domingo, 28 de diciembre de 2008

Territorio Comanche

Desde hace algunos años es tradición en mi casa realizar el Mapa de los Deseos tras la opípara cena de Nochevieja. Un tercio juego, otro magia y un tercero proyección de objetivos anuales, el Mapa de los Deseos llena buena parte de las primeras horas del nuevo año. Y aunque el mapa no es el territorio, que dicen los expertos en Programación Neuro-Linguística, ayuda mucho a transitar ordenada, acaso eficazmente, en la dirección de lo que estimamos como apetecible.

El soporte y materiales son bien sencillos: una cartulina de su color favorito, rotuladores, bolígrafos y muchas imágenes que representen de alguna manera aquello que uno quiere que se plasme a lo largo de los doce impecables meses que comienzan.

Se va llenando la cartulina con mensajes escritos y concretos que hablan a nuestro hemisferio izquierdo, racional y cuerdo, y de imágenes alusivas a nuestros sueños, que hablan a nuestro hemisferio derecho juguetón e imaginativo. Una opción es seguir criterios de feng shui para la colocación espacial de las imágenes y los textos: arriba a la derecha el amor, a la izquierda la prosperidad, al centro la profesión, al fondo el prestigio etc. ya saben... lo que indica el milenario arte ancestral de los espacios armónicos.

Una vez terminado, se enrrolla con un lazo que se anuda dos veces (para que no se escape la magia, je, je) y ¡a otra cosa, mariposa! Se guarda en un lugar seguro, tranquilo, al socaire de los descreídos, de los desesperanzados, de los aburridos, de los hombres grises (Momo, de Michael Ende).

Al término del año se retoma y curiosea... ocurre que, a veces, se ha cumplido casi todo como si se tratara de una carta a los Reyes Magos siendo niña buena, que ya saben no es mi caso porque estoy persuadida de que las niñas buenas van al cielo y las malas a todas partes, y yo no paro quieta ni dormida.

En fin, les regalo esta idea juguetona y poderosa del Mapa de los Deseos que conviene hacer en las cercanías del tránsito de un año al siguiente como un ritual-siembra de semillas en el consciente-inconsciente personal y colectivo. Observen qué pasa. Al fin y al cabo ¿qué tenemos que perder?

Todos los años realizo un curso en el que enseño a plasmar objetivos en el Mapa de los Deseos con diversas técnicas. Es divertido ¡y clarificador! Este enero de 2009 lo realizaré el viernes día 23, por la tarde. Hay pocas plazas. Si le apetece, hágamelo saber en el correo electrónico: azucenavega_coach@yahoo.es El curso será en Territorio Comanche, es decir, en mi despacho de San Sebastián. Quedan avisados.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Esperanza

Todo empezó con La Pequeña Vendedora de Fósforos hace...¡tanto tiempo! Él me contaba aquellos cuentos de Hans Christian Andersen sentado en el quicio de la puerta de mi cuarto justo antes de que me durmiera. Solía estar muy cansado y sin embargo su voz de barítono sonaba potente, entonada, acorde con el texto triste o alegre que me leía. Me encantaba escucharle.

Él sentado sobre la pequeña silla de mimbre que tanto le gustaba y yo, bien arropadita, en la cama dispuesta a dejarme llevar por la imaginación de aquellos relatos infantiles. Un gran hombre, un gran cuento. Mi padre y La Pequeña Vendedora de Fósforos. Ya no están físicamente y, sin embargo, me acompañan.

Ayer fue Nochebuena y ya saben que el cuento de Andersen se desarrolla en esa noche especial en la que, en la calle, la niña-vagabunda va encendiendo una a una las cerillas para protegerse del frío, de la nieve, del hambre, de la soledad, del abandono. Fósforo a fósforo ilumina su noche y cada fogonazo le permite imaginar escenas de abundancia, de calor, de compañía y de su dulce y amorosa abuelita fallecida quien finalmente viene a recogerla para llevársela al mundo algodonoso del otro lado del telón.

Cada fogonazo representa un segundo de luz en la negrura. Cada fósforo es la visión de un sueño que promueve la esperanza. Cada cerilla es el latido alegre de un corazón confiado. Cada fósforo desvanece los frágiles velos que separan diversos mundos paralelos. Cada cerilla es una llamada rotunda del imaginario colectivo para transformar realidades latentes en realidades concretas.

Todo comenzó con aquella historia. Yo lloraba al término de cada relato aún cuando conocía su triste final. Me apenaba la niñita (que hubiera podido ser yo misma) me dolía la indiferencia de los transeúntes que en Nochebuena pasaban anodinos a su lado sin verla, sin reconocerla, sin consciencia de la pequeña vendedora, de sus carencias, de su precariedad, de su abandono. A ese "ver" los yoguis lo llaman Námaste que significa un reconocimiento sagrado a la identidad profunda de cada ser humano.

Con cada lectura yo volvía a creer con todas mis fuerzas que La Pequeña Vendedora de Fósforos alcanzaba, realmente, cerilla a cerilla, su cuota de felicidad posible. Me ilusionaba, lo creía firmemente (con esa ingenuidad que no deseo perder) y cuando mi padre llegaba a la parte final del cuento (que en verdad yo recordaba bien) volvía a llorar decepcionada como si, una vez más, el mundo hubiera vuelto la espalda a la amabilidad, a la consciencia (Námaste) y a la solidaridad.

Pasaron 35 años antes de que yo conectase con el Coaching, ustedes ya lo saben, esta emergente profesión en la que, sesión a sesión (chispazo a chispazo), se va iluminando el territorio de la consciencia y de los sueños para transformarlos en realidades objetivas de este lado del telón.

Todo comenzó con La Pequeña Vendedora de Fósforos hace... ¡tanto tiempo!

domingo, 21 de diciembre de 2008

Tregua

Afluentes de personas llegadas de todos los rincones de la geografía guipuzcoana confluyen en el mar de las Plazas de la Constitución y de Guipúzcoa repletas hoy, festividad de Santo Tomás, de puestecillos con la flor y nata de la gastronomía tradicional vasca navideña: mieles de todas las flores, de todas las abejas; turrones y tartas de todas las formas de todos los sabores; talos (tortitas de maíz) con chistorra que gotea viva y roja al morderla mientras casi te quemas de lo sabrosa que está y masticas para que no resulte indigesta. Quesos de oveja, de cabra, de rulo, de vaca, de mezcla, redondos, alargados, gigantescos, diminutos; aguardientes artesanos; panes de espelta, de trigo, de centeno, de maíz, de sésamo; manzanas dulces, ágrias, verdes, rojas, amarillas, reinetas; calabazas más grandes que el carruaje de Cenicienta en la noche mágica con el Principe. Manjares propios de reyes al alcance de cualquiera por un día. Tregua a la dieta.

Chicos, chicas, niños, ancianos, vestidos de caseros rinden homenaje a lo que fue y pervive en el recuerdo con mayor o menor intensidad, con más o menos gracia en el vestir, en la maña de atarse el pañuelo en la cabeza, en la manera de llevar la toquilla y las albarcas. Caseros, personas que provienen del caserío y que en muchos casos aún viven en él con un perro, una vaca, un ternerillo, una huerta y la dualidad de lo moderno y lo tradicional (que no antiguo). Tregua a la historia.

La ciudad entera es una fiesta en honor a Tomás, el Santo. Afluentes, riadas, de personas confluyen en dos plazas que agolpan el gentío y se rozan entre sí, con frenesí, je,je, al ritmo de trikitrixa. Tregua al clasismo.

A las doce del mediodía imposible dar un paso y conservar los botones del abrigo... Momento para salir del recinto festivo, acercarse al ayuntamiento y pedalear. El consistorio ha puesto en la terraza del ayuntamiento unas bicicletas estáticas en las que pedaleas un rato y -con la electricidad que generas- contribuyes a la iluminación navideña. El sobrante se acumula y transforma en euros con destino a Cáritas y Unicef. Hasta el momento, pedaleando, los donostiarras hemos acumulado más de dos mil euros para estas organizaciones no gubernamentales. La iniciativa se mantiene abierta en el Alderdi Eder hasta el 7 de enero próximo. Bonita idea. Allí me han hecho una foto que aparece en el álbum picassa del blog. Aparezco acompañada de gnomos, trasgos y duendes. Magia en estado puro ¡qué bien sienta!Tregua a la seriedad.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Feliz, como una lombriz

Anoche llegué a casa feliz como una lombriz. Eran las 21,30 de un sábado cualquiera del mes de diciembre: había estado toda la tarde trabajando con clientes que provienen de Logroño, Bilbao, Vitoria... Personas para quienes el Coaching que realizamos merece conducir bajo la lluvia e invertir tiempo, dinero y esfuerzo. Les recompenso con un abrazo a la llegada, una sonrisa cordial, auténtica (realmente me alegra verles) y una infusión exótica de la cajita romántica que traje de Tübingen, Alemania.

Algunos de mis mejores amigos se escandalizan porque trabajo los sábados y, aunque les explico que el tiempo es algo relativo para mi, no acaban de aceptarlo. Que si soy adicta al trabajo, que si no sé divertirme, que si soy ambiciosa... Palos de ciego, de verdad, que me entristecen.

Yo soy muy feliz con mi trabajo. También realizo otras actividades como escribir, leer, pasear, andar en bicicleta, subir-bajar montes, ir al gimnasio, nadar, hacer piragüismo, viajar, planchar, limpiar, ir de shopping, al cine, charlar.

Feliz como una lombriz que no se atiene al calendario. Me explico: un lunes cualquiera puedo tomarme toda la mañana para ir a la piscina, paladear un riquísimo café negro hecho por Manoli (en el Niza, frente a la bahía de la Concha) y comprarme un par de medias en la tienda más coqueta del Boulevard. Un miércoles cualquiera puedo viajar a Bilbao y dedicar la mañana entera a visitar la exposición de Sorolla en el Museo de Bellas Artes, comer en el restaurante Mao (zona no fumadores) y, por la tarde, trabajar con dos equipos de empresa. Un sábado cualquiera, por la tarde, puedo trabajar intensamente en mi despacho ¿Cuál es el problema?

A ratos me siento señalada con el dedo. Es una sensación incómoda de oveja negra en rebaño blanco. Me pregunto si el tiempo no es una convención, un acuerdo, un pacto social para ordenar la actividad colectiva. Ocurre que yo soy autónoma: decido mis horarios, mis inversiones, mis tareas, mis segmentos de clientes, mis jornadas, mis vacaciones, mis servicios, mis tarifas... Entiendo que es diferente, muy diferente, al enfoque del trabajador por cuenta ajena. Lo sé porque dediqué casi 20 años de mi vida laboral a RTVE y conocía al dedillo el convenio: mis derechos, mis obligaciones, los días libres que me correspondían, los pluses, todo.

Verán, aquel trabajo estuvo bien, muy bien y -en su momento- culminó mi sueño.Ocurre que ahora tengo otro: ser emprendedora (aún me da un poco de yuyu decir empresaria) de mis fantasías, de mis realidades, de mis talentos...Con mi DAFO(Debilidades/Amenazas/Fortalezas/Oportunidades) acuestas quiero alzar el vuelo a mi manera.

Quienes señalan con el dedo y penalizan la diferencia parecen sentir su vida laboral como una pesada mochila. No es mi caso. Adoro mi trabajo actual, auténtico lovework, como en su día adoré el de periodista-escritora. Lo disfruto y para mi no hay línea divisoria entre el producir y el disfrutar, entre el dar y el recibir, entre lo remunerado y lo no remunerado... Es un fluir, un vaivén, un intercambio de la vida que va mostrando sus colores a ratitos y en el que el único regulador acaso sea la energía de la que dispongo en cada momento para mis actividades.

Mi trabajo actual es una pasión en la que vuelco. Siento que todo lo que aprendo, leo, lo que me enseñan, lo que descubro, lo que viajo, lo que enseño, río y padezco, todo, adquiere un sentido-utilidad de puzzle perfecto para la actividad que realizo con personas múltiples, múltiples experiencias-desafíos. De hecho, acaso una vida entera no alcance para llegar a ser un buen Coach, un buen entrenador, una palanca sobre la que los humanos se propulsen, cojan carrerilla, y alcancen la mejor versión de sí mismos.

Así que soy feliz, como una lombriz -me gusta este pareado- a la vez que consciente de que se paga un precio por desafiar las convenciones. Personalmente no se me alcanza otra manera de ser yo misma sino la que ejerzo: vivir con intensidad mi pasión creativa en múltiples facetas y dedicar mi vida a ello hasta que salte otro sueño y decida seguirlo de nuevo hasta su culminación.

