Todos los días dedico algunos minutos de mi jornada al seguimiento de las redes sociales en las que participo. Si por premura he de elegir una, opto por Linkedin -la red profesional por excelencia y donde están la mayoría de contenidos que me interesan-.
Esta mañana he descubierto un artículo que cuestiona la validez de algunas técnicas de relajación y bienestar para paliar el burn out (sobrecarga laboral), stress y otras disfunciones. Es un texto largo (exige 11 minutos de lectura) donde se ponen en solfa algunos recursos que las empresas contratan (mindfulness) al considerarlos parte de un "lavado de imagen" que se produce al mismo tiempo que se mantienen largas jornadas laborales y accesibilidad ilimitada al empleado (incluso en fines de semana y festivos).
Sigo un rato el debate en Linkedin y aporto mi modesta opinión que comparto ahora en el blog. Para empezar, casi nada es blanco o negro, es decir, ni las técnicas de relajación son inútiles ni tampoco la panacea.
Para continuar, conviene realizar un análisis de qué es causa y efecto y tratar de corregir las causas de cualquier disfunción profesional: enfermedad física, mental emocional, absentismo, rotación, accidentes laborales etc.
También puede ser revelador estudiar qué es estructural (inherente a la manera de organizar los proyectos en una compañía) y qué es coyuntural (un pico de trabajo, un proyecto concreto...).
Por último, generalizar casi siempre lleva a imprecisiones: no todas las empresas que facilitan a los empleados programas de bienestar o relajación son cínicas del mismo modo que no todos los empleados reaccionan de igual manera a idénticas circunstancias laborales.
Finalmente, la corrección de asuntos disfuncionales en las organizaciones corresponde a la totalidad de los agentes implicados aunque quizá con un porcentaje distinto de responsabilidad en la solución: los empresarios tienen su responsabilidad, los directivos la suya, los trabajadores la que corresponde. Hablar de prácticas de relajación como panacea de todos los males profesionales es cargar sobre una sola espalda el burn out. Cargar en la mochila del empresario (o directivo) no siempre se ajusta al análisis de los hechos y -por último- emerge el modesto (y bello) papel del "consult@r artesano" cuyo objetivo es facilitar cambios sostenibles en las empresas que conviertan las fábricas y los despachos en lugares no solo rentables sino armónicos. Nadie dijo que fuera fácil. El desafío es colosal y el logro del objetivo un sueño... ¿alcanzable? ¡En ello paso mis días!