domingo, 27 de diciembre de 2020

Proactividad Samurai y Escucha Generativa

 


El 2020 me ha confrontado con el diseño de la estrategia en tres compañías de los sectores de automoción, infraestructuras e investigación. Si dejo atrás todo lo aprendido y me conecto a la esencia encuentro dos soft skills: la capacidad de escuchar lo que acontece con la totalidad de nuestro ser y la capacidad de ir un paso por delante atisbando el porvenir. Escuchar el pasado-presente y avanzar hacia el futuro.

 

 


 

¿Qué hay que escuchar? los datos macro-económicos, las tendencias y estudios de mercado, las sugerencias, quejas y comentarios de los clientes, las dificultades de los proveedores, la desmotivación de la plantilla, la falta de cohesión del comité de dirección... Escucha plena (nivel 4, según la Teoría U, de Otto Scharmer) también llamada "escucha generativa" (de la que emergen nuevas realidades).

 

La estrategia exige ir un paso por delante de los acontecimientos estableciendo rutas alternativas a variados escenarios aplicando visión de águila, alerta de ardilla y flexibilidad de junco, así como coraje y resiliencia ante lo que nos presente el porvenir.

 

¡Claro que he aprendido mucho de KPIs, análisis SWOT y diagramas de flujo...! Sin embargo hoy quiero resumir el latido de estrategia en dos conceptos: proactividad samurai y escucha generativa.



viernes, 25 de diciembre de 2020

¿Qué es la innovación? Cuatro interpretaciones

 

¿De qué hablamos cuando hablamos de innovación? Desde hace seis meses profundizo en la práctica del feedback como herramienta empresarial de mejora continua, así que leo cuanto encuentro en la red y -sobre todo- sigo las recomendaciones de mis mentores.

Thanks for the Feedback -de Douglas Stone y Sheila Heen- es un libro que descubre los entresijos psicológicos, culturales y sociales del bello arte de dar y recibir feedback como método de crecimiento profesional.

Una de las aportaciones del volumen es el acertado enfoque de la "interpretación" de los conceptos, algo que  -cuando se trata de feedback- puede llevar al desastre o a la gloria. Depende, todo depende... Lo mismo ocurre cuando se pronuncia el concepto innovación... ¿cómo interpretamos el término? ¿a qué nos referimos -exactamente-?




Tengo el honor de impartir formación "in company" en algunas empresas en las que también estoy en contacto con la propiedad y los principales directivos de la compañía. Esa transversalidad me permite comprender muchas de las cuestiones que se plantean en el aula ya que conozco el marco referencial, (cultura de la organización).

Al término de la formación "in company" sugiero que cada profesional construya su propio trabajo de fin de programa de acuerdo con aquellos aprendizajes que considere relevantes vertebrados entorno a un tema que en ese momento sea clave en la empresa. Digamos que el esfuerzo de cada alumno ha de mostrar hasta qué punto ha integrado los nuevos conceptos, en qué medida ha reflexionado sobre los mismos, y cómo puede retornar el conocimiento, experiencia y preferencias personales en forma de contribución a la compañía que financia nuestra actividad.

La innovación puede ser entendida como un aroma que inspira, una modernización de usos y costumbres, una pulsión emprendedora o una actitud energetizante cuyo efecto se asemeja a una transfusión sanguínea. La propiedad de un negocio en el que imparto formación tiene esa interpretación. Pero... el director de producción tiene otra que busca afanosamente el ahorro y la mejora de la fábrica en clave de milímetros, segundos o desperdicios, un enfoque distinto del concepto innovación. En cuanto a los alumnos, uno de los participantes entiende la innovación como una manera de desarrollar a las personas. Otro sugiere la creación de una "plataforma social" que incluya la transferencia del know how de la fábrica junto con planes de motivación a la plantilla y abordaje de la industria 4.0.

Apasionante... ¿no les parece? La cuestión es cómo conciliar en la misma empresa estas y otras muchas "interpretaciones" de los términos innovación, feedback, eficiencia, salud organizacional, rentabilidad, mejora continua o capital humano. Al cierre del 2020 me pregunto: ¿de qué hablamos... cuando hablamos de innovación?

 

viernes, 18 de diciembre de 2020

"Ver" al compañero transforma la empresa


Bajo la fórmula "in company" imparto formación a equipos empresariales. De una experiencia a otra cambian muchos factores: el sector, tamaño de la compañía, ubicación geográfica, fórmula societaria etc. Sin embargo, hay algo que se mantiene como un fascinante común denominador ¿qué es?



Durante la formación los profesionales integran conocimientos nuevos, modifican hábitos y conductas, incrementan su motivación, mejoran la eficiencia y equilibran la capacidad de actuar con la de reflexionar. Todo eso está bien, pero lo realmente valioso es que tras unas horas juntos en un espacio de confianza los profesionales acaban "viendo" a los demás. 

Las personas llevan años cruzándose en los pasillos y coincidiendo en la máquina de café y sin embargo la conexión se produce tras unas pocas horas de formación y entrenamiento que propician el aprendizaje compartido. 

