domingo, 27 de diciembre de 2015

Trabajo en Equipo, Metáforas


El máximo lujo es gozar de tiempo, acaso porque la vida está hecha de tiempo y es todo lo que tenemos. Este lujoso domingo navideño hemos madrugado para sentir las primeras horas de la mañana. Antes de salir de casa el cielo estaba precioso y la llamada silenciosa y dulce de la naturaleza se intensificaba apremiándonos a recoger el desayuno y partir hacia el Parque Natural de las Peñas de Aya (monte Urdaburu, de 600 metros de altitud).




Estoy convencida de que la fusión casi orgánica con la naturaleza nos llena de energía, permite relativizar -y ver con otros ojos- los asuntos mundanos, nos aleja del argumentario bla bla bla y, finalmente, nos centra como quizá no lo haga ningún otro método.

Hoy nos hemos desafiado a nosotros mismos saliendo del trazado de todos los senderos que conocemos y abordando un cambio "intencional" con actitud exploradora no exenta de riesgos.

Cuarenta y cinco minutos después de adentrarnos en el bosque estábamos completamente desorientados y la hojarasca superaba nuestras rodillas ocultando al mismo tiempo todo lo que hubiera debajo: piedras sueltas, palos, barro y agua... Ha llegado un momento en el que avanzar era un puro ejercicio de confianza mientras la pendiente (a la que no hace honor la fotografía) era cada vez más vertical.




En algunos tramos me temblaban las piernas y el precipicio (que terminaba en riachuelo) no resultaba atractivo en absoluto. Sintiéndome apurada, mi pareja me ha recomendado obviar el miedo y concentrar la atención en la meta: un árbol o una piedra grande cubierta de musgo. Esa indicación (que me ha ayudado mucho) me ha hecho recordar el consejo de John Whitmore en 2002 cuando recomendaba a los tenistas norteamericanos de élite que "mirasen solo a la pelota"... Finalmente hemos alcanzado un sendero seguro por el que hemos vuelto al punto de partida.

Honesta y radicalmete interesada en descubrir los pliegues que hacen posible que las personas trabajen en equipo, formándome y formando a otros (todo el tiempo) en las artes de la cooperación en el seno de las empresas, no he podido evitar la traducción simultánea de todas las metáforas que me ha ofrecido la hojarasca. 

Primero: salir del trazado convencional conlleva un riesgo, inherente a la actitud exploradora propia de los equipos de innovación (Ayestarán)... Segunda: los riesgos se asumen mejor en compañía de otros que no piensan como tú, no sienten como tú y no actúan como tú (Belbin) pero que propician mejores resultados...Tercera: todas las personas poseen en sí mismas lo que necesitan para transformarse en la mejor versión de sí mismos acallando los miedos que gritan alto la zona de confort y atreviéndose a avanzar hacia la zona de oportunidad... Cuarto: en algunos momentos del trayecto es imprescindible confiar, soltarse, fluir y volver a confiar, antítesis del control al que somos tan adictos... (imposible haber descendido en "modo control" sin ver qué y dónde pisas mientras te hundes treinta centímetros en la hojarasca).

¡Una gran jornada!  sabiendo que mañana en las organizaciones habrá momentos propicios para el volcado de metáforas casi orgánicas en conexión con uno mismo, con los demás y con el todo (en este caso el Parque Natural de las Peñas de Aya).



Yo - Nosotros - Todo
Del ego system al eco system
a través de los equipos de trabajo


miércoles, 23 de diciembre de 2015

Oikonomia


No sé a ustedes, pero a mi la sala oscura de un palacio del siglo XIX me produce fascinación, al igual que un hombre alto, joven y rubio que viene de Austria para expandir un mensaje que condimenta el anodino pensamiento de nuestro siglo como la sal -que da origen al nombre de su ciudad natal, Salzburgo- sazona el alimento cotidiano.

Hice un recuento de asistentes -por el método aleatorio que aprendí cuando trabajaba como periodista- calculando que habría más de cien personas en la sala oscura del Palacio de Aiete cuando Christian Felber hizo aparición en el escenario para hablar de oikonomía, término aristotélico (con múltiples definiciones) que Felber utiliza como sinónimo del Bien Común.




Aunque el concepto de Bien Común se remonta a la antigüedad (Aristóteles) y aparece recogido en todas las constituciones europeas, su ausencia en nuestro mundo es un escándalo de gigantesca dimensión que Felber pone en evidencia con descaro desde el año 2010 cuando construyó un modelo económico alternativo al capitalismo y al comunismo al que denomina Economía del Bien Común, titulo de un libro homónimo publicado en castellano por Ediciones Deusto en el año 2012.





Gracias a Donostia Kultura (Marta Ibañez, Yolanda Martin y Maider Azkargorta) Christian Felber polinizó con precisión de abeja la cabeza, el corazón y las manos de quienes tuvimos el honor de escucharle el pasado 17 de diciembre de 2015 en su visita relámpago de menos de un día en tierra vasca donde vino por primera vez en el año 2013. 

La mente por el rigor de los datos que facilita. El corazón porque rezuma credibilidad, y las manos porque apela a la acción ¡que mueve la vida!

Las ideas de Felber merecen ser tenidas en cuenta por gobiernos, movimientos ciudadanos, ecologistas, asambleas de vecinos y ¡organizaciones productivas! De hecho, más de trescientas empresas han realizado ya un "balance del bien común" en sus organizaciones contemplando no solo la capitalización de las inversiones, los inmuebles y la producción sino ¡el bien común generado para los stakeholders y entorno!

No caeré en la frivolidad de seleccionar un puñado ideas para destacarlas en negrita mutilando el debate que la propuesta merece... comparto, sin embargo, el destilado que Felber dejó en mi: la renovada certeza de que hay alternativas al modelo capitalista que hacen posible reconciliar la economía con la ética, la democracia (real) y el medio ambiente recompensando a quienes les importa el ser humano individual y colectivamente desde una visión global imprescindible. Y... ¡un detalle! que me hizo recordar Tiempos Modernos de Charles Chaplin: en la suela del zapato derecho de Christian Felber ¡había un agujero! sí, de verdad. Pude verlo en uno de los muchos cruces de pies que realizó con su agilidad de bailarín, activista, profesor, escritor, ideólogo, conferenciante y -si me lo permiten- "revolucionario" que lanza verdades como puños a los ojos quienes cierran los ojos y niegan la dimensión del descalabro...

