miércoles, 31 de diciembre de 2014

La arrogancia traiciona a los directivos


¿Que razones hay para que un profesional exitoso contrate los servicios de un coach especializado en directivos / empresa / estrategia? 

La primera razón es ¡la supervivencia! es decir, mantenerse como profesional exitoso ya que según la Harvard Business Review dos de cada cinco directivos son cesados antes de cumplir dos años en el cargo y la tendencia se acelera si la empresa se encuentra en la lista Fortune. 

Ser fulminados habiendo ocupado el cargo año y medio poco tiene que ver con deficiencias técnicas, formativas, conocimientos o experiencia, sino con cuestiones como la arrogancia, el ego, la carencia de inteligencia emocional o la torpe comunicación que se trabajan con un coach obteniendo excelentes resultados.


Los profesionales de alto potencial son fulminados
por su arrogancia, ego y ausencia de inteligencia emocional 






Pero la supervivencia de los directivos en sus puestos no es la única ni la principal razón por la que las empresas contratan coaches senior para sus líderes destacados. 

La causa hay que buscarla en la creciente presión y exigencia de un mercado cada vez más competitivo, rápido, complejo, resbaladizo, confuso e incierto. En este contexto, a las dificultades inherentes a los resultados, el profesional en cargo de responsabilidad padece una soledad salvaje ya que jamás puede mostrar -ante superiores, pares, ni inferiores- el menor atisbo de miedo, duda o vulnerabilidad, lo que con frecuencia conduce a la ansiedad y el estrés. 

Siendo jefe... ¿En quién confiar? Y sobre todo: ¿Quien ofrecerá al directivo un honesto feedback que le permita descubrir sus puntos ciegos... ¿Quién le dirá la incómoda verdad que todos callan?  

Los mejores líderes se caracterizan por su coraje, búsqueda de mejora continua y pasión por aprender no sólo conocimientos, métodos o técnicas, sino comportamientos que les lleven a la excelencia.

En cuanto a los temas que centran los entrenamientos, coincido con Ray B.Williams quien apunta como ejes: la gestión de la ambigüedad y la paradoja; la comunicación eficaz; el narcisismo en contraposición a la humildad, la delegación, el gap entre la auto-percepción y la percepción de los demás; el equilibrio entre la vida personal y profesional, la armonía entre las emociones y la racionalidad así como ciertas cuestiones éticas, por ejemplo: El fin... ¿justifica los medios? En su artículo para Psychology Today Ray B. Williams concluye: ¡Sea inteligente, contrate un coach! A lo que yo añadiría: un coach ético y experimentado.  


Foto Asier Gallastegi. 

sábado, 27 de diciembre de 2014

Una Ética Mundial


Las cosas no son lo que parecen y la primera ilustración no es una postal ni una fotografía obtenida de los infinitos fondos de imágenes de Google ni ha sido tomada a última hora de la tarde sino un poco después de las doce del mediodía. Además las figuras que aparecen a la izquierda de la imagen no son moñigotes sino parte de mi familia que está en Tromso, al norte del norte de Noruega, Círculo Polar Ártico.




Casi nunca las cosas son lo que parecen y me pregunto ¿qué nos hace pensar que ser y parecer constituyan dos caras de una sola moneda? Imaginación pura. Delirante ensoñación. Despiste existencial basado en el anhelo de que las personas, situaciones y paisajes se muestren en radical desnudez. Pero no lo hacen. No lo hacen. No.

Y aún cuando exista engaño, maldad o tergiversación intencional me pregunto si no conviene templar el sable y modular la velocidad con la que alcanzamos conclusiones sobre las personas y las cosas que nos rodean. ¿Qué culpa tiene Tromsó de que -desde la perspectiva española- pensemos que la fotografía ha sido tomada a las siete-ocho de la tarde? Ninguna. ¿Hay engaño? no ¿Hay una oculta intencionalidad? no. ¿Hay manipulación de la cámara? no. Sencillamente hay desconocimiento de un contexto distinto al nuestro. Y a más lejanía acaso más ignorancia y a más ignorancia acaso menos aceptación de la diferencia. 




La aurola boreal se produce sobre el cielo de Tromso con frecuencia si me dejo guiar por los registros familiares porque ya han vivido varias "sacudidas emocionales" del cielo sobre la tierra en apenas unas semanas. ¡Otro fenómeno lejano, desconocido y distinto que -sin embargo- no levanta sospecha ni rechazo!

La aceptación de la diferencia es una de las claves del libro Reivindicación de una ética mundial, del teólogo escritor suizo Hans Küng, un poderoso volumen de doscientas treinta y cinco páginas de profundidad entorno a la Declaración de Ética Mundial del II Parlamento de las Religiones del Mundo, redactada en Chicago en el año 1993. Diferentes autores, religiones, contextos, estilos, lenguas y tonos de piel presentan un enfoque convergente al que denominan "ética mundial" que recomiendan integrar en cualquier práctica profesional porque -afirma el libro y comparto- "vivimos en un mundo que agoniza" al que suelo referirme como "el reseco mundo".

Y las cosas no son lo que parecen y el libro de Hans Küng no es para religiosos sino para laicos comprometidos con que el ser y el parecer se reconozcan mutuamente en un ejercicio de transparencia y honestidad que salve a la humanidad de la humanidad.

Todo el libro es recomendable -como  guía evolutiva en la construcción de interdependencia y colaboración entre personas dispuestas a vivir desde una ética mundial- pero el texto del músico Yehudi Menuhin titulado Mi oración conmueve hasta las estrellas de Tromso en una noche de aurora boreal.




Han pasado veintiún años desde que se firmase en Chicago la Declaración de Ética Mundial ¡demos vida en nuestra vida a una ética que integre las diferencias al profundizar en la médula de las personas, lugares y situaciones! Comprobaremos que alcanzada la verdad todos latimos al unísono en el corazón de la tierra, nuestro planeta ¡que agoniza! y aún taaan bello.