Que mis amigos no se preocupen por mi. Me defiendo sola del hastío, de la mediocridad, de la inercia, del consumismo, de la frivolidad, del conformismo. Y tienen razón, siempre aspiro a más: más conocimiento, más herramientas para atrapar la felicidad, más trucos ante la desgracia, más quiebros que despisten a la enfermedad y la muerte. Sí, mis amigos están en lo cierto, soy ambiciosa: nunca dejo de buscar. Feliz, como una lombriz.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Tres ejércitos

Estamos rodeados. Los tres ejércitos están entre nosotros, son más numerosos de lo que pensamos, se mantienen firmes noche y día, durante semanas, meses, años, siglos, con sol y con nieve (anoche bajo cero en la provincia de León). Dan un poco de miedo por su tenacidad y persistencia, dos cualidades que escasean en el merengue social contemporáneo. No se asusten. Son inofensivos, en principio.

Ejército de tierra: cientos de kilómetros de bosques tupidos, cerrados, bellísimos entre San Sebastián y Santiago de Compostela. Miles de árboles ocres, verdes, de hoja caduca, perenne, vestidos, desnudos, con bellotas sin ellas (de madrugada cuajados de nieve como en los cuentos navideños) oteando el horizonte desde cimas altas, cimas bajas, en el entorno de Burgos, León, Lugo, Santiago ). Ejército de tierra: millones de soldados verdes que nos custodian desde la eternidad.

Ejército de mar: cientos de vieiras provenientes de Atlántico colman las mesas de todos los restaurantes gallegos. Miles de peregrinos portan conchas de vieiras emulando a quienes desde hace siglos llegaban a Santiago procedentes de todos los lugares del globo terráqueo; aquí comían ese exquisito marisco, otrora propio de las clases populares, saciaban sus estómagos y, pensando en el regreso a su tierra, se llevaban algunas conchas que utilizaban como receptáculos para beber agua en los millones de fuentes que hallaban por los senderos. Un mar de vieiras.

Ejército de aire en la catedral. Trece columnas gigantescas dan soporte a la cristiandad. Se precisan cuatro personas uniendo sus brazos extendidos para rodear cada una de las trece columnas de la derecha, trece columnas de la izquierda, que conducen desde la entrada oeste hasta el Santo que, por cierto, se puede tocar. Aire porque conducen desde la tierra hasta el cielo. Soldados de granito, en formación de trece en trece, en filas de a dos.

Me ha impactado gratamente la belleza de esta tierra. La tranquilidad de sus calles. Por la mañana de shopping por el casco antiguo y por la zona vip -más nueva- me preguntaba ¿dónde está la gente? Trabajando -me han dicho los guías del museo de arte contemporáneo y los camareros-. Un taxista me ha contado que la población permanente de la ciudad es de unos 90.000 habitantes. Es curioso, hay más ambiente por la noche: los bares se llenan de humo, las calles se llenan de pasos, los autobuses se llenan de personas mientras acechan -cerca, muy cerca- los tres ejércitos: los árboles, las vieiras, y las columnatas de la catedral. Tierra, mar y Aire de Loewe que sigue vendiéndose en las buenas perfumerías de todas las capitales.

Sorprende lo de los peregrinos: cargados con sus mochilones, sellando las posadas del Camino, creyendo en algo que no se ve, que se intuye, que acaso sienten, que han aprendido, que les han enseñado, que les conecta con algo más allá de lo mundano. Hablan todos los idiomas que puedan imaginar. Algunos parecen cansados, otros no. Se acumulan un tanto en la Plaza del Obradoiro, bellísima. He tomado un café en el Hotel Reyes Católicos. Entrar allí es un lujo al alcance de cualquiera (entrar y tomar café, no hospedarse... tiene más estrellas que el firmamento). Fuera, siguen acechando los tres ejércitos. Pacíficos. Por ahora.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Las Torres Gemelas

"De la idea al proyecto, del proyecto a la realidad" pudiera ser -y no es- el título del taller que impartiré el miércoles en Santiago de Compostela. El foro máximo del taller era de 20 personas. La demanda ha sido tal que hemos tenido que ampliar hasta 35. Sé que hay otra docena de personas esperando "colarse" en el último momento.

"Del sueño al objetivo, del objetivo a la realidad" pudiera ser -y no es- el subtítulo del taller organizado por la Xunta de Galicia, Unidad Mujer y Ciencia, que impartiré en la tierra del Apóstol. Sin embargo se aproxima bastante a las dinámicas teórico-practicas que desarrollaré con ese gran equipo de investigadoras, gerentes, profesoras, empresarias y científicas.

Viajo dos días antes del evento aprovechando el puente festivo. Me propongo visitar las Torres Gemelas barrocas que se alzan al cielo desde la Catedral de Santiago, emporio de la cristiandad tan sólo comparable a Roma y Jerusalén. Me impone imaginarme bajo las cúpulas monumentales construidas sobre un edificio que data del siglo XI-XII por el que cada año pasan miles de peregrinos que provienen de todos los rincones del planeta. No es que yo sea supersticiosa, o en exceso creyente, y sin embargo, como les digo, me impone que el Destino me lleve a Santiago.

Voy dispuesta a aprender y disfrutar. También a darlo todo desde la pasión que me habita, y a compartir conocimientos, experiencias y algunas modestas certezas de mi oficio. Como saben, mi oficio actual no es otro que el de entrenadora de líderes y de equipos de empresa. Esta catalogación en verdad no excluye a nadie, al contrario, ya que cada persona puede de ser líder de su propia vida llevándola a su máximo potencial.

Así que hablaré de los sueños. Decía Calderón de la Barca que los sueños... sueños son, y estaba en lo cierto si los dejamos ahí arriba: en el limbo de los justos. Ahora bien, es posible transformar esos sueños en objetivos realizables, desafiantes, medibles, diseñados por etapas, con apoyos, con alianzas...

Me gusta repetir una y otra vez -y ahora lo haré de nuevo en la tierra del Apóstol- que la diferencia entre sueños y objetivos es la siguiente: un objetivo es un sueño con piernas (en movimiento, musculando con un plan de acción). Y un objetivo es un sueño con fecha límite, es decir, algo que no sea fía a la eternidad sino que se fija en el calendario, convención terrestre que ordena el tiempo, que organiza los ritmos de quietud y de expansión, de siembra y de cosecha, de aprendizaje y de enseñanza, de logro y de disfrute.

Sueños con fecha límite. Sueños con piernas. Enseñaré a marcarse objetivos de una manera eficaz en el contexto personal y profesional, como individuos y como equipos, como sociedades y como parte de un universo más completo que nos engloba y acaso organiza desde allá arriba: las Torres Gemelas de la Catedral de Santiago o incluso más allá...

Todo esto me da un cierto vértigo, ya les digo. Ayer mi amiga Beatriz -al corriente de mis últimas andanzas viajeras por razones laborales (Valencia en octubre, Madrid en Noviembre, Santiago de Compostela en Diciembre)- me decía en un email: "ya veo que te has lanzado a las conferencias y a la enseñanza" a lo que de inmediato le constesté desde lo más profundo de mi ser: No, Beatriz, ¡qué va! todo me ha venido dado, rodado, yo no he movido ni una pestaña para que todo esto ocurra. Mi única intervención ha sido la de pronunciar un !sí! a lo que me va trayendo la marea de la vida. Un ¡sí! comprometido no exento de perplejidad, de zozobra, de mucho trabajo y de infinito agradecimiento. A lo mejor es porque esta semana he leído por tercera vez El Secreto, escrito por Rhonda Byre, editado por Urano (no tengo comisión, es por facilitarles la búsqueda) y un best seller que está revolucionando el mundo de los negocios con la ¿hipótesis? de la Ley de la Atracción según la cual atraemos a nuestra vida -igual que imanes- aquello que deseamos si persistimos en el empeño y con alma de niños (confiada, alegre, juguetona). La comprendamos o no, la conozcamos o no, dice Rhonda Byre, la Ley de la Atracción funciona, como la Ley de la Gravedad.

Allá me voy... a las Torres Gemelas de la Catedral de Santiago y a disfrutar-enseñar-aprender en compañía de una treinta de personas brillantes interesadas en liderar sus propias vidas. Los gallegos saben lo que hacen: construyen sobre bases sólidas, de granito, en un paisaje verde y azul, tierra y mar, que acoge a propios y extraños.

martes, 2 de diciembre de 2008

Ingeniería Financiera

Hoy tengo un mal día. Acabo de llegar de Bilbao donde he estado trabajando muchas horas y -al final de la jornada- en contacto con uno de mis inversores. Aprovecho mi visita semanal a la capital vizcaína para hacer gestiones. Sin embargo hoy no era un buen día para verle: el hombre tenía neumonía física y diarrea mental. Perdonen el cabreo.

Sé -por mis muchos años de directiva de RTVE- y por mis muchos avatares vividos en cinco décadas, que la voz alzada es -casi siempre- el eco del miedo. Hoy mi inversor me ha hablado bastante alto aunque no suficientemente claro. Está enredado en temas inmobiliarios y anda hasta el cuello: no le compran propiedades y no le conceden créditos ni los banqueros con los que lleva haciendo negocios desde hace ¡cuarenta años! La falta de liquidez, más que los virus y el proceso infeccioso que padece, le está ahogando y con ello propicia una escabechina entre los clientes que hemos apostado por su fiabilidad al frente de inversiones complejas.

No es un tema de dinero, de verdad. Créanme. Sé que el dinero es una energía y lo que me inquieta es saber qué está pasando a nivel planetario para que de repente parezca desplomarse el cielo sobre el común de los mortales.

¿Dónde ha ido a parar la riqueza que hasta ayer campaba a sus anchas en los despachos, la banca, los negocios, las empresas? Me niego a creer que se haya evaporado como el alcohol de quemar. Imposible. El dinero, no se evapora. La energía ni se crea ni se destruye ¡¡se transforma!! Y en estas andamos... en transformar la complejidad de sus inversiones en luz y taquígrafos.

Vivir, a veces, resulta prosaico incluso para un alma a prueba de bombas, o eso creo. Ya en casa me he sentado en la silla verde del salón, frente al ventanal desde el que veo la bahía de San Sebastián. Marea alta, oleaje azotando al isla de Santa Clara. Al fondo, en el Monte Ullía, la estátua del Sagrado Corazón, impertérrito ante lo divino y lo humano. Me he hecho un café americano, negro, bien negro con una buena rebanada de pan alemán, miel y queso brie. Vale, todo en calma. Sigamos. Vivir es prosaico. Mañana será otro día en el que comprenderé mejor a los clientes que andan todo el día haciendo "ingeniería financiera". ¡Al saco de experiencias! Todo vale para el convento, como decía el fraile... y llevaba una monja debajo del brazo.

Mañana será otro día, para servir. Allí me tendrán, en el despacho de San Marcial 8, pertrechada de esperanza propia y ajena. Imposible "entrenar" a otros sin creer en el método. Pura homeopatía: me aplico mis propias pócimas.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Redes

Imposible hoy un paseo por el puerto. No es sólo que llueve y el termómetro permanece hierático en los cuatro grados centígrados, sino que el viento, la ira del viento, hace imposible el uso del paraguas de doble, triple y hasta cuatriple varilla. En estas circunstancias el registro visual de las redes del puerto se limita a la memoria de las mujeres que, sentadas en diminutos taburetes, cosen los aparejos de pesca de los arrantzales vascos cuando estos no faenan en el Cantábrico.

Es domingo, hace unos minutos acaban de enviarme una nueva invitación de Xing, la net profesional en la que según los últimos datos (de hoy mismo) poseo casi dos mil contactos. Personalmente apenas conozco a seis u ocho de mis vínculos y, sin embargo, se amplia hasta los dos millares el círculo concéntrico en red.

Una y otra vez escucho en foros académicos que uno de los principales fallos de las mujeres empresarias y de las profesionales de rango medio-alto es que utilizan las redes menos y peor que sus colegas masculinos. Nadie explica-intuye el porqué.

En agosto 2008 asistí a un curso de verano en la Universidad del País Vasco montado -en exclusiva- para que la Diputación Foral de Guipúzcoa diera a conocer el programa Emekin de apoyo a la creación de empresas lideradas por mujeres. Allí, de nuevo, escuché que las mujeres empresarias no usamos las redes profesionales.

Estas son algunas de las razones que se me ocurren: la investigación de las redes precisa tiempo, la puesta en contacto con otros usuarios de las redes exige tiempo, el cultivo de las iniciativas (envío y contestación de emails, creación de eventos, invitaciones etc.) implica tiempo: un bien escaso más cotizado aún si cabe entre las féminas que entre los varones.