El movimiento del Bien Común (muy activo en el País Vasco)  agita el árbol de la civilización del siglo XXI para que ¡de una vez! caigan las manzanas podridas del ego system que todo lo alcanza destruyendo la esperanza de la que ya escribió el economista y filósofo escocés Adam Smith en el siglo XVIII.



Contexto   Publicaciones de la Universidad de Granada.
Contexto   Publicaciones Linguee.

viernes, 11 de diciembre de 2015

El ejercicio del poder y el cambio ¿se excluyen?



Punto a punto mi madre tejía los jerseys de nuestra infancia como tejo las conexiones improbables entre las personas que conozco y los saberes que me alcanzan. Punto a punto construyo una realidad poliédrica que Alain Cardon (MCC de la ICF) denomina "mosaico" para referirse a la realidad empresarial en la que trabaja desde hace cuatro décadas.




Nos conocimos hace años, es uno de mis mentores, y le considero un referente mundial por la profundidad de su conocimiento y experiencia entorno a las organizaciones productivas. De estilo brutalmente directo -casi hiriente- formula sus certezas como balas que alcanzan a quien las oye y nunca te dejan indiferente.

Hace unas semanas Cécile Desjardins (en la fotografía) entrevistó a Cardon para el periódico económico Les Echo donde el padre conceptual del "coaching de equipos" reformuló un viejo dilema: ¿hasta qué punto es posible la transformación empresarial top-botton, es decir de arriba hacia abajo?


Afirma Alain Cardon que "... sería ilusorio pensar que un comité de dirección vaya a promover el cambio en una organización ya que su función principal es velar por la permanencia mientras realizan tareas de control y reporting sin dedicar tiempo a la creatividad que existe en las empresas y habría que alimentar a base de fluidez.

Entonces -me pregunto- ¿para qué contratan a los facilitadores del cambio, a los agitadores de la consciencia, a los expertos en equipos productivos, a los consultores artesanos...? ¿para qué nos contratan con el pretexto de promover el cambio organizacional? ¿puro maquillaje?  ¿un juego de espejos en los que solo hay apariencia? En tal caso seríamos cómplices de un engaño cruel... ??!!

La hipótesis del francés consiste en que los cambios emergen en la periferia de los sistemas -sean organismos o empresas- y nunca desde las direcciones generales... 


Cuadros de Laura Calabuig


Recuerdo el último día de la formación con Cardon y lo enfadado que estaba con los organizadores del evento porque habían aceptado a coaches junior. Su vehemencia asustó a muchos, yo tuve la suerte de que no se metiera conmigo e incluso de que se dejara hacer una fotografía que aparece en el álbum Picassa de este blog. 

Uno de los aprendizajes por los que le estaré siempre agradecida es el concepto "conectividad" que llega a ser capturable por el ojo cuando trabajas todo el tiempo con personas... Fluidez, conectividad y "estados líquidos" que propician "realidades solidas" mientras los impulsores del cambio nos movemos entre el cielo y la tierra: el cielo de los comités de dirección (que nos contratan) y la tierra desde la que el cambio emerge con la fuerza de una pepita de oro en la que nos jugamos mucho más que un coqueteo intelectual.


martes, 8 de diciembre de 2015

La "otra" hemorragia de talento


Esta mujer nació en el año 1938. Por lo tanto tiene setenta y siete años y acaba de ser elegida para ocupar el sillón S de la Real Academia Española, RAE

Paz Battaner es Catedrática de Filología Española de la Universidad Pompeu Fabra y ha sido directora científica de varios diccionarios, así como la undécima mujer en la historia de la RAE y, sin embargo, en el sector industrial español sería considerada un saldo, un "valor amortizado" ¡qué escándalo! Me explico.




Más del setenta por ciento de las empresas españolas no han contratado a ninguna persona de más de cuarenta y cinco años en el último año (ESADE). Y a pesar de que el número de parados en España de esa edad asciende a 1.700.000 personas, apenas un seis por ciento de la totalidad de las ofertas de empleo son para ese segmento (Adecco).

Desestimar a profesionales tan solo por su edad puede ser una hemorragia de talento, conocimiento, expertise y compendio de actitudes que configuran un conjunto de "intangibles" que, sin embargo, comienzan a pasar factura en la cuenta de resultados que solo veía ventajas en la amortización de puestos.

Admitiendo que los mayores quizá flojean en idiomas y tecnología, y que sus hábitos (como sus arterias) pueden ser poco flexibles, merece la pena crear proyectos interculturales e intergeneracionales que escenifiquen aquel slógan tan valioso de uno de mis mentores, Meredith Belbin"... tú no eres como yo, no piensas como yo y no actúas como yo, pero juntos ¡podemos ir más lejos!..."




En este momento trabajo con varios directivos /as en desempleo tras haber ocupado posiciones del máximo nivel y a quienes han fulminado por una amortización de puesto o lo que es lo mismo: para comprar dos por el salario de uno. Entrenamos intensamente el "poder de la actitud" para reforzar debilidades y apalancar sobre las fortalezas que ya poseen: una network de calidad, un poderoso conjunto de competencias profesionales, una especialización y conocimiento brutal de su sector, unas inmensas ganas de contribuir, una pro-actividad a prueba de bombas... Y -a pesar de que solo un seis por ciento de las ofertas de empleo admiten candidatos de más de cuarenta y cinco años- de vez en cuando conseguimos que vuelvan a trabajar lo que vivimos con enorme satisfacción porque detrás de los porcentajes hay cerebros y corazones ¡personas! que siguen siendo útiles para la colectividad.


viernes, 4 de diciembre de 2015

Cuerpo Pensante y Mente Danzante


El cuerpo es el gran olvidado de la civilización occidental, e incluso los deportistas trabajan el cuerpo como parte de la tiranía de la mente al servicio del laberinto del ego.