Texto completo de Yehudi Menuhin pinchando  aquí.
Fotos: Julien Botella

miércoles, 24 de diciembre de 2014

La Navidad del mendigo de mi barrio


Me pregunto dónde han estado los afectos. Los afectos que siento por las personas y la naturaleza, diríase por la belleza en su forma más vivaz. ¿Dónde han estado los afectos en los años que preceden a este que se escapa como el suspiro de un bebé?




Son las siete de la tarde y el termómetro de La Concha devora con saña el mercurio al ritmo de dos grados por hora: a las diez de la noche marcará tres grados y la escarcha cubrirá las bicicletas del aparcamiento de las termas (La Perla).

El termómetro devora el mercurio con la avidez que los glotones comen mazapán en el preludio navideño mientras algunos mendigos permanecen diez horas bajo el túnel de mi barrio para recaudar lo que cuesta un café en la bahía: un euro y treinta céntimos. Pero hay muchas clases de dureza existencial: Aitor, mi camarero favorito del Narru, hace turno en solitario y tiene -ahora mismo- unos cuarenta comensales pidiendo tomate preparado, copas de cava y gin tonic. Dado que soy una clienta habitual me abraza cuando salgo del establecimiento deseándome ¡felices fiestas! A pesar de ser joven -y habitualmente muy alegre- hoy le encuentro diezmado ¡espero que haya traído la moto (en lugar de la bicicleta) para volver a casa! 

Al mediodía he sacado tiempo de la manga del abrigo para recoger piñas y bolitas rojas en el bosque más cercano. No es acebo -que está prohibido-, sino lo que los niños llaman "comida de culebra" y queda aparente como adorno junto a otras pequeñeces que guardo en una caja de cartón. Disfruto mucho poniendo imaginación a la austeridad: cero gasto económico y solo un poco de maña y tiempo. ¡Me divierte!

Finalmente mi vecina me ha regalado muérdago que he colgado de la puerta de entrada porque dice trae suerte y porque los druidas acostumbraban a rezar bajo los árboles en los que hubiera muérdago, como las encinas... Bueno pues lo dicho: me pregunto dónde han estado mi vulnerabilidad extrema al dolor ajeno y mi sensibilidad en los años que preceden a este que se escapa... si alcanzo una respuestas la compartiré con ustedes antes de que la devore el más glotón de la cuadrilla o el voraz mercurio de La Concha. ¡Feliz Navidad!


domingo, 21 de diciembre de 2014

Hay Opciones Infinitas


La niebla se agarra a la tierra con la misma terquedad que ciertas ideas limitantes se enroscan al tejido neuronal de los humanos, mientras el silencio invade el bosque lleno de alimañas cuyos pequeños restos orgánicos dan indicios de la vida que se expande ¡a pesar del hombre y su desvarío!

Y -a un metro de mi brazo- un halcón resistente al frío, la niebla y el silencio alza el vuelo majestuoso y altivo como quien solo se alimenta de creencias expansivas, generadoras de vida y de color gris-verde-ocre. Gris madera de haya, verde orgánico de musgo y ocre alfombra de hojas y nutriente groumet de hongos alucinógenos que solo conocen las hadas, duendes y trasgos del lugar.


Ciertas ideas ¡nos limitan!  
Algunas creencias ¡nos expanden!




Es sabido que la percepción de felicidad-plenitud-autorrealización depende en un cuarenta por ciento de nuestra actitud ante la vida y avatares. La actitud por su parte depende de nuestras creencias: limitantes o expansivas...

Y treinta mil pasos después del hayedo explico que una idea limitante es una creencia que encorseta nuestras decisiones empequeñeciendo el infinito abanico de opciones a nuestra disposición.

Quince kilómetros (treinta mil pasos) después del hayedo emerge Cantonad -en el Valle de Mena, Burgos- donde se impone la brutal y también expansiva belleza de una de las reservas naturales de la biosfera.




Dicen que mi explicación no se entiende, así que retomo el hilo conversacional: una idea limitante es un anclaje neuronal instalado -como un programa de sofware- por la familia en la infancia, momento en el que aceptamos sus certezas como verdades casi absolutas, auténticos "mandatos" que se graban férreamente en la mente infantil: "Ganarás el pan con el sudor de tu frente" "Nadie se ha hecho rico trabajando" "Controla tus emociones o serás controlado por ellas y por otros" "Una mujer que no sabe cocinar, no es una mujer"...




Si en la edad adulta no revisamos las creencias limitantes somos como el reloj de la iglesia de Cantonad que permanece estático desde hace diez, veinte, treinta, cuarenta o más años... cuando dejó de actualizar su acompasado ritmo con el de la floración del hayedo, la reproducción del ganado, y las comuniones, bodas y bautizos de los lugareños. Tal vez cansado -y desde luego carente de consciencia- el reloj se abandonó a la inercia y soltó el esfuerzo preciso para seguir siendo util con su tic-tac expandiéndose por el Valle de Mena donde las opciones temporales e intemporales son conocidas por las hadas, duendes y trasgos del lugar. 


¿Qué ideas conviene revisar
porque limitan mi desarrollo personal / profesional?


Cerca de Nochevieja 2014, en los aledaños de un suspiro que se escapa para no volver, propongo la revisión de todas aquellas ideas, creencias o "mandatos" limitantes, propios o ajenos porque las opciones son infinitas y ¡podemos abrir nuestras alas como el halcón que alzó el vuelo majestuoso y altivo a un metro de mi brazo!



miércoles, 17 de diciembre de 2014

El sueño de ¡un empleo! El logro de Aitor


La inspiración casi siempre me pilla trabajando. Y trabajando me encuentra Irina Kouberskaya -la actriz que convirtió un taller de ferretería de Madrid en el Teatro Tribueñe (la tribu de la eñe)- quien dice que los humanos "nadamos en el aire". Esta bellísima mujer de ojos azules y contundente lucidez visualiza los árboles del Jardín de los Cerezos de Chéjov como remos viejos y a las personas flotando...

Ayer trabajé doce horas y exhausta me acosté a las diez de la noche en una cama mullida que comparto con Pancete -el peluche que conocen-. Como no puse el reloj me he despertado once horas después descansada y feliz como una lombriz en un huerto bío. Después he abierto el ventanal que da al Cantábrico donde el viento y el mar rugían como bestias hambrientas, pero a mi me ha dado por reir a la mañana  porque con el vendaval las personas parecían realmente nadar en el aire.



