miércoles, 28 de septiembre de 2011
Vocación minimalista
sábado, 24 de septiembre de 2011
El miura del entrenamiento: los equipos
Coaching de Equipos. ¿Cómo explicarlo en el aula, sin vivirlo sobre el terreno, en su marco productivo natural? Difícil, como enseñar a torear a quien nunca ha estado en el albero cara a cara con un miura de 600 kilos. Bueno, supongo que siempre existe el toreo de salón y eso me tranquiliza... hasta un punto.
Entre las muchas especialidades de Coaching bien documentadas (en inglés y castellano) encontramos: Life, Leadership, Executive, Business, Spiritual, Skills, Wellness, Career, Creativity... Nada semejante sobre el entrenamiento de los equipos, a mi entender la más prometedora, compleja y apasionante modalidad.
Prometedora porque es el presente-futuro de la profesión: las empresas demandan más Coaching de Equipos del que los profesionales pueden ofrecer (al menos en España). Compleja porque implica a varias personas a la vez -las que componen el equipo- por lo general muy cualificadas. Apasionante porque lo exige todo del Coach para salir vivo de la situación mientras aporta, impulsa y se gana la minuta.
Estos días construyo un manual propio sobre el entrenamiento de equipos en el que si bien me hago eco de todas las herencias conceptuales aprendidas, básicamente profundizo en mi estilo personal que espero y deseo resulte útil a otros.
Como profesional he realizado muchas horas de entrenamiento individual. Sin embargo, mi experiencia es limitada con los equipos ya que no me he atrevido a dar el salto hasta haber superado las 4.000 horas de coaching uno a uno. Cuando he tenido un proyecto que me ha permitido hacer entrenamiento de equipo he descubierto lo desafiante que resulta, y las bonanzas que podemos recolectar. Entre otras: La transformación de grupúsculos en un equipo; el aprecio de la diferencia; el respeto a la discrepancia; la comunicación empática y asertiva; el equilibrio entre el dar y el recibir; el establecimiento de un sistema de recompensas; el conocimiento de la metodología de las reuniones eficaces (delegadas); los valores como argamasa del equipo; los rudimentos de la inteligencia emocional...
Consolidar en una organización un equipo eficaz (lo que denominan un equipo de alto rendimiento) no es flor de un día, sino de varias primaveras. Exige una apuesta fuerte y mucho coraje por parte de la empresa, el entrenador y los directivos implicados.
¿Cómo se hace todo esto? Excelente pregunta a la que trato de responder en el manual porque una cosa es hacerlo y otra explicarlo pedagógicamente a los demás. Lo que puedo avanzar es que ayuda si el Coach tiene una dilatada experiencia laboral previa como directivo, si posee una preparación académica potente toda vez que en los equipos encontraremos licenciados y másters -que no te respetarán si descubren en ti un nivel intelectual inferior-; con fortaleza de carácter para lidiar con los conflictos, y con infinitos recursos: desde el humor, hasta el uso de las metáforas, pasando por la percepción orgánica del equipo. También es interesante que el entrenador haya cosechado muchos éxitos y algún rotundo fracaso... No es para novatos, quizá eso permita entender porqué la mayoría de los entrenadores de equipo son seniors: exige muchas primaveras y algún otoño ;-D
Daré un curso sobre el entrenamiento de los equipos el próximo fin de semana en Zaragoza y aún quedan dos plazas. Las organizadoras son: Inés Iranzo y Ana San Román = asanroman@cepymenet.com
jueves, 22 de septiembre de 2011
Duda Cósmica
lunes, 19 de septiembre de 2011
¿Cuánto dura una pompa de jabón?
domingo, 18 de septiembre de 2011
La fórmula del Cambio
Mi afición al buceo es tan intensa que incluso en un día como hoy (quince grados, cubierto, lluvioso) me sumerjo en el Cantábrico. Preocupados con mi nueva obsesión, al mediodía mi familia me han preguntado si cuando llegue el invierno me conformaré con la bañera grande llena de peces de plástico, algunas conchas, un poco de arena y uno de esos patos amarillos que hay en todas las casas de Singapur a Estambul.