¿Qué hay, sin embargo, del cuerpo como recipiente del alma? ¿Cómo escuchamos su sabiduría?  ¿De qué modo cultivamos su vitalidad?

El cuerpo -el gran olvidado de nuestra civilización- ha de ocupar su lugar en el entramado de la vida como seres portadores de sentido en el pensar, sentir y hacer, desarrollado en múltiples disciplinas transversales que confluyen  en la Teoría U como el destilado de los conocimientos y experiencias de Peter Senge, Otto Scharmer y Arawana Hayashi -con quien estaré el próximo mes de enero de 2016 en Madrid.




Tengo tanta ilusión por el encuentro que preparo mi viaje con exquisita precisión (y alegría) de manera que propicie mi aprendizaje a partir de la sabiduría de Arawana como meditadora, artista, profesora universitaria del MIT y prototipo de un "cuerpo habitado".

¿Cuerpo habitado? Sí, ausente de fragmentación entre el cuerpo, la mente, las emociones y el espíritu. Cuerpo unificado-centrado-conectado a sí mismo, a los demás y al todo. Podemos observar a Arawana en diálogo con Otto Scharmer y sus revelaciones bien merecen el tiempo que dediquemos a una escucha plena.




La participación en el taller que ofrecerá en Madrid en enero de 2016 me sirve estas semanas de estímulo para retomar mis prácticas taoístas, los enérgicos movimientos de Chi Kung, algunas asanas de hatha-yoga y la re-lectura de los textos de Al Huang que -junto a otros sabios orientales- me acompañan desde hace cuatro décadas alentando la conexión entre el cuerpo pensante y la mente danzante.

Al cierre tomo una frase de Al Huang que me parece bella: "... el zen significa el corazón y la mente de una persona solitaria abriéndose para percibir la señal del cielo...".  Ojalá nos veamos en Madrid entorno al taller de Arawana Hayashi, un referente mundial de liderazgo en femenino que sintetiza toda la sabiduría y la  belleza de oriente y occidente.


domingo, 29 de noviembre de 2015

El Talento no se compra ¡se cuida!


La compleja tarea de desarrollar el talento en las organizaciones pasa por la simple tarea de escuchar las necesidades de los profesionales y propiciar un entorno de armonía, acaso de felicidad. 

No se trata de una estéril utopía, sino de proponérselo con honestidad radical acompañada de conocimientos y tesón-persistencia gasta el logro. Ahora bien, la condición imprescindible es que sintamos los anhelos de los demás como propios y -en este sentido- los responsables del desarrollo del talento encarnan una posición de privilegio ya que está en sus manos propiciar una vida plena ¡también en el entorno laboral! que incluya la búsqueda de equilibrio entre la poliédrica constitución humana como seres físicos, mentales, emocionales y espirituales. 


Retener el Talento =
= Desarrollar a los Profesionales


Los más escépticos optarán por desestimar la búsqueda y hallazgo de fórmulas que hagan posible un vivir y trabajar en plenitud. Sin embargo, la empresa Great Place to Work analiza anualmente más de cinco mil empresas de cincuenta y dos países para descubrir las mejores prácticas laborales, aquellas que consiguen al mismo tiempo resultados empresariales y satisfacción de los trabajadores. Bien mirado tiene lógica que exista una mimética relación entre trabajadores y clientes satisfechos ¿no les parece?


Cuando las personas ¡son personas!
Descubriendo ¡lo obvio! en las organizaciones


La teoría internacional de creación de equipos de trabajo denomina "factores situacionales" a un conjunto de elementos que propician la consolidación de equipos -donde solo hay grupos- cuyo objetivo es la mejora del clima laboral, la satisfacción y los resultados. Pues bien, uno de esos factores es el sistema de reconocimiento asentado sobre cuestiones "blandas" como los planes internos de carrera, las políticas de aprendizaje y desarrollo (coaching / mentoring) y, en general, lo que se conoce como el "salario emocional".

Finalmente, parte del atractivo de las empresas para reclutar y retener el talento consiste en cultivar una reputación atractiva en la que los valores sean una práctica cotidiana en la toma de decisiones y no una frívola definición de la misión-visión corporativa.

Más allá de las buenas prácticas y de la responsabilidad social, las personas anhelan un trabajo con sentido (propósito) que contribuya al bien común. En fin, parece que re-descubrimos lo obvio: que los humanos somos humanos, que tenemos motivaciones trans... ¡trascendentes! y que nos motiva hallar sentido a nuestra vida y trabajo. Volviendo al origen... ¡Bienvenido sea! gracias a investigaciones como las de Great Place to Work.


jueves, 26 de noviembre de 2015

No es un ensayo general ¡la vida!


Microrrelato. Por segundo año consecutivo imparto un taller en el Palacio de Aiete (sí, un auténtico palacio) situado en el centro de un bosque urbano que incluye un pequeño lago en el que languidecen dos cisnes como el que sostiene la mano de Paloma.




Aunque el enfoque temático es similar -se trata de aportar algunas claves que propicien el liderazgo de la propia vida- el curso pasado fue altamente emotivo y (con su llanto) los participantes mostraron el dolor causado por la pérdida de un bebé, la fragilidad de quien vive en el umbral de la pobreza, o el padecimiento de una incurable enfermedad. Me sorprendió que en una formación organizada por el departamento de cultura del ayuntamiento de San Sebastián -y pensado para la ciudadanía- hubiera tanto sufrimiento.

El taller fue una vivencia hermosa para mi y guardo gratos recuerdos de todas y cada una de las personas que pusieron mucha alma en las dinámicas participativas que propuse. Por ejemplo, pedí que "cosificaran" un sueño personal eligiendo un objeto que lo representara de manera simbólica y que -al tenerlo cerca- les recordase que merecía la pena ¡luchar por ello! Paloma -afectada por un cáncer- eligió la pequeña figura de un cisne.  