Al mediodía he descubierto a Willi Dorner, un artista austriaco que se ha especializado en amontonar cuerpos en espacios urbanos a modo de esculturas vivientes lo que me provoca alguna inquietud. Por ejemplo: ¿las urbes han de ser diseñadas pensando en adecuarse y servir a las personas? o ¿hemos de amoldar nuestra fisionomía al rudo cemento? Aunque no es solo eso, mi cerebro -que casi siempre está trabajando- conecta con las ciudades dormitorio donde las personas se apilan como sacos de grano en un silo castellano. La acumulación de cuerpos vivos se asemeja al transporte ferroviario de reses en el oeste americano, o incluso al metro de Madrid -que he usado hace poco- y donde conseguí salvar los botones de mi abrigo poniéndome de espaldas contra la mismísima pared del vagón en la transitada zona de Plaza de España. 




El caso es que esta tarde termina un taller titulado Del Sueño a la Realidad ¡la alquimia del Coaching! donde he venido disfrutando y compartiendo vida, conocimientos y experiencias -desde el pasado mes de octubre 2014- en el Palacio de Aiete de San Sebastián (Guipúzcoa). 

En uno de las últimos encuentros sugerí a los alumnos un debate entorno al concepto de la "buena suerte" con el pretexto del libro homónimo escrito por Alex Rovira y Fernando Trias de Bes. ¿Existe la suerte? y ¿la "buena suerte"?





De manera sintética presento algunas de las conclusiones que alcanzamos en el aula cuatro del Palacio de Aiete. Conclusiones. Sintéticas. ¡Ahí van! por si inspiran y provocan una risa a la mañana del mañana mientras nadamos en el aire:


 La suerte ¿se gana? ¿se pierde?
¿Se compra? ¿Se vende?
Se aprende ¿Se enseña?
La suerte ¿se entrena  o es puro azar?



Y en estas y al cierre del post y del taller Aitor Cester -uno de los participantes en el curso- me comunica que acaba de lograr su sueño de tener un trabajo ¡que se ha hecho realidad! que acaban de contratarle. Le felicito y después -como tantas veces- tengo que escuchar que hago magia... cuando la magia es su persistencia, la fuerza de su tesón, la alegría que despliega, su enfoque positivo de la vida y su incondicional apertura al aprendizaje. Aitor y yo nos veremos por el Parque Tecnológico de Miramón donde él trabajará a partir del 7 de enero 2015 y donde yo acudo algunos jueves a entrenar a directivos en Adegi en ávida busqueda de magia para transformar la realidad empresarial.


  • El curso de autor se repetirá en 2015. Toda la información aparecerá en Donostia Kultura y la matrícula se abrirá en la primera quincena de septiembre de 2015. 

sábado, 13 de diciembre de 2014

Un Panel y una Revolución Organizacional


La suspensión voluntaria de la incredulidad permite vivir experiencias emocionantes en el contexto industrial al descubrir de vez en cuando un poco de esperanza, lo que se produce con la la misma frecuencia que el hallazgo de uranio -un gramo por tonelada extraída de la tierra-.

Mi fascinación se ha disparado al descubrir la fuerza de un equipo que ha sabido hacer de la complejidad virtud, de la suma de habilidades la multiplicación de resultados y de la coordinación entre diferentes profesionales la esencia de la productividad. 

Además, los hombres y mujeres de Indar practican a diario tanto el diálogo transparente como la solidaridad de quien se pone el buzo fuera de turno para ayudar al compañero ¡hoy por ti, mañana por mi! 

Con estas actividades alcanzan niveles de eficacia y eficiencia que no sueñan los manuales de empresa  de las más prestigiosas universidades y -aunque los aciertos son varios- la magia radica en cada profesional -de cualquier rango y especialidad- que conoce la totalidad del proceso productivo y su estado en tiempo real (flujo) desde la entrada de un material en planta hasta la entrega del producto al cliente. ¿Cómo lo hacen? Vayamos por partes.


Cuando el todo (equipo)
es mayor que la suma de las partes (profesionales)




Son todos los que están (en la fotografía) pero no están todos los que son, y lamento la fragilidad de mi memoria que tan solo recuerda algunos nombres: Andoni, Kopi, Mikel, José Martín... parte del equipo de Energy de la unidad de negocio CIM de la que oí hablar por primera vez a Ibon Zarrabeitia en la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao.

Situadas en a comarca del Gohierri -término municipal de Beasain, camino de Santiago a su paso por Guipúzcoa, una pequeña población a cuarenta kilómetros de San Sebastián- las fábricas de Indar exploran revolucionarios sistemas de trabajo con la sencillez y ausencia de pretensiones de quien desconoce que está haciendo historia en la manera de relacionarse, alcanzar objetivos compartidos, organizar la actividad cotidiana y agilizar la coordinación inter-departamental. En definitiva, cambios botton-up (abajo arriba) de enorme envergadura.


Como no sabían que era imposible
¡lo hicieron!



El panel que aparece abajo convenientemente escorado para evitar la indiscreción de los parámetros reales de la semana productiva 49 de Indar Energy recoge en algo más de tres metros de longitud la totalidad de los datos que permiten conocer el flujo del trabajo (bobinaje, montaje...). Además se renueva a diario y se comparte a primera hora de la mañana durante doce-quince minutos momento en el que se corta el pasillo porque la reunión ¡es importante! ya que se toman de decisiones y reparte el trabajo de la jornada. El panel del lunes 15 de diciembre de 2014 refleja un hito: por primera vez aparece en el círculo amarillo un 91% lo que significa que el equipo ha alcanzado el objetivo planificado justo en ese porcentaje.

Dado que la unidad de negocio Indar-Energy nunca renuncia a un objetivo estratégico, los equipos lo persiguen una y otra vez con olfato de sabueso redoblando los esfuerzos y el apoyo mutuo.