Y aún cuando estoy persuadida de que el cultivo de redes profesionales, de alianzas estratégicas, de foros de debate, de think tanks (tanques de ideas-brainstorming) pertenece al 20% de alta rentabilidad del que en ocasiones emana el 80% del negocio-prosperidad (Ley de Pareto), las mujeres solemos estar atrapadas por lo urgente sobre lo importante (Covey "Siete hábitos de las personas altamente eficaces"). Las redes son importantes (generan negocio)pero no urgentes.

Acabo de contestar a RR.Lichterfeld, la última persona que me ha invitado a participar en su red Xing. Salgo a dar un paseo por el puerto: ya no llueve. Contemplaré las redes de nuestros arrantzales, su olor a vida y a salitre, la persistencia con la que esas mujeres, esas sí, reparan y miman los hilos de los que pende la frágil economía familiar.

En realidad hay algo que me enfada, una paradoja cuya investigación dejo a los sociólogos laborales: las mujeres sí somos expertas en redes de apoyo, en redes sociales, en redes no lucrativas. La pregunta es... ¿Qué nos pasa cuando se trata de hacer negocios?

jueves, 27 de noviembre de 2008

Mujer y Ciencia

"El camino de la evolución pasa por Santiago" es el título del taller que impartiré -desde el Coaching- el próximo día 10 de diciembre ante una treintena larga de personas promovido por la Unidad de Mujer y Ciencia de la Xunta de Galicia.

En su mayoría son profesionales de alta cualificación al frente de departamentos de I + D, de staffs científicos, universitarios, empresariales, spin off etc. Saben mucho más que el común de los mortales (y muchísimo más que yo) de investigación, ciencia e innovación, en diversos campos académicos y productivos. Sin embargo, el desafío de mi propuesta es articular un taller práctico -toda la teoría la tendrán en el manual que se les facilitará- en el que a partir de tres dinámicas (el taller dura 90 minutos) prueben in situ el sabor del cambio aplicado a su propia vida.

La primera parte del taller asentará la evidencia de que el cambio es lo único permanente en nuestra vida. No importa cuánto nos neguemos a ello:antes o después se impone a nosotros y aceptarlo con agrado -acaso con disfrute- y facilitarle su despliegue puede ser una actitud inteligente.

Los cambios nos llevan desde una situación A (imperfecta) a una situación B (que presuponemos mejor). El sendero que lleva de una a otra posición pasa -ahora- por Santiago de Compostela, donde se realizará la jornada y donde espero contar con la asistencia-protección del propio Apostol.

El tránsito de A a B se realiza mejor acompañado, como las cervezas del viernes tarde. La compañía de un Coach es un lujo accesible a cualquier profesional que apueste por sí mismo. El Coach aplicará herramientas, metodología, procesos, apoyo, empatía, cariño, escucha, preguntas, desafío, humor, experiencias, referencias, feedback y contrastes que faciliten el camino.

El coach-compañero de viaje es testigo de la evolución que se va produciendo en la vida de quienes tienen el coraje de abordar cambios personales/ profesionales, individuales/ de equipo, empresariales/ organizacionales. Ser testigo de los cambios es un lujo porque casi siempre se produce una evolución en el sentido de un incremento de conciencia del sujeto, del grupo, de la empresa y, como consecuencia de ello mayores niveles de logro y de satisfacción.

La segunda parte del taller consitirá en la exploración juguetona de la Rueda de la Vida como aproximación a la fotografía estática del momento vital de cada uno de los participantes. Tras la elección de dos-tres áreas de mejora para el 2009 se abordará el modelo GROW para el diseño eficaz de objetivos. Se entiende por eficaz el trazado de objetivos realistas, desafiantes, legales, pautados en el tiempo, específicos, medibles...

En la explicación del GROW -tercera parte del taller- me explayaré con placer en la O -de opciones- aplicando múltiples técnicas de creatividad que permitan a los participantes lanzarse a volar, sin juicio: a explorar más allá de los territorios previamente mapeados. Estoy segura de que se atreverán porque muchos de ellos, de ellas, son investigadores, científicos que, envueltos en silencio y soledad, trabajan muchas horas empujando la línea del horizonte conocido para que el resto de los mortales vivamos mejor.

Les invito a participar, aún queda alguna plaza. Contacto: EGAP, Escuela Gallega de Administración Pública. Polígono Das Fontiñas. Rua Madrid 2-4. Santiago de Compostela. Teléfono: 881 999 152. Tomen nota: el día 10 de diciembre, de 11 a 13.30. Allí nos vemos. Imprescindible: Vengan con ganas de jugar y sentido del humor.

lunes, 24 de noviembre de 2008

La ira del viento

En el Cantábrico se muestra hoy la ira del viento acompasada por el ritmo del número seis: seis grados en los termómetros del centro de San Sebastián, seis metros de altura las olas más intrépidas en la Zurriola, seis minutos de espera para subir al autobús número seis esta mañana camino del trabajo. Imposible sobrevivir hoy en bicicleta en paralelo a la bahía, por donde transcurre el carril rojo que conecta mi casa con el despacho.

La ira del viento pudiera ser el título de una novela de éxito de Zafón. Sin embargo, en la cola del autobús me he cruzado con una monja de las Esclavas del Sagrado Corazón -mi antiguo colegio- y me ha dado por pensar que ella, regordeta y sonriente, encarnaba un mensaje del más allá: La ira del viento acaso sea la manera que tienen en el celeste -que diría el poeta- de mostrar hartazgo con todos nosotros: mezquindad, egoísmo, mentira, abuso, desprecio, clasismo, racismo... Razones sobran para realizar una llamada de atención.

Supongo que se me ha cruzado la vitamina que tomo por las mañanas (Source of Life) entre el croissant y la neurona. Seguro. Eso y que este tiempo no anima al comienzo de la jornada.

Dejémoslo ahí. Temperatura de seis grados, olas de seis metros, vitaminas de seis en seis: un bonito número que cuadra con esta jornada de lunes 24 = 6 X 4. Perdonen la gamberrada de post.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Una agenda

A un mes largo de la Nochebuena las tiendas adornan sus escaparates con motivos navideños, no sólo en el País Vasco -donde vivo- sino en Madrid -donde he estado trabajando esta semana- y en Alemania donde estuve a comienzos de mes. Asusta un poco tanta premura y quizá alerta sobre la ansiedad de los comerciantes por hacer caja cuatro semanas antes de lo que indica la campaña. Patético. Sí, a mi me resulta comprensible pero patético. En San Sebastián este año debido a los recortes presupuestarios del consistorio no se van a engalanar las calles con estrellas, campanas y otros motivos luminosos. Ahorro energético obligado. Cuestión de prioridades. ¿No debiéramos tener siempre en cuenta las prioridades en el gasto público? No entraré ahí; en realidad hoy quiero hablar de agendas. Hay personas a una agenda pegadas... Hay personas que jamás usan semejantes artilugios. Entre los primeros hay usuarios de los tradicionales modelos de papel, en diversos tamaños, con anillas, sin ellas, de tapa dura, blanda, de marca, sin ella, tradicionales en forma y color o novedosas y estridentes. Hay quien utiliza su iPhone como agenda permanente, quien usa el soporte de su ordenador (outlook), y quien cruza las anotaciones en todas ellas. Mi amiga Marta lleva dos agendas, la personal: chiquita y rectangular de color verde, y la profesional: negra, grande, seria que está siempre sobre la mesa de su despacho. Además realiza mensualmente un planning cuajado de colorines en el que vuelca los proyectos empresariales que lidera: calidad, innovación, coaching, reuniones con el comité de empresa, negociaciones institucionales... Mapas, necesitamos mapas para no naufragar en la tempestad cotidiana. Las agendas son mapas temporales: indican direcciones, prioridades, señales en el Camino de Santiago del día a día. Mapas que dan fe, en ocasiones, de la fragmentación en la que vivimos: lo personal/lo profesional, el ocio/el trabajo,las tareas propias/las de nuestro equipo, las de nuestros clientes, proveedores, esposos, hijos... Fragmentación del puzzle de la identidad que se reagrupa en agendas de usos varios, registros, testigos de nuestro devenir. Resultan útiles en la gestión del tiempo... concepto imposible de aprehender y que, sin embargo, se acepta como serio y abordable en los cursos de liderazgo, de management, incluso en los entrenamientos que realizo en mi despacho y ¡funciona! claro que funciona priorizar, dejar huecos para un kit kat, hacer espacio al deporte, a la pareja, a las estrellas... Estos días, las librerías están cuajadas de agendas para el 2009. Algunas son anónimas, otras de firma Coelho, Louise L.Hay, Jodorowsky, El País, Moleskine... Todas por encima de los quince euros. Sin embargo no quiero hablar de esas agendas sino de otra cosa. La profesora de psicología de la Universidad Complutense de Madrid, Ana María Calles, a quien conocí este miércoles y con quien tuve el placer de conectar de una manera instantánea (como el café soluble), me habló de un concepto que ella maneja en sus clases... "Una agenda para la eternidad". Intrigada por el concepto, divertida ante mi cara, Ana Mª explicó que se trata de una metáfora -acaso realizable- que consiste en pedirle por escrito a la eternidad todo aquello que no queremos que se repita: hechos, situaciones, personas, reacciones, decisiones vividas en algún momento de nuestra biografía y que no deseamos vuelvan a ocurrir. Algo así como un ¡nunca mais! Una agenda para la eternidad. Yo no estoy segura de qué anotaría en ella ya que algunos de mis fracasos más estrepitosos han resultado con el tiempo gloriosos aciertos. Y al revés, algunos de mis más notables logros se han quedado en agua de borrajas con los años. Por el contrario Ana Mª parecía tenerlo claro. Anotaría menos rigidez y más flexibilidad en la educación de sus hijos, como practica ahora con sus nietos. Anotaría más viajar y menos ahorrar y me habló de su fascinación por Japón. Anotaría menos respeto trascendente hacia lo convencional, y más risa juguetona cómplice y creativa. Eso aprendí de esta profesora de psicología en los pasillos de la universidad. En el hall olía a café. Ella me presentó a muchos personajes, me facilitó un dossier y se alegró de que ambas compartiésemos la pasión montañera por los bosques de Irati. Le regalé una bellota de roble que ha plantado en una maceta de su despacho desde cuyos ventanales contempla Madrid, un lugar y un tiempo para la eternidad, con o sin agenda.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Primicia

Primicia de las III Jornadas Coaching & Mentoring, Universidad-Empresa que se desarrollarán los días 18 y 19 de noviembre en la Universidad Politécnica de Madrid.

EL CAMBIO ES LO ÚNICO PERMANENTE
En un mundo que gira a la velocidad del vértigo, los Líderes, Coaches, Mentores y resto de la humanidad somos testigos de que el cambio es lo único permanente. La supervivencia de las razas, los negocios, las carreras profesionales y hasta la pareja depende en gran medida de la capacidad de encarar los cambios con elegancia y animo ¡acaso disfrutándolos!

LOS CAMBIOS ABRUMAN
Cambios de empresa, fusiones, deslocalizaciones, diversidad racial, cultural, generacional, despidos, ascensos, traslados: todos los cambios exigen salir de la “zona de confort” (a la que somos tan aficionados) para aventurarnos en nuevos e inexplorados territorios que, a veces, abruman y, sin embargo, cobijan la llamada “zona de oportunidad”.

SIN CAMBIOS NO HAY AVANCE, RENOVACION, NI -TAL VEZ- NEGOCIO O DIVERSIÓN
En 1968 un atleta estadounidense llamado Dick Fosbury desafío todos los cánones deportivos del momento y se atrevió a probar una nueva técnica de salto por encima del listón: de espalda. Fue campeón olímpico en México ese mismo año y cambió para siempre la forma de entender el salto de altura en lo que aún hoy se conoce en el mundo como el estilo Fosbury Flop.

LOS CAMBIOS EXIGEN UN GRAMO DE ESPERANZA ENTENDIDA COMO CREENCIA EN EL DESARROLLO DEL MÁXIMO POTENCIAL PERSONAL, GRUPAL, EMPRESARIAL… Decía el político y filósofo chino Confucio que los líderes son proveedores de esperanza. A mi me gusta la idea de que a diario trafico con ese material gaseoso, la esperanza, hasta hacer de ello un líquido plan de acción, que acaba cuajando en una sólida realidad.

La esperanza de la que hablo no es un soufflé, sino una actitud enraizada en la certeza de que hay que creer antes de ver, mientras se diseñan objetivos Grow o Smart es decir: realistas, específicos, alcanzables, desafiantes, medibles y diseñados por etapas.

