viernes, 31 de octubre de 2008

Trafico con Esperanza

Trafico con esperanza y de ello hablaré ante un publico ilustrado en la Universidad Politécnica de Madrid dentro de unos días. Trafico con esperanza porque no se distribuye en el mercado legal ¿oficial? ¿convencional?

Vivo la dicotomía felicidad/infelicidad como una quimera que en verdad esconde la lucha entre luces y sombras, bondad y maldad: tan antigua con el mundo. Trafico con esperanza porque creo en la felicidad como un estado posible y cotidiano del ser. Eso y no otra cosa es para mi preservar la luz que acaso alguien sitúe en el alma.

Imagino cuatro circunferencias producidas en el río de la vida por el lanzamiento de una piedra. La primera y más chiquita circunferencia es la persona; la segunda el equipo en el que se integra; la tercera la organización en su conjunto y la cuarta, última y más extensa, el mundo entero. Persona-Equipo-Organización-Mundo, cuatro circunferencias concéntricas, alineadas entre sí hacia la esperanza de la felicidad posible. Trabajo con eso ocho horas al día, seis días a la semana. Me alimenta, sostiene y alegra la certeza de que con un punto de apoyo todos podemos hace girar de manera armónica nuestro universo.

En el gran teatro del mundo aludido por Calderón de la Barca todos los personajes importan si bien algunos (por su ropaje) tienen una mayor responsabilidad en la protección de la esperanza. A mi entender, y en entre otros, estos personajes son: los líderes, los coaches y los mentores. De ello hablaré el miércoles día 19 de noviembre en Madrid en unas jornadas organizadas conjuntamente por las Universidades Politécnica y Complutense por tercer año consecutivo.

Traficar con esperanza es hermoso y funciona a condición de que uno crea en ello tanto o más que en su propio ADN. En otra entrada del blog cité a Hécate, la diosa griega que se asoma cada noche a las encrucijadas de los caminos con un farolillo encendido... Hécate no elije por ti, Hécate no da consejos, Hécate tan solo permite que veas un poquito más allá de lo que alcanzan tus ojos y el farolillo no es otra cosa sino la esperanza de la felicidad posible, a tu estilo, mirando al medio-largo plazo y otorgándote la libertad de elegir.

Elegir da miedo. Elegir es la máxima expresión de libertad y compromiso con uno mismo, con sus sueños. Hécate sabe que lo único permanente es el cambio, y ella, como yo, trafica con esperanza porque sabe que no se muestra en los grandes almacenes, que no se enseña en las escuelas de negocios, que no se practica en los medios de comunicación y que no está de moda.

Todos nacemos con un saquito repleto de esperanza que nos van robando las circunstancias, las personas y las caídas en los barrizales de los senderos. Los líderes, los coaches y los mentores tenemos la obligación de preservar la esperanza: Creer para Ver. Y funciona: Palabra, ocho horas al día, seis días a la semana. Hablaré de ello en mi ponencia. Aún está en construcción por lo que sus comentarios serán bienvenidos y acaso -si lo permiten- incluidos en el texto de la conferencia.

domingo, 26 de octubre de 2008

Asociación Española de Coaching

Una veintena de coaches levantinos y parte de la junta directiva se reunieron la semana pasada en Valencia para evaluar el pasado, presente, y futuro de esta emergente profesión desde el ángulo de la Asociación Española de Coaching, Asesco, nacida en el año 2000 y pionera en nuestro país.

La reunión gremial fue precedida de una sabrosa y abundante comida en la Pizzería Roma cuyo postre-degustación de profiteroles, helados y tartitas no tiene nada que envidiar al más exquisito restaurante napolitano.

Durante el encuentro, el presidente -Javier Tejerina- informó del blog del coach, un lugar en el que los asociados podrán participar activamente con sus textos, fotografías y vídeos. También se recordó que de los 129 asociados el ochenta por ciento (103) son coaches certificados: un auténtico diferencial frente a otras organizaciones gremiales y, desde luego, una garantía de formación, calidad, y ética profesional. Después se debatieron con vehemencia dos temas: la mejora y fortalecimiento de la "marca Asesco" y la posible subida de cuotas de afiliación (en la actualidad 75 euros anuales). La asamblea estuvo muy animada y dio paso al desarrollo de tres ponencias ante un público generalista con mayoría de directivos.

La secretaria de Asesco, Élida Peñalver, desarrollo con estilo impecable el presente de la organización, con representantes en la práctica totalidad del país, recordó las posibles vías de acceso al reconocimiento como coach certificado de Asesco y otros asuntos de índole burocrática. También se puso a disposición de los presentes con el talante servicial y dinámico que le caracteriza.