El revolucionario sistema de organización productiva que pivota sobre el panel permite que "todos vean lo mismo porque a todos se les mide igual". Además termina de manera radical con la excusas, propicia que se visualice en todo momento dónde hay un cuello de botella o poca actividad, así como los materiales críticos que faltan, los procesos nucleares, cuánto cuesta una máquina cuya fabricación se retrasa o la repercusión de que uno no haga su parte paralizando la del compañero...   El panel reflejado en la fotografía es el 3.0 desde que se creara en mayo el primer modelo e incluye al equipo Motors. Sin duda seguirán mejorando versiones desde la practicidad, la precisión en los indicadores y el ojo atento a los temas de calidad... Próximo reto: el panel de la planta "de arriba": oficinas, administración, diseño constructivo... Estaremos atentos a la evolución de los cambios top-botton (arriba-abajo)... y -sobre todo- a la sincronía entre ambos paneles. ¡Fascinante desafío!


miércoles, 10 de diciembre de 2014

¿Y en 2015?


El mar está sereno aunque el cielo está amenazante. O quizá el mar está sereno porque el cielo amenaza como una muestra del principio de acción y reacción que tanto me disgusta por primitivo y simplón.

El mar está sereno y a las ocho de la mañana -como todos los días laborales- Pedro está sentado frente al periódico y al café con leche que toma con parsimonia de mendigo. Pero no es un mendigo, ni practica el mecanismo simple de acción y reacción. Pedro viste oscuro y sobrio como un monje, calza como un montañero y lleva el pelo tan corto como un militar. Además es uno de mis mentores porque sabe mucho de la vida y los negocios como propietario de una de las clínicas dentales más prestigiosas de San Sebastián (diez personas trabajando en dos turnos de lunes a viernes en Miraconcha) frente a la bahía, donde el cielo amenaza a quien se deje. No es el caso de Pedro, que se mueve con la precisión de un samurai: centrado, fuerte, enraizado, sereno, suelto ¡resuelto! 

Hoy me ha dedicado unos... ¡nueve minutos! Digamos que seis en silenciosa escucha de monje-samurai y tres para formular dos preguntas: 


¿Qué tal los números del año, cómo te ha ido, Azucena? 
y ¿Qué quieres hacer en el 2015?




Los números responden a los objetivos que tracé a finales de 2013, quizá porque fui poco ambiciosa, acaso porque me pudo la fiebre de realismo que padecen la mayoría de los empresarios con los que trabajo, o por aquello de que "me conformo con un dedal" que espetó mi hermana hace más de cuarenta años. El caso es que yo estoy bien y los números también, gracias. Digamos que un siete por ciento por encima del 2013 que fue un año digno.

La segunda pregunta -¿qué quiero hacer en el 2015?- me resulta difícil de contestar: algunas ideas sensatas pululan en mi mente, algunas ideas locas se cansan de esperar, ciertas propuestas de terceros me tientan y no acaban de pasar la auditoría interna:  ¿son un atajo o un desvío? Atajo o desvío de mi vocación = lo que quiero hacer del resto de mi vida laboral. Bueno... en realidad ¡de mi vida! Punto. Pedro calla y escucha, observa y escudriña desde la profundidad oceánica de sus ojos grises. Hago una pausa, espero que me diga algo... silencio... treinta segundos, cuarenta segundos, terminamos los cafés, ha de irse (conozco bien sus disciplinados horarios de trabajo y retirada)... más silencio... más observación. Se pone la bufanda que le ha hecho su mujer, se abotona el abrigo y me dice: Azucena ¡este año sólo proyectos que te apasionen! Después se marcha sin esperar el efecto boomerang de sus palabras, mis dudas razonables y el miedo a no llenar el dedal solo con "proyectos apasionantes"... ¡Cielo santo! la propuesta lapidaria de Pedro incrementa mis zozobras... ¿o no?       


La fotografía es una creación de Asier Gallastegi.


domingo, 7 de diciembre de 2014

Entre el musgo emerge Otto Scharmer


Por segunda vez en cincuenta años he conseguido completar el crucigrama del periódico dominical. Un logro minimalista que ¡me hace sonreír!




Por primera vez en medio siglo me propongo construir mis propios adornos navideños con las cosas que ya tengo en casa, una actividad que me llena de ilusión. Recopilo tijeras, cuerdas, lazos y calabazas, así como palos, hojas y piñas recogidos ayer en el bosque que rodea el pantano de Añarbe (País Vasco, mi tierra).




Salgo a tomar café americano en El Tenis donde la música country atruena mis oídos. Como casi todos los días que estoy en San Sebastián paseo hasta el puntal del Peine del Viento y -aunque hace frío y llueve- disfruto del aire y del mar, manjares gratuitos que me llenan de ozono creativo antes de sentarme ante el ordenador para conectar conmigo misma, con ustedes y con el Todo, dimensiones que viajan conmigo y que resuenan en diversas frecuencias del futuro que ya está aquí.

Mike Walsh propugna que "las páginas web y los correos electrónicos están a punto de caducar". El consejero delegado del laboratorio de investigación Tomorrow aconseja a los profesionales cambiar la manera de pensar y hacerse preguntas que permitan modificar los patrones de comportamiento vinculados a la inercia-inconsciencia repetitiva de los hábitos. 






Hacerse preguntas y cambiar la perspectiva sobre la realidad, el presente, y los desafíos del mañana es ¡justo! mi trabajo como entrenadora senior de profesionales. Parece que mi vocación (respuesta del alma al servicio del Todo) me ha llevado al ejercicio de una actividad cuyo trazo -a través de las personas y los proyectos- camina del presente al futuro, un escenario en cuya construcción me siento comprometida. Y tiene gracia que justo ahora que estaba a punto de construirme una página web se augure que tienen sus días contados. Paradojas. Ocurre lo mismo con el folleto que Silvia y yo estamos terminando de diseñar: verá la luz en enero 2015, en un momento profesional en el que carezco de margen de maniobra para aceptar más encargos. Paradojas. Y en estas aparece el profesor Otto Scharmer con una propuesta que viene directamente del futuro que emerge como un regalo de los dioses paganos. Un planteamiento formativo del máximo nivel ¡y gratuito! que llega desde el MIT, Massachusetts, Institute of Technology, para profundizar durante seis semanas en la Teoría U de la que he escrito en varias ocasiones en este blog y que conocí gracias a Javier Ruíz de Tecnalia.  Todos los detalles del curso pinchando aquí.

