Las últimas semanas he oteado halcones, aprendido a distinguir el brezo común del nazareno, contado por docenas los caballos salvajes y dilatado mis pupilas para seguir el rastro de un corzo. Pero mi concepto vacacional incluye la lectura y la casa de la montaña captura con precisión la señal de internet, así que hoy he descubierto dos artículos cuya principal aportación se resume en una idea: vivir en el extranjero repercute positivamente en las personas. Estupendo porque la mayoría de los vástagos de mis clientes viven en el extranjero y mi propia hija está en San Francisco (Estados Unidos) aunque tiene casa (y domicilio fiscal) en Londres, Inglaterra.
Como siempre la fiabilidad de un dato depende de quien lo publica en este caso el MIT Management Sloan School y la Harvard Business Review, dos referentes para mi. Aunque la fecha de publicación de ambos papers se remonta al 2018 entiendo que las conclusiones de la investigación son pertinentes.
La Harvard Business Review afirma que vivir en el extranjero propicia que las personas se conozcan mejor a sí mismas lo que unido al contraste con otros usos, costumbres, creencias, principios y valores repercute positivamente en la vida y los negocios. ¿Los negocios? Sí... los datos afirman que quienes han pasado largas temporadas en el extranjero reciben de sus jefes un feedback que se ajusta con mayor precisión a la idea que tienen de sí mismos lo que tiene un impacto positivo en sus carreras.
En la misma línea el MIT establece conexiones entre quienes han vivido en el extranjero (out of the box) y sus niveles de autoconocimiento si bien la investigación profundiza en otras cuestiones como la capacidad de emprender, la creatividad e incluso la innovación.
La sabiduría popular ofrecería una síntesis tan prosaica como eficiente: Conócete a ti mismo (Harvard) y Connect the dots (MIT), algo que siempre supimos y cuyas bondades se acentúan cuando los profesionales tienen experiencias internacionales.
Dado que en general mi experiencia resuena con las conclusiones alcanzadas por ambas instituciones tan solo quiero aportar una pregunta: ¿No sería interesante descubrir cuál es el perfil de las personas que deciden trabajar en el extranjero? Por ejemplo: ¿son más curiosas que quienes no lo hacen? ¿tienen mayor seguridad en sí mismas? ¿poseen mayor resiliencia? ¿atesoran un mayor conocimiento de lenguas extranjeras? ¿portan una cultura más sólida? ¿su entorno social-familiar ha impulsado que sigan sus sueños?
Tal vez dar un paso atrás, conocer las características y entornos que facilitan que las personas trabajen en el exterior pudiera ser una pista relevante. ¿Qué les parece?
Artículo completo de la Harvard Business Review, pinchando aquí.
Artículo completo del MIT, pinchando aquí.
Artículo relacionado publicado en El País, pinchando aquí.