Por su parte Vicente Fernández, coach valenciano, animó a los presentes a salir de la llamada "zona de confort" en la que, con frecuencia, vivimos anestesiados (como un hamster en su rueda giratoria) para adentrarnos en senderos más atractivos.

En último lugar intervine yo, realizando un breve apunte histórico sobre los origenes del coaching, las fuentes de las que emana y se alimenta, las diferencias con otras disciplinas como la consultoría o la terapia, las llamadas herramientas del coach en su trabajo cotidiano con líderes, equipos u organizaciones y el desafío de contribuir con nuestra profesión a la mejora de la vida sobre el planeta tierra. En verdad suena pretencioso. Sin embargo, no lo es. Si mejoramos la vida de una persona, si incrementamos la satisfacción cotidiana del trabajo productivo de un equipo, si conseguimos que individuo-equipo-organización estén alineados como los círculos concéntricos que provoca una piedra lanzada a un estanque... necesariamente mejorará el planeta. Y ese es, a mi entender, el desafío que todos tenemos entre manos.

Asesco construirá marca con charlas que realizará por toda España en lo que denominamos el Tour de la Asociación Española de Coaching. La siguiente cita será en Bilbao, mi tierra, durante el primer trimestre de 2009. Quedan invitados.

martes, 21 de octubre de 2008

Brownie

En blanco estaba la página de las plegarias esta mañana.
Algodonosa, casi de lino puro y en blanco esperando una oración.

Pasé por allí, alguien dijo que estábamos a 8.000 metros de altitud. La belleza del espectáculo de nubes era tal que me acordé de ti y recé para la eternidad tratando de alcanzarte en el ahora y aún cuando yo ya no esté. Pedí protección sobre todo cuando yo no pueda cobijarte.

A mil kilómetros de distancia te envolvió una sensación alegre e hiciste galletas de chocolate con adornos de confetti comestible y relleno de ternura(brownies). Después tocaste el violín y supiste que alguien en el planeta te quería honestamente. Vibraron al unísono los cien mil arcos del Conservatorio Superior de Música de Stuttgart, los geólogos hablaron de un terremoto leve en la escala Richter olvidando que las vetas más profundas de la tierra están hechas de amor.

jueves, 16 de octubre de 2008

Historia del elefantito

Anoche estuve cenando, de risas y copas, con mi amigo Gonzalo Ibarnegaray quien acaba de llegar de una de sus expediciones a Botswana, África, una tierra que le fascina más allá de lo racional. En mitad de la juerga de complicidad, ajenos al efecto del etílico, me contó una historia en la que no dejo de pensar.

Cuando nace una cría de elefante se le ata con una cuerda o una cadena de escaso grosor y unos tres-cuatro metros de largura para que no se aleje de la madre, se pierda, o simplemente -mi amigo Gonzalo no lo sabía a ciencia cierta- por costumbre. El caso es que pasan los meses, el elefantito va creciendo y llega a pesar varias toneladas, a tener una fuerza descomunal y a poder liberarse sin esfuerzo de la cuerda o la cadena y, sin embargo, ni lo intenta.

Ante mis ojos de búho sorprendido, Gonzalo volvió a repetir: sí, llega un momento en que le sobra fuerza para liberarse de la esclavitud, le sobran ganas de conocer otras tierras, otros paisajes, otras experiencias y aventuras y, sin embargo, no lo hace. ¿Por qué?

Creo que a eso se le llama "anclaje" expliqué a Gonzalo en la última terraza de nuestro encuentro saboreando un helado de frambuesa. Anclaje: las neuronas registran a un nivel profundo la experiencia y la dejan ahí para siempre como una verdad cierta. El elefantito asume que no puede romper la cadena y cuando es adulto y puede hacerlo con facilidad ¡ni lo intenta!

¡Joder! (perdón) dijo él ¡pues vaya puñeta eso del anclaje! Sí, le contesté yo. Extrapolando al comportamiento humano, nosotros hacemos un poco lo mismo ¿no te parece? Los ojos de búho se le instalaron a él bajo las gafas gruesas. ¿Queeeé? Sí, piensa en cuántas veces nos decían que había que ser niñas buenas, que el dinero no cae de los árboles, que el dinero corrompe,que ganarás el pan con el sudor de tu frente... Esas cosas que nos hemos creído durante décadas sin cuestionar si son o no ciertas, si queremos que sigan vigentes en nuestro universo o fulminarlas por completo. Seguimos atados a las cadenas, a tres-cuatro metros de distancia de las creencias ancestrales...