Este post resulta enloquecedor + El mundo bulle como un olla a presión + El calentamiento global es algo más que un fenómeno atmosférico: es velocidad ultrasónica y cambio trepidante.

El calentamiento global de las neuronas nos empuja a correr. Más que nunca tiene sentido pararse a pensar, a sentir, hacerse preguntas, abandonar inercias, escuchar respuestas y conectar con el alma y su eco de ozono, eco de musgo, eco de nudos, cuerdas y supercuerdas que trepan hasta el celeste. No estoy loca. No estoy loca salvo por descubrir filones de sabiduría al servicio del Todo.


viernes, 5 de diciembre de 2014

Caso de Éxito ¡El halcón empresarial!


Son diferentes:
La exclusividad del rojo frente a la commodity del verde.



He aprovechado un reciente viaje laboral para acercarme a la sede madrileña de una de mis empresas-cliente favorita donde impulso cambios desde el año 2009 habiendo sido testigo y aportado mi granito de arena a la construcción de un auténtico imperio empresarial.

El negocio está liderado por dos socios, si bien mi relación profesional me ha mantenido más cerca de uno de ellos a quien conocí cuando él cumplía los treinta años.

Transcurrido un lustro, la empresa ha pasado de contar con quince empleados a superar el centenar; y de ocupar dos sedes (Bilbao y Valladolid) a cinco despachos (al sumar Pamplona, Valencia y la llamada "cúpula" de Madrid, una fashion oficina de casi mil metros cuadrados situados en Plaza de España, el corazón de la capital). 



Son diferentes, y la pulsión emprendedora del 2009 se ha
transformado en pasión empresarial en 2014.



Mi empresa-cliente se ha especializado en enseñanza no reglada alcanzando los diez mil alumnos porque algunas cosas las hacen excepcionalmente bien. Por ejemplo, la colaboración con más de 800 empresas donde los estudiantes realizan prácticas que propician una recolocación de más del 62% del alumnado. El dato es tan increíble que cuando las responsables de la sede madrileña,  Leticia Pastor y Diana Arranz, me facilitaron el número les pedí que me dejasen ver las estadísticas para comprobar su veracidad... ¡Un 62% de recolocación en un país que supera el 25% de paro roza lo increíble! ¿No les parece?

El empresario al que entreno es un rotundo "caso de éxito" a sus treinta y cinco años y es también un profesional fuerte, ágil, con avezado instinto para capturar ideas de negocio y tendencias de mercado. Es un halcón cuya rapidez en la ejecución de proyectos es tal que sólo se le puede comparar con esa ave que vuela a 230 kilómetros / hora mientras el resto de los mortales nos arrastramos como orugas...





A Zigor Maritxalar Goñi nadie le ha regalado nada, aunque tiene una familia fabulosa (que le apoya incondicionalmente), un puñado de amigos fieles, y unos trabajadores que se dejan la piel en la batalla de sacar adelante un proyectazo digno de ser contado en las escuelas de negocios a partir de un estilo de liderazgo comprometido e innovador. De hecho, su atracción hacia lo desconocido nos llevó el otro día a probar pescado crudo la noche que cenamos en el  restaurante Kabuki de Madrid. 




¡Gracias por la experiencia, Zigor!  y por extender tus alas de halcón tanto para proteger a otros como para volar alto desde la cúpula empresarial.  Como dice el refranero: ¡De Madrid al cielo... de otras ciudades, países y continentes!


domingo, 30 de noviembre de 2014

Naipes para la construcción del Futuro


Buscando naipes para construir con mayor precisión el futuro deseado, he pasado cuatro días en Madrid, la capital de España, donde permanezco. La niebla densa del aeropuerto de Barajas (T-4) oculta el sol de la mañana que encontraré -dentro de unas horas- en el aeropuerto de Fuenterrabia (San Sebastián), la misma pista que lanzó el pasado jueves el vuelo Iberia 8327 con destino a lo que yo soñaba como "gasolina para el motor del mañana"...




Los retazos de Madrid son reproducciones a escala de lo que acontece en cualquier otra gran ciudad del mundo. A las once de la noche de un jueves cualquiera las luces navideñas brillan lujosamente en la calle Serrano donde te colocan el abrigo y la bufanda al salir del Kabuki Wellington -una estrella Michelín, y donde la copa de champagne Ruinart alcanza los dieciséis euros-. Los retazos de la capital son escenificaciones de un mundo de abismos que a las ocho de la mañana de un viernes cualquiera te presenta en la calle Atocha a una mujer (apenas cubierta por un vestido y un viejo jersey) descalza sobre el pavimento bajo una lluvia terca e inmune al sufrimiento, igual que los transeúntes que pasan por allí. Y en estas alcanzo el metropolitano y -sobre la línea morada dirección Fuencarral- releo a Thomas Piketty que me inspira, acompaña y permite entender algunos mecanismos perversos del enfoque financiero de la existencia en el siglo XXI. Considera Piketty que el pasado está devorando el futuro entre otras consideraciones porque la tasa del rendimiento medio del capital supera la tasa de variación de la renta nacional. En una palabra y para mi madre (que me lee desde el Mediterráneo): la desigualdad aumenta en el planeta entre ricos y pobres, entre los inversores y los que vivimos tan solo de la ubre de nuestro trabajo. 

Me apeo en la parada del metro de Fuencarral. El edificio de la Fundación Telefónica muestra el esplendor de uno de los principales ex-monopolios españoles. El la planta tercera se despliega una exposición que profundiza en el proceso creativo y fondea en los cómos, los porqués y -sobre todo- los para qué crear negocios, recetas u obras de arte.  Auditando el Proceso Creativo es el título de la mágica exposición de Ferrán Adria y El Bulli desde su inicio hasta el cierre y su continuidad como un eco de relaciones y proyectos que se repican como las campanas de la iglesia de un pueblo castellano.