El baño dominical ha estado precedido por 48 horas (viernes y sábado) de inmersión en el océano-mar cognitivo en un destartalado edificio de Bolueta (Vizcaya) en el que un puñado de idealistas vertebran la innovación social entorno a Eutokia. Inmersión por la profundidad conceptual sostenida durante dos días practicando dinámicas de “participación genuina” en el contexto organizacional. Y, al igual que cuando llevas media hora nadando se amoratan las yemas de los dedos, al término del workshop tenía un poco colapsado el receptor emocional y un mucho saturado el mental. Entre los corales rescatados del olvido, me quedo con una fórmula matemática que fascinará a los ingenieros e investigadores con los que trabajo ya que permite calcular la posibilidad de cambio en un sistema, sea familiar, político, empresarial o asociativo.
La llamada fórmula de cambio (o fórmula de Beckhard) consiste en: Insatisfacción x Visión x Primer Paso > Resistencia. Pondré un ejemplo que clarifique su aplicación: Cuando Steve Jobs sale de Apple, la posibilidad real de cambio en la compañía dependerá del grado de insatisfacción que exista en la misma, multiplicado por la visión de futuro que tengan sus líderes, multiplicado (a su vez) por un definido plan de acción que incluya un primer paso. Si la cifra obtenida es mayor a la resistencia al cambio, sabremos con qué margen de maniobra contamos; si es menor a la resistencia, tendremos que aceptar que la llamada “horquilla de oportunidad” tiende a cero.
Parece complejo y sin embargo -si se contempla con un gramo de interés- descubrirán que -aplicada casi a cualquier momento y situación en una empresa- ofrece información útil antes de embarcarse en un proceso transformacional acaso muerto antes de nacer.
Fórmula del cambio = Fórmula de Beckhard: Insatisfacción x Visión x Primer Paso > Resistencia.
jueves, 15 de septiembre de 2011
Paradojas
martes, 13 de septiembre de 2011
Time Off
¿Grupitis o Equipo?
De Suecia a España, pasando por el País Vasco, Eugenio Moliní, enfoca las organizaciones como sistemas en la certeza de que la “participación genuina” de las personas (en la toma de decisiones) es posible y rentable. Moliní impartirá un curso de seis días de duración en Bilbao (Eutokia) para propiciar el arte de pensar, decidir y trabajar juntos en las organizaciones.
¿Quién es Eugenio Moliní?
Al comienzo de mis formaciones explico que a los nueve años salí de España camino de Inglaterra donde -además de aprender inglés- integré el concepto "democracia", algo que (siendo niño) somatizaba como una sensación de alivio al respirar. Mi viaje fue en ferry desde el puerto de Bilbao hasta Southampton. Años más tarde viajé a Suecia con tan solo un billete de tren y 20.000 de las antiguas pesetas. Allí he estado hasta los 51 años cuando -tras un intenso aprendizaje y práctica laboral- he decidido volver a España.
¿Cómo se ha ganado usted la vida?
Durante algunos años ejercí como psicoterapeuta tanto en mi consulta privada como en varios hospitales psiquiátricos. En 1992 abandoné el trabajo uno a uno y me interesé por las organizaciones. Entonces comencé mi colaboración con una consultora donde me enseñaron a hacer coaching antes de que se llamase coaching. Después, tras muchos arranques, frenazos, y tropezones importantes, emergió con fuerza mi vocación: la práctica de la Paz. La he expresado en mi trabajo contribuyendo a crear organizaciones y procesos en los que las personas puedan trabajar en paz y ser ellas mismas.
Ha creado la marca Atractor ¿De qué se trata?
Atractor es una red de consultores que medimos la calidad de nuestro trabajo por tres indicadores: resultados alcanzados, alineación con nuestros valores y elegancia en la ejecución.
¿En qué consiste la “Participación Genuina”?
La Participación Genuina es una metodología para diseñar procesos de trabajo cuyo éxito dependa de la colaboración de múltiples actores con diferentes especialidades, perspectivas e incluso intereses. La metodología permite que las personas piensen juntas y tomen decisiones, que es lo contrario de lo que se suele hacer. La suma de decisiones tomadas por personas autónomas es el procedimiento que lleva a las mejores decisiones. Pero para que esto sea posible hay que cortocircuitar la grupitis y la jeraquitis.
