viernes, 28 de julio de 2017

Gestión Pacífica de Conflictos = ¡Mediación!


En un mundo frívolo y volátil reconforta descubrir a profesionales que saben lo que dicen y lo cuentan con profundidad basada en formación y experiencia. Aún se agradece más si el experto transmite conocimiento complejo con un estilo ameno.

De la mano de Thelma Butts -en la fotografía- profundizo en el aprendizaje del oficio de mediadora en la resolución de conflictos desde un angular bonito y amplio. 

No soy la única persona interesada en contribuir a pacificar el reseco mundo que habitamos, toda vez que el número de asistentes ha triplicado el previsto inicialmente.




Dado que el mediador crea un espacio físico, emocional y psicológico seguro que facilita el hallazgo de soluciones a un conflicto de intereses, lo primero que Thelma ha pedido a los alumnos ha sido que nos colocásemos de una manera que propiciara la participación, la escucha y las preguntas de calidad. En síntesis, nos ha pedido que le acompañásemos en un viaje interactivo entorno a un oficio que vive con pasión. Más abajo (en la primera fotografía) vemos a los asistentes en filas mientras que en la segunda aparece el semi círculo que hemos diseñado en la sala   C4-17 del Palacio de Miramar, San Sebastián (Guipúzcoa).


Según la experta, "los espacios facilitan o dificultan el entendimiento de las personas y el hallazgo de soluciones creativas al conflicto". 


La mediación es la "vía pacífica" 
de resolución de conflictos


Para ser "mediador" emerge como una competencia relevante la capacidad de comunicar con excelencia lo que implica respeto extremo a las personas, no proyectar las propias ideas o intereses, una ética pulida, capacidad de reformular con precisión todo argumento que rebaje tensión y acerque posturas, y rapidez de comprensión de los verdaderos intereses subterráneos de todo conflicto. ¿Cuáles pueden ser los intereses? La necesidad de seguridad, pertenencia, de satisfacción, reconocimiento, autoestima... etc. Thelma Butts ha insistido tanto en la diferencia entre "posturas" e "intereses" que no olvidaremos la utilidad de profundizar en lo que verdaderamente está en juego en un conflicto y que no suele ser lo que parece... 



Fértiles conversaciones que despejan el futuro


De acuerdo con la Fundación Signum de Madrid, la tipología de los servicios de mediación corresponde en un 35% a conflictos familiares, un 26% a desavenencias civiles y un 21% a tensiones puramente laborales que vivo con frecuencia en mi oficio de entrenadora senior de líderes y equipos empresariales. Con las pinceladas de esta valiosa metodología espero aportar más y mejor en los casos en los que las partes en conflicto soliciten intermediación y -a partir de ahora- llevo conmigo algunos matices compartidos por Thelma Butts que -entre otras peculiaridades- vivió un tiempo con indios navajos. Me he quedado con ganas de profundizar en esa anécdota aunque... ¡quizá tenga oportunidad de hacerlo en la pausa del café!


miércoles, 26 de julio de 2017

Un jefe que no delega ¡es un antilíder!


La primera multinacional con la que trabajé fue del sector del automóvil y el encargo fue muy desafiante desde el comienzo. Los máximos directivos de la compañía vinieron a conocerme desde Clermont Ferrand (Francia) antes de adjudicarme el proyecto. Su idioma materno era el francés, el mío el castellano, y nos comunicábamos en inglés con la correspondiente desviación fonética. Cuando decidieron trabajar conmigo me facilitaron las "evaluaciones en el desempeño" de los seis altos ejecutivos a los que entrenaría. Ya antes de conocerlos era evidente su brillantez en currículum, trayectoria, experiencia y logros internacionales, lo que provocó una conversación con la directora de recursos humanos para clarificar qué demonios de competencias, habilidades, conocimientos o actitudes había que mejorar en esos "gladiadores". Fue entonces cuando me desvelaron que los directivos tenían dificultad de delegar. Aún suena con claridad en mi cerebro cómo pronunciaba aquella mujer a todas horas la palabra délégation en su francés original. 




Aquel encargo fue un éxito porque a lo largo de su carrera los directivos habían desarrollado una "musculatura fabulosa" de aprendizaje, flexibidad, trabajo, disciplina y lealtad que hizo fácil alcanzar el objetivo en el plazo estipulado.

Con posterioridad he trabajado la delegación como parte de un conjunto de competencias a desarrollar en propietarios de empresas familiares, directivos de start ups o multinacionales farmacéuticas, pero nunca siendo el eje del central del encargo. 