Me muevo entre la niebla de la T-4 a unos minutos de la llamada de embarque del vuelo Iberia 8316, puerta de acceso K 72 con destino al País Vasco. En la comisura de mis ojos asoma el pie descalzo de la mujer sobre el resbaladizo asfalto de un Madrid torrencial. En el lóbulo de mis orejas repica la campana de Ferrán Adria y la creatividad como un fondo de armario de todo lo que me interesa: la literatura, la naturaleza, el arte y -finalmente- la intervención en organizaciones, mi profesión-espada-armadura (externa) de mi vocación (interna), tema que me trajo a Madrid en busca de naipes para afinar en la construcción un futuro deseado (mejor) que ponga coto a la barbarie y al abismo de desigualdad y evite el dolor innecesario que asola las empresas.




Pero el happy end no se ha producido porque 40 profesionales -curtidos y senior vinculados directa o indirectamente al mundo de la consultoría- no hemos sido capaces de supeditar los intereses privados
(terrenales) a la urgente necesidad de crear una comuni-red líquida de mutuo apoyo, sostén e inspiración (trocito de cielo) a quienes impulsamos cambios intencionales en las empresas y su complejo entramado de luces y sombras.




Es por esta razón que me voy de Madrid con el sabor agridulce de lo que pudo ser y no fue, con más amor que nunca por mi vocación, con renovada certeza de la urgencia de construir un futuro con sentido y oportunidades correlativas al talento, la perseverancia y la chispeante magia de la creatividad, prima-hermana de la esperanza, ese aliento que nos empuja a creer para crear. Esta vez no ha sido posible... ¡quizá en otra ocasión! acaso con otros compañeros o entorno... En próximos post desgranaré el fabuloso despliegue de contenidos compartidos por los participantes y reunidos en Madrid por Eugenio Moliní. Continuará.

sábado, 22 de noviembre de 2014

La suspensión de la incredulidad: mi propuesta


La vida -que es viaje- intensifica su movimiento cuando te desplazas lejos de casa. Viajo  estos días por el otoño francés y descubro cien mil tonos de siena -que añoran ser atrapados en una rápida acuarela-. Conecto con pueblecitos de la campiña donde el ritmo aún es humano ¡casi divino! en su devenir. Por este espacio temporal transito en conexión con una naturaleza que aunque tiene un nombre, latitud y altitud, representa la pura abstracción de la belleza en cualquier lugar de la tierra. 




Con la mirada registro las imágenes que captura mi retina. Con los pies me enraizo en la tierra. Con las manos recojo hojas rojas para hacer un adorno artesanal... ¡pero no consigo vaciar mi cerebro urbanita! A pesar de que solo oigo el sonido de los pájaros, el agua, y -muy de vez en cuando- la voz de mi pareja, resuenan en mi cerebro las voces de quienes confían en mi compañía profesional para asumir cambios existenciales. Sus historias viajan conmigo allá donde esté como parte del entramado de mi propia vida en un cruce de caminos que semeja una tela de araña trazada con tiralíneas por dioses paganos.

En la terraza del botánico paramos a tomar un café negro con miel de un amigo apicultor. Descansamos junto a un pavo cuya realeza se muestra en su esplendor sobre un soportal de cristal. Cuando le enfoco con la cámara me mira y se queda coquetamente quieto.




Capturo otra forma de belleza que como el bosque es ajena a la creación de los humanos y recuerdo mi querido grupo de trabajo de los miércoles en cuyo último encuentro acariciamos el núcleo de los "soñadores despiertos"  /  "utópicos aterrizados":


Como no sabían que era imposible
¡Lo hicieron!


Habiendo terminado el café negro con miel de nuestro amigo apicultor, el pavo vuela desde el altillo a la terraza. La cámara solo captura el embrión del cambio: una mancha de intencionalidad, un tránsito de la quietud al movimiento, de lo conocido a lo desconocido, de lo confortable a lo incierto. 




Después conecto mentalmente con la escritora Isabel Franc -con quien estuve hace unos días conversando-. De sus mágicas frases me quedo con una:


Para crear
 hay que suspender voluntariamente
¡¡la incredulidad!!


Isabel firma que para escribir relatos de humor (en los que un pingüino camina de la mano de un ejecutivo trajeado por una ciudad europea) hay que ser capaz de volar desde el altillo de la incredulidad a la tierra de la credulidad, que te acoge con amorosa gratitud. Si miro hacia atrás en mi trayectoria constato que casi todo lo realizado se debe a la "suspensión voluntaria de la incredulidad" así que acaso toda creación comience con ese gesto interior y el resto... llegará por añadidura.

                                             

martes, 18 de noviembre de 2014

¡Habitar el Presente!


La oscuridad se ha instalado en la tarde. La marea sigue bajando. Las personas en sus casas. Los cines llenos de cincuentones y jubilados. Las terrazas vacías. Yo tengo un empacho de lectura, de cine y de placeres múltiples y simultáneos que no compensan mi añoranza de algunas personas a las que amo y están ¡terriblemente lejos! Hoy me siento ¡de cristal!

La cabeza sabe pero el corazón no atiende razones, y lejos es lejos y ausencia es ausencia y escuchar las voces en off de los seres queridos no es presencia on, y el abrazo de un texto de Email no es nada porque carece de olor y sabor.

Y en medio de este popurrí de emocionalidad inmotivada -salvo por la oscuridad de la tarde, la vacuidad de las calles y la lluvia que se une a la marea-, en medio de esta emocionalidad inmotivada pienso en Lot y en su historia (recogida en la Biblia y el Corán), una historia que usaré en la próxima conferencia en abierto (para todos los públicos) porque cada vez me produce mayor alergia la endogamia, la concentración de profesionales de cualquier sector apelotonados unos encima de otros sobre un metro cuadrado -mirándose el ombligo- como en un espectáculo circense. Vale... que no respiro... que no pongo puntos... que mezclo todo... que no se entiende... Vale.

