelea, y hay que poner orden en el corralillo: del caos al orden, de la lucha de poder a la colaboración, de las interpretaciones subjetivas a las preguntas limpias, de las fases informativas a las resolutivas. ¡Querido Alain Cardon, espero que vuelvas pronto por España a compartir como dar comba a estos ejecutivos! Tú, el padre del Coaching de Equipos, enrrocado en Paris, tu tierra natal y sede de tu emporio. Tiempo on. Les dejo: he de producir... un poco, je je...

martes, 16 de febrero de 2010

Bosque de Oma

Alguna vez -cuando me pierdo en el bosque de Oma- imagino que soy un duende de nombre Dream Maker: hacedora de sueños propios y ajenos. Irreverente e ingénua desafío las leyes de lo realizable mientras me escondo, huyo y juego con los duendes grises del bosque quienes -al igual que los personajes de Momo- matan los colores de los árboles que un día pintó Ibarrola.

Dream Maker y de fantasías que fueron semilla germinal en el corazón de alguna persona que tuvo el coraje de plantarlas y que tras mimo, fe, riego, paciencia, abono y cuidado crecieron altooo-altooo como los árboles convirtiéndose en realidades observables al ojo atento que captura.

De lo intangible -el sueño- a lo tangible -el árbol, el proyecto, el negocio, la casa, la pareja-. Fantasías animadas y en tecnicolor en el bosque de Oma mientras Agustín -ajeno a las modas e indumentarias sociales- hace girar sus neuronas bajo la boina negra y calada que le caracteriza, llena de polvo, a ratos...

Es una pena que el dominio esté registrado: Dream Maker, la Hacedora de Sueños ¡cuánto me gusta esa idea! casi tanto como esa otra de los sabios místicos griegos para quienes la principal función de un filósofo era (y acaso aún siga siéndo) la de mirar hacia el futuro y sembrar esperanza. Lo llamaban metanoia.

domingo, 14 de febrero de 2010

¿Gato o Liebre?

Muerto el Coaching ¡Viva la Formación!
Al menos una vez a la semana asisto a la presentación de escuelas de coaching, seminarios de coaching, masters de coaching, cursos de experto en coaching... Plaga de langostas. En parte por compromiso social, en parte por curiosidad, esta mañana he acudido a un desayuno de trabajo con café matarratas y pastas resecas donde un ex-directivo de banca (pre-jubilado a los 54) actuaba en calidad de experto y como ponente principal de un acto convocado para profundizar en el entrenamiento de los Comités de Dirección.

Durante hora y media se ha explayado el hombre sobre la política de recursos humanos que lideró en la entidad antes de su salida, sobre la contratación de Coaches externos para entrenar a los 300 tops de la compañía -entre los que, lógicamente, se encontraba- y el final felicísimo de todo ello propio de una comedia rosa de los años sesenta. Traje de Armani, colonia de Armani, reloj Swach y -siendo como era un acto de presentación de las bonanzas del coaching- ni una sola definición de lo que es el coaching, de su origen, de su práctica, de su coste o de su Roi (retorno de la inversión). A mi pregunta -en privado- de cuántas horas de coaching profesional ha realizado este ex-directivo de banca, él mismo ha reconocido que ¡ninguna! Se está formando con la escuela que propiciaba el desayuno de pastas resecas ¡vive Dios, hermano, qué frivolidad!

Hemos perdido el respeto al saber (aún no tiene una sola certificación), por la experiencia (ni una sola hora de coaching profesional), por la ética (se convoca a los presentes para hablar de coaching y él de lo que sabe es de banca), por el sentido común (es incoherente que sea el ponente principal y desconozca la definición de coaching) y hemos perdido el respeto por el sentido del ridículo. Vuelo de ida y vuelta a Madrid, hotel de cuatro estrellas, comida en el Arzak. Pagan los futuros alumnos.