Hoy me he enterado de que ya no está por estos mundos y por lo tanto no sostiene el sueño del cisne. Repaso las fotografías de aquel grupo y me resulta difícil ¡doloroso! pensar que no volveré a verla y adquiere especial sentido aquella frase de Jorge Bucay en la que afirma que "...tenemos el derecho y el deber de ser felices mientras gocemos del privilegio de estar vivos...".


martes, 24 de noviembre de 2015

¿Centrífugos o centrípetos? ¡Los que escuchan!




Escritura automática, a vuelapluma. Diez horas de trabajo a cien kilómetros de casa, lluvia racheada y viento que voltea el paraguas que no llevo, cinco grados de temperatura en la city y -al mediodía- dejo a unas amigas tiradas en el restaurante porque debido a una urgencia de un cliente no llego, no llego, no llego... Definitivamente no llego y me quedo sin comer. Tras el desayuno en casa (a las siete de la mañana) sobrevivo toda la jornada con una manzana reineta que llevo en el bolso y un americano con miel (que también llevo en el bolso de scout). Nueve de la noche, llego a casa: plomos levemente fundidos, hambre, frío, punteras de las botas mojadas, peso del maletín y una pregunta machacona en la retina del ojo cuántico ¡es un decir! ¿Has hecho bien tu trabajo, Azucena? Ya que te dejas trozos de piel y jirones de tiempo -de vida, porque la vida está hecha de tiempo- ¿lo haces bien, Azucena? repite el loro interior, el Golum, el saboteador, el diálogo interno, el censor ¡¡¡Basta!!!



Y el caso es que en una sola viñeta Forges lo dice todo: escuchar. La magia de mi oficio consiste en escuchar sin proyectar y sin juzgar; escuchar sin interrumpir; escuchar con asombro genuino ante la maravilla que es cada ser humano (despojado de coraza) que comparte sueños y muestra su vulnerabilidad. 


Hoy he pasado las diez horas entrenando a profesionales uno a uno y equipos y hemos hecho muchas cosas pero la esencia... ¡escuchar! lo que dicen, lo que callan, lo que muestran y disfrazan, lo que comparten y reprimen aunque el cuerpo revela las emociones atrapadas en los pliegues de la piel... Y tú, Azucena, ¿has hecho bien tu trabajo? Pues mira -querido Golum- eso tendrán que decirlo ellos, pero he puesto amor e intención y he puesto oficio y sí, también tengo que mejorar mi escucha. Once mil horas después de mi estreno en 2002 como entrenadora senior a jornada completa tengo mucho que aprender y mejorar. También en escucha. ¡Gracias Forges!

  

domingo, 22 de noviembre de 2015

La inteligencia colectiva del equipo


Un sueño, una cultura y un equipo ¡es cuanto se necesita para triunfar en los negocios! según el consejero delegado de AB Inbev Carlos Brito, informa el suplemento Negocios de El País dominical.

Casualmente "sueño, cultura y equipo" forman parte del temario que he desarrollado este fin de semana en Ibercaja (uno de los hosts de mi actividad docente) y auténtica incubadora de talento.



Un sueño, una cultura y un equipo 
¡es cuanto se necesita para triunfar en los negocios! 


Cada vez que planteo a las personas la elección de un sueño descubro que les resulta difícil conectar con el chispeante aleteo que produce un sueño en el alma de cualquier ser humano, y me pregunto si los adultos hemos perdido la capacidad de soñar despiertos, o si el realismo-pesimismo ha sepultado nuestro anhelo de belleza en estado puro, allá donde se encuentre. ¡Sería una pena porque la aportación de cada ser a través de un sueño aterrizado enriquece el planeta!

Después de ver el último vídeo del psicólogo y titiripeuta Fidel Delgado -que recoge su intervención hace unos días en  la localidad guipuzcoana de Zarautz- cobra mayor certeza la intuición de que la profesión (entendida como vocación al servicio de algo transcendente) forma parte del propósito del vivir y acaso la razón por la que nacemos. ?!



Equipo como Inteligencia Colectiva
¡al servicio de la totalidad!


Para soñar hay que atreverse a pensar-sentir en grande aunque después haya que trabajar en pequeño. La cultura empresarial marca el margen de maniobra que dificulta o facilita los cambios. Finalmente el equipo es el eslabón entre el yo y la totalidad; el puente entre el ego-system y el eco-system y el átomo suficientemente pequeño para encarnar el prototipo de la transformación organizacional, y suficientemente grande como para desarrollar el talento de cada persona, obtener resultados exponenciales, evitar errores innecesarios y disfrutar de la "inteligencia colectiva", muy bella cuando aflora: ayer (sábado 21), un ratito en Zaragoza, mientras mi grupo analizaba (con la metodología del "caso") cómo hacer evolucionar una pequeña empresa familiar liderada por Rosa.

Superadas las tres décadas de vida laboral construyo una visión global de conocimientos y experiencias al servicio de las  aulas o fábricas donde me otorgan el lujo de su atención y de su tiempo; y compruebo que la capacidad de escuchar de una manera global resulta esencial: escuchar las señales altas y las bajas, las del mercado y las personas, las que capturan el ojo y el oído y las que solo percibe la intuición. Sihhhhh! Escuchar.


lunes, 16 de noviembre de 2015

Mi reino por ¡un gramo de consciencia!


Algunas mujeres son realmente inspiradoras y -vivas o muertas- su aroma nos llega si estamos en activa "búsqueda y captura" de impulsos que nos animen a avanzar sobre la duda o el miedo a lo desconocido. Pero avanzar exige eludir la complacencia previa a la decrepitud.

No es cuestión de edad ni condición, tampoco de género, aunque me motiva saber que otras profesionales han conseguido hacer oir su voz (acaso su vocación) por encima de algunos lastres añadidos. ¿Ídolos? ¿Modelos?  Referentes que alientan a seguir la propia senda, única e intransferible, donde se esconde el sentido de la vida. 




Conceden el Premio Cervantes al escritor Fernando del Paso (que dice vivir en la constelación de Andrómeda, en México) donde estos días mi hija y su orquesta han visitado el Museo de Frida Kahlo en lo que fue su propia casa -me explica sorprendida por la intensa carga emocional que alberga el recinto- donde la pintora luchó a brazo partido (en un sentido literal) por hacerse un destino artístico a pesar de los condicionantes extremos de su salud.