EN LAS CUMBRES ORGANIZATIVAS HACE FRIO Y LAS DECISIONES SE ABORDAN EN LA DURA SOLEDAD Los máximos responsables de las organizaciones no pueden mostrar debilidades y, en ocasiones, no tienen con quién contrastar sus ideas, decisiones o temores, ni quien les ofrezca un feeback honesto, descarnado y útil, para la mejora de procesos, habilidades, competencias o resultados. Van solos hacia el acantilado rodeados de cantos de sirena. Los Coaches acompañan, facilitan la gestión de los cambios, y ofrecen un valioso feedback.

LOS CAMBIOS SON TAN VELOCES QUE LO EXIGEN TODO Y MÁS DE LOS PROFESIONALES
En la civilización del conocimiento, los Líderes, Coaches y Mentores propiciamos que las personas se paren a pensar. En sí mismos, en sus organizaciones, en sus proyectos, en sus valores, en lo que tiene/ no tiene sentido. La escucha de calidad, las preguntas socráticas, el rapport y el feedback son poderosas herramientas que ayudan a pensar.

TODOS SOMOS APRENDICES
Los papeles de Líder, Coach y Mentor son transitorios e intercambiables a lo largo de la vida, y han de ser vividos desde la humildad (evitando escrupulosamente la tentación de clonar) ya que, mientras estamos vivos, todos somos aprendices de mago.


UTILIDADES PROBADAS DEL COACHING EN EL CONTEXTO EMPRESARIAL

• Según un estudio universitario realizado en Estados Unidos, el crecimiento de las 500 principales compañías del mundo en los últimos 10 años ha rondado el 130%En el caso de empresas que se preocuparon por el bienestar de sus plantillas la mejora de los resultados económicos fue de un 760%. Este salto cuantitativo se debe a la mejora de la motivación, la autoconciencia, el trabajo en equipo, la empatía y la relajación mental. Todas ellas habilidades en las que se centra el Coaching one to one y de equipos. Fuente: suplemento Negocios, EL PAÍS, 29 de abril de 2007.

• Los directivos que viven procesos de Coaching alcanzan los objetivos en un 85% de los casos. Quienes lo hacen en solitario, sin el apoyo, seguimiento e impulso de un Coach lo logran en un 10%. El Coaching propicia el auto-conocimiento, el manejo de nuestras emociones y la mejora de las relaciones con los demás. Entendiendo el liderazgo como inteligencia emocional en un 90%, el Coaching es un proceso muy valioso. Fuente: Juan Carlos Cubeiro,en el marco del 50 Aniversario de la creación de la Asociación para el Progreso de la Dirección. Universidad de Deusto, Bilbao, 2007.

Desarrollo completo de la ponencia el miércoles 19 de noviembre/ 08 en la Universidad Politécnica de Madrid a las 11.00 de la mañana. Quedan invitados: será un placer y un honor verles allí.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Vida, con Mayúscula

Hasta hoy el único registro que la palabra Wilhelma tenía en mi cerebro era el eco de la ruda voz de Picapiedra pidiendo ayuda a su esposa con un dramático (y a la vez cómico)¡¡¡Wilmaaaaaaaaaaaaa!!! cada vez que se metía en problemas. Pensaba en ello esta mañana mientras me dirigía en bicicleta a Wilhelma, el zoológico, jardín botánico y acuario de Stuttgart, un caleidoscopio de sensaciones, una metralleta de colores, un disparo al centro neurológico de la reflexión-comparación evolutiva entre el ser humano y las más de cien especies y nueve mil ejemplares que viven allí.

Late la Vida, con mayúscula, en cada centímetro de Wilhelma con una expresividad perpleja para adultos cuyas arterias palpitan de excesos gastronómicos, emocionales e intelectuales: atracones tóxicos ajenos por completo a la simplicidad, belleza y armonía de los animales incluso en semi-cautividad.

Contrastes. Los elefantes son vegetarianos y alcanzan un peso que oscila entre las cuatro y las siete toneladas... una lección gastronómica de primera. Les he visto caminar con delicadeza e incluso subir escalones hacia atrás. Increíble. Los monos, chimpances y gorilas se quitan los piojos los unos a los otros con una dedicación febril. Si no lo hicieran, la especie misma correría peligro: si alguno omitiera el instinto y por comodidad o pereza no despiojara a sus compañeros, si ese comportamiento se contagiara entre ellos, si el egoísmo camparara a sus anchas... en poco tiempo la calidad de vida de los monos, gorilas y chimpances (y su salud) resultaría severamente dañada. Además se abrazan, rozan, juegan, acunan. Contemplados al sol otoñal de este 8 de noviembre resultaban una lección de sociabilidad en estado puro. Pasen, copien, imiten y mejoren sus relaciones interpersonales. ¡Sres, Sras: cuiden los unos de los otros con dedicación febril y si se tercia jueguen y abracen!

En el insectario cientos de mariposas gigantescas y diminutas de impensables colores alzan el vuelo hasta la altísima cúpula... pasan junto a mi mano, rozan mi anorak rojo, siguen su trayectoria entre las plantas tropicales, se esconden detras los troncos, coquetean con los visitantes, juegan con los niños que las persiguen y, de nuevo, alzan el vuelo conocedoras del lugar en el que habitan los sueños: arriba, muy arriba, cerca de la luz. Tienen rayas, motas, salpicados, tonos pastel, aguafuertes, fosforitos, brillantes, galácticos. Decir que son hermosas resulta grosero. Son Vida con mayúscula y alas. Vida en estado puro y ellas lo saben: cuentan cada segundo como si fuera un año, cada minuto como si fuera un lustro y -sin embargo- juegan o quizá por eso juegan ¡la vida es tan breve! Hay una urna a temperatura constante entre 14 y 20 grados con cientos de larvas diferentes colgadas de manera natural en palitos de madera semejantes a un ábaco.

Hoy -la magia con la que los dioses suelen alegrarme el día- me ha regalado el tesoro de que en el preciso instante en el que yo visitaba el insectario una larva ha roto el capullo y tras un esfuerzo -créanme- supremo, ha salido al aire una mariposa de alas negras, puntos morados, amarillos, naranjas... Sin respiración, boquiabierta, me he quedado más que unos segundos esperando alzase el vuelo sin saber nada de mariposas, ignorando que el esfuerzo de romper la envolvente tela que protege el capullo deja exhausta a la mariposa que precisa un tiempo para reponer fuerzas antes de aletear y regalarnos el espectáculo único de su grácil e ingrávido movimiento. ¡¡Cuantos adultos hiper-protegidos no acaban nunca de romper la envolvente tela protectora de su niñez, no reunen la fuerza necesaria para alzar un vuelo independiente y solitario, alto, muy alto hasta sus sueños!!

En el estanque central habían retirado los gigantescos nenúfares que se observan en los paneles-guía del zoo, tan grandes o más que un portátil tamaño estándar. ¡¡Qué pena!! Tendré que volver a Wilhelma para verlos en primavera, para seguir aprendiendo-reflexionando-comparando-contrastando que la Vida tiene una mayúscula gigante, que no estamos solos en el planeta, que hay tanto que aprender de ellos: peces, ranas, ardillas, jirafas, pájaros, insectos, mariposas, medusas. ¡Ahhhhhhhhhh las medusas! giran en su pecera nocturna en el sentido de las agujas del reloj, totalmente ingrávidas, azulonas, como poetas, como bailarinas exquisitas de ballet clásico, como una percepción extrasensorial. Sí, prometo volver a Wilhelma, en primavera.

martes, 4 de noviembre de 2008

La mujer junco

Rindo homenaje a la mujer junco. Es una raza, una especie, acaso en extinción. La mujer junco se llama Ana y sufrió un mobbing salvaje en una institución vizcaína: sobrevivió, maltrecha, se quedó en 45 kilos (mide 1`70), palideció, perdió la autoestima por el desagüe de los despachos... me contrató. La mujer junco llamada Ana pidió la cuenta, buscó y halló un empleo en Madrid, montó en un flap (ala de avión) y allí está recomponiendo el puzzle de su vida: pesa 52 kilos, sigue midiendo 1`70 y es más flexible que nunca.

Rindo homenaje a la mujer junco. Es una raza, una especie, acaso en extinción. La mujer junco se llama Itziar, sufrió abusos sexuales por parte de su padre, maltrato físico y psicológico por parte de su marido, una vida durísima y a pesar de todo jamás perdió la esperanza de vivir en Gorliz, Vizcaya (su tierra natal), de ser pintora, de escribir... Nos conocimos, trabajamos juntas, hizo exposiciones pictóricas, escribió y publicó el libro Entre el cielo y la tierra ... Después se fue para no volver... y sin embargo a veces aún me parece verla en la ría de Gorliz, donde solíamos tomar un café y entrenar cintura y flexibilidad.

Rindo honores y pleitesía a la mujer junco que fue Pilar, alta, delgada, muy trabajadora, cuidando animales y pastos, trillando y sembrando, viviendo en condiciones extremas en la Castilla rural más profunda. Jamás recibía una sonrisa de los hombres de su casa (marido y dos hijos). Murió sola, en un lejano hospital: era una mujer junco y hacía las mejores patatas fritas que se pueda imaginar.

Rindo homenaje a la mujer junco. Es una raza, una especie, acaso en extinción. Se llama Mariángeles, es abogada, tiene una larga melena lisa y morena, y aún pudiendo crear una vida personal llena de glamour ha renunciado a ella por cuidar a dos padres enfermos. Se ha hecho experta en insulina, en tensión arterial, en medicaciones, en síntomas de anemia... Con flexibilidad de junco japonés paladea los detalles de la vida cotidiana y lucha por preservar su identidad de mujer joven, inteligente y hermosa, más allá del rol de hija-cuidadora que ha asumido desde la responsabilidad. Es un junco arco iris, algo que a ella le gusta mucho y refleja en los cuadernos de colores en los que escribe nuestro avances de coaching.

Elevo al cielo un canto intrépido, inusual, chispeante, casi gospel, por mi abuela materna: hermosa, dulce, limpia, ahorradora, religiosa, trabajadora por cuenta ajena en los años cuarenta: cuando eso era inusual y estaba mal visto. Sacó adelante a nuestra familia cuando mi abuelo, un guapo aventurero, se fue a hacer Las Américas. La abuela junco, trabajaba, limpiaba, cocinaba, planchaba, cuidaba de sus hijos, hacía muchas cuentas y aún le daba tiempo para rezar un rosario de pétalos de rosa que conservo. Se llamaba Julia y nació en 1900, a ella le gustaba decir que "iba con el siglo..."

Rindo homenaje a la mujer junco. Es una raza, una especie, acaso en extinción. Otro día hablo de los chicos ¿Vale?

viernes, 31 de octubre de 2008

Trafico con Esperanza

Trafico con esperanza y de ello hablaré ante un publico ilustrado en la Universidad Politécnica de Madrid dentro de unos días. Trafico con esperanza porque no se distribuye en el mercado legal ¿oficial? ¿convencional?

Vivo la dicotomía felicidad/infelicidad como una quimera que en verdad esconde la lucha entre luces y sombras, bondad y maldad: tan antigua con el mundo. Trafico con esperanza porque creo en la felicidad como un estado posible y cotidiano del ser. Eso y no otra cosa es para mi preservar la luz que acaso alguien sitúe en el alma.

Imagino cuatro circunferencias producidas en el río de la vida por el lanzamiento de una piedra. La primera y más chiquita circunferencia es la persona; la segunda el equipo en el que se integra; la tercera la organización en su conjunto y la cuarta, última y más extensa, el mundo entero. Persona-Equipo-Organización-Mundo, cuatro circunferencias concéntricas, alineadas entre sí hacia la esperanza de la felicidad posible. Trabajo con eso ocho horas al día, seis días a la semana. Me alimenta, sostiene y alegra la certeza de que con un punto de apoyo todos podemos hace girar de manera armónica nuestro universo.

En el gran teatro del mundo aludido por Calderón de la Barca todos los personajes importan si bien algunos (por su ropaje) tienen una mayor responsabilidad en la protección de la esperanza. A mi entender, y en entre otros, estos personajes son: los líderes, los coaches y los mentores. De ello hablaré el miércoles día 19 de noviembre en Madrid en unas jornadas organizadas conjuntamente por las Universidades Politécnica y Complutense por tercer año consecutivo.

Traficar con esperanza es hermoso y funciona a condición de que uno crea en ello tanto o más que en su propio ADN. En otra entrada del blog cité a Hécate, la diosa griega que se asoma cada noche a las encrucijadas de los caminos con un farolillo encendido... Hécate no elije por ti, Hécate no da consejos, Hécate tan solo permite que veas un poquito más allá de lo que alcanzan tus ojos y el farolillo no es otra cosa sino la esperanza de la felicidad posible, a tu estilo, mirando al medio-largo plazo y otorgándote la libertad de elegir.