Tomando un café con mi amigo Iñaki, hemos acordado afrontar esta plaga desde el compromiso de seguir luchando por lo que creemos: la belleza del coaching como una actitud ante la vida y los negocios que apuesta por el ser humano, que respeta la unicidad sagrada de cada persona, que mira al futuro y provee de esperanza, y que ofrece resultados cuando lo realizan profesionales. Por si el ex-directivo de banca en formación se asomase a este blog, generosamente le ofrezco una de las posibles definiciones de Coaching: un diálogo (socrático) profesional y estructurado (con método), enfocado al logro de objetivos que se realiza en total confidencialidad respetando un riguroso código de ética (el más ajustado el de la ICF).

Mi amigo, yo, y algunos otros bonsais del entrenamiento apostamos por hacer como en la historia del Caballo de Troya ¿se acuerdan? Trabajar dentro del sistema productivo (las empresas, sus equipos, sus directivos), desde la creencia auténtica en el poder revolucionario del coaching realizado por personas certificadas, con experiencia, éticas, con sentido común y del humor. Menos Armani y más Alma-ni. Más Alma.

martes, 9 de febrero de 2010

Mobbing

Dedos fríos tras una jornada exhaustiva. Termómetro en cinco... sobre cero... ¡no podemos quejarnos si miramos a la Europa del norte! Cabeza caliente tras una jornada exhausiva, en Bilbao. Cuatro clientes, cuatro mundos, cuatro pulsiones, cuatro desafíos, cuatro metalenguajes, cuatro cabezas, cuatro corazones, cuatro voces que acompañar en el trayecto preciso de su existencia. En las escuelas de negocios -donde imparto clases- suelen preguntarme ¿A cuántas personas se puede entrenar en un día? Y yo contesto con la mayor honestidad posible que depende de la entrega en cada sesión, de la intensidad del trabajo, del calado de los temas, de la musculatura del cliente (floja o fuerte en voluntad, floja o fuerte en entusiasmo...). Depende... todo depende, como decía aquella canción Kiss Fm. Para mí, cuatro está en el límite de la cordura y eso que les aprecio enormemente, que siento y padezco sus subidas y bajadas -acaso porque siento sus subidas y bajadas-. En fin, en uno de los casos de hoy se trata de una mujer saliendo de un mobbing aunque persiste en la misma empresa por diversas razones salariales, de conciliación familiar y de trayectoria laboral. Saliendo del mobbing creíamos porque está mucho mejor de ánimo, de fuerzas, de proyectos, de alegría y -sin embargo- ambas nos hemos quedado peripatéticas cuando a mi pregunta de ¿a quién presentarás en primer lugar el nuevo proyecto estratégico? Me ha contestado que a Iñigo, el lobo feroz que está practicando un desprecio persistente, una merma de tareas, un solape de competencias... Unos interminables segundos de mirada clavada la una en la otra sin entender de dónde provenía esa respuesta a estas alturas de la película. Ella decepcionadamente sorprendida consigo misma. Yo aterrorizadamente sorprendida al comprender que la herida interna del mobbing es sangrante y aún cuando no se percibe en niveles comunes de consciencia está presente, muy presente, en sus respuestas automáticas. ¿Qué está pasando ahí? De golpe me ha acordado de mis lecturas de Marie France Hirigoyen -experta en mobbing- quien en sus libros repite una y otra vez que la víctima no ha de mantener una paciencia eterna ante los pequeños-grandes desprecios cotidianos... que la víctima corre el riesgo de terminar agotada al estar sometida a persistentes dosis de tensión y estrés... y que acaso el único error auténtico de quien padece mobbing sea el de practicar extrema y confiada inocencia. Nos hemos despedido con un abrazo y la mutua tarea de reflexionar por separado. Ella sigue adelante con su proyecto y yo mantengo el estandarte de la alerta. Gran jornada.

domingo, 7 de febrero de 2010

The new black

La vida no ocurre como la imaginamos.
A veces, la vida no ocurre como la imaginamos.
Exactamente como la imaginamos, la vida no ocurre casi nunca.
Lo hace mejor, peor, diferente y -por fortuna- en pocas ocasiones los dioses nos castigan concediéndonos lo que les pedimos (homenaje a un maestro budista que antaño conocí). Pensamiento uno de hoy, inconexo del siguiente.