Por mi optimismo recalcitante tengo algunos apodos (quiero pensar que cariñosos) entre los profesionales a los que entreno, entre otros: alicia en el país de las maravillas y hoy resuena en mi cerebro aquella frase de Lewis Carol que tanto me gusta: "No puedo volver al ayer, porque ya soy una persona diferente". 

Quienes me conocen dicen que soy una persona diferente porque no utilizo movil en mi trabajo. Bueno, en realidad no utilizo movil salvo para hacer fotografías. El caso es que gracias a esa "rareza" libero tiempo de calidad para la vida y los negocios. Me explico: Sherry Turkle, del Instituo de Tecnología de Massachusetts (MIT) al que soy tan aficionada, acaba de publicar un libro en el que afirma que los estadounidenses consultan su móvil cada seis minutos y medio a lo largo de todo el día, incluso cuando están con su pareja en un restaurante, en casa con los niños, o trabajando. ¿Está en crisis el arte de conversar? se pregunta Turkle en Reclaiming Conversation.  

Desde que leí el artículo del Sunday Book Review no he dejado de pensar en el gran futuro que tiene mi profesión que se articula entorno al bello arte de conversar sin movil (ni tableta), en un espacio creativo de calidad -libre de interrupciones-, entorno seguro y confidencial, ausencia de juicios y foco-láser puesto totalmente en el desarrollo del potencial del cliente, su proyecto, competencias y habilidades.

En USA se consulta el móvil cada seis minutos, MIT.



Siendo pertinente la pregunta de Turkle: ¿está en crisis el arte de conversar? yo creo que está en crisis la consciencia de las personas que no conversan ni consigo mismas, ni con los demás (investigación a la que alude el MIT), ni con Dios para encontrar un gramo de trascendencia en la construcción de un futuro mejor y para todos -denominado la Sociedad 4.0-. 

Las conversaciones de calidad son "un medio" que propicia el incremento de la consciencia, el auténtico "fin" que se persigue. Consciencia, el futuro pasa por ahí. Creo... 


viernes, 13 de noviembre de 2015

Exitos del mañana en la empresa familiar


Dos, tres, cuatro largos de playa hoy a pie mientras la cresta del mar lame las rocas. Bajamar en el Cantábrico y un grillo de nostalgia que me acosa. Dedico la mañana a la contemplación como respuesta a una demanda -casi orgánica- del alma, y -sobre un fondo de olas- me concedo una tregua: observo el horizonte marino y tomo mi tiempo para masticar y digerir la jornada de ayer.




Conocido (y aceptado) es el vértigo de fracasar; sin embargo, casi nadie aceptará la hipótesis de que la auténtica nausea se produce ante un logro importante que en algún momento calibraste como imposible. ¡Pero ocurre! y entonces te preguntas: ¿es un milagro? ¿una lotería? ¿el azar? 

Esta mañana mis neuronas buscan las conexiones improbables que han hecho posible un encargo laboral potente en el que las posibilidades de mejorar son infinitas porque se encuentran en el llamado prime time organizacional, es decir: se trata de una empresa grande, saneada, en expansión y con unos ratios anuales de crecimiento y beneficio admirables cuyo mérito hay que atribuir a muchos factores sin que la propiedad y el comité de dirección sean ajenos a ello. 

Ayer al mediodía mi mentor y yo lo celebramos almorzando en Bedua, una casa-lonja medieval situada en Zumaia (Guipúzcoa) -con huerta propia- rodeada por un meandro del río Urola cerca de la desembocadura. 



Usted ¿cómo vive el éxito?


Rendimos honor a lo que hizo famoso el antiguo merendero: su tortilla de patatas, aunque mi mentor no quiso renunciar a otros placeres gastronómicos porque ¡estábamos de celebración! 

Alegría intensa ayer tras el logro profesional, y vértigo hoy ante el nuevo desafío: ¿cómo ordenar conocimiento y experiencia para aportar a un grupo empresarial ya excelente? ¿de qué manera articular un método tan eficaz como flexible que se adecué a la biología de una empresa familiar en segunda generación? ¿cuánto querrán conservar de los éxitos del ayer sin hipotecar los del mañana? ¿qué les impulsa y que les lastra? 

Buena parte de mis esfuerzos del 2016 estarán volcados en esa organización -cuya identidad protejo- y cuyo encargo se debe en buena parte a mis prácticas contemplativas donde refresco el frágil pocillo del alma del que todo brota.


lunes, 9 de noviembre de 2015

¿Cómo se prepara una conferencia?


Un empresario al que entreno desde que era un emprendedor (hace cinco años) me preguntó la semana pasada cómo preparo las conferencias, mostrando un genuino interés y cierta admiración que cebó mi vanidad -a dieta de proteína animal y vegetal sin por ello adelgazar un gramo-.

Su pregunta llegó al cierre de nuestra sesión cuando otra persona ya esperaba en el recibidor. Explicó que tenía un compromiso dentro de su propia empresa -ciento cincuenta trabajadores en plantilla- y que deseaba hacerlo mejor que el año anterior. Sé de su perfeccionismo y también que en la última ocasión gran parte del speech (y hasta el power point) lo hizo su asistente, así que comencé por relatar que siempre preparo personalmente mis intervenciones por más ocupada que esté. 




Después cogí el libro que tenía encima de la mesa (en realidad el primero de la torreta de documentos en espera de ser procesados) y le mostré que subrayo el contenido e incluso hago anotaciones en los márgenes en la captura de contenidos relevantes que me ayuden en la fase posterior. ¿Otra fase? -preguntó-. Sí, después resumo el libro en dos o tres páginas y lo guardo en el ordenador de manera que cuando tengo que elaborar una ponencia puedo localizar un dato, una evidencia, la última investigación de un tema o lo que fuera. Entonces -me dijo renegando- le dedicas mucho trabajo ¿no? Sí, claro, porque una vez recopilados todos los materiales los coloco frente a mi y vuelco mi particular visión y experiencia. Finalmente lo escribo en su totalidad y lo ensayo hasta saberlo casi de memoria. Y ya está. Claro ¡ya está! repitió frustrado cuando se colocaba la americana. ¡Yo no tengo tanto tiempo! Bueno, -le contesté yo con suavidad- tienes más de veinte años que es la edad que nos separa...