Cabe preguntarse ¿dónde radica la dificultad para delegar? Comparto con ustedes algunos casos que he trabajado y extraigo conclusiones desde la experiencia. Unai: no delega porque su trabajo anterior como subordinado le apasiona y -a un nivel inconsciente- lo añora, así que sigue realizando tareas que ya no le corresponden. Iker: no delega por temor a que le superen (le hagan sombra) y acabe por perder poder e influencia. Marta: no delega porque no se fía de nada, de nadie. Todos están "sepultados" en jornadas de doce horas y su negativa a delegar tiene efectos colaterales que no intuyen. ¿Qué consecuencias tiene negarse a delegar?  




Además de terminar agotados físicamente y mentalmente, los directivos sepultados en papeles, encargos, reuniones, llamadas y tareas pierden perspectiva del negocio, dejan de ser dueños de su agenda -y de aportar valor añadido-, no desarrollan a los subordinados y desmotivan a sus mejores profesionales.

Practicar la micro-gestión y no delegar es la antítesis del liderazgo entendido como una mirada amplia (perspectiva global) que previene amenazas y atisba oportunidades dentro y fuera de la empresa. Tenía razón la jefa de RRHH: un líder que no delega ¡bloquea el futuro de la empresa!  


domingo, 23 de julio de 2017

Etapa Profesional Azucena 4.0


El color del 2017 es el greenery, sombra verde amarilla que evoca los primeros días de la primavera. No es el color elegido para las paredes del nuevo despacho de San Sebastián, aunque pude verlo en el muestrario Pantone que trajo Lutxo, el pintor que renovó el espacio en menos de ocho horas.


La vida está hecha de color y en pocos días he vuelto a encontrarme con el muestrario Pantone buscando sintonizar la placa (que pondré en el exterior de la oficina) con el tono corporativo de mis tarjetas. Aunque lo han diseñado hace días -y lo he visto en pantalla- temo que el color que aparece en el ordenador no coincida con el original.

Pantone es un empresa creada en 1962 con sede central en Carlstadt, Nueva Jersey, Estados Unidos, creadora de un sistema de comunicación del color para las artes gráficas. Pero la verdadera historia pertenece a Robert Ridgway, un ornitólogo del  museo Smithsonian, que para distinguir el tono del plumaje de las aves que estudiaba comenzó a utilizar términos como "rojo sangre dragón", "orquídea radiante" o "gris pálido París". ¿De qué época hablamos? La prehistoria del Pantone se remonta al año 1912 y Ridgway ya había indexado 1.115 colores. 

El greenery va conmigo porque adoro la naturaleza y sin ella enfermaría. Según la directora ejecutiva de la firma Pantone, Leatrice Eiseman, el color del 2017 pretende "regenerar, refrescar y renovar", verbos que aluden al momento profesional que transito. El cambio de despacho me ha obligado a revisar treinta años de historia laboral y kilos de papeles. En uno de los cuadernos encontré una nota que decía: "... Ser libre es seleccionar qué entra en tu cerebro, y quién se lleva tu energía...". Me pareció valiosa y la colgué en redes sociales donde ha provocado algunos comentarios que leo asomada al balconcillo donde la higuera se muestra radicalmente greenery. 



La higuera, el primer árbol del Edén, 
asociado el conocimiento y la fortuna.

Buda alcanzó la iluminación
bajo la sombra de una higuera.



La higuera como símbolo ¿será una señal? Me quedo con regenerar, refrescar y renovar y me ilusiono con la etapa que comienza.

Comparto algunas fotografías del nuevo espacio al que aún hay que trasladar libros y objetos personales.






Mi espacio de trabajo en San Sebastián se encuentra en el número 6 de la calle General Echagüe, justo a trescientos pasos del Hotel María Cristina (los he contado esta mañana). 



El nuevo despacho está a cien pasos del mar y del mercado de La Brecha donde las aldeanas venden los productos de la huerta.


Finalmente, quienes se animen a trabajar conmigo caminarán por la Alameda del Boulevard y pasarán delante de Casa Nicolasa, una institución en la historia de la capital guipuzcoana.


Conservo el teléfono de siempre: 943 420879 tras haber luchado por la "portabilidad" como si la vida me fuera en ello. Si se acercan a San Sebastián ¡no dejen de visitarme!


miércoles, 19 de julio de 2017

Historia de una locura social ¡y rentable!



Cuido mi trabajo. Aunque... este verano organizo mis jornadas al compás de las mareas. Con bajamar me escapo a la playa de mi barrio (Ondarreta, San Sebastián) porque se ve con mayor claridad el fondo marino del Cantábrico y descubro peces de formas y colores increíbles. Pautar la agenda laboral teniendo en cuenta las mareas me parece frívolo algunas veces y otras... sencillamente ¡estupendo!




Este es todo el equipamiento que necesito para disfrutar de un verano impresionante: unas gafas con tubo que me regaló mi hija en 2014. Tengo aletas que no uso uso porque me gusta sentir la libertad del pie en contacto con las rocas -aunque a veces se comportan de una manera arisca- en su territorio de silencio que aprendo a conocer y amar.