Elegir da miedo. Elegir es la máxima expresión de libertad y compromiso con uno mismo, con sus sueños. Hécate sabe que lo único permanente es el cambio, y ella, como yo, trafica con esperanza porque sabe que no se muestra en los grandes almacenes, que no se enseña en las escuelas de negocios, que no se practica en los medios de comunicación y que no está de moda.

Todos nacemos con un saquito repleto de esperanza que nos van robando las circunstancias, las personas y las caídas en los barrizales de los senderos. Los líderes, los coaches y los mentores tenemos la obligación de preservar la esperanza: Creer para Ver. Y funciona: Palabra, ocho horas al día, seis días a la semana. Hablaré de ello en mi ponencia. Aún está en construcción por lo que sus comentarios serán bienvenidos y acaso -si lo permiten- incluidos en el texto de la conferencia.

domingo, 26 de octubre de 2008

Asociación Española de Coaching

Una veintena de coaches levantinos y parte de la junta directiva se reunieron la semana pasada en Valencia para evaluar el pasado, presente, y futuro de esta emergente profesión desde el ángulo de la Asociación Española de Coaching, Asesco, nacida en el año 2000 y pionera en nuestro país.

La reunión gremial fue precedida de una sabrosa y abundante comida en la Pizzería Roma cuyo postre-degustación de profiteroles, helados y tartitas no tiene nada que envidiar al más exquisito restaurante napolitano.

Durante el encuentro, el presidente -Javier Tejerina- informó del blog del coach, un lugar en el que los asociados podrán participar activamente con sus textos, fotografías y vídeos. También se recordó que de los 129 asociados el ochenta por ciento (103) son coaches certificados: un auténtico diferencial frente a otras organizaciones gremiales y, desde luego, una garantía de formación, calidad, y ética profesional. Después se debatieron con vehemencia dos temas: la mejora y fortalecimiento de la "marca Asesco" y la posible subida de cuotas de afiliación (en la actualidad 75 euros anuales). La asamblea estuvo muy animada y dio paso al desarrollo de tres ponencias ante un público generalista con mayoría de directivos.

La secretaria de Asesco, Élida Peñalver, desarrollo con estilo impecable el presente de la organización, con representantes en la práctica totalidad del país, recordó las posibles vías de acceso al reconocimiento como coach certificado de Asesco y otros asuntos de índole burocrática. También se puso a disposición de los presentes con el talante servicial y dinámico que le caracteriza.

Por su parte Vicente Fernández, coach valenciano, animó a los presentes a salir de la llamada "zona de confort" en la que, con frecuencia, vivimos anestesiados (como un hamster en su rueda giratoria) para adentrarnos en senderos más atractivos.

En último lugar intervine yo, realizando un breve apunte histórico sobre los origenes del coaching, las fuentes de las que emana y se alimenta, las diferencias con otras disciplinas como la consultoría o la terapia, las llamadas herramientas del coach en su trabajo cotidiano con líderes, equipos u organizaciones y el desafío de contribuir con nuestra profesión a la mejora de la vida sobre el planeta tierra. En verdad suena pretencioso. Sin embargo, no lo es. Si mejoramos la vida de una persona, si incrementamos la satisfacción cotidiana del trabajo productivo de un equipo, si conseguimos que individuo-equipo-organización estén alineados como los círculos concéntricos que provoca una piedra lanzada a un estanque... necesariamente mejorará el planeta. Y ese es, a mi entender, el desafío que todos tenemos entre manos.

Asesco construirá marca con charlas que realizará por toda España en lo que denominamos el Tour de la Asociación Española de Coaching. La siguiente cita será en Bilbao, mi tierra, durante el primer trimestre de 2009. Quedan invitados.

martes, 21 de octubre de 2008

Brownie

En blanco estaba la página de las plegarias esta mañana.
Algodonosa, casi de lino puro y en blanco esperando una oración.

Pasé por allí, alguien dijo que estábamos a 8.000 metros de altitud. La belleza del espectáculo de nubes era tal que me acordé de ti y recé para la eternidad tratando de alcanzarte en el ahora y aún cuando yo ya no esté. Pedí protección sobre todo cuando yo no pueda cobijarte.

A mil kilómetros de distancia te envolvió una sensación alegre e hiciste galletas de chocolate con adornos de confetti comestible y relleno de ternura(brownies). Después tocaste el violín y supiste que alguien en el planeta te quería honestamente. Vibraron al unísono los cien mil arcos del Conservatorio Superior de Música de Stuttgart, los geólogos hablaron de un terremoto leve en la escala Richter olvidando que las vetas más profundas de la tierra están hechas de amor.

jueves, 16 de octubre de 2008

Historia del elefantito

Anoche estuve cenando, de risas y copas, con mi amigo Gonzalo Ibarnegaray quien acaba de llegar de una de sus expediciones a Botswana, África, una tierra que le fascina más allá de lo racional. En mitad de la juerga de complicidad, ajenos al efecto del etílico, me contó una historia en la que no dejo de pensar.

Cuando nace una cría de elefante se le ata con una cuerda o una cadena de escaso grosor y unos tres-cuatro metros de largura para que no se aleje de la madre, se pierda, o simplemente -mi amigo Gonzalo no lo sabía a ciencia cierta- por costumbre. El caso es que pasan los meses, el elefantito va creciendo y llega a pesar varias toneladas, a tener una fuerza descomunal y a poder liberarse sin esfuerzo de la cuerda o la cadena y, sin embargo, ni lo intenta.

Ante mis ojos de búho sorprendido, Gonzalo volvió a repetir: sí, llega un momento en que le sobra fuerza para liberarse de la esclavitud, le sobran ganas de conocer otras tierras, otros paisajes, otras experiencias y aventuras y, sin embargo, no lo hace. ¿Por qué?

Creo que a eso se le llama "anclaje" expliqué a Gonzalo en la última terraza de nuestro encuentro saboreando un helado de frambuesa. Anclaje: las neuronas registran a un nivel profundo la experiencia y la dejan ahí para siempre como una verdad cierta. El elefantito asume que no puede romper la cadena y cuando es adulto y puede hacerlo con facilidad ¡ni lo intenta!

¡Joder! (perdón) dijo él ¡pues vaya puñeta eso del anclaje! Sí, le contesté yo. Extrapolando al comportamiento humano, nosotros hacemos un poco lo mismo ¿no te parece? Los ojos de búho se le instalaron a él bajo las gafas gruesas. ¿Queeeé? Sí, piensa en cuántas veces nos decían que había que ser niñas buenas, que el dinero no cae de los árboles, que el dinero corrompe,que ganarás el pan con el sudor de tu frente... Esas cosas que nos hemos creído durante décadas sin cuestionar si son o no ciertas, si queremos que sigan vigentes en nuestro universo o fulminarlas por completo. Seguimos atados a las cadenas, a tres-cuatro metros de distancia de las creencias ancestrales...

Después volvimos en silencio a casa por la playa, cuajada de encanto, vacía de personas, con luna llena, 20 grados de temperatura, la isla de Santa Clara iluminada por el generoso ayuntamiento de San Sebastián... Una inquietante nube de pensamientos zumbaba entre nosotros. Ya en casa repasé mi cuaderno y una de las lecturas con las que ando preparando una ponencia. Allí estaba el bueno de Carl Jung: Hasta que no vuelvas al subconsciente consciente, éste dirigirá tu vida y le llamarás destino. ¡Dios como me gustaría ayudar al elefantito cuando es adulto y decirle: despierta, se consciente de tus posibilidades, rompe cadenas, anclajes, creencias limitantes y vuela!

Dumbo pudo hacerlo.
Seguro que tenía un Coach del norte.
Gracias, Gonzalo, por tu historia.

domingo, 12 de octubre de 2008

Estoy K.O.

Es domingo y estoy K.O. Ayer trabajé hasta las nueve de la noche. Hoy, cuatro horas de monte con 25 grados centígrados y fuerte viento del sur. Cuerpo de piltrafa. Pies molidos. He visto recoger cestos de manzanas, de higos y de castañas a los aldeanos de Guipúzcoa. Al fondo el Cantábrico (da seguridad verlo siempre ahí) y algún velero intrépido que surca el mar entre San Sebastián y Orio, en la ruta del Camino de Santiago.

Es domingo y estoy O.K. tras una siesta reparadora. Acabo de cargar el hard de mi cerebro. Es decir, de leer toda la prensa dominical y suplementos de Empleo y Negocios. Las noticias son devastadoras, tanto como para no creerlas, mirar hacia otro lado, meter los ahorros en un calcetín y seguir buscando oportunidades donde otros dicen que sólo hay cadáveres financiero/ productivos.

K.O y O.K. en la misma jornada. Mi maestro taoísta Juan Li acaso hablaría de fragmentación mente-cuerpo. Cada vez con mayor frecuencia vivimos de cuello hacia arriba, en la sala de máquinas de nuestro cerebro, ese tirano explotador que no conoce la tregua ni le importa. Y el cuerpo, corriendo tras la cabeza a una distancia de varios kilómetros...

Caminar, correr, nadar, escalar, trepar, nos conecta al cuerpo, a las sensaciones, a las emociones primarias, re-integra el ser primordial, mente-alma-cuerpo, un mix de tres en uno que permite la aproximación a los estados de felicidad ¿de fluir? (Mihaly Csikszentmihalyi).

De toda la prensa económica del fin de semana me quedo con una idea del Director General de la Escuela de Negocios ESADE, Carlos Losada: "Queremos que los Masters en Business y Administración de Empresas generen más líderes conscientes". Sí, bravo, en esas estamos. En el cincuenta aniversario de la creación de ESADE presentan el Coaching como uno de los pilares de los programas pensados para directivos de todos los sectores. ¡Que bien! me digo. Parece como si después de la Lámpara de Aladino y de la varita mágica de Harry Potter, el Coaching fuera el nuevo maná de las empresas. Entiéndanme, no es que no crea en ello ¡vive Dios! Soy Coach de Líderes y Equipos desde hace seis años: sé que funciona. Ahora bien, de ahí a pensar que todos los gerentes han de transformarse en líderes y de que el Coaching sirve para solventar cualquier carencia va un trecho que, cuando menos, habrá de salvarse con esfuerzo, persistencia e integración: cuidando del bienestar de las personas desde el que resulta posible obtener resultados. También en tiempo de crisis. Más que nunca en tiempo de crisis. Las personas siempre fueron la clave aunque sea ahora cuando los gurús del management se centren en este valioso recurso. Creo que sigo K.O. Sorry.

jueves, 9 de octubre de 2008

Felicidad en un Dedal

El otoño ha pintado de amarillo, verde y ocre los árboles de la city. Hoy he pasado el día trabajando en Bilbao, mi ciudad natal, y he sido "niña mala" un par de horas en las que me he permitido el lujo de pasear por la ribera del Nervión. Amarillo, verde y ocre en los árboles del parque de Doña Casilda Iturrizar en cuyo estanque nadan los biznietos de los patos a los que mi padre y yo echábamos migüitas de pan los domingos. Entonces no teníamos el icono del Guggenheim, impresionante incluso desde fuera, sobre todo desde fuera. Tengo miedo a la araña de ocho patas que hay en los aledaños, una gigantesca escultura cuya tripa está preñada de proyectos. Jamás paso por debajo de ella, hoy tampoco lo he hecho prefiriendo invadir a ratos el carril de bicicletas mientras contemplaba la magnífica Universidad de Deusto cuna de banqueros, de hombre y mujeres de negocios.

He pasado dos horas de felicidad absoluta justo al atardecer. Cuando sobre los montes sombreados en azul se perfilaban nubes claras, resplandecientes, sobre la villa de Don Diego López de Haro. He cruzado la ría sobre el famoso puente de cristal diseñado por Catalatrava y, a la vuelta, sobre el puente del Arenal, delante del ayuntamiento, y después sobre el puente de Zorrozaure. Calculo haber caminado unos 8-10kilómetros paladeando lo que mi hermana denomina "mi capacidad de ser feliz con un dedal".

La capital vizcaína me ha parecido hoy la ciudad de los puentes en la que se habla más euskera que hace ¿veinte años? Los planes de euskaldunización van haciendo sus efectos y quienes nacieron en los ochenta han estudiado en el modelo D (sólo en euskera). Me ha sorprendido. A medio camino he tomado el tranvía verde, un lujazo para una ciudad de apenas 500.000 habitantes. Me he acordado de algo que aprendí el verano pasado cuando coincidí con el escritor Jorge Bucay en unas jornadas filosóficas de la Universidad del País Vasco: "Tenemos el derecho y la obligación de ser felices mientras gocemos del privilegio de estar vivos."
¡A lo mejor es eso y no la teoría del dedal!
Me siento dichosa y agradecida de estar viva.