Creo que se fue un poco contrariado y no sé si la naturalidad con la que le mostré mi ¿método? fue contraproducente en el sentido de que pareciese demasiado trabajoso. Claro que al fin y al cabo él puede encontrar un método (el suyo) más rápido y liviano. Hoy me he acordado del joven de la impecable americana al leer a Javier Cercas quien -en un artículo que recomiendo y pueden leer pinchando aquí- alude a grandes genios como Cervantes o Paco de Lucía y sintetiza:

Un genio es un monstruo que devora  cuanto halla entorno a él, lo mastica, lo digiere, y lo convierte en algo distinto, grande, superior e irreductiblemente propio. Imprimo el artículo y lo guardo en el dossier del empresario con la ilusión de que le inspire. ¡Gracias Javier!


(*)   Escrito con el consentimiento del empresario referido blindando la confidencialidad.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Cero Ego


Poco después de publicar mi segundo libro me pidieron un haiku para una antología. En el año 2000 se editó el volumen y hasta hoy no había vuelto a sentir la profundidad del texto diminuto:

Naturaleza y Silencio, la única medicina.


Sábado. Empacho de hojas secas aliñadas de musgo en salsa de boletus en el mágico hayedo cuyas coordenadas oculto al GPS de turistas y curiosos. ¡Siiihhh!  Silencio para no asustar a los ciervos. La retina capta los cien mil ocres sepultados en el sendero que desciende por un desnivel de quinientos metros, vertical algunos tramos, casi llano en otros. ¡Siihhh! Silencio para no asustar a las ardillas.




Juguetonas y secas las hojas vuelan hasta el río Nela cuya gélida agua rompe el silencio, despierta a las ardillas y calma la sed de los ciervos. Me siento en la orilla, cierro los ojos, escucho el rumor del agua, los pájaros y el murmullo de las gentes.

Lejos (muy lejos) quedan mis tareas cotidianas: el despacho y los clientes, las gestiones, las conferencias, los impuestos, los talleres... El último día en el Palacio de Aiete debatimos qué es un sueño: algo que te eriza, emociona, ilusiona, dijeron los alumnos. Algo intangible que puedes hacer tangible, dijo Luken. Sueño ¿algo inalcanzable? Algo que deseas.  De regreso a casa tras el taller -con extraña nostalgia en el ánimo- me dio por pensar que los humanos ni siquiera somos un medio al servicio de un fin trascendente cuyas coordenadas manejan los dioses paganos... ni siquiera. 

Los humanos solo somos pretextos para que las cosas sean hechas. Pretextos diminutos como un haiku: naturaleza y silencio, la única medicina.
  

viernes, 6 de noviembre de 2015

Un vídeo ¿para qué?


Hoy he tenido una sesión de vídeos y fotografías con Xabier, un profesional marchoso, ágil y joven, sobre todo joven. 

Aunque no nos conocíamos, hemos conectado y nos hemos reído mucho en la creencia compartida de que las cosas fluyen mejor con sentido del humor. De alguna manera su juventud y oficio me ha hecho recordar mis tiempos detrás del micrófono -en la radio- y detrás de la cámara -en la televisión- y aunque sé que ha mentido me ha halagado que dijera que hilvanaba frases con la precisión de una actriz. Majo. Amable. Sobre todo amable. 

Al mediodía le he sugerido que hiciéramos algunos planos exteriores y dado que un sol veraniego entonaba la ciudad le ha parecido estupendo acercarse al Urumea. Al llegar a la balaustrada se le ha escapado un ¡guau! y me ha preguntado si el río está siempre tan limpio y transparente. Casi siempre, le he contestado con naturalidad.




Ha sido agradable grabar con Xabier algunos audiovisuales con destino a un montaje que le ha encargado un cliente con el que ambos trabajamos: yo desde hace cinco años y él desde el 2013. Hemos cerrado nuestro encuentro en la terraza de una cafetería ante el glamouroso Hotel María Cristina donde ha insistido en que "un vídeo de más de dos minutos de duración ¡es infumable!" vamos... que todo el mundo desconecta antes de visionarlo por completo. También hemos compartido la peculiar situación de los autónomos en nuestro país y le ha sorprendido que un autónomo de cincuenta años viva en idéntica precariedad laboral que un autónomo de treinta. Nos hemos reído de casi todo y hemos brindado por la vida, el trabajo y el proyecto de post producción que ¡seguro! quedará estupendo porque me ha parecido que su auto-exigencia tiende al perfeccionismo. 



El cazador ¡cazado! je je... Xabier 


jueves, 5 de noviembre de 2015

Entrenamiento a un CEO


Un alto directivo al que entreno lidera un cambio de modelo organizacional en su empresa y en nuestro encuentro de hoy se ha mostrado: ¿apurado? ¿colapsado? ¿sobrecargado? ¿noqueado? Le he pedido que por favor verbalizase y volcara su sentir utilizando una metáfora. Entonces me ha dicho que en los últimos meses siente como si una avalancha de agua viniera hacia él (rió abajo) y no pudiera contenerla. Después ha permanecido un rato en silencio, nos hemos mirado, he sostenido su vulnerabilidad y apoyado su coraje para que siguiéramos juntos construyendo el porvenir de una empresa de la que dependen más de sesenta familias vascas. Ha sido un momento de radical honestidad -tan duro como hermoso- que nos ha permitido tocar una cuerda sensible a partir de la cual los dos hemos resonado mejor.

Nuestro trabajo conjunto ha durado un par de horas en las que hemos transitado del desahogo inicial de la metáfora al diagnóstico racional -basado en hechos, números y evidencias- alcanzando la exploración de opciones y el diseño de un plan de acción. Y ya en la despedida (de noche y agotados) hemos caminado juntos hacia el parking donde nos hemos despedido con cariño y aprecio mutuo. Al abrir la portezuela de su coche -muy cerca del mío- me ha dicho: Azucena ¡gracias por la barrera de sensatez! 