The new black o el nuevo chic es una tendencia londinense vinculada al bello arte de la reflexión sobre la vida con ingredientes del mundo de la literatura, la filosofía, la educación, la espiritualidad y el entrenamiento de adultos de vuelta del sistema consumista y en busca del santo grial. Se reunen -una vez a la semana- en tertulias, paseos, restaurantes y exquisitas aulas en las que se paran a pensar, dialogar, debatir, intercambiar y aprender. ¡¡Lujazo!! quédense, por favor, con el concepto: the new black (ver foto). Pensamiento dos de hoy, inconexo del siguiente.

Olor a resina y madera recién cortada. Olor a cuajo de leche al transitar una vaquería. Tras la lluvia, olor a eucaliptus y pino, los árboles que custodian mi paseo dominical de catorce kilómetros con el horizonte del Cantábrico sereno azul claro. Las prímulas salvajes aún no huelen. Sí lo hacen los pucheros de los caseríos: ajos macerados y pimientos choriceros en cazuela de barro. No puedo verlo... su aroma me alcanza por la espalda según dejo atrás el sendero rural. Erase una mujer a una nariz pegada hoy en un día cuasi-primaveral que alienta hacia los colores claros en la ropa y en el ánimo. Pensamiento tres, inconexo del siguiente.

Me siento heredera de Carl Rogers para quien el ser humano ya posee en sus entrañas todo lo que necesita para alcanzar su brillantez. Los vaivenes de la existencia no hacen sino poner a prueba la infinita capacidad del hombre para superar retos musculando habilidades detectadas (y sin detectar) que se movilizan ante la necesidad, la circunstancia, el peligro o el azar. El llamado padre de la psicología humanista -cercano en sus planteamientos a los de la llamada terapia breve- considera que las personas tenemos recursos para sobrevivir y mucho más que eso: para alcanzar nuestros sueños. Tanto la psicología humanista de Rogers, como la terapia breve de Steve de Shazer e Insoo Kim Berg, se centran un noventa por ciento en la búsqueda de soluciones y un diez por ciento en el problema.


Obsesionada con la busqueda de soluciones, topo -una y otra vez- con la comunicación que ahora mismo me parece la piedra filosofal de casi todo. Aún no tengo desarrollada conceptualmente mi teoría. Sin embargo, les avanzo los hilvanes: según nos hablamos a nosotros mismos construimos nuestro mundo interior: etiquetamos realidades, sensaciones, personas, relaciones... y aunque sabemos que el mapa no es el territorio, tendemos a actuar como si nuestro particular mapa sí fuera la realidad del territorio. De ese diálogo interno con nosotros mismos se derivan algunas consecuencias, por ejemplo: el estado de ánimo optimista si tiendo a utilizar palabras, enfoques, e ideas alegres y potenciadoras, o pesimista si me cebo en las miserias y limitaciones. Comunicación con uno mismo (veinticuatro horas al día, incluso en la inconsciencia del dormir). La comunicación con los otros tiende puentes o dinamita relaciones en el trabajo, la familia, la pareja o el vecindario y conseguir despejar el gap entre lo que se pretende decir y lo que los otros entienden roza la maestría. A ello debiéramos entregarnos como base de una civilizada convivencia. Comunicación con los demás. Por último -y con la importancia que quieran otorgarle- la comunicación con el misterio de la vida (Dios) que se vive desde el compromiso social, la responsalidad corporativa, la religiosidad, el asociacionismo o las contribuciones monetarias o de otra índole a los más desfavorecidos que ¡por cierto! no están todos en Haití. Comunicación con el misterio de la vida. ¿Cómo vive usted todo esto?

miércoles, 3 de febrero de 2010

Busco Editor

Quiero hacer realidad otro de mis sueños por lo que busco editor para los cien mejores textos de este blog.