En la etapa estival gozo de más tiempo para la lectura y este año me he propuesto no comprar ningún ejemplar nuevo, sino releer los mejores de mi biblioteca recién ordenada tras el cambio de despacho. Entre los libros que aprecio hay un volumen de doscientas ochenta páginas en papel couché que lleva conmigo desde que Edicionel Desnivel lo sacó al mercado español (2006). El libro recoge las memorias, fotografías y reflexiones de Yvon Chouinard, legendario escalador del Yosemite, defensor del medio ambiente, fundador y propietario de uno de los negocios más innovadores del planetaPatagonia, Inc. -empresa especializada en material deportivo con más de mil empleados, en 2016-.

Cada vez que tengo un "ataquito de culpabilidad" (por abandonar el despacho e irme a bucear) leo algún capitulo de este libro en el que los directivos suspendían una reunión del comité para irse a surfear y la retomaban cuando el mar estaba plano. El título del volumen escrito por Chouinard no puede ser más explícito: Que mi gente vaya a hacer surf.




El libro es apasionante por la frescura con la que narra la creación de una pequeña empresa que el fundador supo hacer crecer sin perder de vista la conexión con la naturaleza, la libertad ¡y el gozo de coger olas! 

La historia de Patagonia muestra que es posible aunar rentabilidad económica, calidad de producto, innovación, bienestar de las personas, expansión y crecimiento. Todo empresario, gerente, emprendedor, soñador, idealista, directivo, activista, facilitador del cambio y persona inquieta disfrutará este verano alternando la lectura de este volumen con la inmersión en el Cantábrico o en cualquier otro mar del planeta. La única "pega" es que el libro pesa más de 800 gramos ¡un exceso para la mochila! 


lunes, 17 de julio de 2017

Mi jefe es más tóxico ¡que el amoniaco!


Las personas no se marchan de las empresas, sino que se alejan de sus jefes. Las mejores estadísticas internacionales reflejan que un 90% de los profesionales que abandonan una nómina lo hacen por dificultades con su jefe directo. 

Tomando el dato como hipótesis cierta, evolucionar de directivo a líder resulta no solo rentable para la cuenta de resultados sino para la retención de los mejores que (con frecuencia) son los que abandonan el barco llevándose su talento, saber hacer, experiencia, contactos y una buena dosis de autoestima en la búsqueda y hallazgo de nuevas oportunidades.



El 90% de los que dejan un empleo lo hacen
por mala relación con jefe directo.


Quienes estén interesados en descubrir las empresas con mejor reputación -aquellas en las que apetece trabajar- pueden investigar el Merco, Monitor Empresarial de Reputación Corporativa, con referencias a cien firmas de once países entre los que se encuentra España.

¿De qué depende la buena (o mala) relación con el jefe inmediato? No hemos de inventar el Mediterráneo porque la respuesta está recogida en numerosos manuales de management. Entre otros, aparece explicado en la página 42 del libro Quiero trabajar aquí escrito por Justo Villafañe y editado por Pearson. Aunque el volumen está en el mercado desde el año 2006 poco a cambiado desde entonces respecto a los indicadores que conviene cuidar para que los empleados quieran quedarse en la compañía, comprometerse con los resultados, e incluso innovar productos, servicios o relaciones con los stakeholders.

La buena relación con el jefe inmediato depende de la coherencia que muestre entre el pienso-siento-digo y hago. Coherencia. También de la capacidad de transmitir confianza, de apoyar y motivar al equipo; de practicar la ética en sus comportamientos y de su capacidad de dialogar y escuchar. El buen jefe (aquel al que los demás otorgan el rango de líder) fomenta el trabajo en equipo, delega funciones para que todos se desarrollen y -finalmente- muestra una destacada capacidad organizativa.



Merco ofrece una lista de cien empresas apetecibles 
por sus condiciones y clima laboral.


Si tiene profesionales a su cargo le sugiero que dedique unos minutos a evaluar los comportamientos citados y a obtener sus propias conclusiones. Descubrirá si está (o no) propiciando la fuga de talento de su organización, comprobará si está contribuyendo (o no) a crear una empresa apetecible para los mejores empleados y -finalmente- quizá constate cierta vinculación entre clima laboral y resultados.

Las empresas del futuro ya están aquí y a la tradicional búsqueda de prosperidad añaden una buena dosis de ética (responsabilidad social corporativa) ya que aspiran a ser no solo un agente económico sino un fenómeno social.