  


El caso es que tengo un día de cristal y las noticias en las que buceo (prensa internacional, nacional, económica, política, social, tendencias, estadísticas, prospecciones...) no robustecen el ánimo sino que incitan al realismo poco mágico del incierto futuro hacia el avanzamos. Futuro. Esa es la historia de la que hablaré en la conferencia y por eso desarrollaré la metáfora de Lot que da mucho juego porque el sobrino de Abraham huía de la destrucción de Sodoma y Gomorra cuando su mujer, Edith, se convirtió en estatua de sal. Cabe preguntarse ¿cuál fue su delito? Los cristianos ortodoxos dirán que desobedeció el mandato de Dios de que -en su huida- no mirasen hacia atrás. Yo prefiero pensar que Edith se convirtió en estatua de sal porque no supo, no quiso o no pudo, dejar marchar el pasado con su canto de sirenas. 

Resultando cierto que el pasado hay que honrarlo de igual manera que hay que rendir homenaje a los ancestros, tenemos el derecho y el deber de construir un futuro para lo que necesitamos la totalidad de nuestro ser. La totalidad.

Observo con frecuencia que las primeras sesiones de entrenamiento con profesionales (de cualquier especialidad, rango, empresa o sector) se centran en traerles al PRESENTE. Sí, así de grande y de gritón: ¡al presente! para construir desde esta plataforma plena de potencial y ésta es -precisamente-una de las diferencias del entrenamiento con la psicoterapia: se centra en el presente y mira al futuro.

Honrado el pasado y sus actores ¡centremos la totalidad de nuestro ser en el presente! para construir un futuro intencional e integrador. La mariposa es una creación fotográfica de Asier Gallastegi.


viernes, 14 de noviembre de 2014

El Consejo de Administracion ¡Ni tocar!


A la mayoría de las personas no les importa el consejo... el consejo de administración de la empresa en la que  prestan sus servicios, hasta que un día la organización toma drásticas medidas que les afectan (despidos, expatriaciones, recortes salariales...) cuya transmisión recae en el gerente, el jefe de recursos humanos, ambos, o un tercero que textualmente "se come el marrón" que es como suelen expresarlo.

En ese preciso momento el común de los mortales mira hacia arriba: no hacia el bello firmamento, sino hacia la cúpula de la organización -que en verdad siempre estuvo allí- y donde se toman la mayoría de las decisiones empresariales sin conocer casi nunca el exacto nombre, apellido o estado civil de los afectados. ¡Afortunadamente! me dijo en una ocasión un gerente ante un panel que contenía las iniciales de 140 personas que iba a despedir. Corría el año 2008 en el sector de la construcción y prefería desconocer a quienes de sus encargados y jefes de obra dejaría en la calle superando la cincuentena y sabiendo -como sabía- que estaban abocados al cruel abismo de lo incierto.




Pero ¡claro! la orden venía de arriba, no del bello firmamento, sino del consejo de administración de una poderosa empresa familiar que se mostraba incapaz de trasferir la gestión del negocio o al menos de profesionalizarlo, por no hablar de la propiedad ¡eso ni tocar! como la dama de la imagen. 

Me asomo hoy a un informe de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sobre el funcionamiento de los consejos de administración españoles en el que se evidencian fallos de cierta magnitud que observo también en algunas de las empresas  en las que trabajo como consultora independiente. Los datos del informe no consuelan, pero acotan un malestar (y una impotencia) que yo venía atribuyendo a mi pasión por el cambio más que a contrastadas razones que ahora enumera el CNMV con cirujana precisión.

La mayoría de los consejos de administración son lentos en el diagnóstico; se obsesionan y ceban en los ejecutivos de la empresa pidiéndoles información al cuadrado; contratan asesores externos en la confianza de que lleven en el maletín la piedra filosofal; toman decisiones clave de espaldas a los directivos de la organización; hay luchas de poder entre las diferentes "facciones" del consejo; llenan los power point de cifras en un cóctel explosivo y sobresaturado; pierden el foco de lo realmente importante; no preparan los consejos, se reunen poco, se centran en el corto plazo y -finalmente- aplazan las decisiones estratégicas comprometiendo la propia viabilidad de la compañía. Una auténtica joya el retrato de Alberto Lavin, profesor de IE Business School, para el CNMV.

A pesar del apocalipsis reflejado en el informe, echo en falta lo peor. En mi opinión lo peor es el "pacto de silencio" sobre lo que se sabe, sobre lo que se piensa y siente... Todo eso que fluye como un río de verborrea por pasillos, restaurantes, cafeterías y aeropuertos que nunca, nunca, se pone sobre la ovalada y brillante mesa del consejo de administración.

El "pacto de silencio" de los consejeros de la casa, de los consejeros independientes, de los expertos, de los asesores y de todos los que teniendo datos los omiten -haciéndose pasar por el enanito mudo de Blancanieves- están siendo una auténtica plaga corrosiva en las organizaciones.




"Pacto de silencio" por miedo a discrepar, perder la silla o la influencia, también miedo a ser una voz en el desierto, a equivocarse... Miedo que conduce a callejones sin salida a la empresa y que desde el management contemporáneo tienen receta de eficacia contrastada: el feedback y la reflexividad, si bien es cierto que ambas prácticas son propias de personas y organizaciones maduras, es decir, dispuestas a escuchar la incomodidad, lo políticamente incorrecto, acaso la verdad con toda su belleza y aristas. Verdad sin la cual es imposible enmendar el pasado, consolidar el presente, y crear un futuro saneado y sostenible.

Feedback honesto, generoso, concreto, on time y basado en datos (no en percepciones y/o interpretaciones). Reflexividad o cuestionamiento permanente sobre cómo lo estamos haciendo y cómo podemos mejorar.

Los consejos de administración de las empresas necesitan profesionales con criterio, compromiso y coraje, CCC. Consejeros que -ejerciendo el feedback y la reflexividad- estén dispuestos a poner voz al silencio, a alertar de que vamos contra las rocas oyendo cantos de sirena; profesionales que estén dispuestos a jugársela por el bien de la compañía, de la totalidad, lejos -muy lejos- de los confortables sillones de por vida de los consejos de administración. Y en estas... me han propuesto ser consejera de una vigorosa empresa industrial vasca. Susto, tengo un cierto susto. Ya les contaré...