Después volvimos en silencio a casa por la playa, cuajada de encanto, vacía de personas, con luna llena, 20 grados de temperatura, la isla de Santa Clara iluminada por el generoso ayuntamiento de San Sebastián... Una inquietante nube de pensamientos zumbaba entre nosotros. Ya en casa repasé mi cuaderno y una de las lecturas con las que ando preparando una ponencia. Allí estaba el bueno de Carl Jung: Hasta que no vuelvas al subconsciente consciente, éste dirigirá tu vida y le llamarás destino. ¡Dios como me gustaría ayudar al elefantito cuando es adulto y decirle: despierta, se consciente de tus posibilidades, rompe cadenas, anclajes, creencias limitantes y vuela!

Dumbo pudo hacerlo.
Seguro que tenía un Coach del norte.
Gracias, Gonzalo, por tu historia.

domingo, 12 de octubre de 2008

Estoy K.O.

Es domingo y estoy K.O. Ayer trabajé hasta las nueve de la noche. Hoy, cuatro horas de monte con 25 grados centígrados y fuerte viento del sur. Cuerpo de piltrafa. Pies molidos. He visto recoger cestos de manzanas, de higos y de castañas a los aldeanos de Guipúzcoa. Al fondo el Cantábrico (da seguridad verlo siempre ahí) y algún velero intrépido que surca el mar entre San Sebastián y Orio, en la ruta del Camino de Santiago.

Es domingo y estoy O.K. tras una siesta reparadora. Acabo de cargar el hard de mi cerebro. Es decir, de leer toda la prensa dominical y suplementos de Empleo y Negocios. Las noticias son devastadoras, tanto como para no creerlas, mirar hacia otro lado, meter los ahorros en un calcetín y seguir buscando oportunidades donde otros dicen que sólo hay cadáveres financiero/ productivos.

K.O y O.K. en la misma jornada. Mi maestro taoísta Juan Li acaso hablaría de fragmentación mente-cuerpo. Cada vez con mayor frecuencia vivimos de cuello hacia arriba, en la sala de máquinas de nuestro cerebro, ese tirano explotador que no conoce la tregua ni le importa. Y el cuerpo, corriendo tras la cabeza a una distancia de varios kilómetros...

Caminar, correr, nadar, escalar, trepar, nos conecta al cuerpo, a las sensaciones, a las emociones primarias, re-integra el ser primordial, mente-alma-cuerpo, un mix de tres en uno que permite la aproximación a los estados de felicidad ¿de fluir? (Mihaly Csikszentmihalyi).

De toda la prensa económica del fin de semana me quedo con una idea del Director General de la Escuela de Negocios ESADE, Carlos Losada: "Queremos que los Masters en Business y Administración de Empresas generen más líderes conscientes". Sí, bravo, en esas estamos. En el cincuenta aniversario de la creación de ESADE presentan el Coaching como uno de los pilares de los programas pensados para directivos de todos los sectores. ¡Que bien! me digo. Parece como si después de la Lámpara de Aladino y de la varita mágica de Harry Potter, el Coaching fuera el nuevo maná de las empresas. Entiéndanme, no es que no crea en ello ¡vive Dios! Soy Coach de Líderes y Equipos desde hace seis años: sé que funciona. Ahora bien, de ahí a pensar que todos los gerentes han de transformarse en líderes y de que el Coaching sirve para solventar cualquier carencia va un trecho que, cuando menos, habrá de salvarse con esfuerzo, persistencia e integración: cuidando del bienestar de las personas desde el que resulta posible obtener resultados. También en tiempo de crisis. Más que nunca en tiempo de crisis. Las personas siempre fueron la clave aunque sea ahora cuando los gurús del management se centren en este valioso recurso. Creo que sigo K.O. Sorry.

jueves, 9 de octubre de 2008

Felicidad en un Dedal

El otoño ha pintado de amarillo, verde y ocre los árboles de la city. Hoy he pasado el día trabajando en Bilbao, mi ciudad natal, y he sido "niña mala" un par de horas en las que me he permitido el lujo de pasear por la ribera del Nervión. Amarillo, verde y ocre en los árboles del parque de Doña Casilda Iturrizar en cuyo estanque nadan los biznietos de los patos a los que mi padre y yo echábamos migüitas de pan los domingos. Entonces no teníamos el icono del Guggenheim, impresionante incluso desde fuera, sobre todo desde fuera. Tengo miedo a la araña de ocho patas que hay en los aledaños, una gigantesca escultura cuya tripa está preñada de proyectos. Jamás paso por debajo de ella, hoy tampoco lo he hecho prefiriendo invadir a ratos el carril de bicicletas mientras contemplaba la magnífica Universidad de Deusto cuna de banqueros, de hombre y mujeres de negocios.