Me he sentado en la terraza acristalada del Ibaiberri, junto al centro comercial Zubiarte. De nuevo amarillos, verdes y ocres de otoño saludando desde las ramas de los árboles. He tomado mi clásico café americano, fuerte, humeante, rico-rico y he repasado mi planning de trabajo.

Consciencia de felicidad que, acaso, sea una decisión. Consciencia de felicidad que, acaso, sea una dirección... perpetuo mobile, en perpétuo movimiento, como un blanco móvil que cada cual persigue a su manera.

Otoño en la city, corbatas, trajes, razas, museos, puentes, la ría, unos niños saludando desde una barcaza que transporta escolares.

La noche cae mansa sobre la urbe y arriba las estrellas y media luna, media luna blanca, que no roja. Tiempo para los sueños.

viernes, 3 de octubre de 2008

Divorcio de Be Jota

Acabo de decir adiós a Be Jota. Quienes se separan o divorcian con frecuencia confiesan sentir tristeza y liberación. En mi caso, tristeza... sí, liberación... no, la verdad. Llevábamos juntos 18 años, mucho tiempo, lo sé. Mis amigos más escépticos dicen que las parejas debieran funcionar como los yogures: con fecha de caducidad.

Nos queríamos y nos hemos sido fieles durante casi dos décadas en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, con pan y con cebolla, como dictan los cánones. Hemos viajado juntos, muchos kilómetros, hemos pasado buenos ratos contemplando paisajes castellanos, manchegos, catalanes, incluso algunos bosques de la selva negra (Alemania). Yo le cuidaba, él me cuidaba a mi y -en lo esencial- jamás nos fallamos el uno al otro cuando hizo falta.

Su carácter es recio, firme, sobrio, un todo terreno. El mío es juguetón, creativo,chispeante. Hacíamos una buena pareja y sin embargo... ¡se acabó!

Hoy he dicho adiós a Be Jota.
Me he obligado a no llorar, a no mirar hacia atrás, a no recordar, a no pensar, a no sentir. Como todo homenaje una entrada en el blog. He tenido que firmar unos papeles que me desvinculan por completo y para siempre de él. Ya no me pertenece ¿acaso alguien pertenece de verdad y por completo a otro?

Siento que me falta algo. Ahora mismo no quiero buscar sustitutos.Tiempo para el duelo -que dicen los psicólogos- tiempo para ser uno mismo, respirar, re-encontrarse en soledad antes de lanzarse a nuevas aventuras.¿Cuánto tiempo? Los manuales dicen un año... las realidades dicen dos-tres años...

Sé que él va a transformarse. Adiós Be Jota ¡que te vaya bonito! BI 9772 BJ, mi ford fiesta blanco, hoy abandonado en un servicio que realiza demoliciones industriales. He donado sus órganos: dejarán su motor del tamaño de una mesilla, golpearan sus piezas más recias, más firmes, más sobrias. Espero que no me guarde rencor. Mi fiel compañero seguirá rodando, de otro modo, en el entramado industrial. Le echaré de menos.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Otoño en la bahía

Son las ocho de la mañana. Huele a otoño sobre la mansa bahía. La mar, azul, naranja, rosa y morada está plana. Aquí decimos como una "tacita de plata". Bellísima. En las últimas semanas van desapareciendo una a una las embarcaciones de recreo que adornan el horizonte. Dentro de quince días no quedará una.

En la Avenida de la Libertad, una de las tres principales arterias de la ciudad, meca del shopping, los últimos vientos del verano se llevaron los carteles de rebajas. Los primeros vientos del otoño han traído precios monumentales en las tiendas de marca.

Paso en bicicleta, veloz, por las principales entidades financieras de San Sebastián. Están abiertas, y en sus cristaleras desafían al transeúnte con sus depósitos al 5,5, al 6, incluso al 7%. Jamás he visto semejante demanda de dinero en lo que recuerdo de vida adulta.

Bullen las bicicletas rápidas por el carril rojo que atraviesa la ciudad: estudiantes, profesionales, amas de casa, ejecutivos con traje... pedaleamos al ritmo de la mañana que despunta, se eleva y arremolina con las gaviotas que anuncian agua. Nos mojaremos de regreso a casa, de nuevo pedaleando, acompasados por la marea.

Bulle la ciudad de proyectos, de negocios, de investigaciones, de mejoras, de todo tipo. Yo misma participo en algunas. Mi aportación es desde el Coaching.

En un mundo rápido en el que no existen fronteras físicas (acaban de trasladar a Amsterdam a una de mis más queridas directivas, acaban de trasladar a otra desde Bilbao a Barcelona, y un tercer profesional aterrizará la semana próxima en Madrid procedente de Vitoria)... y en el que el tiempo se lo devora la jornada laboral, el llamado "desarrollo de personas" tiene más posibilidades si se realiza dentro del horario de trabajo. Coaching para reflexionar sobre tres preguntas esenciales: de dónde vengo, dónde estoy, y a donde me dirijo.

Las 8.15. Time. Time is gold. Comienza mi jornada.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Líderes - Coaches - Mentores

Para el desarrollo de esta entrada parto de la hipótesis de que los líderes, los coaches, y los mentores tenemos -en mi opinión- algunas cosas en común.

Comenzaré con una fábula popular: la del Patito Feo. Con frecuencia los alumnos, los empleados y los directivos sienten que son los “patitos feos” de su facultad, de su empresa, o de su organización, cuando en verdad se trata de cisnes en pleno proceso de transformación. Como líderes, coaches o mentores nuestro trabajo consiste en ejercer de nítidos espejos del potencial y del talento -acaso infinito- de esos alumnos, de esos empleados o directivos, para que descubran lo que en verdad son: cisnes, bellísimos, cuajados de potencial en espera de ser utilizado para lograr a un tiempo plenitud personal y resultados empresariales. El salto cuántico del Patito Feo al Cisne se produce desde el incremento de la consciencia del propio sujeto sometido al baile de las preguntas, tal y como hacía con sus alumnos el propio Sócrates cuatro siglos antes de Cristo.


En segundo lugar, tanto los líderes como los coaches y los mentores se caracterizan por desarrollar a otros y por hacerlo en sus propios términos, es decir, evitando escrupulosamente la tentación de clonar o el deseo de reproducir en otros y a escala nuestro propio éxito y estilo. Si algo tiene el éxito de grandioso es que se cincela a partir de los propios valores y creencias por lo que estimo que una de las cualidades primordiales de todo líder, coach o mentor ha de ser la humildad en el sentido de orillar el Ego, “tipejo” vanidoso y enredador convencido de poseer todas las respuestas. Vanidoso porque es imposible poseer todas las respuestas, algo así como la verdad absoluta, ya que ni la vida es una fórmula exacta ni la concepción individual del mundo tiene más valor que el que cada uno le otorga y enredador porque aportando las soluciones propias se dificulta que cada cual encuentre las suyas muchas veces más brillantes, correctas o adecuadas a la situación.


Los líderes, los coaches y los mentores son expertos en alinear a las personas con los objetivos, a las personas con los proyectos, a las personas con sus sueños. El alineamiento puede realizarse de muchas maneras. Acaso la más popular surge de tres preguntas simples: ¿de dónde vengo? ¿dónde estoy? y ¿hacia donde me dirijo? Los líderes, coaches y mentores insistimos en la necesidad de marcarse metas porque de otro modo llegaremos allá donde nos lleve la marea, sin haber definido previamente si nuestra nave profesional o personal anhelaba la orilla norte, sur, este u oeste. Metas con piernas, es decir, con planes de acción y metas con fecha límite, para diferenciarse de la nebulosa de los sueños. Metas desafiantes que nos motiven, metas alcanzables que vayan jalonando nuestro avance hacia la cumbre: sea un 3.000, un 8.000 o el mismísimo cielo.

Me permito recapitular los factores comunes de líderes, coaches y mentores: son espejos del potencial, desarrollan e inspiran a otros (desde la humildad) alinean con objetivos medibles y planes de acción... para lo cual sobra el cinismo, también la utopía: quedémonos con el sabio camino del medio: soñar en grande, trabajar en pequeño, pertrechados de humor, cualidad del amor y de respeto. Por cierto, todos somos, en alguna medida: líderes, coaches y mentores...

jueves, 25 de septiembre de 2008

Freír al "pollito del miedo"

Estoy asustada ante la ponencia universitaria que he de ofrecer en Madrid a mediados del próximo mes de noviembre. No es nuevo en mi. Ya me ocurría cuando presentaba informativos en RTVE. Lo realizaba a diario, durante casi dos décadas, y, sin embargo, cada vez que se abría el micro, que aparecía la luz roja del directo, allí estaba el desafío de no carraspear, de no tartamudear, de no pronunciar en francés un vocablo inglés, de respirar justo en la coma, en fin... los trucos del oficio. Me pasa siempre que me enfrento a personas, aunque estén sentadas, sean cultas, posean MBAs, lleven traje y en sus tarjetas aparezca un cargo directivo. Acaso me ocurre con mayor intensidad precisamente si hay trajes ilustrados, portafolios de marca y tarjetas de diseño.

Freír al "pollito del miedo" es una de las maneras coloquiales que tenemos los Coaches para expresar: Primero, que todos tenemos miedo ante nuevos desafios. Segundo, que los conseguidores (evitaré la palabra triunfadores) tienen miedo, pisan sobre él como si fueran brasas ardiendo (A.Robbins), y siguen adelante hasta la consecución. Los más miedosos se quedan en la trinchera, bloqueados en sus creencias limitantes, en los peores escenarios imaginables, en sus miedos. Freir "el pollito del miedo" puede ser el principio de la creación de algo interesante en nuestra vida.

En otra entrada compartí -intuyo que con poco acierto- la fórmula mágica del desempeño como la resultante de nuestro potencial menos el ruido interno que nos bloquea. Desempeño = potencial - ruído. El miedo está siempre agazapado en la zona de los ruídos; de hecho, vestido con diez mil disfraces casi todo lo que nos frena, nos bloquea, nos distrae, nos limita es ¡¡miedo!! Entonces... ¡Sres. hagan juego! Es tan sólo un pollito amarillo, pequeño, al que podemos desplumar y freir con nuestro coraje, inteligencia, preparación, experiencia, know-how y sentido del humor.

En verdad un Coach lo que moviliza en sus clientes no es otra cosa sino el coraje, la inteligencia, la preparación, la experiencia, el Know-How y el sentido del humor de cada líder, de cada equipo. En el nucleo duro de mi miedo ante la ponencia universitaria de Madrid laten reiteradamente dos preguntas: ¿Qué ofrecer a un público hetereogéneo que sea, a la vez, práctico, auténtico, sencillo y valioso? y ¿Cómo hacerlo en el limitado tiempo que me otorgan las III Jornadas Empresariales de Coaching & Mentoring?

De momento quiero desarrollar una idea: El Coaching es el anti-cinismo personal, grupal, organizacional. El Coaching parte de la idea de que el ser humano es valioso en sí mismo y que al igual que una bellota contiene en su interior todo lo preciso para transformarse en un poderoso roble. El Coaching cree en el potencial de las personas más allá de las etiquetas de moda, de los departamentos de las consultoras que, ahora, "desarrollan personas" ¿qué desarrollaban antes, bonsaís? El Coaching se ancla en la certeza de que casi todo es alcanzable en esta vida. Y de que la magia reside en cómo gestionamos, cómo reaccionamos, cómo actuamos más que en el qué nos pasa( victimismo), qué nos limita( foco en la carencia) o qué nos hacen otros (responsabilidad de la propia vida, del propio destino). La persona al volante del coche de su existencia, de su vieje interior y exterior.

Coaching para freir el "pollito del miedo" y Coaching como el anti-cinismo organizacional. Creo en esas ideas como propulsoras de cambios que con frecuencia observo como testigo de lujo en las empresas, y voy a contarlo ante decenas de profesores, alumnos y empresarios. Ojalá no haya cerca una granja de pollitos ?!

domingo, 21 de septiembre de 2008

Mentoring o el arte de compartir

Desde que soy Azucena Vega 2.0, es decir, desde que dejé atrás mi carrera como periodista y escritora, y me re-inventé en 2002 al certificarme como Coach en lo que entonces era una emergente y desconocida profesión en nuestro país, he ejercido de Mentor de una veintena larga Coaches de todos los rincones de la geografía española. Ahora, las Universidades Politécnica y Complutense, ambas de Madrid, me invitan a compartir esta experiencia ante varios cientos de profesores, alumnos y empresarios. Será los días 18 y 19 de noviembre. Antes, deseo avanzar a los internautas y habituales lectores del blog lo que en mi parcial, limitada y acaso excéntrica opinión funciona/no funciona en Coaching.