  

sábado, 8 de noviembre de 2014

La fuerza de los cambios abajo-arriba


Cada vez más lejos del instinto, de la intuición y de la presencia... Es lo que siento al sentarme a compartir con ustedes lo vivido hace apenas unas horas en un contexto hiper profesional, intelectual, directivo, marketiniano y selecto ¿selecto? sí, selecto.

No es que el evento no contase con todas las bendiciones, ni que el espacio, ponentes y power points no resultasen de calidad, sino ¡otra cosa! una oleada de inquietud casi física que fue invadiéndome durante la jornada en mi Bilbao natal donde las cosas se producen con mayor frecuencia e intensidad que en otros lares de la geografía vasca.

¿Instituciones? Casi todas: la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao, la Universidad de Mondragón (MU), Euskalit, la Universidad del País Vasco, Tknika, Matia Fundazioa, el Gobierno Vasco... hasta sesenta organizadores de la Semana Europea de la Calidad en su vigésima edición.




Se trataba de presentar un programa formativo de la MU, dirigido por la experta Lourdes Pozueta, entorno a sistemas de mejora continua Lean Six Sigma. en el abordaje empresarial de las personas (plantilla), los clientes, la innovación, la sociedad, la estrategia y los resultados. 

Se trataba también de mostrar algunos testimonios de profesionales que -tras haber realizado el curso- han aplicado lo aprendido en sus organizaciones: Fagor-Ederlan, Tubacex e Indar. Fue precisamente Ibon Zarrabeitia de Indar, junto con Lourdes Pozueta -Doctora en Matemáticas y directora del programa-, quienes sujetaron el interés de la veintena de asistentes al acto en la Cámara de Comercio Industria y Navegación de la capital vizcaína.




Si bien es cierto que en la empresa lo que no se mide no existe o dificulta concretar el avance o retroceso del producto, servicio, resultado y hasta beneficio, no lo es menos que no todo es algoritmo, no todo es proceso y cuantificación... 

Mientras asistía con expectación a que de un momento a otro emergiera de las ponencias un atisbo de "alma esperanzada" en el contexto empresarial, apenas pude capturarlo en algunos instantes de las intervenciones citadas: la de Lourdes Pozueta y la de Ibon Zarrabeitia con un testimonio de lo que puede hacer un montador que se desarrolla, hace preguntas, busca y halla respuestas, y las comparte con sus compañeros de equipo.

Mi reflexión es que acaso no sea fortuito, anecdótico o banal, que la viveza del testimonio de Ibon se produzca porque refleja un cambio de abajo hacia arriba (bottom-up) en la cadena de mando, integrando la totalidad de las capacidades, habilidades y propuestas de la plantilla. 

Cambios Bottom-Up + Preguntas Desafiantes + Respuestas Valientes + Compromiso + Implicar a la Totalidad + Energía =  Resultados, como vengo proponiendo con terquedad en la última década.


Preguntas valientes:
¿Tenemos un equipo?
¿Dónde se nos van las fuerzas?
¿Qué nos limita?




De la ponencia magistral de Lourdes Pozueta me quedo con varios conceptos. Entre otros, la causa-raíz que se encuentra al fondo de lo que no es evidente en las empresas para cuyo descubrimiento además de método hay que aplicar una "observación consciente". 

Coincido con Lourdes en la tremenda importancia de la "observación consciente" que trasciende los modelos mentales obsoletos o inadecuados, para lo que resulta útil conectarse a la "presencia plena" desde la que revisar tanto las evidencias como las causas-raíz (ocultas) cuyo abordaje exige inconformismo y valentía.


 ¿Cuál es mi modelo mental? 
¿Por qué este y no otro? 
Cuando triunfe...  ¿qué espero encontrar?

martes, 4 de noviembre de 2014

Tromso


ERASE UNA VEZ una ciudad llamada Tromso cuyo origen se remonta a un tiempo en el que los osos desconocían la existencia de los humanos. 

La ciudad estaba situada al norte del norte, un lugar en el que el hielo había cubierto la tierra antes de que los osos habitasen el país. En aquel lugar el silencio era tal que resultaba posible escuchar la caída de un copo -y seguir su trayectoria- si tenías la suerte de que la nieve aún estuviera blanda, blanda, blandaaa.




En Tromso la aurora boreal alentaba a los viajeros que buscaban sueños perdidos -algo imposible en cualquier otro lugar-. Fue en esa ciudad donde se escuchó por primera vez un solo de violín tan bello que conmovió al firmamento.






La violinista también provenía del norte del norte de su árbol genealógico, donde los sueños perdidos habían ganado la batalla a la esperanza. El caso es que la joven y la ciudad se unieron por un tiempo e incluso sellaron un pacto: la ciudad ofrecería a la muchacha su preciada montaña de sueños rescatados, y la violinista tocaría sobre la nieve cuando su alma estuviera tan contenta que las notas pudieran alcanzar la perfección y -por lo tanto- conmover a osos y estrellas que viven por allí.

Ocurrió que una noche de oscuridad boreal la joven salió de casa con su violín y -tras sonreír dulcemente para sí misma- comenzó a tocar el capricho polaco hasta que del fondo de la niebla emergió el viejo profesor, Wojt.

El músico polaco tomó asiento en la nieve con la normalidad de quien ocupa una butaca doméstica, cerró los ojos y permaneció callado haciendo -de vez en cuando- un leve movimiento de cabeza. Cuando la violinista se encontraba ya exhausta tras haber tocado diez, veinte, treinta veces el capricho polaco, Wojt se puso en pie y susurró a la joven: ¡mejor que yo, Tania... mejor que yo! mientras se internaba en la montaña de los sueños rescatados, sueños hallados, los esperanzados sueños sin los cuales resulta imposible sobrevivir.





Y COLORÍN COLORADO... este cuento escrito para mi taller con Virginia Imaz se ha terminado.