He pasado dos horas de felicidad absoluta justo al atardecer. Cuando sobre los montes sombreados en azul se perfilaban nubes claras, resplandecientes, sobre la villa de Don Diego López de Haro. He cruzado la ría sobre el famoso puente de cristal diseñado por Catalatrava y, a la vuelta, sobre el puente del Arenal, delante del ayuntamiento, y después sobre el puente de Zorrozaure. Calculo haber caminado unos 8-10kilómetros paladeando lo que mi hermana denomina "mi capacidad de ser feliz con un dedal".

La capital vizcaína me ha parecido hoy la ciudad de los puentes en la que se habla más euskera que hace ¿veinte años? Los planes de euskaldunización van haciendo sus efectos y quienes nacieron en los ochenta han estudiado en el modelo D (sólo en euskera). Me ha sorprendido. A medio camino he tomado el tranvía verde, un lujazo para una ciudad de apenas 500.000 habitantes. Me he acordado de algo que aprendí el verano pasado cuando coincidí con el escritor Jorge Bucay en unas jornadas filosóficas de la Universidad del País Vasco: "Tenemos el derecho y la obligación de ser felices mientras gocemos del privilegio de estar vivos."
¡A lo mejor es eso y no la teoría del dedal!
Me siento dichosa y agradecida de estar viva.

Me he sentado en la terraza acristalada del Ibaiberri, junto al centro comercial Zubiarte. De nuevo amarillos, verdes y ocres de otoño saludando desde las ramas de los árboles. He tomado mi clásico café americano, fuerte, humeante, rico-rico y he repasado mi planning de trabajo.

Consciencia de felicidad que, acaso, sea una decisión. Consciencia de felicidad que, acaso, sea una dirección... perpetuo mobile, en perpétuo movimiento, como un blanco móvil que cada cual persigue a su manera.

Otoño en la city, corbatas, trajes, razas, museos, puentes, la ría, unos niños saludando desde una barcaza que transporta escolares.

La noche cae mansa sobre la urbe y arriba las estrellas y media luna, media luna blanca, que no roja. Tiempo para los sueños.

viernes, 3 de octubre de 2008

Divorcio de Be Jota

Acabo de decir adiós a Be Jota. Quienes se separan o divorcian con frecuencia confiesan sentir tristeza y liberación. En mi caso, tristeza... sí, liberación... no, la verdad. Llevábamos juntos 18 años, mucho tiempo, lo sé. Mis amigos más escépticos dicen que las parejas debieran funcionar como los yogures: con fecha de caducidad.

Nos queríamos y nos hemos sido fieles durante casi dos décadas en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, con pan y con cebolla, como dictan los cánones. Hemos viajado juntos, muchos kilómetros, hemos pasado buenos ratos contemplando paisajes castellanos, manchegos, catalanes, incluso algunos bosques de la selva negra (Alemania). Yo le cuidaba, él me cuidaba a mi y -en lo esencial- jamás nos fallamos el uno al otro cuando hizo falta.

Su carácter es recio, firme, sobrio, un todo terreno. El mío es juguetón, creativo,chispeante. Hacíamos una buena pareja y sin embargo... ¡se acabó!

Hoy he dicho adiós a Be Jota.
Me he obligado a no llorar, a no mirar hacia atrás, a no recordar, a no pensar, a no sentir. Como todo homenaje una entrada en el blog. He tenido que firmar unos papeles que me desvinculan por completo y para siempre de él. Ya no me pertenece ¿acaso alguien pertenece de verdad y por completo a otro?

Siento que me falta algo. Ahora mismo no quiero buscar sustitutos.Tiempo para el duelo -que dicen los psicólogos- tiempo para ser uno mismo, respirar, re-encontrarse en soledad antes de lanzarse a nuevas aventuras.¿Cuánto tiempo? Los manuales dicen un año... las realidades dicen dos-tres años...

Sé que él va a transformarse. Adiós Be Jota ¡que te vaya bonito! BI 9772 BJ, mi ford fiesta blanco, hoy abandonado en un servicio que realiza demoliciones industriales. He donado sus órganos: dejarán su motor del tamaño de una mesilla, golpearan sus piezas más recias, más firmes, más sobrias. Espero que no me guarde rencor. Mi fiel compañero seguirá rodando, de otro modo, en el entramado industrial. Le echaré de menos.