Amarás tu profesión sobre todas las cosas, es decir, estarás dispuesto a dedicarle tiempo, mimo, recursos financieros, creatividad, contactos, redes, todo lo divino y lo humano para hacer de tu vocación (pasión) una profesión (algo rentable). Este principio sirve para los Coaches profesionales y para cualquier autónomo. Por cierto me han contado un anuncio televisivo que nos alude en clave de humor ¿lo han visto?

No tomarás el nombre del cliente en vano, ni el apellido, ni su estrato social o cultural ni el desafío que desea abordar. El Respeto con mayúsculas es la piedra filosofal de esta profesión. Respeto por sus grandezas y zozobras, miedos, opiniones y creencias aún cuando a modo de espejo tengas la obligación de hacerlas visibles para que la persona crezca, logre, sea la mejor versión de sí misma.

Santificarás todos los ratos que puedas, que, acaso, no sean muchos. Aquí rendiré honores a Covey y su Séptimo hábito de las personas altamente eficaces. Conviene parar a "afilar la sierra" para cortar más y mejores troncos en tiempos en actividad. Hay un chiste que ilustra muy bien este hábito eficaz y que les contaré otro día.

Honrarás la confidencialidad de cuantos secretos te confiese el cliente. Aún cuando sea su empresa la que pague los honorarios del Coaching y el gerente el que te presione para que le cuentes qué estás trabajando con su Jefe de Producción. No matarás la confianza que tu cliente deposita en ti, siendole fiel en los acuerdos, tiempos, pactos, seguimiento, lecturas, apoyos, risas y llantos.

No cometerás actos impuros siguiendo escrupulosamente el Código de Ética de la International Coach Federation (ICF) o de cualquier otra organización internacional de renombre y probada validación. Servirán ASESCO, la Asociación Española de Coaching, AECOP, y la propia ICF, en calidad de miembro asociado.

A pesar de "la fiebre del heno" desatada por cobrar cantidades astronómicas por los servicios de Coaching y por los datos de las últimas estadísticas Sherpa 08 serás honesto y cauto a la hora de establecer tarifas acordes con tu segmento de mercado, es decir, no robarás oportunidades de trabajar contigo a quien lo necesite ni dejarás de lado proyectos que en verdad tengan el potencial transformador de mejorar nuestra sociedad.

No mentirás sobre tus habilidades, títulos, experiencia o logros. No levantarás falsos testimonios que engrandezcan tu Ego y empequeñezcan tu alma ya que -en la práctica- son "pan para hoy y hambre para mañana" como indica el sabio refranero español. No codiciarás los bienes ajenos, los logros ajenos, ni la gloria ajena sino que diseñarás el éxito en tus propios términos e irás a por él a pecho descubierto, con lo mejor de ti mismo, vestido de persistencia, conociendo que el camino está cuajado de baches, acaso de socavones y que una vez superados te harán mejor persona y, por lo tanto, mejor Coach.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Despligue sus flaps

Acabo de llegar, agotada, del espigón de rocas que protege la playa de la Zurriola (San Sebastián) del envite enérgico del Cantábrico. Agotada porque me he aproximado en bicicleta hasta esa bellísima parte de la ciudad y, después, he profundizado a pie sobre los gigantes bloques de piedra unos... ¿trescientos metros? mar adentro: cantos afilados, agudos, altos, bajos, juntos, separados, mirando al cielo sobre el mar con riesgo de resbalar hacia el océano en perpétuo movimiento y lejos del mundanal ruido.

Les diré lo que he visto: surferos con neopreno de brillantes colores practicando una modalidad nueva en la que se alzan de pie sobre la tabla y con un remo avanzan hacia el horizonte, motos acuáticas, barquitos de pesca verdes y azules y lejos... un petrolero en dirección al norte. También he visto personas jugando a pala en la orilla del mar y algunos pescadores. Yo misma me he adentrado en el malecón con el pretexto de pescar y -de paso- he descubierto la conveniencia de desplegar mis flaps.
Hasta ayer no hubiera podido utilizar esta metáfora. Hoy, sin embargo, puedo hacerlo gracias a mi amigo Andrés -experto en aviones- quien anoche me explicó con primor, paciencia, pedagogía y esquemas la importancia de unas pequeñas piezas que se abren y cierran en las alas de los aviones y aseguran la sostenibilidad del aparato en el aire. Son piezas que, vistas desde el interior, en clase turista, parecen insignificantes y, sin embargo, resultan imprescindibles ya que al abrirse incrementan la curvatura interior por la que se desplaza el aire lo que hace posible un despegue o un aterrizaje seguros. De hecho, parece que una de las hipótesis que explicaría el reciente accidente aéreo de Spanair en la T-4 de Barajas sería el fallo de los flaps, literalmente en inglés: piezas de las alas de los aviones que simulan un aleteo.

Se preguntarán qué tienen que ver los flaps con mi aventura sobre el espigón marino de la Zurriola. La cuestión es que para avanzar sobre los gigantescos bloques de piedra encajados con desorden entre sí, lamidos por el mar noche y día, mojados y cortantes hay que desplegar las propias alas para mantener un mínimo equilibro, hay que aletear a ratos calculando peso, pendiente, resistencia, alcance de una ola, riesgo de resbalar sobre el agua, zancada para salvar un metro o más de distancia entre las piedras, altura de salto, flexibilidad de rodillas, tórax y, de nuevo, flaps, brazos, alas extendidas al viento del norte que hoy soplaba manso y saludaba a las estrellas que estos días nos visitan en el 56 Festival de Cine de San Sebastián.

Desde mi atalaya de rocas se veía el Kursaal, catedral del celuloide en la que durante unos días compiten películas variopintas de todas las nacionalidades. Desde mi atalaya de rocas se veía el Hotel María Cristina en el que se alojan estrellas como Woody Allen, Antonio Banderas, Merlyn Steep, Javier Bardem...

He extendido mis flaps al entrar al malecón... he extendido mis flaps al salir del malecón...ante la mirada atenta de las gaviotas que anuncian lluvia para mañana, que presienten la cercanía del otoño. Ellas sí que saben, y que pescan. Por cierto, yo he regresado a casa sin capturas. ¡Está difícil con marea baja!

domingo, 7 de septiembre de 2008

¿Quiere participar en mi Consejo de Administración?

Soy un bonsai empresarial al norte del país. Quiero que todo el mundo se entere de que lucho entusiastamente por crecer. No es que tenga prisa ni ambición, sino que quiero hacer muchas cosas, soy apasionada, y siento los granos del reloj de arena de mi despacho caer uno a uno insobornables: cloc,cloc,cloc. Es un reloj de arena azul, que traje de Stuttgart en mi última visita. La pretensión era incrementar la consciencia de mis clientes sobre el tiempo de nuestras sesiones para que más-menos se atuvieran a lo concertado: una hora, hora y media,lo que inicialmente hubiéramos pautado. El reloj les encanta, lo elogian, juegan con él y, cuando se ha vaciado en su parte superior, frivolamente lo voltean. Entonces es cuando pasamos ¡al plan de acción! Ellos también hacen trampas, je je.

En fin no quiero desviarme del tema central: soy un bonsai empresarial al norte del país que estoy expandiendo mis servicios de Coaching a base de alianzas estratégicas con otros Coaches formados en escuelas reconocidas por la ICF en las últimas hornadas. Aún tienen poca experiencia en esta novedosa profesión que llegó a nuestro país en 2002, poca experiencia y muchas ganas ¡y en esas estamos!

Este fin de semana he dedicado unas... ¿seis horas? a realizar la Curva de Valor de mi empresa-bonsai. Es una fantástica propuesta del libro La estrategia del océano azul, un manual de gestión escrito por W.Chan Kim y Renée Mauborgne. La curva se traza a partir de una línea horizontal con todas las variables de un sector, desde el precio de sus servicios pasando por la calidad de los mismos (según encuestas de satisfacción de los clientes), el número de horas de trabajo, la ubicación del despacho etc. En la línea vertical uno puntúa su empresa en cada item con respecto al mercado, es decir, a su sector, a sus servicios y similares y ahí aparece una curva a partir de la cual se detecta qué conviene eliminar, reducir, incrementar o crear en tu propia empresa para aumentar el valor que los clientes te otorgan y para crear un "océano azul" (sin sangre, roja, de competencia).

Mi empresa-bonsai está bien posicionada (mi querida abuela Julia murió hace muchos años, ya no puede elogiarme, y he de hacerlo yo misma cuando procede). Sin embargo, tengo un cuello de botella con el tema del tiempo. Algunos de los lectores habituales del blog son o han sido clientes de Coaching, otros no, a todos ellos les invito a participar en mi Consejo de Administración con sus aportaciones-sugerencias-conocimientos sobre el desafío que tengo entre manos y detallo.

Puesto que tengo un número limitado de horas a la semana para trabajar (como casi todos los mortales, excepto mi amigo-consultor Gonzalo) y, por lo tanto, poseo un tope natural de atención a proyectos (particulares, empresas, líderes, equipos)¿qué puedo hacer para crecer?

Soy una creyente convencida de que "el Nosotros es siempre más inteligente y mejor que el Yo". Si pueden, si quieren, aportar algunas ideas -por alocadas que sean- acaso resulte factible crecer manteniendo frescas, sanas y vigorosas las raicillas germinales del bonsai: la ilusión, la alegría, la creatividad y el mimo artesanal a cada proyecto.

Comentarios en el blog y/o en azucenavega_coach@yahoo.es
Gracias.

domingo, 31 de agosto de 2008

Genialidad y Riesgo

Existe en Massachusetts un Instituto Tecnológico en el que investigan los celebros más privilegiados del planeta. Baste decir que de sus aulas han salido 71 plemios Nobel ¡ahí es nada! Un auténtico vivero de genialidad. ¿Qué tienen esos humanos que no poseamos el resto? Para empezar, una formación académica cuidadísima -provienen de las mejores universidades del mundo-, para continuar un poder adquisitivo medio-alto: el último curso la matrícula ascendía a 23.000 euros, para terminar que todos ellos son persistentes buscadores del oro de la excelencia científica, cada uno en su campo, en su especialidad.

Llegan al Instituto Tecnológico de Massachusetts cuando ya han logrado sus propios éxitos... allí, en el MIT, colaboran entre si, suman, los cerebros más pesados de la tierra, los más rápidos, los mejor focalizados... y se ponen a trabajar de manera interdisciplinar, coctelados... Y cuando un alumno-genio lanza una idea, la más loca que usted pueda imaginar, lejos de amonestarle con lo que en ocasiones decimos los profesores y/o los padres a nuestros pupilos: ¡¡¡Baja de la estratosfera, aterriza, deja de soñar!!! Lejos de llamarles txoriburus (cabeza de chorlito en el País Vasco)lejos de apearles de sus inventos, les aleccionan y arengan con la pregunta del cómo... ¿cómo llevar esta idea a la práctica?

Muchas se desestiman, desde luego, sin embargo algunas se convierten en auténticas revoluciones médicas, en hallazgos científicos de gran magnitud, en saltos cuánticos en la evolución humana, en soluciones tangibles al día a día de los ciudadanos.

Es lo que a veces en mis cursos de creatividad denomino "creatividad en dos fases": La primera, dando hilo a la cometa, hasta el tope, bien alto, soñar, imaginar, investigar, estudiar, mezclar, hasta quedarnos sin hilo.

La segunda, bajando la cometa, recogiendo el sedal hasta la zona de brisa en la que la idea, la propuesta, el negocio, la actividad puedan realizarse.

Primero el qué, bien alto, hasta el cielo y aún más allá con la fuerza de nuestra imaginación. Después el cómo haciendo viable la genialidad, el desafío, la innovación, la belleza estética, sonora, visual...

Setenta y un premios Nobel ha salido de las aulas del MIT y un sólo punto negro... Los genios, a veces, pagan un cierto precio por su excelencia en términos psicológicos. La presión es alta, el rendimiento que se auto-exigen altísimo, el nivel intelectual espectacular. Todo ello se traduce en un 16% de estudiantes que han de pasar por los servicios psiquiátricos para tratar desajustes anímicos, psicológicos o espirituales.

La excelencia está en la cumbre, desde luego.
Como siempre, no exenta de riesgo.

jueves, 28 de agosto de 2008

Biografía II

Las niñas buenas van al cielo... y las malas a todas partes. Tardé algunas décadas en descubrir el transfondo auténtico y real de esa idea que, por cierto, es el título de un libro. Piénsenlo, tiene su punto chispeante y conecta -de algún modo- con la polémica (casi el enredo) que está generando la entrada "Trampas" (bastantes emails, gracias).