En el último año he trabajado con tres profesionales sometidos a un intenso estrés emocional provocado (en gran parte) por jefes tóxicos -personas que no saben liderar- y a los que Iñaki Piñuel denomina "psicópatas" en su libro Liderazgo Zero. El fenómeno es conocido (y en muchos casos silenciado) y está siendo objeto de numerosas investigaciones, manuales y artículos que permiten identificar los comportamientos y ponerse a salvo de sus perversos efectos.


viernes, 14 de julio de 2017

No Miedo


Esta semana he trabajado con un técnico de rango alto del gobierno vasco. Nos conocemos hace años y tras haber seguido un proceso de entrenamiento en liderazgo (y obtenido los objetivos planteados) vuelve al despacho cuando considera que el desafío de mis preguntas -junto con su capacidad de análisis y reflexión- son más poderosos que una sola mirada.

En esta ocasión quería que le ayudase a diseñar una estrategia de precisión para el logro de un objetivo profesional de impacto en su carrera.

Nos costó poner fecha y hora para nuestro entrenamiento, dado que ambos viajamos con frecuencia y tenemos una ocupación total de agenda durante semanas, pero lo conseguimos a base de flexibilidad, persistencia y cariño asentados sobre una confianza sólida en que si él presiona es que realmente el momento es ¡ahora! y que si yo le digo que "no puedo" es que no hay una sola grieta por la que colarse en mis jornadas. Insisto en que finalmente ¡lo conseguimos!




Trabajamos duramente durante dos horas en las que fue tomando notas de los descubrimientos que iba capturando en el transcurso de la sesión de coaching. De alguna manera se fue relajando y -al mismo tiempo- animando al ver muchas luces al final de lo que percibía como un túnel. Supo identificar atajos, aliados y recursos que le hicieron sentir capaz de superar imponderables. Al final se llevó lo que quería: una estrategia de alta precisión para alcanzar en el menor tiempo y con el mínimo desgaste un objetivo ambicioso. Pero lo que apreciamos más de la jornada no fue eso -que cumplía las expectativas de ambos- sino la consciencia de tres aspectos que creo útiles para la mayoría de nosotros. ¿A qué me refiero?

Cuando el técnico de rango alto del gobierno vasco ya salía del despacho se volvió y me dijo: Sabes... Azucena... no voy a olvidar las tres alertas que han surgido durante la sesión. Aunque yo podía intuir a qué se refería -hemos trabajado mucho juntos-, le pedí que por favor verbalizara qué le resultaba tan valioso.

Lo primero: que no tenga miedo porque el miedo paraliza e impide pensar con precisión. Lo segundo: que mantenga una alerta sobre las emociones que me alejan de la objetividad y la estrategia. Lo tercero: que fría al pollito de la procastinación, es decir: que deje de postponer para mañana lo que pueda hacer hoy. Nos despedimos hasta septiembre deseándonos lo mejor.


lunes, 3 de julio de 2017

Reflexión ¡para la acción!


Algunos de mis mejores amigos son meditadores, así como ciertos mentores y un puñado de colegas de larga trayectoria. También conozco una pléyade de recién llegados al mindfulness que se afanan por empaquetar como novedad lo que Jon Kabat-Zinn desarrolló hace ¡cuatro décadas! en la Universidad de Massachusetts. 

Yo misma practico la "meditación en movimiento" desde hace tanto tiempo que me resulta difícil imaginar una época en la que la consciencia no estuviera tan presente como mi nariz.

Sin un "centramiento en el presente" es imposible la práctica de la escucha plena, competencia imprescindible en mi trabajo con personas en procesos de cambio y mejora. Así que sin una elección consciente por mi parte, la pasión por oriente precedió a mi oficio.

Reflexiono sobre este asunto tras una conversación telefónica San Sebastián-Londres en la que mi hija me pregunta por la fotografía que le he enviado en la que se ve al pequeño buda instalado sobre la mesa del nuevo despacho. (*)


  

El pequeño buda es ornamental aunque... ofrece su sonrisa a quien quiera recogerla como parte de un tiempo dedicado a la "reflexión para la acción" en el nuevo espacio que acogererá historias de transformación de proyectos en realidades, limitación en potencial, inseguridad en confianza y miedo en coraje.

Este será mi tercer despacho en la capital guipuzcoana, e intuyo que el cambio espacial vendrá acompañado de otros desafíos que desconozco y espero (con hormigueo en el estómago) sabiendo que las cosas fluyen ¡si les dejas! como mucha más sabiduría que si te impones.

De momento permanezco a la escucha, atenta a lo que emerge, y cuando el cauce muestre su rumbo me pondré a su servicio diligente y amorosamente porque como me dijo hace quince días un aprendiz de coach al que entreno "este es un oficio que precisa conocimiento, competencias, experiencia y sobre todo ¡empatía!".



(*) Dirección del nuevo despacho: General Echagüe, 6 bajo, Dpto 3. 20003, San Sebastián, a un minuto del Palacio de Congresos Kursaal, del Hotel María Cristina y del Teatro Victoria Eugenia.