Algunas condiciones facilitan la experiencia: la ausencia de juicio, la formulación de unas reglas claras, el respeto, la exploración de cosas nuevas, la complicidad y el humor. La consecuencia es que emerge en el aula un clima de confianza y apoyo mutuo que propicia que los profesionales agudicen la mirada y amplíen la capacidad de percibir.  



Compruebo que "ver" a los compañeros transforma la empresa y concluyo que "ver" a las personas es un acto ¡¡revolucionario!!


domingo, 6 de diciembre de 2020

Directivos que abandonan ¿de qué huyen?

 

La ciencia del management afirma que los trabajadores no se van de sus empresas sino de sus jefes. Y la estadística confirma que el noventa por ciento de las personas con un empleo fijo bien remunerado abandona la compañía por desavenencias severas con su jefe directo. 

En el despacho vengo trabajando con profesionales que quieren dejar atrás empleos vinculados a jefes tóxicos, pero en los últimos meses algo está cambiando y han comenzado a llegar algunos jefes que quieren dejar atrás sus empresas. ¡Cielo Santo! Trabajadores que huyen de sus Jefes y Jefes que huyen de sus Empresas... Veamos qué acontece. 

En el caótico diciembre del 2020, el 77 % de los directivos se plantea abandonar su compañía. Algunos están a la caza y captura de oportunidades. Otros se han puesto en marcha en búsqueda activa de empleo. Unos pocos contemplan iniciar su propio proyecto empresarial. ¿De qué huyen? ¿Qué buscan? ¿Por qué ahora?

Tenemos el informe realizado por Smart Culture titulado Talento Directivo en Momentos de Alta Incertidumbre y tenemos también una hipótesis: quien siembra truenos recoge tempestades y las hojas lanzadas durante décadas al viento se depositan ahora en el mismísimo ánimo de los directivos. 





El informe revela que los directivos se sienten asqueados de las políticas que han aplicado en los últimos meses: son conscientes de haber sido el brazo ejecutor del cierre de algunas líneas de negocio, de los despidos y hasta del miedo de quienes permanecen en la plantilla. La crisis ha reventado las costuras del sistema y ha perforado la venda que los directivos llevaban puesta en tiempos de bonanza.

Todos somos utilizados, también los directivos y -aunque lo saben- el engrudo de la pandemia les ha resultado indigesto. Buscan aire fresco y tierras no contaminadas donde la primavera haga crecer hojas que no se alcen al vuelo hasta próximos otoños y no sepulten esperanzas hasta próximos inviernos. 

Lo que necesitan es resetear el alma -aunque jamás vayan a formularlo en esos términos- y lo que anhelan son empresas con alma -denominadas empresas con reputación-. Lo que quieren es formar parte de la toma de decisiones y hacerlo con agilidad sobre al terreno. En algunos casos (8%) los directivos también buscan mejoras salariales.

Mientras tanto las empresas harán bien en cuidar el talento que sobreviva e incluso en reforzarlo ya que en las personas radica la sostenibilidad de los negocios y la genuina ventaja competitiva.


Informe Smart Culture Tiempo de lectura 6 minutos.

jueves, 3 de diciembre de 2020

Emprender... ¡soplar brasas!

 

Contesto una media de cincuenta emails al día. Algunos los completo en un par de minutos; otros exigen mayor reflexión porque la persona requiere orientación en algún tema relevante para su negocio o su momento profesional. 

Confesaré que tengo debilidad por el pequeño cliente: digamos que su fragilidad conmueve mi instinto protector y me lanzo en un apoyo incondicional que no se corresponde con la dimensión del encargo (facturación). ¡Ahí está la vocación! 

Siento debilidad por el pequeño cliente y pasión por los emprendedores -esa tribu a la que yo misma pertenezco- por lo que cada vez que me contrata un profesional para que le ayude a sacar adelante su proyecto me vuelco en la tarea. Esta mañana un incipiente emprendedor (lleno de inseguridad, miedo y zozobra) me ha escrito y le he contestado el email cuyo texto copio a continuación:...

"... Hemos de avanzar sin tener todas las respuestas ¿no te parece? No sabremos la temperatura del agua hasta zambullirnos en ella. Según mi experiencia, todas las personas tienen miedo. Unas  tienen miedo, se bloquean y no hacen. Otras tienen miedo, caminan sobre brasas y emprenden... 



La cuestión es dar pasitos en una dirección predeterminada (rumbo) que mantendremos durante meses o años en los que habrá avances y retrocesos que exigirán de nosotros resiliencia y esperanza a raudales. Eso es básicamente emprender, junto con la gloria de levantarse ilusionado cada mañana para sacarle chispas a  tu potencial transformándolo en encargos útiles y rentables.


En cuanto a la incertidumbre... es inherente a la vida y los negocios: hasta los más sólidos atraviesan un tsunami y están reinventándose: Siemens Gamesa, Aernnova, Otis, Arcelor... Los emprendedores hemos de calibrar riesgos, invertir en esperanza aterrizada y ¡avanzar! siempre...".