Las niñas malas se rebelan ante su destino. Retomo la Biografía I. Recordarán que yo tenía dos sueños: ser periodista o psicóloga y aunque mi familia me puso a trabajar con 18 años recién cumplidos, yo ya era un rule braker, una rompedora de normas, ya hacia "trampas" a mi destino. Conseguido el primer sueño, colmado casi hasta la saciedad tras casi dos décadas de trabajo como periodista y directiva de RTVE, después de publicar un par de libros y dirigir algunos talleres de creatividad, de escritura... me tomé un año sabático, un año de parón, lejos del mundanal ruído.

El domingo día 10 de marzo de 2002 el prestigioso periodista de EL PAÍS, Vicente Verdú, publicaba en la sección Tendencias -a página entera- un artículo titulado "El auge del Coaching, Técnicas para entrenar el espíritu" junto a una fotografía de la entonces senadora Hillary Rodham Clinton. Leí aquellas cuatro columnas más sus correspondientes ladillos y sumarios unas... ¿diez veces? sí, de veras. Aquel artículo, primero que se publicó en España sobre el Coaching cuando apenas una sola organización formaba en esa emergente profesión (hoy son decenas) viajó en el fondo de mi bolso, plegado en el cuaderno en el que vuelco proyectos y artículos. Viajó conmigo durante algunos meses. Llegó a estar amarillento, cuarteado en sus bordes, emitiendo reiteradamente su llamada cantarina, hasta que decidí hacerle caso, aquello era lo que yo quería hacer: acompañar a las personas en momentos de cambio, en fases de desafío, acaso poner luz -como Hécate- para que los humanos se atrevan a soñar, a elegir el camino menos transitado, el suyo, a poner a ese sueño una fecha límite y unas piernas, es decir, un plan de acción.

Me formé como Coach en la primera promoción española (Olacoach, pioneros del Coaching en nuestro país). Después he realizado muchos cursos más a través de programas europeos (Hobetuz), de diversas Asociaciones de Psicólogos, directamente con gurus internacionales como David Matthew y Sir John Whitmore... Me integré como miembro fundacional en la Asociación Española de Coaching, Asesco, y abrí un pequeñísimo despacho de Coaching en el centro de San Sebastián, el llamado por mis clientes "la caja de cerillas" en homenaje y recuerdo de un artículo muy leído y comentado -en Internet- entre los años 2003 y 2005.

Desde entonces siento que aprendo cada día, cada una de las más de tres mil horas de trabajo directo con líderes, con equipos, con personas de a pié. Esta es una profesión experiencial, mejora con la práctica, con el paso del tiempo, como el buen vino. Y según las estadísticas muchas de las mejores y más cotizadas Coaches son mujeres, mujeres mayores. Genial... aún tengo futuro para ser mala, ir a todas partes y seguir realizando un trabajo tan absorbente como fascinante, tan delicado como enérgico, tan teórico como práctico, tan balsámico como desafiante. El trabajo de ser Coach a jornada completa, full time, y de creérmelo. En eso no hago trampas. Con mis clientes, ninguna trampa. Quizá, algún día me anime a publicar algunos de los elogios escritos y firmados que me remiten por lo que obtienen del Coaching, por lo que sienten tras el Coaching, por añadir colores, sabores, olores, al asfalto monocolor que -parece- quieren imponer los hombres grises (referencia literaria al cuento Momo).

¿Y la fotografía de Hillary qué pintaba allí? se preguntarán. Al parecer, la entonces primera dama norteamericana había solventado algunas de sus principales crisis domésticas y profesinales gracias al trabajo con un Coach lo que ya entonces reconocía pública y orgullosamente. Hillary como estandarte de persona triunfadora, glamourosa, rica, mediática, influyente y por todo ello con visión para apoyarse en un profesional del Coaching que le ayudó a mantener la cabeza fria, la estrategia suficiente, como para no añadir brasas al caso Mónica Levinsky. El Coaching no es terapia, gustaba repetir Hillary, es para personas que no renuncian a sus sueños y poseen la inteligencia y el valor de medirse y de mirarse en el espejito mágico del Coach... Exige coraje. No es para blandos.

domingo, 24 de agosto de 2008

Trampas

Trampa: artificio de caza. Hoy me quedo con esa definición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Tengo un lector asiduo de las entradas del Blog que me pide clarifique lo que yo entiendo por hacer trampas. En verdad siento que lo que desea conocer son "mis" trampas. Creo que ya doy alguna pista en el texto Biografía I. Ahora trataré de ir un poquito más allá si bien confesaré honestamente que dudé mucho antes de publicar esa expresión en el Blog. La dejé por puro desafío, sin estar segura del efecto, acaso desconcertante como parece, que pudiera provocar tras su lectura.

El artificio de caza se utiliza para alcanzar un objeto deseado. Cada mañana tomo un cortadito en el Café de La Concha, cremoso, en vasito... pago en la barra un euro y veinte céntimos y salgo a la bellísima terraza sobre la bahía a veces incluso con un estupendo periódico bajo el brazo. Hago trampa: en la terraza el cortadito cuesta un euro y setenta céntimos. El artificio de caza es la complicidad de los camareros.

Poseo un despacho amplio y coqueto en el centro de San Sebastián, carísimo desde luego, hasta que decidí negociar con el dueño. Sabía que el local contiguo tenía un fortísimo impagado y aproveché ese momento de debilidad del casero para presionarle. Hice trampa: o congelaba la subida del IPC y anulaba el IVA de los gastos semestrales o me iba de la oficina. El artificio de caza fue el miedo del arrendador a quedarse con dos (de cuatro) oficinas vacías de golpe.

Leo en el suplemento Negocios de EL PAÍS a J.Bradford Delong de la Universidad de California en Berkeley sobre el filo de navaja económica, entiéndase crisis mundial galopante que, al parecer, nos acorrala. Mi trampa consiste en desoirle para que mis decisiones no se vean teñidas por sus augurios. Por supuesto que he estudiado a fondo sus cuatro columnas completas y he reflexionado. Sin embargo, no va a desanimarme en la búsqueda y el hallazgo de "océanos azules" (concepto de W.Chan Kim y Renéé Mauborgne), de nuevos segmentos de clientes a quienes el Coaching pueda cambiar su vida, su liderazgo o su negocio. El artificio de caza es tomar decisiones no sólo con la cabeza -información,reflexión- sino también con el corazón-intuición, binomio que, por cierto, ha aportado cierta prosperidad-prestigio a mi empresa.

Hace años tuve una operación grave. El cirujano pronosticó que como consecuencia de la misma envejecería estéticamente muy rápido. Mi trampa consistió en no creerle. Como cirujano era un diez, como ser humano un once, como agorero un cero. El artificio de caza consistió en poner el optimismo (junto a la dieta y el ejercicio físico) como palanca de mi realidad. Créanme mi estética está bien para mi edad. Hice trampa. Sigo haciendo trampas para cazar lo que deseo, para alcanzar mis sueños.

Artificios de caza de objetivos, eso son trampas, atajos, secretos... a voces. Y un gramo de locura, como prescribe García Márquez (Nobel de Literatura) en sus talleres de escritura en la Universidad Menéndez Pelayo (Santander). Hacer trampas es ser un rule braker,alguien que abandona el carril, lo estándar, la inercia, la zona de confort. Sin poner en peligro a nadie, desde luego. Es pensar de otra manera. Algunos lo llamarán innovación, término que resulta gaseoso por manido. Hacer trampas es actuar de otro modo, acaso único, como el Ser. ¿Rebeldía? ¿Ingenio? ¿Creación? sí, de tendencias... siendo un rule braker, un rompedor de reglas. Otro día, en otro texto, hablamos.

Comentarios bienvenidos en el propio blog o en azucenavega_coach@yahoo.es

lunes, 18 de agosto de 2008

Biografía I

Soy una especie en extinción, hago trampas e invento tendencias. Me formé en un colegio de élite regentado por monjas. Mi padre no podía pagarlo: me otorgaron una beca. Les convencí a base de matrículas y talento. También ayudaron mi carita redonda de niña buena y mis trenzas. Los líderes del Opus andaban a la caza y captura de vocaciones religiosas y yo participaba activamente en todos los grupos de debate. Me escapé por los pelos, los pelos de un individuo que entonces me gustaba y que no me convenía. Mis padres se enfadaron tanto que me dijeron que eligiera entre el muchacho o una carrera (qué descabello, por Dios), me negaron el pase a la universidad y me pusieron a trabajar como secretaria en Radio Nacional de España. Tenía 18 años y un sueño escindido en dos: ser psicóloga o periodista.

Trabajé durante casi dos décadas en las que pasé de administrativa de base a periodista en ejercicio sin titulación. Después, sin dejar de trabajar un solo día obtuve mi Licenciatura en Ciencias de la Información (Universidad del País Vasco), pasé una rigurosa oposición y con ello obtuve mi plaza en titularidad, un sueldo tres veces mayor y la sensación de que no hay que renunciar a los sueños si sabes hacer trampas: la mía consistió en pasar cinco años sin un solo día libre, ni sábados, ni domingos, ni festivos ni, por supuesto, vacaciones. De ese modo obtuve la licenciatura y mantuve mi trabajo a jornada completa.

Después dijeron que tenía carácter, visión, don de mando y me hicieron jefa de los servicios informativos. Viví la transición española, las primeras manifestaciones políticas, sindicales, el destape, la pornografía en los quioscos, los programas en directo, en diferido, los debates, la proximidad al poder, el vértigo de la riqueza, la fama, la genialidad de un Gehry, de un Foster cuando aterrizaron en la villa de Don Diego para construir el Museo Guggenheim o los Fosteritos para el metropolitano de Bilbao. ¡Ah! Sí, he olvidado mencionarlo, soy de Bilbao. Nací en 1958.

Fue desafiante y divertido durante bastantes años. Lo dejé justo en el momento en el que todo se volvió demasiado previsible: la evolución de la democracia, la renovación de los directores de emisora cada legislatura, las conexiones y desconexiones desde la unidad móvil, las guardias para cubrir atentados, los gritos de la barbarie en las manifestaciones. Me fui. Sencillamente, dejé atrás uno de los sueños ¿se acuerdan? Aún quedaba otro y entonces comencé a buscarlo. Yo no lo sabía pero al tacto, por puro instinto, bordeando el filo de lo desconocido, comenzaba a aproximarme a la profesión que ejerzo ahora: la de Coach, entrenadora de líderes y de equipos. Aún sigo siendo una especie en extinción, hago trampas y más que nunca invento tendencias. Lo mejor de todo es que ahora me pagan por ser diferente, hallar atajos donde otros ven desvíos y re-crear productos y servicios.

Continuará.

domingo, 17 de agosto de 2008

Encrucijada

Acabo de cumplir cincuenta años. Dicen los expertos que al cruzar décadas de tránsito: los treinta, los cuarenta, los cincuenta, se vive algún tipo de crisis, entendida como zozobra-oportunidad. Aún no percibo la devastadora "mente algodonosa" de la que habla la doctora Christiane Northrup, sin embargo el alma se me está volviendo de cristal. Algodón cero-cristal uno. No sé si aceptarán mi quiniela.

Acaso la percepción cristalina tenga que ver con Hécate, la diosa de las encrucijadas, la que nos visita y anuncia las transformaciones, los cambios, la búsqueda del sentido último (Viktor Frankl).

Según la mitología griega (referencia bibliográfica de Jean Shinoda Bolen), la bella Hécate aparece en medio de la noche portando un farolillo que ilumina entre las sombras al menos tres caminos. Ilumina pero no elije por ti. Cuentan que Hécate ayuda a desprenderse de todo el equipaje superfluo: las actitudes anticuadas, las limitaciones auto-impuestas y, en general, cualquier elemento que ya no sirva para nuestra evolución.

Los tres caminos bien pudieran ser el pasado, el presente y el futuro. A los cincuenta el pasado proyecta una sombra larga y cobija algunas ilusiones fallidas que -acaso- ya no serán. Desde esa consciencia amarga se aborda el presente con un pellizquito de cansancio que acaso también podemos interpretar como sabiduría-intuición entre el deseo y la aceptación, mientras el futuro comienza a poblarse de neblina. Acechan la pérdida de la belleza, acaso de la salud, tal vez de la prosperidad. Hécate nos rescata en medio de la encrucijada ejerciendo de comadrona del futuro propio y ajeno: alentando proyectos, creando libros y pinturas, poniendo en marcha negocios, alimentando blogs, aprendiendo deportes nuevos, acaso de riesgo... Hécate ejerce también una poderosa llamada sobre las vocaciones eternamente postpuestas y su canto llega a ser tan atronador como el de las sirenas.

En las décadas de tránsito tenemos la oportunidad de afrontar el desafío de vivir en plenitud, correr riesgos y confiar en que ella, Hécate, estará con su cándil lleno de magia y esperanza alumbrando amorosamente todas nuestras sombras.

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