¿Qué es lo que usted hace -exactamente- en las organizaciones?
Asesoro, diseño, gestiono y facilito este tipo de procesos. Mis clientes suelen encontrarse ante distintos tipos de desafíos, como por ejemplo: hacer sostenibles las estrategias, incrementar la resilencia, conseguir la integración cultural o formar equipos de alto rendimiento, entre otros.
¿Qué se propone realizar en los seminarios de Bilbao?
Compartir con los participantes mi experiencia y enseñar mi oficio.
En su opinión, ¿cuáles son las claves de las empresas en las que se logran los objetivos y además las personas se sienten dichosas?
Las claves son muy claras y están bien descritas en la literatura. Lo difícil es llevarlo a cabo.
1.- Definir el ADN de la organización, que es aquello que si cambia, la organización pierde su razón de ser.
2 2.- Definir bien los límites que la organización se impone a sí misma en todos los niveles estratégicos y operativos.
3. Asegurarse de que todo el mundo tenga presentes los puntos 1 y 2 en TODAS las decisiones. Quitarse de en medio, interviniendo únicamente si las personas se saltan 1 y 2.
¿Qué diferencias observa entre el mundo productivo sueco (que tan bien conoce) y el español?
En todos los países del planeta las personas se mueven por el anhelo de ser felices y de que su trabajo tenga sentido. Las diferencias de fondo apenas existen ya que son compartidas por todas las escuelas de negocios del mundo occidental. Las diferencias de estilo se superan con la adaptación.
A los españoles les puede chocar lo que viven como una incongruencia entre el estilo informal en el ejercicio del poder jerárquico de los suecos, y su formalidad en los procedimientos. En España, por el contrario, las relaciones jerárquicas son muy formales y los procedimientos muy flexibles.
Más información: www.molini.es
sábado, 10 de septiembre de 2011
Purga de Ácaros
La hermosa bahía sigue en calma aunque el termómetro -como las bolsas de todo el planeta- se desploma a doce grados a primera hora de la mañana. Siento frío al pedalear en la trek verde camino del despacho. Son las siete y a decir verdad no estoy segura de que la calma no sea el preludio de una tempestad.
Vivo una de esas jornadas en las que -por alguna extraña conjunción planetaria- todos los necios del planeta me han tocado a mí. Reconozco haber perdido el control emocional durante un ratito, y haberme visto obligada a recurrir al botiquín de cataplasmas marca OM para calmar la airada entreceja y, de paso, evitar una subida drástica de la bilirrubina. Una subida comparable a la vertical quebrantahuesos de la gráfica del paro en España en los dos últimos años: hemos superado con creces el triste récord de paro alcanzado en 1993. Estamos en un veintiuno por ciento, es decir, que una de cada cinco personas en edad de trabajar está desocupada en España. Unos cinco millones de ciudadanos. (Entre el frío de la trek y la conjunción de necios me ha entrado una extraña fiebre bajo cuyos efectos acaso escriba alguna barbaridad. Ya disculparán).
Si no fuera por el segmento de trabajadores bajo mil euros/ mes que han perdido sus empleos, a ratos me da por pensar que esta brutal recesión tendrá efectos esperanzadores al purgar el sistema de ineptos abigarrados como ácaros (ver imagen) en un sinfín de moquetas institucionales o pseudo-institucionales.
Hace tiempo que un buen amigo sociólogo de
Ya les digo que con fiebre el teclado baila salsa caribeña. Continúo. Cuando el inevitable olor a muerte se extienda como un tufo insoportable por la jungla de asfalto, los presupuestos ajustarán sus cinturas a la dimensión de una avispa, las subvenciones dejarán de ser un coladero de amigos, los objetivos de producción serán imprescindibles para pagar la nómina, las auditorías servirán para algo más que un trámite, las contratas saldrán de verdad a concurso, y las direcciones generales no se adjudicarán a dedo. Buscando la supervivencia, el sistema se verá obligado a la purga de ineptos abigarrados en alfombras de diseño. En esta torre de Babel ojalá sobrevivan los más capaces, los más nobles y los más evolucionados. ¡Los mejores! La fiebre no me aturde al punto de pensar que estaré entre ellos ;-(