Puesto que en el mundo empresarial se dice que lo que no se mide, no existe... ¡Vayamos con los números! Hay 178 entradas (con la de hoy) escritas con entusiasmo, convicción, persistencia y mimo-cariño-ternura. Los lectores han situado el cuentagotas de lectura (parte inferior, en azul) en más de 10.000 siendo un blog no posicionado y que no promueve la suscripción. Cada jornada visitan las páginas varias decenas de personas (ayer mismo 62 lectores en un sólo día). En la actualidad hay ocho seguidores cuya personalidad desconozco (no son amigos), y algunos comentarios que agradezco infinitamente.


La temática es variada, conectada a la vida -creo- si bien es cierto que abundan los textos con un eco en el arte que es el vivir y en la posibilidad de entrenar las habilidades que propician la felicidad posible. En fin: Busco editor para los mejores textos de este friki blog de estilo rápido, directo... ¿irreverente? Si pueden/ quieren contribuir a la realización de este sueño, por favor, conecten conmigo vía Email: azucenavega_coach@yahoo.es ¡¡Gracias!!

Ontología, perdón...

Un torpedo en la línea de flotación de la clase vip del País Vasco ayer concentrada en la sede de Euskal Irrati Telebista, ETB (canal autonómico) para escuchar a Rafael Echeverría. El nivel de los participantes se puede medir de variadas maneras. Elijamos una... la cantidad de aromas carísimos por metro cuadrado que uno puede percibir. Otro "indicador" -si queremos utilizar la jerga de estos saraos- sería los bolsos de las señoras: todos pielísimos, grandes y por alguna razón que desconozco abiertos de par en par en cuanto los posan en algún lugar dejando a la vista los móviles, la I-Phone, el tabaco rubio, los manojos de llaves propias del mismísimo San Pedro en hora punta... En fin, ayer había mucho de todo ello y más. El caso es que el anciano Echeverría -dicho sea con todo el respeto que se ganó y como mera información biográfica- soltó un poderoso torpedo de cuatro horas en la línea de flotación de la clase vip hiperconcentrada (como un buen caldo) en la Sala Multibox de ETB. Es divertida la vida, si se contempla con ojos atentos. Multibox, je je. Sigamos juntos... les cuento.

Sobre el contenido de la ¿conferencia? ¿workshop? ¿arenga? ¿reflexión en voz alta? de cuatro horas largas publicaré un sesudo reportaje en la revista Coaching Magazine que dirige mi amigo Leonardo Ravier. Aquí quisiera tan solo transmitir un poco del impacto que este "gurú" del llamado Coaching Ontológico dejó en mí.

Para los neófitos, vaya por delante una pincelada de contexto. Echeverría es uno de los grandes referentes internacionales, una de esas personas que tras veinte, treinta, cuarenta o más años centrado en la investigación y ejecución de metodologías vinculadas a la evolución humana es capaz de presentar algunas conclusiones acaso revolucionarias y ¡seguro! personalísimas para quien esté en disposición de "digerir" semejante engrudo.


Entiéndanme, no es que lo que comparte no sea hiper-valioso, no es que no sea serio, no es que no esté contrastado... sino que el resto de los mortales nos encontramos de repente ante una síntesis cuya cocción ha tardado en alcanzar su punto de ebullición esos veinte, treinta, cuarenta o más años y ¡claro! no es del todo realista esperar que podamos subirnos a esa enorme ola sin anestesia o, al menos, sin la interiorización de algunos conceptos esenciales y básicos que Echeverría maneja con la soltura propia de quien ha olvidado el abc, los rudimentos iniciáticos imprescindibles, para "seguirle" en su discurso.

Mi también amiga Arantza diría "exceso de conceptualización" y -ciertamente- aun siendo adicta a la lectura, cursillista profesional, asidua a las universidades como ponente y alumna, ayer tuve que alinear todas mis neuronas en fila india para seguir con cierta cordura a este chileno torrencial en su discurso y gran caminante de tarimas (hizo unas... quinientas vueltas de izquierda a derecha y vuelta por el escenario de la multibox).