Barrera. Sensatez. Sensatez. Barrera. ¿Qué nos está pasando a los humanos?  He agradecido el cumplido y llegado a casa sin poder sacar de mi cabeza la expresión: barrera de sensatez. 


martes, 3 de noviembre de 2015

Medir la aportación "social" de la empresa


En la empresa lo que no se mide ¡¡no existe!! así que resulta esperanzador saber que se puede medir el valor social (y económico) que genera una organización para sus stakeholders. Novedoso, sorprendente e -insisto- ¡esperanzador!




De la mano de José Luis Retolaza, de la Deusto Business School conoceremos un modelo integrado de contabilidad elaborado por el Grupo de Investigación ECRI (Ethics in Finance & Social Value) junto con otros agentes sociales.





La jornada se desarrollará el día 26 de noviembre de 2015 (entre las ocho de la mañana y las cinco de la tarde) y es de acceso gratuito hasta llenar el aforo del Social Impact Lab de Madrid, situado en el número 22 de la calle Alameda. Inscripciones pinchando aquí.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Épica de la empresa familiar


Los dioses tienen sed, afirma Milan Kundera en el libro Un encuentro en el que aplica su bisturí intelectual a obras de escritores como Céline, Goytisolo y García Márquez, entre otros.

Alterno esa lectura con otras y en el atardecer del domingo -tras haber sorteado a nado una pléyade de medusas en el Cantábrico- profundizo en el pensamiento de Clara Janés (la décima mujer que ocupará uno de los sillones de la Real Academia de la Lengua) quien entiende la poesía como un átomo terrenal-sensorial, científico-racional, místico-pasional. La escritora ama la contemplación del universo como una totalidad pero los hombres... ¡ay los hombres! ya no son capaces de entregarse a la contemplación, afirma el filósofo Boris Groys, formado en la Universidad de Leningrado en Lógica, Filosofía y Matemáticas.  



Del pensamiento del filósofo rescato una inquietante afirmación: la mirada contemporánea es más marxista que freudiana porque hay más interés en la economía que en el sexo.



Sobre los escollos de la duda, las dificultades terrenales, la enfermedad y pérdida de seres queridos y golpes de la fortuna, los grandes no cesan en la búsqueda de la verdad y es a partir del puzzle que componen que la civilización avanza. Quiero pensar que avanza.

Observen que ambos pensadores portan pelo cano porque alcanzar la orilla del conocimiento exige la dedicación de la vida entera. Entonces -me pregunto- ¿por qué el común de los mortales busca días de treinta horas y la vacua pretensión de manipular el tiempo -en verdad una utopía-? Si bien la radical utopía no consiste en pretender gestionar el tiempo, sino en el anhelo del éxito inmediato basado en rápidas acciones exentas de reflexión-contemplación que pudiera hacernos más sabios y -seguramente- más felices. 

Y en medio de este caos existencial encuentro honrosas excepciones entre los clientes con los que trabajo y otros que descubro en las páginas de economía: Manuel Torres, murciano y fundador del Grupo MTorres, con una plantilla de setecientos trabajadores y presencia en setenta países. Manuel Torres ha dedicado la vida entera a su negocio que hoy es una próspera realidad pero que a mediados de los setenta era el sueño de un loco, un loco que reflexionaba y hacía números sin pretender que los días tuvieran treinta horas ni alcanzar el olimpo en un sputnik. La concreción de los sueños lleva tiempo, aunque no sólo tiempo sino: persistencia (cuarenta años), flexibilidad (del sector del papel al aeronáutico), coraje (de la sede en Pamplona a la expansión a Seattle, Estados Unidos), contratación de talento (el 60% de la plantilla es universitaria y la media es de 40 años), sentido del humor, innovación permanente  (en 2015, Premio Nacional por su trayectoria innovadora) y estusiasmo que agradecen los trabajadores de la fábrica de Torres de Elotz (Navarra) que el propietario visita con frecuencia con la humildad que caracteriza a los grandes profesionales.


Los que saben de los negocios familiares son los fundadores quienes en un momento de su propia biología -pegada de una manera casi orgánica a la de la empresa- han de querer y saber pasar el testigo a la segunda generación, transición delicada en la que casi todos sufren: el fundador carcomido por los miedos y los herederos lastrados por el estilo que les precede. Casi nunca hay mala intención, ni consciencia de la primacía del ego, sino puro desconocimiento ¡que se puede solventar!

Con cariño preparo talleres -que impartiré en 2016- centrados en la transición de la primera a la segunda generación de empresas familiares y que he titulado: Las fuerzas del cambio y la permanencia en la empresa familiar + Competencias de liderazgo en la empresa familiar + Los equipos como ventaja competetitiva en la empresa familiar. Me siento ilusionada ante la posibilidad de aportar un grano de arena del Cantábrico a los empresarios de primera generación y a los herederos porque -como ha afirmado esta misma semana en el Palacio Euskalduna de Bilbao Edurne Pasaban-: "... más heroico que subir un ochomil es crear, liderar, hacer rentable y expandir una empresa familiar."


sábado, 24 de octubre de 2015

Llueve esperanza y sonrie el planeta


Las principales compañías del Ibex poseen una brutal liquidez: 1.500 millones de euros que no se traducen en creación de empleo. La abundancia de liquidez tampoco genera innovación, ni siquiera nuevas actividades, según Clayton Christensen (Harvard Business School).




Si la abundancia de cash no revierte en puestos de trabajo, ni en nuevos productos y servicios ¿qué interés tiene? 

El puro sentido común ofrece una respuesta poco satisfactoria: sirve al enriquecimiento de un 1% de las personas en detrimento del otro 99% y del planeta. Este enfoque empresarial me parece obsceno porque provoca efectos colaterales perversos que vengo nombrando como "sufrimiento innecesario" en las organizaciones productivas tales como: desmotivación, psicopatologías, fuga de talento y lo que conocemos como un "círculo vicioso" que se expande como la mancha de petróleo del Prestige en el Atlántico.