Como entre mis valores cuasi-irrenunciales se encuentra la justicia, atenderé a su llamado compartiendo con ustedes alguna de las ideas "peculiares" que lanzó a los presentes. Cuando un Jefe, un directivo, un empresario o un líder, se pone en manos de un Coach Profesional ha de saber -según Echeverría- que del total de su energía-tiempo conviene destinar un 50% a transformarse a sí mismo; un 25% a gerenciar a su propio jefe; un 20% a cuidar relaciones de pares, dentro y fuera de la empresa: instituciones, clientes, políticos, competencia... y lo que queda (un 5%) a entrenar a sus subordinados con el estilo que el chileno considera recomendable: el estilo Coach.

Otra de las ideas que nos quedó a todos nítida en la retina fue el hecho de que no conviene liderar las organizaciones (empresariales, políticas, sociales...) con el estilo Gerente-Capataz (ordeno y mando) propio de la época de Taylor cuando predominaba el trabajador manual, sino hacerlo más acompasados con los tiempos que nos han tocado vivir (digamos el siglo XXI, la sociedad del conocimiento) y practicar el estilo Gerente-Coach, alguien que dedica tiempo-esfuerzo-dinero-acaso algo de sufrimiento- a la mejora de sí mismo y al desarrollo de los demás esté donde esté en la pirámide productiva.

Bueno... y por demás citó mucho a las Universidades de Oxford, Cambridge, Harvard... a Sócrates, a Parménides, Los Evangeli0s escritos -dijo- originalmente en griego, Peter Senge, Druker, Dee Hock, Marcial Losada, Fernando Flores, Jim Collins, Chris Argyris... y un tal M.Cordovero quien afirmó: "... El secreto del escuchar sublime es saber escuchar EL BIEN (en el otro, of course, querido darling)...". En otro post desarrollaré "la escucha" (como competencia profesional clave) tema en el que Echeverría ofreció -ciertamente- una clase magistral. Merece la pena repetirlo: El secreto del escuchar sublime es saber escuchar el bien. Con eso me quedo hoy para practicar en mi vida y en mi trabajo.

lunes, 1 de febrero de 2010

Empresario de raza

Diez minutos. Tengo diez minutos para compartir con ustedes un plif plof super alegre... ¿Me dejan? Un cliente de treinta años al que llamaremos Igor está pisando el acelerador de su empresa. Posee la mitad de un negocio centrado en el sector de la enseñanza con varias sedes en otras tantas capitales españolas. Desde hace tres meses trabajamos intensamente en pulir todos aquellos aspectos que le están transformando de un experto en su sector y emprendedor bienintencionado volcado en el combate, en un empresario vip con los pies en la tierra sin perder un ápice de su pujanza.
Ocho minutos... Igor está leyendo al señor Covey después del Gimnasio, dos días a la semana. Ambos logros (lectura de Covey y Gym) se deben a las sesiones iniciales de Coaching en las que se propuso mejorar su conocimiento intelectual del management y los Siete hábitos de las personas altamente efectivas y su puesta a punto física... ¿Coincidencia en muscular a un tiempo mente y cuerpo? Nooooo... en ambos casos se trata de entrenar. Hoy me ha confesado su entusiasmo por los cuadrantes temporales de Covey, ya saben: lo urgente, lo importante... Cuando se marcó el objetivo de cincuenta ventas mensuales le pareció ambicioso, muy rentable y dificilmente alcanzable. Hoy estamos por encima de las sesenta y avanzando, je je... Lo mejor del Coaching es que con frecuencia deja atrás las propias expectativas ¡¡incrementándolas!!

Cinco minutos para compartir con ustedes mi contento plif plof por las mejoras increíbles de Igor y la gestión de su empresa. Con un año de existencia, una plantilla de quince trabajadores y creciendo... es un experimento apasionante para ambos. ¡Claro que sudamos, claro que a veces todo no sale a la primera, claro que vamos ajustando objetivos pegandonos al terreno...! Lo cierto es que palmo a palmo, resumen de libro a resumen de libro, sesión a sesión, email a email... Igor avanza imparable hacia la mejor versión de sí mismo. Con humor, con cautela, asentando logros, atisbando riesgos ... Va deprisa, se considera un tiburón. Yo lo siento como un crack.

Cero minutos. Finito. Otro día les cuento más. ¡¡Brinden conmigo por este empresario de raza!!