Salir del "círculo vicioso" exige un cambio empresarial que no se producirá sino inducido por una masa crítica de ciudadanos que -inspirados por un propósito trascendente- empujen las empresas en la dirección del bien común del que hablé ayer ante profesionales, empresarios, gerentes, emprendedores y curiosos ávidos de escuchar un anhelo que todos llevamos dentro: ¡es posible hacer las cosas de otro modo! ¡Pongámonos en marcha!




Propongo un cambio en el ámbito productivo, dirección botton-up (de abajo hacia arriba), apalancando en los equipos en la convicción de que juntos volaremos más alto y nos dejaremos menos pelos en la gatera. La sal y pimienta del cambio ha de ser el propósito trascendente de construir una sociedad mejor y para todos en la creencia de que en realidad las opciones son dos: destrucción o evolución de la humanidad.

Esta semana he trabajado con dos grupos de personas, en comunidades autónomas diferentes, con perfiles y entornos diversos. Sin embargo, el feedback recibido en ambos casos ha sido abrumador en el sentido de que los profesionales agradecen recibir un gramo de esperanza más que el yonki un gramo de cocaína. Los datos son básicos para realizar diagnósticos certeros. La reflexividad resulta necesaria para cuestionar el status quo. El coraje es imprescindible para abordar el cambio, pero el alma... ¡ay el alma! se alimenta de esperanza y es desde ahí que conviene que avancemos juntos hacia un nuevo modelo de relaciones que configure un nuevo modelo productivo, que derive a un nuevo modelo económico, que ponga al cliente en el centro del negocio, atempere las prisas del beneficio inmediato, amortigue los riesgos del capitalismo financiero, y termine con el "circulo vicioso" que está haciendo añicos a los profesionales en forma de patologías, absentismo y pérdida de esperanza. 

Todos estamos integrados en equipos de trabajo y es ahí donde la cooperación, la colaboración, la ayuda mutua, el altruismo recíproco, el dar y recibir, la empatía, la escucha de calidad, la suma de talento y la multiplicación del potencial desde la diferencia transforma los grupos en equipos prototipando la evolución de la especie en un ganar-ganar de todos los implicados: trabajadores, accionistas, stakeholders y el planeta. ¡Pongámonos manos a la obra! porque la sencilla y brutal verdad es que una masa crítica de ciudadanos tomando decisiones (conscientes y responsables) y actuando con un propósito trascendente (inclusivo y ético) sería lluvia para el reseco mundo. Pura esperanza ¿no les parece? 


  • Información colateral de interés: el ideólogo del Bien Común, Christian Felber, estará en San Sebastián (Palacio de Aiete) el día 17 de diciembre 2015 y pronunciará una conferencia en castellano. Entrada gratuita. Toda la información en los links adjuntos:  Economía del Bien Común + Donostia Kultura


sábado, 17 de octubre de 2015

Cambiar el Mundo ¿Es de Locos?


Estudio los entresijos de las empresas que han triunfado en busca de aprendizajes que se puedan aplicar a las organizaciones en las que trabajo. Entre otras, hoy leo la construcción-deconstrucción de Apple y su convulsa relación con Steve Jobs en cuyas declaraciones compruebo ¡que estoy loca!

No es algo que me desagrade, sobre todo al profundizar en el contexto en el que el magnate del sector informático formuló su diagnóstico de locura: anhelo de algunas personas de cambiar el mundo a mejor.

 

La frase aparece en la página 217 del libro publicado en septiembre 2015 titulado Liderar para el bien común, escrito por Javier García y Luis Huete, un consultor y docente con quien tuve el honor de coincidir en un congreso desarrollado en el Palacio de Miramar (San Sebastián) en el año 2013.

Además de la frase irreverente de Jobs, el volumen contiene mucho conocimiento y la sabiduría de quien interviene en las empresas y conoce su compleja realidad.

Dado que en los últimos años recibo algunos encargos formativos, me permito recordar la estadística: los humanos recordamos un 80% de lo que nos enseñan si además de ver, escuchar y leer algo nuevo ¡lo hacemos! así que planteo actividades que son una reflexión para la acción, una teoría (40%) para la práctica (60%), una provocación que busca una transformación y un enfoque co-co-co... ¡definitivamente colaborativo! que anhela el bien común, en palabras del profesor de IESE Business School.

Lo colaborativo no es sino la búsqueda del bien común
¡también en las empresas!


Leo este volumen al mismo tiempo que preparo un workshop para profesionales de un perfil emprendedor, creativo y gestor, tres pulsiones esenciales para triunfar en los negocios. Los emprendedores centrados en la acción; los creativos focalizados en idear nuevos productos y servicios y finalmente los gestores ocupándose de hacer todo ello viable y sostenible.

El libro me está gustando mucho: está acribillado de anotaciones en los márgenes y pasará a formar parte de la estantería vip del despacho donde acumulo los ensayos de especial interés para el mundo empresarial, sus líderes y equipos.


La perversión de la búsqueda del bien común
está acabando con nuestra civilización
  

Pero la magia no está en que me guste ni en que se trate de un gran libro, sino en que me ha permitido unir algunas piezas de un puzzle que trato de completar desde hace más de diez años.

Mi obsesión por los equipos (liderazgo compartido) responde a un enfoque horizontal y paritario de derechos, deberes, triunfos y fracasos y -sobre todo- responde a la búsqueda del bien común (Huete), del win-win (Covey), win for all (John Croft), del ego-system al eco-system (Otto Scharmer), la quinta disciplina (Peter Senge), la economía del bien común (Christian Felber) y del "amarás al prójimo como a ti mismo" en el que me educaron. La perversión de este simple precepto está acabando con nuestra civilización, produce infinito sufrimiento en las organizaciones y corrompe el potencial. Una de las claves que propongo para atajar este desastre es la creación de equipos de trabajo como prototipos colaborativos que cambien a mejor las empresas y la sociedad. ¡Poco importa que para algunos este anhelo sea un síntoma de locura!